sábado, 21 de diciembre de 2024


Presentación de “LAS MAREAS DEPEPIN GARAY” en el Foro Psicoanalítico de Asturias. NOTAS, PREGUNTAS Y REFLEXIONES.

El día jueves 25 de setiembre se llevó a cabo en nuestro Foro la presentación del libro de uno de nuestros compañeros, miembro del Foro, Pablo González.  Este trabajo que comparto es solamente un conjunto de notas, preguntas y reflexiones que me surgieron leyendo su libro para realizar la presentación del mismo, la cual llevamos a cabo con Pilar Sampedro, colega y miembro también del Foro que tuvo la iniciativa de proponernos esta actividad y de organizarla, y la gentileza de invitarme a realizar dicha presentación de forma conjunta.

PRESENTACION DEL LIBRO LAS MAREAS DE PEPÍN GARAY,   escrito por Pablo González e ilustrado por Elena Menéndez                                                                                                              

Pablo González (Avilés 1984) nació a la vez que la llamada reconversión industrial llegaba para cambiar irremediablemente su barrio. Se dedica a la medicina de familia, pero desde siempre vivió la escritura como una necesidad de expresión, en pequeñas revistas locales o fanzines. Este es su primer libro de relatos publicado. 

·     Elena Menéndez (Avilés 1983), Miss Prosperity, estudió Bellas Artes en Cuenca y Lisboa. Es la autora de las ilustraciones de este libro, que quieren soplar un poco más de vida a las palabra.

     La presentación estará a cargo de Pilar Sampedro y Anabella Rodríguez, miembros del Foro Psicoanalítico de Asturias. Ser el jueves 25 de septiembre a las 20:00 en la Sede del Foro Psicoanalítico de Asturias.  Calle Caveda 3, bajo, Gijón.


  

“  Mientras los sueños se desangran por nada…                                                                                                                               “Pero el Amor es más fuerte”

(Escrita por Daniel Martín y Fernando Barrientos e interpretada por Ulises Butron como la voz de “Tanguito”)

Dice Gabriel Celaya, y canta Paco Ibáñez “la poesía es un arma cargada de futuro”, también lo es a veces, como en este libro, la narrativa, porque siempre es el Amor y su invención lo que lleva “la” y “a” la escritura, y porque se construye cuando es verdadera, "A PARTIR de la muerte" (“de” y “con” los restos y “para partir de”, o contra la muerte.  Así puede leerse en el comienzo de este libro, en su dedicatoria: en primer lugar, está dedicado a sus hijos, retoños amados por donde la vida de la generación pasada también amada, se re- encarna en el presente y de cara al futuro, y también lo está a: “los que sufrieron y sufren represión por la causa de la justicia, bienaventurados, son la simiente de este mundo nuevo que crece en este instante”.  Es la justicia no habida o perdida la que opera como causa o motor de esta escritura reivindicadora y redentora, creación que hace posible la transformación y el renacimiento a la buenaventuranza y trascendencia de aquellos que, de no ser por ésta, habrían quedado en la muda desventura.

El amor y el recuerdo de ese amor es necesario en “el camino de la lucha” para “renegar el camino de la muerte” (pág.26), poder salir-se de ese camino demasiado superyoico de la repetición, de los que fueron sacrificados, “decapitados”: el que lleva a Compostela donde la tumba del apóstol Santiago y el de Pisciliano, el mártir: “a los dos le cortaron la cabeza por lo mismo. Lo veía como el camino recto que lleva a repetir el camino de los antiguos, sin pensar sin salirse del borde. El de Zumalacárregui, lege zaharra. El que obliga a decir adiós, augur, a pesar de la rabia y las ganas de quedarse”

“La lege Zaharra significó durante generaciones en vascuence la ley que el mismo Dios revelo a Moisés y que este impuso al pueblo hebreo (según Xabier Zabaltza en “La ley Vieja”, Tribuna, el País 31 marzo, 2000), quien en dicho artículo afirma además que: “Esteve Materre distingue en 1617 “Lege zaharra” de “lege berria”, el nuevo Testamento Cristiano”. La ley mosaica era muy estricta, la ley zaharra parecería que también.

“Todos los caminos” condujeron a los de una generación, la del bisabuelo a Pamplona, pero como en “el camino de la vida”, “la muerte no tiene la última palabra” (28), Pablo nos lleva a desandar “el camino del silencio” retomando “el camino de la memoria” y “el de la lucha” como condición de renacimiento y libertad, puesto que “¿cómo va a ser condicional la libertad para un anarquista?” (21) Retomen entonces por “el camino del Amor”, las generaciones venideras “el camino de la vida” cuyo, aunque frágil tallo, no pudieron cortar: Rosita hija del bisabuelo Casimiro, de las 4 hijas la única que sobrevive, cociendo, y Pablo a su vera escribiendo, ambos enhebrando una y otra vez el hilo de la historia que llevó a su padre y bisabuelo respectivamente, al fuerte de San Cristóbal(pág.28). Hilo de Ariadna al rescate del terrible Minotauro, ese que del inconsciente en todos habita, y al que nunca del todo se termina de matar, -puesto que la muerte nunca muere-, para que el laberinto devenga colorido parchís, símbolo del amor de un padre preso injustamente, a su hija, testimonio de vida y de recuerdo (pág.19)realizado como nos dice el narrador, con paciencia( paz-ciencia capaz de hacer dejar en suspenso las diferencias entre el bisabuelo prisionero y un requeté de la brigada de Navarra encargado de su traslado a la cárcel, igualmente privado de libertad), en un aparentemente simple papel que le fuera cedido por el primero, quien lo reservaba para hacer llegar a su novia, seguramente también “una palabra de amor”, en ese encuentro en el cual “una persona es una persona ” (pág. 83), o un hombre es simplemente un hombre. Don de un papel que nada tiene de simple, más sí de sencillo por ofrecerse a la metonimia del don de algo necesitado de humildad y que es esencial: el amor vía la escritura.

 

ACERCA DEL TÍTULO.

…………………………

El mar como el sueño

rumorea en la orilla

restos

de la profundidad

porque nada dice

dice el mar

que la verdad es agua

entre las manos

se sabe por tocar.

………………………

Fragmento del Poema “Marea” de la poeta argentina Susana Villalva.

En el título, el mar en su dimensión de movimiento: marea, puede leerse como una espléndida metáfora de la escritura, y el trabajo “de fondo” que la misma lleva a cabo en su ir y venir, sacando a la superficie restos que son capaces de “hacer -decir” si alguien sabe, a partir de ellos, con ellos, escribir (“savoir y faire” dice Lacan), hacer letra, “a ser… letra” (de goce).

El narrador rescata la importancia del sonido, y por medio de este, de la voz, como podemos leerlo en la pág. 30, donde “Todos los caminos” conducen a esa marea que es a la vez sonido-voz causa, objeto pulsional de la escritura, y escritura misma, letra que bordea un real como dice Lacan, marea que en su bajar y subir trae las palabras de los que ya no están, en una demanda que impera: “trabaja por la justicia y enumera todos los nombres para resistir a la muerte y al olvido” en un ejercicio también de darles voz.

Particularmente bello me resulta este “Camino” que por eso mismo prefiero transcribir textualmente.

1.7 TODOS LOS CAMINOS.

Los huesos reposados no dicen nada en la tumba antigua. Ni siquiera un nombre en la lápida. Sólo el del vencedor. Los cementerios solo devuelven muerte y silencio. Pero la mar nos recuerda las palabras de los que ya no están, insiste, insiste…palabras que se filtran en historias que se van a esconder hasta que los hijos tengan nietos. Contad lo que pasó susurran las olas. Trabajad por la justicia. En las orillas de Artéu, la mar inmensa martillea los morrillos de una tierra que se cree firme. Pero es una ilusión. Contad nuestra historia una y otra vez repiten a cada golpe, al deshacerse en espuma. Enumerad todos los nombres. Trabajad por la justicia. Ola tras ola. Palabra tras palabra. Resistiendo a la muerte y al olvido. Derribad las cárceles, encended las luces. Abrid las ventanas. Que entre viento fresco y con ellos olores de la tierra. Contad lo que pasó.”

La muerte en su dimensión real de “hueso reposado en la tumba antigua” no dice nada porque no va acompañada del nombre del muerto, ni de su historia, lo único que pudiera devolver algo del orden de la ex -istencia, que, en tanto humana, es simbólica, requiere del lenguaje. “Los cementerios solo devuelven muerte y silencio”. La mar metaforiza esa condición de Otro simbólico, esas palabras de los que ya no están que se filtran en historias para enumerar todos los nombres, esa es la función de la memoria histórica para darles a esos muertos una tumba nueva donde morir-renaciendo como humanos (que entre viento fresco y con ellos los olores de la tierra”).  Ese Otro simbólico que cuenta, narrador que para llevar a cabo su tarea recurre a la escritura.

La mar es “el que sabe” de las condiciones de vida del bisabuelo  Casimiro y de lo que sucedió, ya que  “andaba al bou entre Gijón y Luarca”  (militante en el Sindicato de Industrias Agrícolas, Pescas y Alimentación de la CNT ) y fue el lugar  donde “le capturaron y hundieron el barco” condenándolo a 30 años de reclusión mayor por “auxilio a la rebelión “en un consejo de guerra en el que las sentencias iban redactadas de antemano” (pág.14), bisabuelo que en varios pasajes del texto me evoca a la figura de Jesús de Nazaret( pescador de hombres como le llamaban,  y para algunos primer anarquista), más allá de las referencias concretas que hay a Dios y a  la biblia en el texto, al descreimiento en ese Dios del Cristianismo, así como  al Antiguo Testamento.

“- ¿Te conté que mi bisabuelo estuvo preso aquí, en Pamplona, durante la guerra?

- ¿Por qué?

- “Era pescador y anarquista”. (pág. 2)

Marea es también una banda de rock navarra a la que el autor hacer referencia citando en “El camino de la lucha “fragmentos de “Venas con humo y palabras” que hablan sobre la pérdida y el desencuentro con el amor, y el recomponerse a veces un poco mentiroso a la misma: “A la altura del perejil/ se han quedado todos mis sueños, me hago un vestido/con  lo que he perdido y ya tiene sentido sonreír, /llevo volantes pá mentir, para ondularme como el trigo…”

“Y así decir que desde que te has ido, / la bailo igual contigo que sin ti” (pág. 25), decir este último al cual   el narrador contradice:

“y una mierda. “¿Dónde estará? …La echaba de menos”. (pág.26)

Y respecto al otro término del título, cabe la pregunta de quién es Pepín. ¿Es el autor? En el libro la única referencia que encontré es que Pilar, la bisabuela, esposa de Casimiro, era de la aldea de Pepín, parroquia de santa María de Piñera (Cudillero), en notas o bibliografía (pág. 107).   

 

Dices que: “La memoria se encarna en el momento preciso en el que la historia de un bisabuelo preso en Pamplona se convierte en la del condenado n 954 de la prisión central de San Cristóbal. Cuando puedes tocar el papel de su sentencia…. Cuando al fin se recorre ese camino viejo, entre los paseantes para encontrarte con el frío, la oscuridad y las marcas en las paredes de las celdas de castigo”(pág.)29. ¿Cómo fue ese proceso, cómo surgió esa necesidad de ir allí y de documentarte exhaustivamente y decidir incluir dicha información al final del libro? Parecería que con la ficción no bastara para esa reconstrucción histórica, y en ese proceso fuera necesaria esa especie de toma de contacto con los lugares donde sucedieron los hechos y con los documentos que lo confirman, dada la cita exhaustiva de todas las referencias documentales que refieres al final del libro. ¿Tuvo algún papel en este proceso tu análisis personal? Lo digo porque entre los agradecimientos agradeces a una analista su escucha, y además porque teniendo en cuenta que en un análisis “la verdad tiene estructura de ficción”, lo cual significa que la memoria se estructura sobre una falta primordial. ¿Cómo es que para esta escritura tuviste esa necesidad de ir a buscar datos concretos, y que estuvo antes, ese proceso o el trabajo de rememoración en el análisis? ¿O fueron simultáneos? Y como empieza y a raíz de qué, ese proceso de búsqueda, dado que el narrador dice que “el médico que trabajaba en el centro de salud de cangas de Onís no se paraba a pensar que esos muros habían encerrado a mucha gente… todavía no sabía que las tías de su abuela habían estado presas allí” (pág.33)

¿Qué relación podría establecerse entre la rememoración propia de un análisis y la memoria histórica?

Otro punto sobre el tema de la memoria, en relación a la toma de conciencia; pareces plantear que habitamos lugares en la cotidianeidad sin pensar o tomar conciencia de la historia de los mismos, por ejemplo, en la pág. 33, cuando se hace referencia al Centro de salud de Cangas de Onís, el narrador dice que “los turistas que acudían en las tardes no sabían que aquel edificio había sido la cárcel.  Y también que el médico que pasaba consulta “tampoco se paraba a pensar en que esos muros tan grandes, sólidos habían encerrado mucha gente.  Todavía no sabía que también las tías de su abuela; María y Josefa, habían estado allí presas en el otoño del 37, cuando todo cayó”. Entiendo que puede vincularse a la necesidad de la memoria. ¿Qué piensas de ello, y que mecanismos crees que operan para que reine esa especie de desmemoria o falta de conciencia, y cómo podría revertirse este proceso? Además, que parecería que hay un contrasentido en el hecho de que en el lugar donde hubo una cárcel haya un centro de salud, puesto que en el lugar donde mucha gente enfermó y murió (como el mismísimo Casimiro, que, si bien estuvo en otra cárcel, ni siquiera su hija le reconoció al cruzarse con él al salir de la misma, dado el deterioro y “las marcas del sufrimiento y la enfermedad” (pág. 21) al que llegó estando preso). Aunque en otra historia entendemos que dependiendo de la concepción de salud que se tenga, un centro de salud puede muy bien ser una cárcel.  Y pregunto, ¿cómo puede pensarse esto?: ¿Cómo un intento de “normalizar- neutralizar” el lugar y los hechos allí ocurridos, con el objetivo de promover el desconocimiento o la desmentida de los crímenes de lesa humanidad, o puede haber algún atisbo de intento ¿consciente? ¿inconsciente? de cambiar el sentido de la historia.

Para la siguiente pregunta me he tomado una licencia y es tomar la frase que tú tienes en tu correo electrónico, que es: “Por eso quiero gritar: no creo en nada, sino en el amor de los seres humanos” (V. Jara) 

Considero en que esta frase se encarna en varios vínculos en las historias del libro, y en que es el amor lo que hace lazo, por ejemplo, entre el bisabuelo y el requeté en ese diálogo e intercambio en el cual ambos están privados de libertad, según entendí a partir de los pensamientos y el diálogo entre ambos, a pesar de las diferencias, ya que uno es prisionero, y el otro el que dirige a éste a la prisión.

Ese requeté privado de libertad por su ignorancia, ya que parece luchar en base a un eslogan: “luchamos por Dios y por el rey”, del cual no sabe realmente lo que implica. De ahí que Casimiro le desee también además de salud, libertad.

El amor se hace presente claramente en la frase: “se miraron por un momento, más allá del horror concreto, del absurdo de un mozo guardando bueyes humanos. Mas allá de la muerte, de reyes extranjeros y de dioses impíamente muertos. Ya empezaba a amanecer, en un rato seguirían el camino.”

A partir de este fragmento se me ocurre que: cuando hay amor empieza a amanecer y sólo así puede seguirse el camino… de la vida.

También en “Lobo negro, mi hijo” (84), ya que solamente desde el amor se puede entender a ese joven que tira, en este caso, molotov chapuceros que no llegan a hacer gran daño, y entender que “la raíz del fascismo difícil de arrancar, tiene muchas ramificaciones, se oculta profunda dormida. Esperando paciente a que alguien se ponga a regarla con resentimiento, con envidia, con frustración”. Pues acaso, “¿no está esa oscuridad en cada uno de nuestros vecinos?” Yo diría más, en cada uno de nosotros, ya que “los nazis y los yonquis (no) son siempre otros, hijos del corto de cualquier vecino de escalera”, ya lo dio a entender Hannah Arendt con su “banalidad del mal”, puesto que justamente lo que puede hacernos ir hacia lo peor, es que proyectemos en el otro todo el mal, tendiendo a adjudicarnos a nosotros mismos el “alma bella” (con su “ley del corazón” y “delirio de infatuación, Hegel). A esta “locura” como le llama Lacan, hemos de oponer que: puesto que “una persona es una persona”, serlo implica que en todos habitan luces y sombras, y por eso “hacer grupo es una respuesta (demasiado)humana, frente al frío del afuera, del horror del heteros”.

Y pensaba que, el horror “del heteros” es un horror que tenemos cada uno respecto a nosotros mismos, a ese extranjero que nos habita, capaz de las peores maldades y también de los mayores sacrificios (o sea, “ni héroes ni bandidos” como apuntas en uno de los relatos, haciendo referencia en este caso a los obreros, pág.51), que nos habita en tanto sujetos del inconsciente, y que tan bien nombra Lacan con su concepto de "inmixión de Otredad",  ese otro del que nada queremos saber de nuestra propia capacidad para el mal: de que podemos ser capaces de pensar y desearle al semejante “lo peor”, y aún de hacerle daño, aunque la mayoría de las veces no lleguemos al acto de darle muerte. Este aspecto se aprecia claramente en la historia de “Resolución”, página 87, a cuyo final imprevisible, en el cual la palabra pacificadora finalmente, subvierte el acto de muerte que la rivalidad narcisista y el odio podría haberse desencadenado, hay que agregar el efecto casi humorístico que produce, el cual es muy importante a la hora de “quitar hierro” o carga super-yoica (culpa)al asunto. Digamos, que nos permite odiar a otro y querer e imaginarse haciéndole lo peor y disfrutarlo, sin tenerlo que ejecutar y sin sentirnos excesivamente culpables por nuestro punto de maldad “con quien creemos que se lo merece”.

Además de que nos hace reflexionar en cómo las palabras pueden ser más, o tan dañinas como un acto.

También este aspecto de nuestra oscuridad, está muy bien abordado en la historia las limpiadoras “Nombre en código: ibuprofeno de 600”, aunque allí pasan al acto, … que quizás a muchos nos podría gustar llevar a cabo en alguna circunstancia, pero gracias a poder recrearlo en lecturas como esta, que nos sirven de catarsis o catalizadores, no lo hacemos, porque gozamos imaginándolo y eso nos basta. Y en este relato también se aprecia al final, el recurso al humor en su vertiente de ironía, burla que nos viene muy bien poder expresar, dado que muchas veces quienes representan la autoridad y la encarnan hacen el ridículo -y más cuanto más “se la creen”. Y en este punto se abre para mí un capítulo enorme de preguntas en relación de la importancia de la lectura y la escritura y todas las formas de la cultura: teatro, cine, etc. y del humor, al cual ya Freud daba por fundamental (“El chiste y su relación con el inconsciente”), como formas civilizadas de tratamiento y cura del “malestar en la cultura”.

También en “Palabra revelada” está en juego algo del odio y de ese malestar en la cultura, pero ya no en términos de subjetividad personal, de vecino a vecino en una rivalidad narcisista, sino a escala macro o mundial, ya que también se juega la posible “destrucción mutua asegurada” (MAD).

Además, me parece interesante cuando dice: “es tan fácil fascinarse con el discurso de un lunático, abrazar las promesas de un cielo eterno en la tierra prometida, donde dejar a tras nuestras limitaciones y miserias.” Porque da lugar a pensar que antes se esperaba la Tierra prometida o el Paraíso si se respetaba la ley de Dios, los mandamientos, creyendo que soportar los males en esta vida dignificaba y llevaban a una vida mejor, también después de la muerte, y ahora el ideal va contra la prohibición, puesto que es goce(Lacan) o como diría Freud, "pulsión de muerte": matar y ser capaz de morir por la religión. Tomando como referencia la frase de Lacan que cita en el comienzo de esta historia: “Se trata de matar al padre a condición de servirse de él”, pensaba que en esa historia y en muchas en la actualidad, lo que se aprecia es más bien, que no hay capacidad de matar al padre y servirse de él, puesto que hay un padre que, en lugar de erigir prohibiciones, dice: ¡goza! que deja al sujeto en lugar de objeto sacrificado.

Ese gesto de humanidad que acorta distancias y hace lazo que es el amor también está presente con el paciente serbio Goran (pág. 43). “Tras el intercambio de recomendaciones y alguna receta el médico acompañó a Goran a la puerta del Centro, de la cárcel. Este le ofreció la mano y sacó, de otro bolsillo, una pequeña postal que le ofreció agradecido. Era el atardecer sobre un río que atravesaba campos verdes. Sin fronteras ni banderas”.

También es interesante la asimilación metafórica del Centro de Salud a la cárcel, ya que el narrador dice: “el médico acompañó a Goran a la pueta del Centro, de la cárcel…” Además, porque en otras partes del texto se alude a la relación entre ambas y al deterioro que se produce en la salud en los presos debido a las condiciones de insalubridad que sufren: haciendo referencia a Isacc Puente en dos oportunidades. Y también porque dependiendo del modelo de salud que se tenga, la salud puede devenir cárcel que enferme, más que ayude a curarse. Este punto está en estrecha conexión con lo que dices respecto a que:

Tu prefieres hablar de la medicina como profesión libertaria en vez de liberal (pág. 52), y es muy interesante, porque en el libro das cuenta de cómo ambas concepciones son diametralmente opuestas. Una da lugar a la escucha del paciente y a su saber en relación a lo que le sucede, y a pensar los procesos de salud y enfermedad no como procesos meramente biológicos, ajenos  al contexto social ,  económico o  ecológico-ambiental como queda de manifiesto por ejemplo en el relato  titulado” Beograd”, (pág.14) en el cual Goran, un paciente serbio, aún  reconociendo que  el tabaco no le venía bien, determina que su tos y la inflamación bronquial  “tenían que ver con otra cosa”: los bombardeos de los aviones de la OTAN  con uranio empobrecido. La actitud del médico es totalmente diferente a la que habitualmente encontramos en las consultas, ya que piensa: “Estupendo. La tercera pregunta hipocrática (¿a qué lo atribuye?) era su preferida”. Y agrega que “esas preguntas (las dos primeras, qué le pasa y desde cuándo le pasa) las seguían explicando en las facultades como por inercia, porque la fascinación tecnológica las iba relegando a la Historia de la medicina”. Para él en cambio, “esa pregunta abría la puerta a un mundo infinito de interpretaciones, mitos y leyendas, decires populares, traumatismos soterrados, supersticiones, novelas populares, pensamiento pagano, animismos…y un sinfín más de explicaciones que desafiaban la autoridad de la medicina académica. Medicina narrativa dirían los finolis”. Y agrega que el médico concede a ese saber ficcional del paciente un lugar, un valor:” el médico, que además era asmático y había crecido bajo las chimeneas marrones de Avilés, no tuvo más remedio que concederle al menos, un margen de posibilidad. Aunque dudaba que el sistema de codificación de síntomas y enfermedades hubiera provisto un epígrafe para “enfermedad pulmonar secundaria a un bombardeo” Y concluye con una gran apreciación: “quien inventa el instrumento de medir, inventa la realidad”. El narrador propone con ironía que pudiera ser posible pensar una “enfermedad pulmonar secundaria a un bombardeo”, pero que, dada la manera de pensar la realidad en nuestros días, ello no está previsto. Así, el “cómo se piensa la realidad”, como se la lee, determina su existencia, como se la “hace ser”. 

Precisamente hoy asistimos a una  manera de pensar y medir la realidad psíquica centrada en la  biologización de las enfermedades y del padecer psíquico, y a una patologización de procesos que en el ámbito psíquico no tienen por qué serlo, como los duelos, por ejemplo, además de un sinfín de clasificaciones y etiquetas como también refieres en otro relato titulado “Tiempo es cerebro”, donde se narra que en la historia clínica “alguien (valiente anónimo), que parece que había tarifado con el paciente (no se sabe cuándo), había dejado un flash: “conflictivo”. Para la posteridad” (pág.93).

Ese “Para la posteridad”, al estar escrito así, separado del resto de la frase (la cual podría haber sido: “alguien … había dejado un flash: “conflictivo” para la posteridad”), acentúa la fijación que se hace del sujeto al ser, al etiquetar a alguien,  quitándole a la persona la subjetividad y la libertad que implica siempre la posibilidad de cambio. Por eso, centro de salud y cárcel pueden ser sustituibles como aparece en el relato del paciente serbio, ya que si la concepción de salud con la que se trabaja no es libertaria termina siendo una cárcel. Por eso, una medicina como profesión libertaria supone, para romper con esto, dar lugar a la escucha del paciente en un sentido amplio, no solamente respecto de lo que le sucede en el cuerpo, como puede leerse en este texto. También pensaba en lo difícil que puede ser poder llegar a esta manera de abordar la consulta médica en el sistema de salud Pública actual, dado la forma en que se trabaja que está en las antípodas de tu postura; te preguntaría cómo lo haces.

En este hacer de la atención médica una profesión libertaria, LA LIBERTAD, que más que un aspecto o tema abordado en el libro, entiendo que es lo que da lugar a la escritura del mismo, ya que como dice Casimiro “cada cual tendía que amarrarse a algo por lo que luchar, para sostener el ánimo y la dignidad. Mejor un padre preso que un padre muerto. Casimiro intuía que mientras su pensamiento siguiera siendo libre, no habría posibilidad de encerrarlo del todo” (pág.18) Esa libertad que Casimiro anhela estando preso, y que en sueños representa en la figura de Ramón Acín y sus pajaritas… “palomas que derribaban todas las cárceles”

Y codo a codo con la libertad, la paz:  Ramón Acín “trabajaba por la paz. Si un lápiz cuesta lo mismo que una bala ¿puede el soldado que dispara sustituir los poemas de amor no escritos?”, donde sustituir balas por palabras, o como lo decía Vicente Alexandre espadas por labios (“Espadas como labios: la destrucción o el amor”) nos llevan a valor de lo simbólico y de la cultura para canalizar el malestar en la cultura y el forjamiento de la libertad.

Este planteamiento anteriormente referido, de otra manera de pensar lo que llamamos enfermedad, está presente en esta historia que aborda situaciones habituales de atención médica, con visitas a domicilio incluidas; es patente como la enfermedad llamada física(ictus) no es en sí solo física, sino parte, ella misma, de un texto -diría yo-, más que determinada por un contexto, en el que  la  sintomatología que estalla en el cuerpo físico,  hace trama  con malestares a nivel familiar, social y económico. De ello dan cuenta los detalles que incluye el relato: los 63 años del paciente, sus antecedentes: “todos los factores de riesgo vascular conocidos. Problemas de alcohol crónico”, la descripción y pensamientos de médico acerca del barrio y el lugar donde vive el enfermo, las condiciones de la vivienda, el lugar y la manera en que este se encuentra cuando llega el médico a su domicilio: (“respiraba ruidoso en el sofá, con un pantalón de deporte como única vestimenta. Había olor a tabaco antiguo y actual”), su estado civil (divorciado), aspectos todos importantes a tener en cuenta, que repito, conforman parte de un texto, puesto que me atrevería a decir que no hay contexto, lo que llamamos habitualmente  el contexto, es el texto que hay que saber leer para entender su padecimiento, y que es lo que habitualmente hace un psicoanalista, ya que la persona cuando habla pasa de un aspecto a otro de su vida, y entre ellos hay un entramado significante que constituye su realidad. Esta manera de pensar la enfermedad queda patente en la cita de Fernando León de Aranoa en “Barrio” que incluyes al comienzo de este relato (y que también me recuerda una canción de Joaquín Sabina, “Círculos viciosos”):

Javi- ¿Por qué bebe tu padre?

Manu-Porque lo han echado…

Javi- ¿y por qué lo han echado?

Rai- ¿Por qué bebe?

También la siguiente cita al comienzo del mismo relato, da cuenta de cómo las condiciones de vida material, social, pueden hacer que el sujeto pueda quedar omitido, tanto si lo leemos desde la gramática, como  si lo hacemos con la matemática;  leemos la misma idea de pérdida subjetiva por cuanto se  trata según el diccionario de “una curva simple, plana y cerrada simétrica respecto de dos ejes perpendiculares entre sí , imagen afín a una circunferencia”, lo cual me lleva a pensar en el Uróboros (símbolo que muestra a una serpiente o dragón engullendo su propia cola y formando un círculo con su cuerpo), “ símbolo del ciclo eterno de las cosas, también el esfuerzo eterno, la lucha eterna o el esfuerzo inútil ya que el ciclo vuelve a empezar a pesar de las acciones para impedirlo”, y por lo tanto en el mito de Sísifo y el concepto de repetición en psicoanálisis y la llamada pulsión de muerte en Freud.

“si eres pobre te jodes”

Víctor Cuetos: “Tú y yo somos sujetos elípticos” (pág.93)

La elipsis del sujeto, el encerramiento mortal sin lazo al Otro del lenguaje y  social, que podría hacer posible el cambio  y la re-creación subjetiva, se cronifican en nuestra sociedad dada la manera en que nuestra sociedad aborda y trata las enfermedades, recetando solamente medicación, sin abordar el vínculo familiar y social, a pesar del reconocimiento subjetivo que sí puede hacer, como en este caso, de el paciente  su médico, y  queda patente aún en la finalización del relato: “el médico llamó por su nombre al paciente. Era del cupo de un compañero, de baja hace meses…Algo le sonó. Reconoció la cara del ser humano que entraba por la puerta …a pesar de la mascarilla pudo participar del olor a tabaco antiguo, humedad y soledad. El paciente no se acordaba de él. Ajustó la receta electrónica, con más fármacos para controlar más la tensión arterial, la glucemia y el grado   de inflamación endotelial en sus placas de ateroma. El paciente pidió algo para dormir mejor, un informe para la dependencia, y si podía, algo para el dolor de cabeza. Salió despacio, sin ninguna prisa por vivir, con sus mismas “causas de las causas” pegadas a la espalda”.

“Cuando se cerró la puerta, el médico abrió el gran ventanal para ventilar un poco. Admiró la vista desde la consulta, las casas, las aceras, los barrios …y la fábrica ahí tan cerca, sonó una vieja canción de Reincidentes en su cabeza: veo prisa, desencanto, heroína y mucho atasco, sentimientos navegando en alcohol. Aspiró el olor del compost que en silencio se elevaba entre el frío de la mañana. Había que tener buen olfato para descubrir, entre ese compost, el aroma de las rosas” (Pág. 98)

También en el relato titulado: “Nombre en código: ibuprofeno de 600” (pág. 75) se puede leer claramente la relación entre los procesos de enfermar y lo que habitualmente se llama contexto socio- económico, en este caso en las mujeres, las cuales en un porcentaje mayor respecto de los hombres son quienes se encargan de las tareas de limpieza, tanto en una empresa como allí se relata, como en sus propias casas. Y se aprecia claramente el malestar que dichas tareas implican (“las manos fatal “, “ el dolor en las cervicales  que lleva al insomnio y la hiper- medicación (”yo toi fartuca de tomar pastillas”),  así como al uso de formas nada saludables de bajar la ansiedad y de renovar la energía necesaria para seguir trabajando, como son el  fumar y el beber café, con exceso de azúcar (”con dos de azúcar”), las cuales  a veces pueden, como todos sabemos,  llegar al exceso y a  que los procesos de enfermar cobren severidad y extensión tanto en el ámbito físico como psíquico y social. Es una historia donde hay muchísimos pequeños detalles que dicen mucho sobre ellas, su vida, sus condiciones afectivo sexuales, además de socio- económicas.

Preguntaría como se dio el proceso respecto de  la relación entre tú interés en formarte en psicoanálisis y en analizarte, dado que el psicoanálisis da una lugar de privilegio a la escucha y a la lectura del discurso del paciente, y por tanto de su saber inconsciente  a-cerca de sí mismo, sobre  sus síntomas y su padecer, y si crees que  tu disposición a la escucha y a lo que llamas “una medicina narrativa” era anterior a tu encuentro con el psicoanálisis, y  estaba en germen por el hecho de que te interesaba la literatura, porque eras un gran lector y ya escribías desde pequeño. En fin, que te llevo a estudiar medicina, ¿siendo que parecía interesarte también mucho la historia y la literatura, y como has ido conjugando ambos mundos?

¿Estarías de acuerdo con que la medicina narrativa propone incluir lo que se llama habitualmente “contexto” como “texto” para entender el proceso de enfermar de una persona y eso acerca tu ejercicio de la medicina al psicoanálisis? 

Otro aspecto interesante es el comentario que está presente en el relato” ¿Te enteraste? Murió el zapatero de Berodia”, de que “el estado burocrático había desamortizado también, el registro de la vida y de la muerte, expropiando así el trabajo ancestral y silencioso de las parroquias y concejos. Extraño sacerdocio pensó el médico. No había espacio en el papel timbrado para anotar que era zapatero, el zapatero de Berodia, quien acababa de morir” (pág. 66) alude a la secularización de la vida, que lejos de suponer un progreso como en principio podría parecer, va en detrimento de la persona y de su dignidad, por cuanto la despersonalización me hace recordar el concepto de “nuda vida” de Agamben.

¿Qué relación hay para ti entre sacerdocio y medicina, y la medicina como tú dices entenderla, como “profesión libertaria (no liberal)?  teniendo en cuenta además la importancia que tiene en tu ejercicio profesional la escucha de la historia del paciente (que supongo incorporas desde el psicoanálisis) y no solamente su sintomatología?  Tu planteamiento me hace pensar en una forma de sacerdocio que deja más bien de ser tal, por ser revolucionario diferente al que clásicamente asociamos a la  Iglesia Cristiana, …pensaba   en la teología de la liberación y también en Paulo Freire..

Hay una referencia importante en el libro a Dios y a Jesús su hijo, un Dios que aparece desdoblado, y que me recordó lo que dice Machado en “La saeta” tan bellamente cantada por Joan Manuel Serrat:

Dijo una voz popular:
"¿Quién me presta una escalera para subir al madero
¿Para quitarle los clavos a Jesús, el Nazareno?"

…………………………………………..

Oh, no eres tú mi cantar
No puedo cantar, ni quiero
A este Jesús del madero
Sino al que anduvo en la mar.

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 Desdoblamiento que implica  un Dios de la iglesia Cristiana, ese que al morir  parece haber sido secuestrado por una religión que se cree la verdadera (pág.25), que es la que movía al ejército franquista, y otro que es el que habita en la casita de Iraizotz , el albergue para peregrinos  a la vera del Arga, que “a diferencia del convento de las monjas no tenía rejas ni barreras”, donde podían “compartir un vino, a morro, porque allí no eran necesarios vasos consagrados” , porque allí “cada uno alababa al Sr a su manera” y  podían sembrar “pequeñas semillas de anarquía cotidiana”, como compartir la cajetilla de tabaco sin contar lo que fumaba cada uno”, o también el Saddai  O Dios de la montaña ( “Entendía de sobre que israelitas dirigiesen sus salmos a Elí Saddai, el sr de la montaña. ¿También allí lo encontrarían? Seguramente Dios prefería la compañía de los jabalíes”. (pág.18)

En la primera versión, o pére-version  ( versión de Dios padre, como dice Lacan) Dios es  ese cuyo corazón dicen llevar consigo los requetés en sus detentes (“corazones de Jesús cocidos por sus madres en las camisas”), ese por el que dice luchar el requeté que habla con Casimiro mientras está siendo conducido con otros presos  a  la cárcel de Pamplona, el que, representado por el cura que les acompaña , ese ”menudo animal” que “está  todo el día con la matraca del rosario” y cuyo rezo del pater no se detiene ni aun cuando un preso se desmaya de cansancio. Ese al que supuestamente Casimiro “en voz baja” o en pensamiento, a modo de monólogo interior, replica en cada frase aludiendo a sus circunstancias personales y las de su familia (esposa, hijos, cuñada, dado el absurdo que significan cada una de las mismas, teniendo en cuenta las circunstancias en que dicho rezo se está llevando a cabo. Un Dios que no se apiada y sacrifica a sus hijos, es el Dios que como prueba de su fe pide a Abraham en el Monte Moriah el sacrificio de su único hijo Isaac, hijo tan deseado, y cuya concepción tanto costó a él ya su esposa Sara. Un Dios que, en este caso, a diferencia del bíblico, no provee un cordero para el sacrificio.

Kyrie eleison (Sr. Ten piedad, Cristo ten piedad, Kyrios es el Señor)

(No hay piedad en esta tierra)

Christie exaudi nos

(Si escuchasen la verdad del Evangelio…)

Mater misericordia

(Pilar, que mujer más necia…mira que marchar para Avilés…)

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Agnus Dei, que tollis peccata mundi.

(No hay sacrificio suficiente que pueda borrar el pecado del mundo)

Agnus Dei, que tollis peccata mundi.

(Como corderos vamos a la muerte)

Miseri nobis (ten piedad de nosotros)

(Pan pa los probis)

 

(Esto es el pecado del mundo)

Agnus Dei, que tollis peccata mundo.

(Como corderos vamos a la muerte)

 

En la dedicatoria el término Bienaventurados es un término de la biblia vinculado a las bienaventuranzas (del latín beatus) las enseñanzas que dio Jesús en Sermón de la montaña y siendo (pág.8), tú refieres unas cuantas: los que los perseguidos por la causa de la justicia en este caso, pero también los que trabajan por la paz, los que tienen hambre y sed de justicia, ellos participaran de la naturaleza divina la vida eterna.

Pero también hay una historia en la cual hay un personaje descreído totalmente en Dios en “Domingo de Ramos, o el Mercurio inoportuno” y el personaje descreído no es cualquiera, sino precisamente un cura. En ella podemos apreciar la forma en la cual se presenta el surgimiento de la fe en este hombre, que ahora en cambio, tenía “la conciencia clara y dolorosa de la ausencia de Dios”. También apreciamos la perdurabilidad de la misma, antes de llegar al descreimiento actual,  así como las formas peculiares que va tomando en sus diferentes etapas  vitales ( “La fe ingenua de los niños, la fe militante de la adolescencia entregada, la fe serena d ellos libros de teología, religión y antropología, la fe mística de la contemplación, la fe escueta y carbonera del trabajo cotidiano en las parroquias; la última parada de  aquel éxodo siguiendo a Dios que iba dejando en su vida las pistas de un rastreo” . Pensaba en el paralelismo que podría hacerse entre  la creencia en Dios, y lo que en psicoanálisis llamamos la creencia en el Otro, también omnisapiente y omnipotente, y la posición propia del neurótico de rechazo a la castración de ese Otro, puesto que la creencia en Dios es una de las formas que puede tomar la creencia en el Otro. Y también pensaba, que el planteamiento que haces en esta historia respecto a la descreencia, es a la que se llegaría en un fin de análisis: “ya no le quedaban las palabras adecuadas para tapar el agujero inefable de la falta de Dios. Muchas veces lo había intuido, resistiéndose a aceptarlo del todo. Como rezaba Patxi Lloidi en aquel poema de “Gritos y plegarias”: “todos los creyentes llevamos un ateo en el sótano de nuestro corazón”.

Y de cara a ese fin de análisis, es muy precisa la frase que aparece a continuación: “Por algún motivo desconocido, ese ateo se había cansado de esperar en la bodega, y sin pedir permiso se había instalado en habitaciones más soleadas”, porque da cuenta de lo que entendemos en psicoanálisis como el acto de deseo, el horizonte del fin de análisis, que implica un pasaje del desciframiento del inconsciente y de los significantes que han sostenido las identificaciones con el Deseo del Otro, a la espera de encontrar  allí una respuesta en ser para nuestro no- ser  ex -istencial , un reconocimiento en la fórmula del fantasma,  al  acto donde se juega el deseo que hace posible salir de la espera, en el  lugar donde se guarda o almacena, yo diría que,  la capacidad de creación del sujeto, que estaba inhibida o detenida, y  quien por ese acto, y a partir del mismo, se permite ,ya sin necesidad de Otro que le autorice,  instalarse en habitaciones más soleadas”, que entiendo que son más vitales o de creación. Y es interesante ese “por algún motivo desconocido” ya que precisamente ese cambio en la posición del sujeto, implica ya no el inconsciente transferencial del sujeto supuesto al saber, sino el cruzar el Rubicón y se hace ahí en el lugar de la falta, del agujero o vacío de saber y “con” ese vacío que implica su re-creación(Lacan dice que la pulsión de muerte es una sublimación creacionista en su seminario "la ética del Psicoanálisis"). Me preguntaba si consideras que este pasaje ha acaecido en tu psicoanálisis.

La pregunta dirigida por el nieto al abuelo,  acerca de qué es lo que determina  la pertenencia a la clase obrera, en el relato que lleva por título una frase de la canción “Skalari Rude Klub” de la banda de ska (género musical originario de Jamaica) Skalariak, “No somos héroes, no somos bandidos”, abre un universo complejo, difícil de leer, puesto que implica el entrecruzamiento de diversas dimensiones (social, psicológica, ideológica, sociológica , política, económica). Según se desprende del relato, la identificación al significante “obrero” y a la clase obrera en la sociedad actual, tomando un término de Bauman, parece haberse vuelto líquida, haberse diluido en un capitalismo neoliberal que se presenta como única opción ideológica, aunque se disfrace de democracia, habiendo una destrucción de la conciencia de clase y un aumento de la desigualdad social. Esto da cabida a las preguntas del nieto: “¿sigo siendo clase trabajadora, es algo que se hereda?, ¿hasta qué generación? ¿depende de si usas o no las manos en tu puesto de trabajo? ¿Depende del barrio donde vives, aunque solo pares a dormir? ¿depende de lo que ingresas este mes, aunque no tengas seguridad de lo que entrará el siguiente? A estos cuestionamientos se ve enfrentado alguien que, siendo hijo de generaciones de la clase obrera (bisabuelo, abuelo padre) siente que sus condiciones de vida son diferentes y mejores que las de las generaciones anteriores en muchos aspectos (vive en otro barrio, no pasa apuros económicos, puede ir de vacaciones), dado que fue un hijo de obrero que pudo ir a la Universidad, pero se pregunta acerca de todas esas diferencias implican un cambio, ¿de qué? ¿de estatus?,¿de clase?; ¿puede cambiarse de clase social?, y aun dando por supuesto el sentimiento de pertenencia a una clase, habría, entiendo yo, que considerar que la posición de cada uno en relación a la misma es diferente, no hay homogeneidad, cada uno se define dentro de esa clase desde un lugar diferente. No obstante, se plantea que, aun así, “la universidad tenía trampa” (pág.53) puesto que la promesa de cambio ¿de estatus socioeconómico? ¿de una vida “mejor”? supuso un fracaso: “¿Cuantos amigos tuyos se fueron a la emigración con sus títulos universitarios bajo el brazo?, ¿les ahorraron las habitaciones pequeñas, el futuro incierto, la sopa de sobre?”  Se alude a que antes se tenía muy clara la pertenencia a la clase obrera: “la Empresa-en la que trabajó el abuelo y también luego el padre- daba un ser y un estar en el mundo a vosotros y a los que os rodeábamos. Y el barrio era el territorio comanche de la clase obrera”. Y  aunque hoy en día se puede constatar que la opresión y  la explotación siguen existiendo y aún en mayor escala, llegando a la precariedad  ( “los contratos de un día, o los de 300 horas en el mes de agosto, la cola en el INEM, el teléfono reclamándote en cualquier momento, las horas de más porque sí, el rateo de los derechos laborales”), podríamos pensar  que entonces el malestar de la clase trabajadora es peor que antes, y recurrir para hacerlo a los planteamientos de Lacan sobre el pasaje de lo que era el Discurso del Amo a la mutación del Discurso del Amo que se produce en el actual capitalismo. En el primero, entre el obrero y el dueño de la empresa había un lazo, en ese discurso, cada uno tenía un lugar, sabía cuál era su lugar y desde el mismo cuales eran sus valores, reivindicaciones, etc., había una cierta estabilidad en el mantenimiento del mismo, dado por un sistema democrático, con economías mixtas (combinación de libre mercado con intervención o acción estatal en el estado de bienestar y un sistema de garantías de acceso o beneficios sociales a la población en general que permitía al menos” vivir con el esfuerzo de vuestro trabajo, ,sin lujo, pero con…dignidad “ (pág.51) Pero como dice Lacan, ahora “todos proletarios”, lo que me lleva a pensar en la desaparición de las clases, y con ella en su fuerza de lucha, dado que la ausencia de identificación con la propia clase social provoca la pérdida de solidaridad grupal, así como comportamientos incoherentes  con nuestra propia situación, dándose una uniformización u homogenización en la cual solamente importamos como productores y consumidores, puesto que  lo que importa es el objeto en el circuito producir -consumir, producir más para consumir más, circuito infernal del capitalismo.

 Así, lo insólito se vuelve posible, dado el engaño que propone el mercado de consumo que hace que el sujeto desconozca que deja de ser sujeto y de que pierde su libertad, deviniendo objeto consumido él mismo por su goce consumista: “cada vez menos gente se identifica como clase obrera…y hay un espejismo de clase medias, de centro comercial…  no se puede nombrar el presente con las palabras de ayer” (pág.53).  Pero, aun así, subsiste la duda acerca de sentirse nombrado por ese significante “obrero” y la pertenencia a una supuesta clase que el mismo otorgaría: “¿quién decide hoy lo que es la clase obrera?, ¿sólo existe cuando tiene conciencia (de clase) ¿Por qué estas dudas si cada vez menos personas son dueñas de la mayoría de los recursos?

El abuelo conmina al nieto a “renegar de todas las etiquetas, de todas las banderas que no sean ropa tendida” ya que las fases manidas como “el pueblo unido jamás será vencido “porque “es una frase preciosa que sirve para calentar los corazones, pero tiene trampa”, puesto que “pueblo es una palabra a la que cualquiera puede echarle mano” (efectivamente, entre otros aspectos, desde algunos discursos se puede decir que se hacen muchas cosas en nombre del pueblo, sin que sea realmente así). También le advierte que “reniegue de las momias de Lenin o de Derruti” ya que “no hay nada bello en las derrotas”. Le sugiere cuestionar los clichés de los cuales cualquiera puede echar mano para ostentar una posición u objetivo que nada tiene que ver, e incluso puede ser lo opuesto de lo que dice querer, ser o aparentar, ya que las “apariencias – y también las palabras por su dimensión imaginaria-engañan”, y el afecto que en general mueve a la masa a la identificación al ideal y al líder como dice Freud en “Psicología de las masas y análisis del yo”, la ciega, impidiéndole el análisis racional de las situaciones  y por tanto, moviéndole a engaño. Tampoco conviene idealizar al pasado ni a los muertos derrotados, ¿ya que se corre el riesgo de la repetición?  Y se corre el riesgo de quedarse en el pasado, cuando se necesitan nuevas herramientas y nuevas palabras para la lucha y el cambio, puesto que “no se puede nombrar el presente con las palabras de ayer” (pág.53), lo cual me hace acordar la frase de Lacan dirigida a los analistas, pero extrapolable: “Mejor que renuncie quien no pueda unir a su horizonte la subjetividad de su época” 

“Y sin embargo hay un hilo infinito que nos une…Mas allá de las palabras de cada tiempo. El trabajo colectivo, el vínculo humano, los finales alternativos, las primaveras a destiempo. El sol que sale cualquier noche…El hilo retorcido insiste a través de los años y las generaciones haciendo presente que hay otro camino, ajeno a la explotación del hombre por el hombre” (pág.53) 

Hay otros relatos en los cuales tiene especial protagonismo la fantasía, o incluso el realismo mágico que según dice le fascina al autor, como “La cabra Marica” y “Esta casa se vende”, cómo  surgieron estos relatos, y cuando, motivados por qué. En el primero, el encuentro con el deseo, y sobre todo el primer encuentro sexual con todo lo que este supone en relación al descubrimiento de la sexualidad, y en   el segundo, aparece un personaje mágico como un duende travieso típico de norte de la península Ibérica, personaje mitológico o de las leyendas, que en Asturias recibe el nombre de trasgo, el cual  desordena la vida, en este caso excesivamente ordenada, de un profesor de Derecho. Este relato que presenta un tono humorístico, encarna metafóricamente ese mundo de la imaginación, la fantasía tan necesaria para el ser humano, que rompe con “lo rutinario”, lo repetitivo carente de sorpresa que si está presente en exceso hace que la vida se empobrezca ; y más específicamente encarna el Deseo. El duende se le hace presente a un personaje que presenta un exceso de auto -control, un ser un tanto “robotizado” (muerto en relación al deseo, un obsesivo seguramente) puesto que intenta no dejar falta alguna por donde pudiera colarse el deseo: “el despertador de cuerda anunció un día perfecto: sin huecos en la agenda”. El narrador va agregando aspectos o rasgos de la personalidad del mismo que enfatizan esta idea: “educado y formal”, que requiere que su secretaria le tenga “organizados los papeles del día en las carpetas adecuadas”, que evita hacer a su secretaria cualquier comentario que pudiera dar cuenta de su deseo, de lo subjetivo: “como todas las mañanas evitó decirle lo agradable de su perfume y de su sonrisa, con unos minutos de conversación insustancial y protocolaria”, que intenta serenarse del encuentro con el duende  y con el riesgo de que el mismo desbarate su orden, mediante la  racionalización e intelectualización :  “trabajando en un sesudo artículo para una revista internacional de prestigio” Pero el duende desparrama también los libros, “mezcla los complejos razonamientos jurídicos con epigramas picantes”

Ante el malestar que le provoca la emergencia del duende -deseo, su pensamiento es que ese “insólito suceso había sido producto del mal sueño y del estrés” Y considera que la solución es tomar vitaminas e ir al médico. El Decano, su jefe, le sugiere que deje de estar tanto tiempo metido en los libros y que se tome  tiempo para él, pero al personaje “le horrorizaba la perspectiva de una jornada con tiempo libre y sin organizarse".  La revisión médica concluye que no hay evidencia de enfermedad nerviosa, y la receta contra su angustia es reposar, distraerse, leer una novela de aventuras o apuntarse a un taller de escritura, quizás todo muy alejado de las posibilidades de este hombre que en verdad huye de esos lugares proclives a que aflore el deseo. Ante la nueva aparición del duende en la noche finalmente, nuestro personaje decide marcharse concluyendo: ¡los duendes no existen””. “esta casa se vende con todo y duende".


Las ilustraciones del libro, fueron realizadas por Elena Menéndez Muñoz, Miss Prosperity

https://www.dearmissprosperity.com/

Donde dice:

Yo creo que las mareas vivas que vemos fuera, a veces las vivimos también dentro: las aguas baten con furia y pegan contra todo lo que creemos ser.

Pepín Garay y sus güelos y bisabuelos y también las güelas, las hermanas, las hijas y las madres de todos ellos, como las nuestras, vivieron muchas “Mareas Vivas” que sacaban de la mar el ocle y la mierda que a veces tiene el ser humano, sobretodo en tiempos de hambre y guerra.

Este libro, como pasa con el ocle, transmuta la mierda en oro. Ayuda a ver amor dónde parece que sólo hubo miseria humana. Nos acerca, nos ayuda a ver que somos todas la misma cosa: una parte de una red extensa.

El arte nos permite expandir nuestra conciencia y enriquece nuestras experiencias.

La combinación de imagen y texto, hace que se entremezclen los canales comunicativos, generando despertares y conexiones más sutiles e inspirándonos a transformar nuestra realidad. Nos permite sentir un soplo de aire fresco...

Creo en un mundo en el que el amor, la calidez, el arte, la creatividad, la colaboración, la bondad y la confianza sean el motor que rija nuestras vidas.

Un mundo de abundancia y posibilidades donde toda persona tenga cabida y pueda encontrarse, transformarse, expresar y ser su propia verdad. Con experiencias más amplias, más ricas y profundas. Con relaciones más cálidas, más genuinas y significativas. Para tener vidas más plenas, armoniosas, más verdaderas, porque un mundo mejor es posible ¡y tú lo haces realidad! ¿Me acompañas en esta aventura?

Te invito a que conozcas mi obra “Inspiring Art”, para que, desde tu propia transformación, tú también contribuyas un mundo en el que las personas deseen habitar.

¡Gracias por hacer los sueños realidad!>>

 

Miss Prosperity