sábado, 22 de noviembre de 2014

Adelantándome a las fiestas ...

PARA ESTAS FIESTAS QUIERO REGALAR… ¡UNA NAVIDAD DIFERENTE!


Para estas navidades propongo que regalemos a nuestros seres queridos menos objetos

y más

tiempo, 

miradas regocijadas,apasionadas, de ternura obnubiladas, 
palabras azucaradas,¡que no empalagosas!,
oídos des-prendidos, 
caricias de-tenidas 
y besos a la deriva, 
noches de amor sudor y cama
y arte-sanía 

sea esta música, pintura o poesía 
o la que a ti te dé de la vida
el sentido.



MENOS JUGUETES Y MÁS AMOR.


Se acercan las fiestas y como cada año, todas las familias comienzan a hablar y a elegir los juguetes y regalos para obsequiar en Navidad y Reyes. Y no está mal que así sea, si ello va acompañado y durante todo el año de otras manifestaciones de amor.

Digo esto, porque cada año me sorprende no solamente la cantidad a veces excesiva de regalos que reciben muchos niños, sino además, las dosis de maltrato y abandono que muchos de esos niños reciben a su vez y muchas veces diariamente, durante todo el año. Y no hablo ya de recibir golpes o pellizcos, sino de maltrato psicológico: falta de mirada, de escucha, de tiempo, de palabras dulces como dice Carl Norak en su precioso libro “Las palabras duces”. Y lo que es peor , que al mismo tiempo que muchos de esos niños y niñas, y seguramente también adolescentes y adultos carecen del don de palabras dulces, sí reciben y dan, y a veces a borbotones, palabras amargas, duras y feroces de “espadas como labios” como decía el poeta Vicente Aleixandre, que hienden el alma: “eres tonto”, “esta niña es más mala”, “eres un trasto”, etc., “si pegas te cortare la mano”, y otras lindezas (todas ellas pueden ser escuchadas cualquier tarde en cualquier parque de la ciudad), que van socavando su confianza en sí mismo y su autoestima, así como su confianza en los otros, sean estos los adultos supuestamente cuidadores, u otros niños y /o adolescentes.

Las heridas psicológicas que la repetición diaria y constante de dichas espada- das o cuchilladas producen en la psiquis de los sujetos, ya sean niños o adolescentes que están en su proceso de construcción de su identidad, no podrán en primer lugar, ser nunca ser curadas, ni borradas mágicamente, ni aún en navidades ni en reyes con ningún objeto; ni el más maravilloso de los juguetes, viajes o lo que sea, aliviara ese dolor, y obviamente mucho menos dicho alivio es cuestión de cantidad ni de valor -precio de los objetos en cuestión.
Y habría que ver si pueden ser curadas, quizás con años de tratamiento psicológico, en caso de que ese niño devenga un adulto que por diversas circunstancias esté en condiciones de darse cuenta de donde se originan sus síntomas y malestares en su vida adulta y esté en condiciones de pedir este tipo de ayuda.

Estas palabras dejarán marcas en la personalidad del niño, que determinarán su posicionamiento, ya de por sí normalmente(por ser estructural) sufriente frente a lo traumático de la vida, aún más sufriente, y los padres o cuidadores habrán perdido sin saberlo la oportunidad de ser verdaderamente reyes magos: haber brindado al niño o a la niña la oceánica felicidad narcisista de haber creído ser alguna vez para el Otro, “su Majestad el bebé”, como decía Freud .Yo ideal, Tierra Prometida, Paraíso Perdido o espejo mágico sin fisuras , el cual podemos aceptar perder ,aunque sea a regañadientes, si se pudo tener la fantasía, o la creencia de haberlo tenido o sido, más bien, alguna vez. O como lo dice el psicoanalista y pediatra inglés Donald Winnicott en unos de sus libros “Realidad y juego” recurriendo a una categoría que denomina “madre suficientemente buena”: la misma es aquella que es capaz de ilusionar al bebé para desilusionarlo gradualmente , es “aquella que es capaz de dar cabida al desarrollo del verdadero yo del niño, es decir acoger su gesto espontáneo, en el sentido de lo que el niño quiere expresar, e interpretar su necesidad y devolvérsela como gratificación”.

En este sentido, gradualmente el niño, y ya desde que es bebé, se va dando cuenta no solamente que él, aún siendo muy importante, no lo es todo para la madre (a veces esto no es así, el niño efectivamente es Todo cuanto la madre desea, y ello genera diversas patologías; se trataría de haber parecido serlo todo en algún momento de la vida), y que tampoco es ese niño ideal perfecto del amor de sus padres; se da cuenta de que no es ya “Su Majestad el bebé” e interpreta esa toma de conciencia de su caída del trono, esa destitución subjetiva del lugar del ideal parental inventándose los motivos por los cuales ello ha sucedido para construir su propia ficción o novela familiar al decir de Freud, con el objetivo de explicarse el porqué de la misma.

Si como podemos apreciar, la caída (castración) es inevitable, es posible entender que no es necesario remarcarle al niño, machacarlo a veces, con los aspectos negativos que le hacen supuestamente “merecedor” de tal destierro.
Destierro que en verdad no se produce porque el niño sea más o menos (malo, lindo, inteligente, etc.) en relación al ideal parental, sino porque nunca el hijo por más perfecto que sea coincidirá con lo esperado por los padres (salvo en la psicosis), la falta es inevitable pero la sociedad actual parece no querer aceptarlo, pretendiendo suturar la misma con objetos.

Y así con el atiborramiento generado por los mismos (juguetes, chucherías o golosinas películas, juegos de consola, ¿o serán de con-sola, ¿consuelo a la soledad ? o nintendo, ¿no entiendo, mintiendo, niño entiendo?,etc.), muchas veces coexiste el vacío de esos otros que son necesarios para el vínculo.

Luego, muchos padres se quejan de que sus hijos tienen de todo pero se aburren y no juegan. Es que se necesita de Otro para jugar, para aprender a jugar, a pensar, a hablar, a mirar, a amar, o sea para subjetivarse, para devenir sujeto psíquico, para sentirse vivos, pues de lo contrario se corre el riesgo de ser solo un objeto comandado por los goces auto-eróticos que lo aíslan del Otro social. Esto implica que es necesaria también la presencia física de los adultos, que el otro simbólico este encarnado(que el verbo se haga carne), y que el adulto sea capaz de “poner la carne en el asador”, o sea el cuerpo “todo” para el encuentro, en el juego de la maternidad y paternidad, para evitar reducir al niño a ser solo objeto o pulsiones que dislocadas del deseo por su extravío respecto del Otro (lazo social), producen aburrimiento y aislamiento y sensación de vacío, que paradójicamente intenta ser llenado el primero y evitados los segundos. con más de lo mismo : pura mirada como es la tendencia hoy en día con tanto predominio o casi exclusividad de lo visual, u objeto oral (mientras mira Tv y juega a video juegos engulle comida basura o dulces), u oído aislado que solo escucha lo que le da placer(todos van con auriculares para no tener que escuchar ni responder a los otros).

No es suficiente con comprar tantos objetos si luego no se enseña cómo jugar, ni se acompaña en el juego. La capacidad creativa pero también el pensamiento, la forma de encarar una tarea, etc. para desarrollarse y aprenderse necesita de los Otros que enseñen y acompañen. Lo decía también de manera maravillosa el psicoanalista ya referido, Donald Winnicott : la importancia que tiene para el desarrollo de la capacidad de estar a solas y de la capacidad de juego o capacidad creativa que la misma inaugura, el haber podido estar solo en presencia de la madre o de alguien que haga su función:…” encontrarse solo en presencia de alguien: “el niño juega entonces sobre la base del supuesto de que la persona a quien ama y que por lo tanto es digna de confianza se encuentra cerca, y que sigue estándolo cuando se la recuerda, después de haberla olvidado. Se siente que dicha persona refleja lo que ocurre en el juego”.

Necesidad entonces de una presencia ausente del Otro, una presencia que desde su ser silencioso o en falta esté disponible a la mano, a la mirada, a la voz del niño, por si es re-querida, y que si efectivamente en algunos momentos lo es, sea capaz de participar sin entrometerse ni dirigir la construcción fantasmática del pequeño en ese espacio interior-exterior que el juego crea, espacio transicional como él lo denomina o de transición entre la realidad y la fantasía.

Aceptación de la realidad de que ningún objeto por más elaborado y perfecto que sea, cubrirá la brecha que sostiene el deseo so riesgo de muerte(adicciones de todo tipo, especialmente a las compras, a la bebida y a la comida en estas fechas, violencia, delitos, ansiedad, miedo , depresión, etc.), capacidad de aceptar la pérdida de un objeto ideal que colme o satisfaga totalmente, simbolización de la misma que para poder ser aceptada necesita que el objeto perdido pueda ir siendo imaginado y fantaseado, y por tanto creado y recreado.

Brecha que podría ser tratada vía la creación del jugar y “el hacer” infantil o adulto (manualidades, cocina, pintura, fotografía, lectura, escritura, etc.) en vez de ser taponeada por objetos hechos por otros según su deseo y acorde a su fantasma, y ya listos para ser vendidos, comprados y usados una vez y otra vez y otra vez ad infinitum. Esto lleva a un círculo infernal: tener que trabajar sin parar para tener más dinero para poder comprarlos o sufrir terriblemente (depresión , ansiedad)como sucede actualmente debido a la supuesta crisis, que impide a muchos poder adquirirlos, cuando no lleva a otros a la cárcel creyendo que si no traen a sus hijos los juguetes que “todo el mundo” (¡!??) es capaz de comprarles a los suyos, no serán buenos padres, como escuchaba decir a algunos reclusos cuando trabajaba en criminología.


Para concluir: ¿Para qué tanto comprar, si puedo hacer?

¡A ser…sujetos! entonces, ya que navidad es… nacimiento.

Para ello es que para estas navidades propongo que regalemos a nuestros seres queridos menos objetos

y más

tiempo, 

miradas regocijadas,apasionadas, de ternura obnubiladas, 
palabras azucaradas, ¡que no empalagosas!,
oídos des-prendidos, 
caricias de-tenidas 
y besos a la deriva, 
noches de amor sudor y cama
y arte-sanía 

sea esta música, pintura o poesía 
o la que a ti te dé de la vida
el sentido.


¡ FELICES FIESTAS!!!