“Estar eventualmente inspirados por algo del
orden de la poesía para intervenir en tanto que psicoanalista. Esto es precisamente hacia lo cual es necesario orientarlos, porque la Lingüística es una ciencia muy mal orientada . (Seminario 24, clase 11)
"Esta técnica
exigiría, para enseñarse como para aprenderse, una
asimilación profunda de la lengua, especialmente de la que
se realiza concretamente en los textos poéticos. Es
sabido que tal era el caso de Freud en cuanto a las letras alemanas, en las que se incluye al
teatro de Shakespeare
por una traducción sin par. Toda su obra da fe
de ello, al mismo tiempo que de la asistencia que en ello encuentra
constantemente, y no menos en su técnica que en su descubrimiento. Sin
prejuicio del apoyo de un conocimiento clásico de los Antiguos,de una iniciación moderna en el folklore y de la participación
interesada en las conquistas del humanismo
contemporáneo en el campo etnográfico". (Jacques Lacan, Écrits.1)
Este trabajo
tiene como objetivo central dar cuenta, mediante un caso clínico, de la propuesta de Lacan de que el psicoanalista
en su deseo debe de estar inspirado por
algo del orden de la poesía.
Parto
de alguna citas del psicoanalista Alvaro Couso (1). “El inconsciente freudiano
está estructurado como un lenguaje y, como tal, incluye un vacío. El sujeto se
incluirá en un sistema que genera una realidad extra-linguística que no
captura. Cada dicho implica algo in-decible, que queda por fuera de las
posibilidades del sistema mismo: "si... (...)... decimos algo de una
forma determinada, quedará una parte que, por este mismo decir, se tornará
absolutamente irreductible, completamente oscura."
“Si
el inconsciente no es la llave que
permite alcanzar el sentido, sino la razón misma del sin-sentido…. ¿Cómo un decir puede tocar y
modificar lo que escapa al decir?” ( hasta acá la cita de este autor )
“Pero que la inspiración sea del orden de la poesía,
no quiere decir que tenemos algo bello que decir! ¡Algo inspirado! La poesía
tiene, a diferencia de la novela, por ejemplo que se resiste a la traducción-
interpretación. La trama no importa mucho, lo que importa es el sonido de los
fonemas que tintinean allí. Con la poesía, más que con ninguna otra forma de
escritura, ocurre que el sentido viene después de varias lecturas y en
cualquier momento. La poesía es una de esas dimensiones del decir en la que la
interpretación se apoya. La interpretación en esa orientación es apofántica (2). No se corresponde a lo modal en la que se apoya la
demanda”(3)
El decir, crea un mundo, no porque las palabras nombren las cosas, sino que las palabras las crean. La interpretación ilumina la división subjetiva afirma J. Lacan en su escrito “Posición del inconsciente” y en “L’ Etourdit”. Refuerza el asunto al afirmar que el ser se realiza señaladamente. El ser no es anterior al decir, el decir crea al ser retroactivamente cuando se muestra.
¿En la realidad sexual del inconsciente la orientación
no es a lo Real, a lo inasimilable en el campo del sentido? Esa orientación nos
lleva a obviar lo que se devela como interpretación del sentido, aunque esa
interpretación la realice el inconsciente a través de su formación. Esa interpretación
sólo amplía el sentido. lo Real del inconsciente, que S. Freud mismo definió
como represión primaria. Es un límite de la interpretación, que debemos
respetar como límite.
La analizante:
Se trataba de una niña que llamaremos N. que
en el momento en que comenzó su tratamiento psicoanalítico tenía seis años. Era
la menor de tres hermanas. Las otras dos tenían siete y nueve años. Los síntomas por lo que los
padres acudieron a la consulta eran varios: “que N. era una niña
“impenetrable”, era sumamente “callada y cerrada “nunca se sabía que
necesitaba ni que quería, era casi como
un objeto que podía ser trasladado a diferentes lugares y situaciones sin
manifestar acuerdo o desacuerdo, comportamiento que al decir de la madre
fundamentalmente (ya que el padre era al igual que N. bastante callado y
cerrado , lo cual pude corroborar efectivamente en las entrevistas que mantenía con ellos), contrastaba
notoriamente con el de sus hermanas. Además, la madre sospechaba si tendría un
problema de sordera porque a veces le hablaba y parecía no darse por enterada.
La niña presentaba también dificultades en al lecto- escritura y en
matemáticas, no aprendía a leer, y había sido diagnosticada por una
psicopedagoga de dislexia. Pero había dos síntomas y fundamentalmente el
primero que era el que había precipitado la consulta, que preocupaban mucho a
la madre: el hecho de que N. se masturbara de manera asidua donde estuviera,
haciéndolo también delante de todos, y
que permanentemente estaba succionándose el pulgar.
De la
historia de N. diré que al preguntarle a su madre cómo había sido el nacimiento
de N., ella me contesta riéndose: ¿te refieres a si fue deseada y eso? Pues sí,
fue una niña muy deseada, como las otras. Lo que sucede es que yo la tuve muy
seguida de A., hermana que le sigue en
edad a N. y quizás no pude prestarle toda la atención que ella necesitaba.
En este
punto he de decir que yo contaba con algo de información previa respecto a esta
niña, ya que la misma había concurrido a los dos años y medio a un taller artístico donde yo había estado
trabajando con otra colega, y
recordaba que N. era una niña de mirada
triste, “un bebé replegado sobre sí
mismo”, temerosa, que efectivamente durante todas las horas del taller se
succionaba el pulgar, no se interesaba por los juegos ni propuestas, salvo
si la otra colega o yo la tomábamos en
brazos ( de hecho estábamos todo el tiempo con ella en brazos, y cada vez que
la dejábamos para hacer algo, se prendía a nuestra ropa y lloraba
desconsoladamente).Este prenderse a las personas adultas lo observaba también
cada vez que era traída al taller: no quería quedarse, lloraba y se prendía a
su madre, y si bien en alguna oportunidad se le dijo que quizás era mejor que
no la trajera, porque ella no la pasaba bien acá, igualmente era dejada por su
madre en ese estado, y una de nosotras
hacía el relevo y estaba con ella prendida durante las actividades. Así sí se
calmaba y lograba participar “de forma un tanto mecánica”, repetitiva y sin
placer e implicación en lo que hacía, y nunca sonreía, ni respondía a
manifestaciones de afecto. Efectivamente se percibía una frialdad impenetrable
que contrastaba desmesuradamente con sus comportamientos de reclamo del Otro
que eran un llamado desesperado al afecto.
En la
primera entrevista con N. ella entra al consultorio y no me mira a los ojos en
casi toda la sesión, su mirada es un tanto rara, como vacía y extraviada, pero
escucha lo que le digo porque responde con acciones. Le pregunto si sabe porque
sus padres la traen acá, a lo cual
obviamente no contesta, pero yo se lo explico la preocupación de sus padres en
relación a sus síntomas (obviamente de manera concreta, no uso la palabra
síntoma para nada), y le digo que trataremos de entender por qué le sucede todo esto, para poder ayudarla. Para poder hacer eso, ella puede hablar de lo que quiera y jugar, dibujar,
escribir , pintar, y le presento una caja de juegos (en la que hay también
folios , lápices y rotuladores, acuarelas) diciéndole que estos juguetes son
solo para ella, que cuando termine cada encuentro yo los guardaré hasta el
siguiente.
Ella
evitando mi mirada todo el tiempo, (mira para bajo)y está seria, y muy quieta,
un poco petrificada diría yo, en su silla durante mucho tiempo, yo le pregunto
si quiere que la ayude a mirar … que hay en la caja de juguetes y como no
responde, empiezo a sacar algunos juguetes de la misma. Ella entonces comienza
también a sacarlos, y lo que hace es simplemente eso, sacarlos y ponerlos sobre
el escritorio y volverlos a poner en la
caja. Hasta que toma un libro de “La bella durmiente” y durante un tiempo
prolongado pasa sus hojas de adelante para atrás varias veces. Le pregunto
entonces, si conoce ese cuento, si
quiere que se lo lea. No me dice nada y continúa pasando las hojas del libro,
hasta que yo le digo: me parece que acá, la bella durmiente eres tú. Ahí
sonríe, y por primera vez me mira por cuestión de segundos. Doy por finalizada
la sesión.
En la
siguiente sesión ya la veo diferente, aunque sigue callada, entra con más
determinación al consultorio y saca juguetes aunque no juega, solamente
los saca de la caja y los vuelve a poner
en la misma.
De esta
sesión destacaré solamente lo central que es que saca de su bolsillo una
pelotita y la estruja entre sus manos, la pone sobre la mesa y luego con un
rotulador la pinta y la pasa sobre una hoja
de papel en el que quedan marcas entrecortadas. Como hace eso durante
bastante tiempo, sin hablar y a mí se me
presenta la idea de la metonimia, el desplazamiento del objeto a través del
significante que deja huellas, el rastro del objeto perdido, arriesgo decirle: ¿qué son?, ¿marquitas? Estás
haciendo marquitas. (“Estás a- siendo marquitas”, donde la única manera de ser
sujeto, es siendo marcado por el significante, lo que implica la entrada del
sujeto en el lenguaje, su división y la
separación del objeto a como resto perdido de dicha operación, se es solamente
en relación a ese objeto perdido, solo recuperable a través de sus huellas)
Al decirle
esto, deja de hacerlo y pasa a otra cosa.
Estas
marquitas articularan todo el trabajo posterior ya que consistió
fundamentalmente en promover la marca significante del Otro, el s1nombre del
goce, extraíble sin conexión con la
cadena (marca rasgo unario), a través de
juegos centrados en dar muerte a la cosa(real)
para poder inaugurar el proceso de simbolización (juegos del manchado=excluido,
hacer que haya un “óbito” como ella misma lo nombró ),juegos donde la presencia y ausencia del objeto fue lo central: esconder objetos y buscarlos, dar pistas para
poder encontrarlos, ordenarlos , clasificarlos según características
determinadas.etc., esconderse ella o yo, a medida que avanzaba la cura.
Respecto a la leco-escritura y las matemáticas
he de decir que la escritura de N. daba cuenta de la ausencia de separación
(castración): era una masa amorfa, y si
bien escribía las letras no sabía diferenciarlas, escribía todo, junto
adjuntando letras sin ton ni son en largas cadenas , sin separación entre las
palabras y mal, unía cualquier letra con cualquier otra y me decía que ahí
decía algo que en realidad no decía, por lo cual no se trataba de una confusión
de letras o cambio de unas por otras, lo que
dejaba el diagnóstico de dislexia realizado por la psicopedagoga sin
sentido.( Me pregunto si la dislexia no puede ser entendida desde el
psicoanálisis como un accidente en la simbolización, en este caso, confundir
letras, b con d o o m(mamá) con p(papá) como era el caso, estaría dando cuenta
de la confusión entre el sujeto y el objeto, si no hay la castración como
operación inaugural de la relación del sujeto al Otro del lenguaje, el sujeto
no puede establecer ninguna otra diferencia a nivel simbólico; en lo real y
concreto ve que los objetos son diferentes, pero es una diferencia sustentada
sobre todo a nivel imaginario.
Poder operar con letras y números requiere de
una diferencia captada a nivel del significante, donde importa tanto el eje
diacrónico como sincrónico del lenguaje
(es cuestión de metáfora, no
basta la metonimia), sustituir una
letras por otras, y que con ello digan algo diferente requiere que algo falte,
que haya agujero. En este sentido, muchos de los juegos que hicimos durante
bastante tiempo, eran de agrupar objetos por sus nombres buscando las
similitudes y las diferencias o lo que
tenían en común o las relaciones que podían establecerse entre ellas( por
ejemplo relacionados casa ,techo, ventana
y no con avión )o ver que palabras se podían formar a partir de una
palabra dada con las mismas letras: casa, saco, caso por ejemplo.
Se trataba
de que N. no había sido aún marcada aún por el significante por lo que ella no
diferenciaba a sí misma del afuera (objeto de sujeto), por lo tanto tampoco diferenciaba letras. Lo mismo
le sucedía con los números, era capaz de escribirlos pero no tenía ni idea de
que significaban ni de poder operar con ellos. De este estar fuera del lenguaje
daba cuenta también el hablarme en varias sesiones en una lengua inventada y
obligarme a repetirle que yo no la entendía, que si era inventada por ella, solo
ella la podía entender, a lo cual respondía riéndose y continuando con ello,
con clara intención de burla. Obvio no era de mí que se burlaba en la
Transferencia (aunque sí), ¿acaso lo hacía del lenguaje convencional que yo
representaba? Me hacía experimentar la impotencia y la angustia de no entender
ni poderme comunicar, que eran suyas y me hacía saber que hay un estar fuera
del Lenguaje , que eso le sucedía a ella.
A los efectos
de la interpretación analítica que es el tema que me ocupa en esta ocasión, he
de decir que hay una intervención que toca lo real , que realiza una
inauguración del sujeto y su falta.
En
varias sesiones N. me habla de cuentas,
hace cuentas mal hechas obviamente, y riéndose me dice: las cuentas Maravillosas,
todas mal hechas, otra vez las cuentas, etc. Yo me pregunto: a qué cuentas se estará
refiriendo, que quiere decir con ello.
Pienso: la madre hizo mal las cuentas,
ella siente que para su madre no cuenta, su madre no la tiene en cuenta, las
otras hermanas si cuentan, ¿será algo de eso? No obstante no digo nada, si bien
conscientemente no sé porque lo hago, ahora cuando escribo esto supongo que
porque inconscientemente se que esta interpretación es de orden imaginario( y
si lo sé es porque ese saber lo adquirí en mi propio análisis, no hay otra
manera de saberlo y apropiárselo).Sigo escuchando hasta que un día habla de
nuevo del tema de las maravillosas cuentas, y ahí sí me sorprendo a mi misma diciéndole:
“¡Ahh! pero si tu madre es contadora” (Contador
Público es una profesión de la rama Ciencias Económicas), lo cual yo no había recordado hasta ese momento, “¿se tratará de que tu madre cuente?” e
impactada yo misma por haber dicho algo
sin saber lo que había dicho en lo que decía, pero con la sensación de que era
fundamental, corto la sesión.
Interpretación
poética, produce efecto sobre el sujeto, sobre lo real, el cuerpo como veremos,
pero no puede traducirse en términos de sentido, no hay algunos/s plausible/s
de ser privilegiado/s que haya/n sido el o los que opera/n este corte que la misma producirá,
es precisamente esta manera de decir a medias la que le hace tener efectos en
lo real.
Al irse N., me quedo pensando por qué le dije eso, si en realidad lo que yo
pensaba era que ella, la propia N. era quien no contaba para su madre, pero no dije eso. Es que precisamente la
interpretación está determinada por el inconsciente y el deseo del analista. El
analista es parte del inconsciente del sujeto y por eso la interpretación
tendrá efectos de verdad sobre el sujeto del inconsciente y por eso el analista
no sabe lo que dice y no sabe de antemano
si esa interpretación tendrá efectos de verdad subjetiva.
En el caso
de N. efectivamente los tuvo: a la sesión siguiente la madre entra radiante,
sonriendo y le dice a N.; ¿le vamos a contar
a Anabella la gran novedad, el gran cambio? N. se sonríe (a esta altura
del tratamiento ya me mira y juega). Continúa la madre: es que desde el otro
día que salió de acá dejó de chuparse el dedo y de masturbarse. A partir de ahí
empiezan también a sucederse cambios en el tratamiento en relación a la lecto-
escritura y las operaciones matemáticas. Primero que nada empieza a poder
diferenciar las letras, las escribe en a pizarra durante muchas sesiones y va reconociéndolas y lo mismo hace
con los números, al poco tiempo empieza a escribir y durante muchas sesiones
jugamos a contar cuentos , lo cual ella no podía hacer pues si las letras son u
pegote indiscriminado le era antes imposible contar ya sea con letras o con
números.
Así mi
intervención acerca de que si “se tratará de que tu madre cuente” que haga bien
las cuentas del sujeto, le reordena:
entrar en la cuenta del Otro, si hay un S1 hay un S2, y el sujeto pasa a estar
representado a partir de su ausencia en la cadena significante, el significante
le representa para otro significante. Así se ordenan las cuentas: el sujeto
cuenta para el Otro, puede contar historias y cifras, números. Mi intervención
instituye esa madre Otro que cuenta, y por eso además hay separación del goce
autoerótico: ya no necesita estar satisfaciendo la pulsión en su propio cuerpo:
succión del pulgar y masturbación con tintes compulsivos, en función de darse
unidad y sostén narcisista imaginario- real de tipo autista, empieza sostenerse, poder sostener su narcisismo en el
significante, hay una marca que es corte, separación que posibilita un ir y
venir: unir, juntar y separarar/se . y hablar, decir, pedir, estar en
desacuerdo con el Otro.
En “Posición del inconsciente” Lacan destaca una articulación
etimológica: indica que el deslizamiento deseparere (separar) a se parere (engendrarse a sí mismo) se funda en
su "común aparejamiento en la función de la
pars" , de la parte,
alusión al objeto a como objeto parcial, parte no integrable a un todo -
"La parte no es el todo […] nada tiene que ver con el todo". Prosigue Lacan: "Aquí, es de la
partición de ésta de donde el sujeto procede a su parto". Vale decir que transita de su división
a su engendramiento del objeto como causa, de esto se trata en la separación. (Lacan,
J. (1964): "Posición del inconsciente". En Escritos 2, op. cit., pág. 802)
(1) Couso Osvaldo M.,”La interpretación psicoanalítica: de
pasión significante a inspiración poética”.
(2) Lacan, J., “L’Etourdit”, en: Escansión
1. Paidós,
Buenos Aires, 1984.
(3) Como orientarse en la realidad. Carlos
Quiroga (red de psicoananlistas.com)