miércoles, 31 de agosto de 2011

Alegato por la enseñanza de las Humanidades.

Recientemente (junio de 2011), ha sido noticia en diversos medios de comunicación un Licenciado que ha ganado una sustancial suma de dinero por participar en un conocido concurso de preguntas, las cuales para ser respondidas requieren del concursante un conocimiento amplio y profundo en temas de Humanidades. Este joven está sin empleo, esperando en la lista de profesores interinos a que la Escuela Oficial de Idiomas le ofrezca una plaza vacante, teniendo un currículum muy bueno, dos Licenciaturas, una en Filología Germánica y otra en F. Románica y un futuro doctorado en Lingüística, siete años de estudios de piano…

Leyendo diversos comentarios de la gente acerca de su situación de estar en paro siendo un “sabelotodo”- término con el cual en muchos medios lo califican-, me he encontrado obviamente con diversidad de opiniones, que van desde las favorables de quienes le apoyan y admiran y no entienden su situación de desempleo, hasta quienes le critican. Dentro de las opiniones de los segundos, me interesa a los fines de mi escrito transcribir textualmente algunas procedentes de:

es.tv.yahoo.com/.../vctor-castro-un-sabelotodo-en-el-paro.html –

• Porque aparentemente nadie necesita pagar a alguien con dos licenciaturas en Filología Germánica y Románica y un doctorado en Lingüística. Si fueran cosas tan útiles, él solito se habría montado ya su empresa, dado que es tan listo, y no solo tendría trabajo, sino que estaría contratando a más gente. Lo triste de este país, no es que haya gente lista en paro, sino que hasta gente tan lista como este tío, a lo único que aspira, es a que "le salga una plaza" para poder meterse en la administración con un sueldo fijo. Solo queremos ser funcionarios y así nos va.

• Quizás necesita ser un poco más agresivo a la hora de luchar por lo que realmente quiere, o tomar riesgos grandes (que generalmente traen buenas recompensas) como mudarse de país. siendo ciudadano español no tiene que limitarse a vivir en España; puede conseguir empleo en un país donde se valore la capacidad intelectual como Inglaterra, por ejemplo. Pero definitivamente hay momentos en la vida en que tener paciencia no basta.

• Si será listo que sólo parece estar interesado en que le den un trabajillo, el que sea, en la Administración. Y con lo listo que es, ¿no ha pensado en montarse por su cuenta...?

• Vamos a ver... seamos realistas y objetivos, es normal que este señor esté en paro porque para el mercado laboral no sirve de nada tener 800 títulos de filología y chorradas semejantes. Las empresas saben que quienes sacan carreras raras son gente rara, y punto. Es lo que hay, si este señor se hubiera dedicado a estudiar cosas normales (arquitecto, ingeniero, veterinario, odontólogo) seguramente tendría trabajo y bueno, pero como en su día solo servía para encontrar plaza en una carrera que no la quiere nadie, pues ahí te quedas. Es lo que hay. Saber palabritas no da de comer.

• Esto es una pena, pero dicho esto este chico no es listo es inteligente. Con su capacidad intelectual y con un poco de empuje este tipo de personas se pueden comer el mundo pero no tienen los huevos de salir y comerse el mundo. Es todo cuestión de empuje. Yo tengo una carrera hablo dos idiomas y soy mediocre al lado de esta persona, pero el equilibrio entre mi inteligencia emocional y la intelectual está muy por encima de la de este chico. Cualquier trabajo que yo pueda hacer el seguramente lo pueda hacer cuatro veces mejor pero no tiene iniciativa, solo se le ocurre opositar, buscar trabajo no se le ocurre montar una empresa, ser distinto, especial, que es lo que realmente es él.

• O sea ¿que tiene 2 carreras y un doctorado a punto de sacarse no? Y claro sólo quiere trabajar de lo que ha estudiado, que tendrá muchas más salidas, pero parece ser que la fundamental será de profesor de idiomas. A ver si le sale una plaza al hombre..... Me recuerda a un episodio de los Simpson. Dice Barney: "en este país no hay trabajo para la gente preparada" ¿y qué estudios tiene usted? Cinco años de solfeo y 3 de ballet. Yo estudié empresariales y tardé menos de 6 meses en encontrar trabajo, pero claro, no soy un súper genio que con 35 años todavía está estudiando......

• Si, dos carreras pero que prácticamente no tienen ninguna salida y un doctorado que le va a servir para colgarlo de la pared. Si tiene filología germánica, ¿por qué no se va a Alemania a buscar trabajo? O si se quiere quedar aquí, yo por menos de la mitad de lo que ha ganado él monté mi propia empresa. Lo que hace falta para trabajar no son títulos, sino ganas.

• Es muy triste que este fenómeno no tenga trabajo. Pero tampoco parece que tenga una cualificación demasiado práctica. Creo que también tenemos un problema de formar a mucha gente en cosas para las que luego no tenemos puestos de trabajo. En España tenemos un montón de filólogos, físicos, licenciados en historia y en otras muchas cosas cuya única salida es dedicarte a la enseñanza. El problema es que no hay tantas plazas de profesor.

• No es lo mismo ser inteligente que ser listo, tuve la oportunidad de verlo en la mayoría de sus actuaciones, y pude captar que él es muy inteligente y también le hace mucha falta tener audacia, picardía, arrojo. A veces esto es lo que hace la academia te prepara para muchas cosas, pero te deja aislado de la vida real. Siempre he escuchado que el mundo es de los listos, y he observado que las más de las veces se cumple.

• Me da mucha rabia que gente tan cultivada esté en el paro, pero, aunque mi comentario escueza a muchos, también hay que saber elegir qué estudiar. Y una vez que has estudiado eso, saber buscar las pocas salidas que haya. Yo no soy ni de lejos tan letrada e inteligente, nunca me atrevería a ir a un concurso así porque haría el ridículo, pero en un momento dado me propuse sacarme una oposición, para la que también hay que estudiar mucho, y lo conseguí. Igual se lo podría plantear, como el resto de la gente, no esperar a pillar una buena suplencia.

• Yo creo que este genio le debe pedir asesoramiento a Belén Esteban que en España es la máxima exponente del éxito, siendo la más ignorante de toda Europa, pero es Lista. Es lo que le falta a él. Debería hacer un curso de Estrategias y Manipulación que en este momento de su vida y en este país tan mediocre como España es lo que toca. Pero lo más inteligente, es que con ese dinero que tiene en este momento se vaya a otro país, ya que dominando el idioma, y su inteligencia en un nuevo entorno que valore su sabiduría. Debe tener algún problema de personalidad, porque no tiene sentido lo que le pasa. Seguramente será el típico Apego a la Mamá o con un padre o Madre castradores y el pobre está lleno de Miedos, además de una baja autoestima. Le recomendaría un poco de Terapia en especial la Programación Neurolingüística (PNL) y que cambie su Programación y adquiera mayores recursos. Los Niveles Neurológicos que debe trabajar y cambiar son el Entorno (cambiar de país). Conductas (aumentar su autoestima) Creencias y Valores y finalmente su Identidad (Quien soy Yo). Si tiene suerte seguramente leer este mensaje-asesoramiento. Gracias"

• Desde cuando tener una o media docena de licenciaturas, supone que se está preparado para la lucha cotidiana en el mundo del trabajo. ES SUFICIENTE TENER UNA MEMORIA PRIVILEGIADA, para coleccionar licenciaturas y doctorados en letras en nuestras exigentes universidades. Si este hombre, estuviese medianamente preparado para la lucha, seguro que ya de estudiante, habría montado una pequeña empresa o hubiera compaginado estudios con trabajo. Todos a esperar la plaza, hacer la oposición, el empleo a dedo en un organismo público o el enchufe de por vida, QUE ARRIESGUEN OTROS, Nadie quiere montar negocios o crear pequeñas empresas, es dura la vida e incertidumbre del autónomo, Y el empresario pequeño o grande es el único en generar riqueza a la nación, TODOS A VIVIR DE UNA FORMA U OTRA DEL PAPA ESTADO. Al fin y al cabo, si te juegas tu dinero y tu vida haciéndote empresario, no dejas de ser un delincuente para los que viven del enchufe y los sindicados. Así nos va.

• Yo dejé la carrera porque trabajando ganaba dinero, me dedico al diseño. Tengo 33 años, una profesión, estoy casado, llevo casi 15 años cotizados, para la clase dominante eso es lo que les interesa, y nos hacen creer que eso es todo, pero hace unos años, hablando con mi padre, él me preguntó que tal estaba. Yo le contesté, que tenía trabajo, me iba bien con la novia, el coche que habíamos comprado iba bien, tonterías... Entonces mi padre me cortó con rostro serio y me dijo, HIJO, CUALQUIER COSA QUE HUBIESES HECHO TE HUBIESE IDO BIEN, TE PREGUNTÉ COMO ESTABAS TU. Desde entonces no hablo de tonterías con mi padre, y admiro mucho más a la gente como él.


El comentario general que estas opiniones me suscitan es que el conocimiento humanístico que este joven demuestra, el cual otrora era tanto académica como socialmente muy valorado, actualmente no lo es, o no lo es tanto, para un sector importante de la población. Esto tiene su corolario en un proceso que ha venido cobrando cada vez mayor relevancia, en el cual dicha modalidad de saber tiene cada vez menos presencia y/o importancia en los diferentes ciclos formativos y programas escolares (en la Educación Secundaria) y la formación en general de los estudiantes. Como consecuencia de ello, en términos generales se puede decir que en la Educación se está dando una tendencia a instrumentar cursos cada vez más específicos, “prácticos” y de poca duración (en España), ya que se entiende que la mayor especificidad, practicidad y el menor tiempo requerido para la obtención de la titulación correspondiente, es lo que el “mercado laboral” requiere y por lo tanto, lo que garantizaría a los jóvenes una rápida inserción laboral. De esta manera, parecería primar una conceptuación en la que se entiende que solamente lo pragmático y productivo según la opinión y directivas de “los mercados”, es lo que se requiere para logar un empleo.

Parecería que esta tendencia es apoyada por una gran parte de la sociedad de la cual las opiniones aquí citadas forman parte. No obstante, dicho enfoque “es considerado aún insuficiente ya que se reclama que la formación ha de ser aún más “práctica” de como se la viene programando en los últimos tiempos, más adaptada a la “realidad”, con más “salida” laboral, y se da a entender que precisamente el joven es cuestión no encuentra trabajo porque su formación no es adecuada a esa demanda.

Estas opiniones parecen legitimar una única opción posible: la adaptación de la formación de las personas a lo que parecen ser las “necesidades del mercado” lo cual implica la realización de “estudios prácticos”. Y en el caso de este joven, algunas opiniones hasta parecen culparle de no tener trabajo por no haber elegido prepararse en oficios o profesiones con salida laboral, así como “de ser inteligente pero no lo suficientemente listo” como para conseguir un empleo.
Muchas de las críticas a las que vengo haciendo referencia, hacen recaer además, sobre sí mismo toda la responsabilidad de la situación de desempleo,con lo cual se deja en la oscuridad la parte de responsabilidad social(aunque hay opiniones no citadas aquí que sí aluden a la misma, pero haciendo una proyección de toda la responsabilidad en la sociedad, lo cual constituye, según entiendo, una manera no equilibrada de plantearse el problema) y se proponen soluciones “individuales”( estudiar algo que realmente sea útil y demandado, irse a otro país, tener más ganas de trabajar que eso es lo que se necesita y no tanta academia) sin cuestionar lo social (la organización social y lo que de ella deriva) y por lo tanto sin visualizar ni pretender cambios en ese nivel.

Entiendo que en este planteamiento se dejan de lado, sin que ello incomode aparentemente a quienes así opinan, las connotaciones que el mismo tiene a nivel de subjetividad y de la libertad. De éstas es precisamente de las que me interesa ocuparme y reflexionar en este espacio.

Para empezar habría que tener en cuenta que el estudio de aquello que “los mercados” y/o “el mercado laboral” dice necesitar, no garantiza el estar empleado: hay muchos jóvenes que han seguido los dictados del mismo y aún así están sin empleo o con empleos temporales, mal pagos, o en otras condiciones de subempleo. Pero además habría que empezar a identificar a quienes se hace referencia (qué Organizaciones, instituciones) cuando se habla de “las necesidades del mercado” ya que “El Mercado” aparece subjetivado (él quiere, desea y dictamina lo que se necesita, lo que es válido o no) en detrimento precisamente del deseo y la subjetividad de los seres humanos. Tal vez se me podrá decir que ya todo el mundo sabe esto, y que tan solo se trata de “una manera de hablar” para que todos podamos entendernos. Pero precisamente las maneras de hablar determinan la realidad como ya lo decía por ejemplo Paulo Freire, quien justamente proponía, antes que nada, para la auto-liberación de los oprimidos (“La educación como práctica de la libertad”, “Psicología del oprimido”), un cuestionamiento y una toma de conciencia de las palabras que se usan para nombrar las cosas, como modo de comenzar a reflexionar sobre la realidad para cambiarla.

Así mismo, el hecho de que diversos agentes sociales sostenedores del “statu quo”, y entre ellos especialmente los medios de comunicación, aludan permanentemente a “las necesidades de los mercados”, a la inquietud de los mismos por el alza o baja de tal o cual índice y demás, es algo que marca una posición ideológica(no neutral ni objetiva como algunos pretenden), desde la cual se está reforzando-consciente y/o inconscientemente la omnipotencia y el saber absoluto del Dios Mercado; precisamente porque al no identificársele (no decirse qué instituciones constituyen el mismo) y repetir sin ton ni son “los Mercados esto y lo otro…” sin cuestionarse lo que en ello se está diciendo (las implicancias sociales, políticas y económicas o sea, la forma de entender todos estos aspectos de la vida humana), se lo naturaliza y por tanto neutraliza. Y ese efecto de naturalización y neutralización (“las cosas son así, los mercados lo dicen que es lo que hay que hacer” “los mercados quieren..,”, “es lo que hay”) opera en detrimento de la libertad y de la subjetividad, y la consecuencia inevitable y directa de ello, es la imposibilidad del sujeto de cuestionarse quien es, que desea y de posicionarse como gestor de su trabajo y su vida con libertad. El común de la gente no sabe lo que esa frase repetida mecánicamente significa ni si incide o no, ni como incide en caso de hacerlo en todo lo que realmente le afecta: la cotidianeidad de su bienestar, sea a nivel laboral, económico de salud, de educación, e incluso si lo atisba, lo vive como algo incuestionable, inamovible.

En segundo término, ese mercado es el que determina qué modelo de trabajador es supuestamente necesario, y establece que “hay que tener una cualificación práctica porque eso es lo que tiene salida, y eso es la vida real, en tanto que “la academia” parece dejar aislados a los sujetos que optan por ella.
En este punto cabe realizar dos cuestionamientos, el primero de ellos referido a si es ético y democrático moldear hasta tal extremo y mediante determinadas políticas económicas, determinados sistemas de premios o castigos a las personas, condicionándolas así a elegir sola o primordialmente una formación adecuada lo más posible a las “necesidades del Otro (mercado). Cuando digo “hasta tal extremo”, me refiero hasta el extremo de inocularles mensajes que lo lleven a la convicción de que lo único válido es lo que el Otro “Dios mercado” necesita y valora, lo cual implica como contraparte muchas veces confundirse respecto a sus propias necesidades (afectivas sobre todo)o negarlas en caso de que las pueda llegar a percibir mínimamente, o aún peor, a no ser capaz de reconocerlas, de identificarlas, por no tener permitida la cuota mínima imprescindible de libertad para poder pensar y pensarse a sí mismo.

Se me dirá seguramente que exagero y que todos tenemos garantizada esa cuota mínima de libertad en esta sociedad democrática. Sin embargo hay muchas pruebas que nos significan que ello no es del todo así: antes que nada las conductas adictivas (adicción a las compras o al consumo ya sea de comida, de drogas, de sexo, de personas, de objetos varios), los otros problemas de la llamada Salud mental (depresiones, suicidios, homicidios, autismo, TDH, etc.), fracaso escolar y también las llamadas enfermedades físicas que siempre son una respuesta determinada también por las condiciones sociales de vida además de las físicas y psicológicas.
Toda vez que un sujeto es obligado o acostumbrado a negar o reprimir en exceso sus necesidades afectivas, su deseo, paga con una pérdida de subjetividad y libertad, lo cual es una pérdida de sí mismo. Si la sociedad y la educación tienden fundamentalmente, como a mi manera de ver sucede, a hacer que las personas aprendan a priorizar las necesidades del Otro (Mercado, trabajo, padres, maestros) por sobre las propias, sin darles espacio, o dándoles solamente el mínimo espacio para su manifestación y para que sean tenidas en cuenta, se le está llevando a negarse a sí mismo, a alienarse.

Pero todo ser humano intentará salvar su yo en el permanente conflicto entre Eros y Thánatos en el cual el mismo se debate, siempre intentará inconsciente y conscientemente alguna defensa para poder llevarla a cabo. Ese intento de defensa dará lugar a la creación de síntomas (en el sentido psicoanalítico del término). Los mismos son ese intento de preservar la subjetividad.
Pero generalmente, el enfoque predominante, cuando no exclusivo que se realiza de los mismos (terapias o reeducación mediante técnicas conductuales o logopedia por ejemplo), no escucha, no lee lo que está sucediendo en términos del deseo de esa persona, ni operan aceptando la falta. Aceptarla es no pretender encausar y/o reeducar “lo que falla”, sino poder aceptar que para el yo que lucha por vivir de forma auténtica, no hay porque adaptarse a las necesidades del mercado si ello implica negar las propias, no hay porque estar atento y quieto ante enseñanzas que no interesan lo más mínimo o ante formas de abordaje que hacen que pierda el sentido de la vida, no hay que poder estarse quieto si se está pasando por ejemplo por una situación de duelo para el cual no se encuentran otras vías de tramitación, en el caso de niños o jóvenes, etc. Y tampoco hay (porque no se puede) porque estar siempre positivo y optimista, o saber controlar a la perfección todas nuestras conductas en todas las oportunidades, y menos cuando si escuchamos un poco a la persona, podemos llegar a la conclusión de que su depresión, su rabia, su actitud autocompasiva, impulsiva, adictiva, etc. es entendible (que no justificable) en el contexto en que ha surgido, entendible de cara a la supervivencia del su ser afectivo. La curación requerirá que primordialmente se escuche, esto es que se brinde la oportunidad de estar todo lo mal que se está, ya que esa actitud empática lleva en sí misma ya el germen del cambio y la cura, al que obviamente habrá que agregar otras herramientas de trabajo de lo psíquico para favorecer la misma.

Podrá decirse también que ese moldeamiento no es algo planificado totalmente, que no hay personas o instituciones responsables, que los Mercados son una especie de Golem de nuestra época, que una vez creado e insuflado de vida, se ha puesto en contra de la mayor parte de la humanidad para destruirla y al que, a diferencia del de la leyenda de Praga, no se lo puede matar. Solo cabe rendirse a sus imposiciones. ¿Pero realmente esto es así?
Y además, se pude pensar que cada cual es responsable de lo que hace y de lo que elige y puede no acatar lo que se le propone, en este caso en materia de formación. Pero precisamente estoy considerando que esta acaeciendo una situación social en la que la capacidad de pensar de las personas está siendo obliterada desde muchos frentes de forma subliminal, proponiéndose una especie de pensamiento único, aunque a nivel discursivo manifiesto se promulgue la libertad de pensamiento, de elección, etc.

Otra cara del tema en cuestión es el de la relación entre el deseo y la vocación.
Habría que decir que ya no se habla casi de vocaciones, y cuando se lo hace no se le otorga la envergadura que se le otorgaba en épocas anteriores. En ese sentido, recuerdo haber estudiado el tema en la materia Filosofía y de todos los libros que estaban recomendados por el profesor para trabajar el tema, la apercepción fundamental que a partir de ello me formé fue la de que era algo muy importante, ligado a la vitalidad, el bienestar, la felicidad. y lo que sería la posibilidad de instalarse en lo que Howard Gardner llama “estado de flujo” (“Mentes creativas”). Debido a estos significados asociados a la misma, trabajar sobre el tema de la vocación me producía la misma felicidad que pensar o imaginarme que estaba llevando a cabo la misma..No se me olvidó nunca que se definía como un “llamado” (del latín, vocāre; llamar) que siempre asocié con un llamado al ser, esa parte de nosotros mismos más auténtica que sabe lo desea y va a por ello. Es lo que le otorga sentido a la vida del sujeto y momentos de felicidad, plenitud y bienestar que le hacen estar dispuesto a renovar su apuesta por ello cada vez.

Quizás es por estos significados asociados a la misma (que había que ver si coinciden con los de otras personas), sea para mi más notorio el contraste con el hecho de que precisamente hoy no se haga casi referencia al término. Interesa más que se cubran las necesidades del mercado, aún a veces a costa de la vocación (que siempre es propia).Ya no se habla de orientación vocacional, sino de “orientación para el empleo”. Y alguna gente como vemos en las opiniones citadas, está en total acuerdo con que así sea, hay que “normalizarse” y para hacerlo estudiar carreras normales:

“Vamos a ver... seamos realistas y objetivos, es normal que este señor esté en paro porque para el mercado laboral no sirve de nada tener 800 títulos de filología y chorradas semejantes. Las empresas saben que quienes sacan carreras raras son gente rara, y punto. Es lo que hay, si este señor se hubiera dedicado a estudiar cosas normales (arquitecto, ingeniero, veterinario, odontólogo) seguramente tendría trabajo y bueno, pero como en su día solo servía para encontrar plaza en una carrera que no la quiere nadie, pues ahí te quedas. Es lo que hay. Saber palabritas no da de comer”.
“Me da mucha rabia que gente tan cultivada esté en el paro, pero, aunque mi comentario escueza a muchos, también hay que saber elegir qué estudiar. Y una vez que has estudiado eso, saber buscar las pocas salidas que haya. Yo no soy ni de lejos tan letrada e inteligente, nunca me atrevería a ir a un concurso así porque haría el ridículo, pero en un momento dado me propuse sacarme una oposición, para la que también hay que estudiar mucho, y lo conseguí. Igual se lo podría plantear, como el resto de la gente, no esperar a pillar una buena suplencia”.


De lo que da cuenta esta primera opinión es por un lado de la falta de cuestionamiento acerca de qué es normal y qué no lo es, y por tanto se acepta sin más que si se desvía de la norma, es raro, en el ámbito estudio-trabajo. Pero antes que nada habría que saber si realmente esas profesiones a las que se hace referencia son la norma.
Además cabe recordar que hay diversas definiciones de lo que es normal y que esos conceptos de normalidad- anormalidad (o rareza) de los que se habla, son algo socio-histórico, lo cual implica que varían según la época y sus valores. Y porque son algo determinado socialmente, hay que pensar en base a qué se determinan y cómo, quienes intervienen y desde qué lugares en el proceso de conceptuación de los mismos. Así mismo, por su determinación socio-histórica esa conceptuación es mutable, factible de cambiarse si la sociedad así lo considera. Obviamente que en dicho proceso, como en todo proceso de cambio, habrá fuerzas a favor y en contra de dicho cambio, teniendo cada una de esas fuerzas sus motivos para sostener unas u otras posiciones. Entonces, a partir de ello considero que cabe preguntarse por lo menos, porqué aceptar que lo normal es estudiar esa carreras que esta opinión-la cual está apoyada por mucha otra gente- propone como únicamente válidas, y porque aceptar sin más, que otros estudios son “chorradas o rarezas” como considera a las Humanidades.

Se me puede decir que porque “la realidad” dice que los mayores avances se están realizando en Ciencia Experimental y Tecnología y es en lo que habrá trabajo. Para empezar no sé seguro si los avances solamente se producen en Ciencias Experimentales, ya que hay grandes humanistas reflexionando sobre la sociedad y ayudándonos a pensar qué sociedad estamos construyendo y sobre el sentido o no de la misma, sobre que queremos y que es lo mejor, etc. Otra cosa muy diferente y preocupante es que sea solamente en la Ciencia Experimental y en la Tecnología que dichos avances o creaciones sean valorados/as positivamente porque no se quiera o no se pueda apreciar el valor de los “avances en humanidades”, o que ello sea porque no haya gente suficientemente preparada para apropiarse y evaluar esos avances como tales( hay que tener en cuenta el índice elevado de fracaso escolar y el hecho de que muchos alumnos carecen de comprensión lectora, o la misma es muy deficiente, y ese es un requisito indispensable para leer a grandes creadores tanto de las llamadas en las ciencias humanas como experimentales).

Lo que resulta peligroso (y la historia da suficiente muestras de ello para quien quiera y sepa encontrarlas) es que quienes emiten juicios tan contundentes y certeros sobre la inutilidad de las Humanidades, son generalmente personas que justamente las rechazan sin saber, o sabiendo muy poco acerca de las mismas, así como de los efectos que su estudio produce en el pensamiento. Impedidos así de relativizar las cosas, de sopesar sus propios intereses, miedos, prejuicios y los del otro, de analizar la realidad con herramientas del saber socio-histórico, filosófico, económico, sociológico, antropológico, etc. tienden a posicionarse en forma rígida y a tener convicciones inamovibles, creyendo muchas veces que su verdad es La Verdad y así ha de ser para todos por siempre jamás.

Además para que una persona esté motivada y por tanto sea más productiva en su trabajo, para que tenga mayor bienestar y felicidad, no puede basar el mismo predominante ni únicamente en una elección basada en aquellas opciones “prácticas”, “con salida laboral” de las cuales el Mercado asegura que son “las profesiones con más futuro” (¡si hasta resulta gracioso que son las profesiones las que tienen futuro y no las personas que las realizan!).Eso es lo que expresa el último comentario de los citados:

Yo dejé la carrera porque trabajando ganaba dinero, me dedico al diseño. Tengo 33 años, una profesión, estoy casado, llevo casi 15 años cotizados, para la clase dominante eso es lo que les interesa, y nos hacen creer que eso es todo, pero hace unos años, hablando con mi padre, él me preguntó que tal estaba. Yo le contesté, que tenía trabajo, me iba bien con la novia, el coche que habíamos comprado iba bien, tonterías... Entonces mi padre me cortó con rostro serio y me dijo, HIJO, CUALQUIER COSA QUE HUBIESES HECHO TE HUBIESE IDO BIEN, TE PREGUNTÉ COMO ESTABAS TU. Desde entonces no hablo de tonterías con mi padre, y admiro mucho más a la gente como él(el concursante).O

Obviamente que no se trata de no tener en cuenta lo que muchos llaman “la realidad” “la vida práctica”, pero ¿qué es la realidad, cómo y quién determina la misma y quién nos asegura que cuando nos referimos a ella estamos hablando de lo mismo? Y además, quién y con qué autoridad nos dice que debemos aceptar que solamente esos oficios o profesiones a los cuales les adjudican “practicidad y salida laboral”, son los únicos que realmente tienen esas características (y por lo que parece, de aquí a la eternidad).
Porque no hay que olvidar que lo que mucha veces se le está proponiendo a los sujetos es negarse aquello que precisamente es lo que se necesita para estar vivos y experimentar el sentido de la vida: su deseo.¿ Cuántos jóvenes se quedan sin poder estudiar aquella profesión que realmente aman y sin la cual para ellos su vida pierde sentido(más o menos dependiendo de la persona) y en la que hubiesen podido aportar mucho socialmente hablando, porque no alcanzaron la nota requerida en las pruebas de acceso o porque no había plazas suficientes ya que alguien ha decidido por ellos que ya hay muchos, suficientes de tal o cual profesión, y que no se necesitan tantos. En estas situaciones y en otras, no se tiene en cuenta que lo importante no es la cantidad de sujetos con determinada profesión u oficio, sino de esa persona única, de cómo esa persona y no otra, es capaz de sentir, desear y posicionarse en relación a su quehacer y que ese quehacer es para su vida mucho más que un empleo.

Además esa pretensión de domesticar el deseo humano de acuerdo a los parámetros de lo que en determinada época se entiende como “normal”, beneficioso, útil o productivo negando al sujeto, genera mayor sufrimiento, y deja al deseo mucha veces paradójicamente del lado de Thánatos en la búsqueda de un camino para su satisfacción.

Tal vez algunos piensen que “es lo que hay” y si quieres trabajar has de adaptarte a lo que piden, y si no asumir los costos que tu elección implica. Y sí, pero el elegir pensando predominante o exclusivamente en lo que el Otro dice que necesita y valora siempre que ello implique negarse a uno mismo, también costará precisamente mucho en términos de muerte( enfermedades y malestares diversos, cuando no suicidios u homicidios) a quien así lo haga.

Además, la formación Humanística a la que venimos haciendo referencia como algo no- práctico, puede serlo y considero que lo es de hecho. Tal vez se trata de darles más cabida en el mercado, demandarlas más, crear más puestos laborales vinculadas con las mismas. Pero para poder llevar eso a cabo, es imprescindible que antes, “el mercado” o quien esté dispuesto a oponerse a sus demandas sagradas, se conciencie de la utilidad que sí tienen las Humanidades, o estén dispuestos a reconocer abiertamente eso que ya saben y por la prevalencia de motivos seguramente egoístas se han negado a hacer hasta ahora. Se requiere en definitiva, que realmente se desee apostar por otro modelo de sociedad.

Por otro lado, hay que tener en cuenta que además existe una contradicción en este planteamiento dicotómico en el que las Humanidades quedan ubicadas como inútiles para la vida real. La llamada “inteligencia emocional”(a la cual se hace mucha referencia en las citas del comienzo de ese escrito, y de la que me ocuparé más detenidamente más adelante) es un tipo de inteligencia que según se dice está en alza en el mercado laboral. Y la misma es el resultado de la formación humanística de las personas y tiene a mi manera de ver, una indudable función “práctica”.
El segundo aspecto del cual me interesa reflexionar es si un filólogo, alguien que como en este caso opta a una carrera docente, no tiene una formación práctica y es alguien aislado de la vida real. Y si realmente su formación no es también pragmática y productiva, aunque sus productos no puedan medirse en términos propios de “los modelos dominantes valorados” o en términos de las llamadas Ciencias Exactas.

En este punto no puedo dejar de traer a colación un ejemplo que para algunos puede parecer fuera de tema, pero que en realidad va en la misma línea de planteamiento: la devaluación que en la sociedad se hace en mayor o menor medida (en realidad a la par se la idealiza y desvaloriza)de las tareas de maternidad y paternidad en comparación con el llamado “trabajo productivo=remunerado”, el cual es un trabajo invisible e improductivo solamente para quienes en realidad no quieran ver ni saber de su valor, lo cual es obviamente por algún motivo que conviene al ideal social dominante. Dicho valor en términos muy generales (ya que el tema amerita otro escrito), implica la construcción de subjetividad, de sujetos sociales.

Creo que algo muy similar sucede con las denostadas Humanidades. ¿Será acaso porque lo que verdaderamente esta denostado en nuestra época, y cada vez más, sea precisamente el “ser humano”, o el “ser sujeto”, entendiendo que lo que principalmente caracteriza al mismo es el desarrollo de las capacidades afectivas propias de nuestra especie como ser la empatía, la capacidad de comunicación, etc. ( y no las racionales, ya que la razón no es a mi modo de ver, y como siempre se ha dicho, la piedra filosofal de la diferencia entre el hombre y los animales). Esto queda históricamente y cada día demostrado en forma más que suficiente, ya que como todos sabemos la razón y el crecimiento económico disociados de una afectividad equilibrada conduce a lo peor, de hecho, los mejores psicópatas son muy inteligentes.

Obviamente que el planteamiento que se deriva de las opiniones citadas al inicio de este escrito, está asentado en la clásica dicotomía entre saber o conocimiento científico y saber o conocimiento humanístico, donde el conocimiento en humanidades cobra el sentido de algo inútil para “la vida real”, o por lo menos “no práctico”. Aunque para empezar si la aspiración de este joven es enseñar, habría que suponer que tiene una formación didáctica la cual es plausible de que sea “práctica”.
Por otro lado, para quien esto escribe, quien ama las llamadas “Humanidades” y cree en su “utilidad” para la vida, es cuestionable la no practicidad que se les atribuye. Para empezar las mismas ocupan el corazón y el cerebro de nuestra subjetividad en tanto somos seres de lenguaje. En realidad somos sujetos al Lenguaje y gracias al lenguaje, o este es, si se lo quiere entender de otra manera, nuestra principal y diferencial herramienta comunicacional, el cual además es el único que nos posibilita comunicarnos con nosotros mismos, auto-reflexionar y reflexionar para auto-conocernos y para conocer al otro y a la realidad, para saber tanto de sus sentimientos y afectos como de los nuestros.
También hay que tener en cuenta que en los estudios de Filologías, es donde más se puede aprender sobre nosotros mismos, especialmente sobre nuestra vida afectiva, emocional ya que los diferentes personajes creados por los autores somos siempre y de alguna manera diferente en cada caso, tal vez a retales a veces, nosotros mismos.

Hay un escritor (Emili Teixidor: “La lectura i la vida”) que citaré a continuación por porque creo que es capaz de trasmitir bellamente y mucho mejor que yo la dimensión que las Humanidades tienen en nuestra formación como personas:

….”Que sin palabras no podemos vivir. Que cuantas más tengamos, mejor podremos expresarnos y, como recuerdan muchos psicólogos y poetas, menos necesidad tendremos de acudir al psicólogo o al psiquiatra. Hemos olvidado esta función ordenadora, higiénica, terapéutica de equilibrio del lenguaje. Por este motivo la poesía es esencial. Dicen que cada pueblo en que los jóvenes no hayan dejado la piel en el lenguaje, no puede presumir de haber conseguido el primer escalón de la civilización. Y por eso la primera cualidad que hemos de exigir a un libro es que esté bien escrito. Porque las palabras son el material con que los lectores ordenan su vida interior…"(12, pág. 52)

-“….necesitamos las palabras-la literatura- para nuestra ordenación interior, como instrumentos de nuestro pensamiento-pensamos con palabras- y por disponer de suficiente material para expresarnos, y una de las condiciones para conseguir la felicidad es que la expresión no se quede nunca retrasada respecto (o atrás) de la experiencia. Hemos de ser capaces de expresar todo lo que sentimos y vivimos, porque todo lo que se nos quede en el interior no expresado o mal expresado por falta de palabras suficientes o de un vocabulario aproximado y deficiente, se convierte en obstáculo para la libertad interior, en una molestia para la felicidad, y a la larga esta acumulación de experiencias no dichas o mal expresadas producen una explosión de violencia hacia fuera o una implosión nefasta hacia dentro… (6, pág.62)
“….El poeta Joseph Brodsky llega a decir que si las autoridades conociesen los beneficios inmensos que proporcionan las palabras, la buena literatura, dedicarían más dinero a los presupuestos de educación y cultura, porque habrían de dedicar menos recursos a la sanidad”.

Dice también que “habríamos de llevar siempre encima un papel para anotar e lo largo del día las palabras y frases nuevas que nos llegasen, de la misma manera que llevamos siempre con nosotros la tarjeta de crédito, cosa que demuestra que estamos más atentos a los intereses monetarios que al incremento de nuestro caudal intelectual”. (6, pág.62)

…“Existen muchos argumentos a favor de las historia bien escritas. Leer no es únicamente adquirir informaciones sobre obras escogidas, sino que consiste en aprender a leer y a escribir las obras de nuestra vida. Cada nueva lectura nos exige un cambio en la cualidad de nuestra experiencia moral. Después de todo (finalmente), en las historias más convencionales, la lectura refuerza los arquetipos de la búsqueda que llevan a término para encontrar una explicación sobre nuestra existencia, nuestras vidas, una explicación que signifique algo (alguna cosa). Siempre andamos a la búsqueda de lo absoluto. Por eso, la historia de un libro es buena si nos deja con más preguntas que respuestas en lo que hace al significado. En las primeras lecturas, pedimos a los libros, como a la vida, que sean excitantes, sobre todo románticos; más adelante que nos lo hagan pasar bien, que sean, el libro y al vida, soportables; y al final, que sean capaces de entenderlo todo, que sean, el libro y la vida, comprensibles”.(II, pág. 66)


Y a lo que dice este autor agregaría que, las letras, el lenguaje, es lo que nos permite comprender y pensar la realidad social pasada y presente, pensarnos nosotros mismos en esa realidad para saber el rumbo (futuro) que deseamos darle a nuestra vida y a nuestra sociedad, Pues somos seres sociales (nuestra subjetividad es una construcción social además de lo biológico) y por lo tanto, todas nuestra decisiones son tomadas por un sujeto cuya individualidad es social. Y es aquí donde cobran especial importancia para poder hacerlo las otras disciplinas llamadas humanísticas además de la Filología y la Lingüística, las cuales son: la Historia, la Geografía, la Sociología, la Antropología, la Política, el Derecho, la Economía, las Artes.
Ahora bien, la frase de Joseph Brodsky citada por Teixidor me lleva a preguntarme qué otros motivos llevarán a que “el mercado”, y un sistema educativo excesivamente complaciente con el mismo, no demanden gente formada en Humanidades, al punto de que las mismas tengan cada vez menos cabida e importancia en los planes formativos, siendo que más allá del surgimiento de nuevos requerimientos en lo social que hacen necesaria la formación en nuevas disciplinas aparentemente “más prácticas”(Ciencias exactas y tecnología), las Humanidades igualmente tienen una importancia fundamental como decía para el desarrollo de la capacidad de pensar, de comunicarse, de dialogar con uno y con el otro, de pensar al realidad, etc.

¿ SERÁ ACASO PORQUE EN REALIDAD CONOCEN ESOS BENEFICIOS DE LAS MISMAS QUE CADA VEZ DAN MENOS OPORTUNIDADES, YA QUE UN PUEBLO QUE NO PUEDE PENSAR NI PENSARSE, NI PENSAR SU REALIDAD INDIVIDUAL, SOCIAL NI HISTÓRICA PORQUE CARECE DE LAS HERAMIENTAS QUE ES IMPRESCINDIBLE PARA ELLO( un nivel elevado de desarrollo del lenguaje y la capacidad de pensar, conocimientos de las disciplinas humanísticas)ES MÁS FÁCIL DE “GOBERNAR”.TAL VEZ ES PREFERIBLE ENTONCES, QUE LA GENTE ENFERME TANTO FÍSICA COMO MENTALMENTE (adicciones, fracaso escolar, depresión, etc.) PORQUE DE ESTA MANERA CARECE DE FUERZA REIVINDICATORIA Y SE LA PUEDE CONTROLAR MEJOR (medicar, encerrar en diversos centros sean cárceles, hospitales, centros de supuesta re-habilitación) HACIENDO RECAER TODA LA RESPONSABILIDAD DE SU SITUACIÓN O ESTADO SOLAMENTE EN SÍ MISMO, EN SUS NEUROTRASMISORES Y/ O GENES, Y NO EN LA SOCIEDAD DE LA CUAL EL SUJETO ES SU PRODUCTO CADA VEZ MÁS A-SUJETO O MÁS OBJETO?

Por si las pruebas anteriores no fuesen convincentes acerca de la importancia práctica de las Humanidades podría citar otros aspectos de la vida en que son muy necesarias. En este sentido podemos asentar la practicidad de las Humanidades en que la comprensión lectora (la cual es muy deficiente actualmente en el alumnado) es fundamental no solamente para “leer la realidad”, sino también para resolver cuestiones en disciplinas que se piensan como “más prácticas o de la vida real”¡Cuántos alumnos no pueden resolver problemas matemáticos porque ni siquiera entienden qué se les está planteando!, incluso las Letras son esenciales para leer la cotidianeidad: una señal de tránsito, una receta médica o de cocina, un folleto de promoción, etc.

(AUNQUE TAL VEZ TAMPOCO INTERESE QUE LA AMPLIA MAYORÍA DE LA POBLACIÓN ENTIENDA DE CUESTIONES MATEMÁTICAS QUE LES PERMITAN A SU VEZ APREHENDER LAS ECONÓMICAS, NI QUE APRENDA A LEER ENTRE LÍNEAS EN LAS ATRAYENTES CAMPAÑAS PUBLICITARIAS PRO-CONSUMO).

Supongo que la argumentación anterior es suficiente para revalorizar la importancia práctica que la formación humanística tiene para los seres humanos. Aunque en lo que sí considero que debería hacerse hincapié, es en la forma en que se enseña en general y en especial en cómo se enseñan las Humanidades. A mi modo de entenderlo, ahí radica en parte problema que las hace aparentemente inaplicables para la vida real, o poco prácticas. Se las estudia desvinculadas de la vida de los estudiantes, sin indagar ni pretender que los mismos indaguen en sí mismos valiéndose de ellas, lo que le impide adquirir un mayor auto-conocimiento, el cual a su vez le permitiría desarrollar la llamada “inteligencia emocional” y también su formación ética. Pero esta disociación entre la teoría y la práctica, esta desvinculación de las materias de estudio con la realidad, es moneda común en la educación en general y una de las principales causas tal como yo lo entiendo, de la desmotivación para los estudios que tienen muchos niños y jóvenes, y que hace síntoma que provoca especial malestar en el ámbito escolar.

Exactamente a este aspecto, la inteligencia emocional, cuya enseñanza es deficitaria en la educación actualmente, es al que hacen referencia algunas de las citadas opiniones cuando hablan de que “no es lo mismo ser inteligente que listo, es inteligente pero le falta tener audacia, picardía, arrojo, porque en el mundo triunfan los listos”, tal vez a ella se refieren también quienes dicen que “la academia no prepara para la vida real”. Hay diferentes aspectos de la inteligencia emocional a los cuales se hace mención en las opiniones que he recogido al inicio de este escrito, y cuya carencia explicaría en gran parte, según ellos, el fracaso de este joven en la búsqueda de empleo. Dichos aspectos son por lo tanto aquellos que se considera que son necesarios para que dicha búsqueda sea más efectiva. Ellos son:

-decisión y capacidad de montarse por su cuenta o montar su propia empresa.
-“ser un poco más agresivo a la hora de luchar por lo que realmente quiere”.
-“tomar riesgos grandes como mudarse de país”.
-tener más empuje: “todo es cuestión de empuje”.
-iniciativa, audacia, picardía arrojo.

Y finalmente entre las opiniones citadas hay hasta quien se atreve a realizarle al joven en cuestión un pseudo diagnóstico con visos pretendidamente psicoanalíticos de su estado emocional, con recomendación terapéutica incluida: “un poco de terapia en especial Programación Neurolingüística (PNL) y que cambie su Programación y adquiera mayores recursos. Los Niveles Neurológicos que debe trabajar y cambiar son: el Entorno (cambiar de país). Conductas (aumentar su autoestima) Creencias y Valores y finalmente su Identidad (Quien soy Yo)”.

Sin lugar a dudas que todos estos aspectos de la inteligencia emocional son importantes, sino precisamente imprescindibles para la persona y para su desarrollo en el ámbito laboral, y más en la actual situación de crisis social y económica que se está viviendo. Y más allá de que este joven al que aludimos pueda carecer o no de estas aptitudes, es aceptable que las personas pueden tener ante la búsqueda de empleo, como es el caso, actitudes más o menos activas, las cuales están en estrecha relación con aspectos emocionales de su personalidad. La capacidad de decidir montar una empresa propia o por su cuenta como opción a “esperar a conseguir un trabajo” en el que otros sean los emprendedores, implica como lo indican claramente los términos “propia” o “por su cuenta”, tener autonomía, para lo cual es imprescindible conocerse a sí mismo y respetarse, o sea estar en conexión consigo mismo, saber lo que se necesita, lo que se desea y confiar en los propios recursos internos ( autoestima y autoconfianza)para llevar adelante el proyecto personal “ o hacer un sueño realidad”. En esa confianza radica en parte la fuerza (empuje) para asumir lo que seguramente sea vivido como un riesgo (porque es algo nuevo, diferente, desconocido). También lleva implícito que la persona es flexible y con capacidad de adaptación, así como creativa, características que también se requieren para poder tomar la decisión de mudarse a otro país, sugerencia que muchos le hacen a este joven.

Así mismo la agresividad que alguien menciona es importante siendo puesta al servicio del amor que se siente por lo que se ha elegido hacer. Una agresividad dirigida a desintegrar lo obsoleto, lo que ya no nos sirve de nuestra configuración emocional anterior al cambio de actitud, y dirigida a emprender nuevas formas de encarar la tarea.

A nivel educativo, si bien a la importancia de la inteligencia emocional se la viene reconociendo desde hace un tiempo, recién en los últimos tiempos están empezando a plantearse propuestas y experiencias en algunos centros escolares para el desarrollo de la misma. Pero la limitación que encuentro en el enfoque que se hace- según lo que yo conozco- es que nuevamente se la intenta “enseñar” como otra materia o un espacio aislado del resto de las materias, cuando en realidad cualquier situación que sucede en el ámbito escolar ya sea entre maestro y alumno o entre alumnos entre sí, son oportunidades ¡y las más pertinentes! para aprender sobre los diferentes aspectos que se han dado en constituir la misma (conocimiento de sí mismo, autoestima, autocontrol, empatía).
Las formas de trato que se establecen en el aula: la forma en que el maestro se dirige a los alumnos, la forma en que ellos se dirigen a él, el trato que se dispensan los alumnos entre sí, constituyen oportunidades para aprehender o no, la inteligencia emocional.

Algunas veces puede darse el caso de que hayan situaciones en las cuales sea más importante de cara a la formación de la persona en forma integral, el abordar en ese momento algo relacionado con la mejora de la inteligencia emocional (la forma de hablar o de proceder de un alumno con otro, o la actitud de no perseverancia ante una tarea o algún tema, como por ejemplo el duelo si hay algún alumno que ha perdido a un ser querido, la menarca si es que las chicas inician su período menstrual, etc. ) que la resolución de la tarea escolar en sí. Sucede que para hacerlo habría que considerar el poder dejar en suspenso por unas horas, por un día, la tarea concreta que se está realizando en el momento en que ocurriese la situación en cuestión, para reflexionar sobre ello. Es el maestro quien debería evaluar en cada caso si una situación donde lo afectivo es lo determinante, requiere una intervención urgente en el “aquí y ahora” y por lo tanto si la misma es más importante para la formación de los niños o jóvenes como personas (para su inteligencia emocional para su capacidad de aprender, para su capacidad de aprender a pensar, a resolver conflictos, etc.) o para el “clima del aula” que un ejercicio del libro de clase. O tal vez, sin llegar a tener que dejar de lado la tarea que realizan en ese momento, poder “tomar nota” de aquellas situaciones que requieren de un aprendizaje emocional, y poder disponer de algún horario semanal para trabajar los mismos. Ese trabajo redundará sin lugar a dudas en una mejora que podrá ser medible también en lo cognitivo. Trabajar sobre aspectos tales como una pelea entre chicos, un insulto, una burla, también llamar la atención sobre actitudes positivas como por ejemplo si un chico se esfuerza en una tarea y logra vencer obstáculos , comparar su actitud (¡la actitud y no a los sujetos!) con otra que implique darse por vencido, destacar las conductas que denoten empatía, etc.) , tal vez buscar algunas alternativas para que trabajarla diariamente en base a las miles de situaciones que suceden día a día en el ámbito escolar (en las aulas, en los patios a la hora de recreo, en las entradas y salidas, etc.)

Claro que habría que analizar también si los maestros y profesores están de acuerdo en formarse y llevar a cabo dicha tarea, la cual implica que estén dispuestos a realizar su tarea de forma más compleja, tal como yo lo entiendo. Habrá que considerar que ello requerirá una mayor preparación, y que implicara para maestros y/o profesores de un mayor número de contenidos para abordar. Además habrá que evaluar las condiciones en que esta forma de trabajo se llevaría a cabo, especialmente el tema del sueldo. Aunque el trabajo de la inteligencia emocional podrían llevarla a cabo perfectamente psicólogos y psicopedagogos que están formados para ello y muchos de ellos desempleados, sin necesidad de invertir en formación más específica para maestros.

Retomando el tema de las Humanidades, las mismas son además de gran utilidad para trabajar la “inteligencia emocional”, los hechos históricos tienen correlación con la vida y la historia de los jóvenes, las obras literarias también. ¿Por qué no tener un acercamiento a dichos conocimientos apelando a la identificación afectiva que no excluye como parece creerse, lo cognitivo. Abordar el trabajo desde el que sienten al leer tal o cual texto -en vez de qué piensan-, indagar si les recordó algo, si lo asocian a algo de vuestra vida, de vuestra familia, etc.)

Más allá de toda esta argumentación a favor de la inteligencia emocional y de la importancia de propuestas que permitan el desarrollo de la misma en niños y jóvenes, cabe cuestionarse si no se corre el riesgo de pretender que la misma se convierta en una panacea, y buscar algo así como una erradicación de la falta de inteligencia emocional bajo el lema: ¡inteligencia emocional para todos en el SXXI! , y que ello se constituya en un mandato más que fuerce a las personas a forjar su personalidad de una determinada manera que lo haga más productivo para la sociedad.
Hay que considerar que el desarrollo de la inteligencia emocional no conviene que sea concebido como algo que ha de estar desarrollado de tal o cual manera y en todos los casos, ya que nuestra esencia es humana y ello implica que estamos constituidos como sujetos psíquicos en relación a la carencia, a la falta, lo que nos permite la libertad. Eso hace que no siempre podamos, que no siempre queramos inclusive, comportarnos en forma emocionalmente inteligente. Por ello se trata finalmente, de ayudar a la mejora de la misma, siempre y cuando, y en aquellas situaciones, en que los sujetos así lo deseen.