Retomando las palabras de dos personas amigas de facebook haré
algunas reflexiones sobre el duelo o los duelos. Una de ellos me decía que
“quien se para muere, la vida es un devenir constante”, y que en el duelo el encontraba
una nota discordante, y la otra citando a Ángel González que “para vivir un año, es necesario morirse
muchas veces mucho”.
Y efectivamente, el duelo es o introduce una nota discordante o disonante
en el devenir, quiebra la armonía del
flujo del devenir de la vida que nos apetecería que “fuese constantemente”
placentera, feliz, y que pudiera discurrir de una cosa a la otra, de un vínculo
/lugar etc. al otro, sin tropiezos ni
trabas, sin dolor. Y muchos mensajes, que continuamente encontramos por ejemplo
en facebook, van en ese sentido de ir hacia adelante, de disponerse a intentar ver aún en situaciones difíciles o de franca
pérdida, el vaso más bien lleno que vacío, en atesorar las posibilidades o
ganancias que implican los cambios. Hay
una tendencia muy marcada en esta época, a pretender y aún a exigir a las personas el que todo lo afronten o
gestionen (término que detesto para hablar de la afectividad porque es inapropiado
y está sustentando en la idea de un sujeto que pudiera ser dueño completo absoluto
de sí mismo, de su querer y de su libertad, lo cual es inexistente)de manera
positiva, con fuerza y optimismo, ya que- retomando el título de la película
que hace unos días comentaba- hoy más que nunca “Nadie quiere la oscuridad”. Es más, muchas
veces a las personas que intentan darle un lugar a dicha oscuridad, se las intenta
persuadir o incluso conminar a que la
nieguen, a que la dejen de lado. ¿No es eso acaso lo que muchas veces se le
propone a alguien que está atravesando un duelo? “No te quedes en casa
llorando, sale, diviértete, no te quedes encerrado pensando en eso”, en definitiva: encuentra otros “objetos
-personas que llenen a toda prisa el vacío que tanto dolor produce, que impidan el
tiempo vacío que es de soledad y encuentro
tortuoso de uno mismo y su ser solo,- que es encuentro con aquel o aquello
que ya más nunca estará-, para evitar pensar
en lo perdido. O sea que se impulsa a hacer precisamente lo opuesto de lo que requiere elaborar
y aceptar la pérdida; lo cual q implica “de
verdad” haberse vaciado del objeto perdido y del dolor que acompaña a dicho
vaciamiento, para estar entonces recién ahí, en condiciones psíquicas de colocar
a otro objeto en dicho lugar. Y así velozmente “un clavo saca a otro clavo”
como dicen, o sino quizás sirva el alcohol o la droga, o el sexo, o la redes
sociales consumidas de manera adictiva, un viaje, las compras, etc., para no
sentir el dolor y hasta para seguir riendo, porque dicen que “más vale reír que
llorar”.
¿Por qué se aconseja esta pseudo-cura maníaca del dolor que
produce el desgarro que es cualquier pérdida para un sujeto?
Porque ese vacío produce
angustia: no ser y no saber ya quien soy sin el “objeto” o /y para el objeto, y
quizás también ya “no querer siquiera ser sin él” o no importarle ya la vida
debido a esa pérdida donde siempre perdemos una parte de nosotros mismos que
nunca del todo fuimos, pero que aún así nos dio consistencia en ser(identificación), mientras pudimos sostener y creer la
ficción que construimos para aferrarnos-
a él y a nosotros mismos a través de él ).
Levedad, fatalidad del ser que es no-ser, de la cual precisamente
da perfecta cuenta de manera hermosa “Lo fatal” de Rubén Darío:
“ser, y no saber nada, y ser sin rumbo cierto/y el temor de
haber sido y un futuro terror…/
(El término objeto esta tomado en sentido
psicoanalítico, y al lugar de ese objeto que lacan llama objeto a (que en
realidad es una falta de objeto, un vacio estructural producido en el sujeto
por su encuentro con el lenguaje), y que
puede estar “llenado en apariencia” por
diferentes objetos concretos, personas o ideales.
Sostener la angustia y
poder preguntarse por su porqué no es nada fácil en esta época que no habilita
un lugar posible para la misma, para ser
capaz de registrarla y reconocerla como tal (estoy angustiado/a), preguntarse
el porqué , o sea el sentido qué esa angustia tiene para el sujeto, concienciar
que se debe a la presencia excesiva del objeto(conjunción del sujeto con el
objeto) que debería poder perder o separar de mí , y una vez asumido esto,
estar en condiciones y disponibilidad de “tirarse” un tiempo variable en cada caso, llorando, maldiciendo, culpandose, disculpándose,
etc. o sea, haciendo el duelo por lo
perdido, sea lo que sea ese objeto perdido. Y sin embargo, Lacan mantiene que la angustia es de todas las señales aquella
que no engaña” porque es la “vía
regia” de acceso a aquello que no es simbolizable. Por ser un afecto y no un
significante, la angustia opera como señal ante aquello que es irreductible al
significante, es por eso mismo que es la señal que no engaña, es señal, dice
Lacan, de lo real que se presenta en la experiencia. Y eso real es el
objeto a, objeto de goce pulsional perdido, resto de la operación de división subjetiva
inaugural de todo sujeto que va a ser reencontrado (como falta de objeto en
realidad) en toda pérdida se elabore o no el duelo por la misma.
Angustia que si se la
escucha, dice la verdad del sujeto de goce, le dice algo acerca cual es su relación con el objeto cuya pérdida no se
está pudiendo asumir, ya que la angustia indica la presencia absoluta del
objeto, la anulación del sujeto y su deseo por la presencia sin “corte -falta o
separación-duelo” del objeto que habría de poder perderse. El taponamiento del
vacío con otros objetos por horror al mismo, es la huída del deseo y la
presencia de la pulsión de muerte.Por eso para Sartre la
angustia es la que anuncia la libertad del
sujeto cuando está aún no es posible. Porque le señala su atrapamiento, su
identificación total al objeto que en este caso es de goce, y solo separándose psíquicamente del mismo, esto
es, haciendo el duelo, podrá devenir
sujeto de deseo (en relación a un objeto aceptado como perdido).Pero antes de
poder no solamente crear el devenir (hacer que este devenga) y valorar lo que
el mismo depara, es condición previa y sine qua non “morirse muchas veces mucho”
como dice mi amiga Emma a través de Angel González,
separarse muchas veces , cortar muchas veces mucho con el objeto perdido para
perderlo psíquicamente. Solo puede
crearse, advenir lo nuevo, cuando hay falta, vacío; si en el psiquismo la libido aún está adherida o
fijada al objeto anterior, no puede dirigirse a ningún otro objeto, o lo hace a
medias, como habitualmente se puede observar en algunas parejas que terminan su
relación e inmediatamente, o aún antes de separarse físicamente de la otra
persona, comienzan otra , y donde muchas
veces la persona está efectivamente a medias, a medias entre la pareja anterior de la que
solamente se han separado físicamente, pero no psíquicamente, pues no terminan de poder dejar de ocuparse de ella
en sus pensamientos y sentimientos ( piensa en ella, comparan a la nueva persona con la
otra, desea saber de la vida de la otra persona, siente nostalgia de aquella
relación etc.)Esto obviamente puede suceder también con la separación respecto
de lugares o situaciones como pueden ser
cambios de lugar de residencia, de casa, de trabajo, etc.
No entraré en detallar
las etapas por las que atraviesa un duelo porque eso puede ser encontrado si
interesa saberlo en muchos lugares o sitios de psicología; aunque sí he de
decir, aún no siendo especialmente
partidaria de los libros de autoayuda, -que en si tampoco sé si este que voy a nombrar pretende
ser de este tipo-que considero que “El
camino de las lágrimas” de Jorge Bucay aborda muy bien el tema del duelo, mostrando
claramente los distintos momentos y sentimientos por los que atraviesa la
persona en el mismo.
Pero no todos estamos
preparados para poder hacer duelos, porque
hacerlo y sobrevivir requiere antes que
nada haber aprendido a detenerse en el dolor, a permitirse experimentarlo y registrar
sus efectos y afectos en uno mismo, a pensarse en el mismo y generalmente no
educamos para ello, al contrario, es común escuchar ante una pérdida este tipo
de frases: “no pasa nada”, “ya pasó”, “te compro otro”, “no llores”, “es una tontería llorar por eso” , “te compro
un heladito y se te pasa(heladito!!!) o un chocolatito, y luego la persona se
acostumbró a que si está triste se atiborra a dulces o a comida , o al te llevo a
comprarte un juguete, o nos tomamos una cañita o un vinito y ya nos anestesiamos
del dolor, etc.
Todo esto aleja a las personas de la capacidad
de elaborar y superar los duelos, de entrar en el sufrimiento profundo que
implica la toma de contacto con el vacío que deja el objeto perdido, objeto que
también puede ser aparte de separación de personas, lugares, objetos,
separación de aspectos o partes de una parte de una misma, de rasgos de carácter,
identificaciones que en algún momento pueden devenir síntomas molestos y que a
veces requieren ser abandonados: por ejemplo “ser” excesivamente responsable, ordenado
o desordenado, sensible, etc., aspectos que nos cuesta cambiar porque requieren
de hacer un trabajo de duelo que es
difícil, ya que generalmente esos rasgos que luego nos
perjudican fueron fijados en nuestra personalidad en la infancia como respuesta
complaciente al deseo del Otro o como respuesta defensiva respecto del mismo:
por ejemplo, ante una figura educativa que exigiera mucho orden, el niño puede
obedecer y querer ser ordenado para satisfacer al Otro y obtener su amor, o lo
contrario, desobedecer y ser desordenado para rebelarse y librarse de su deseo,
si el mismo es vivido como muy dominante y no le deja ni una brecha de libertad,
o ser muy ordenado en algunos aspectos de su vida y desordenado en otros.
Y para finalizar algunas de “mis creaciones” que surgieron en
una etapa de mi vida donde tuve que
hacer un duelo que implica varios
duelos al haber emigrado de Uruguay a España, hoy sigo en duelo, y mis caminos
en estos momentos no son serenos, pero “Andando caminos serenos” es el resultado
de un gran tramo de duelo elaborado respecto de quien yo era en mi país de
origen, y de quien soy o más bien no soy
ahora, pero ya me encuentro en otro momento del mismo y
cobran relevancia otros aspectos o aristas del objeto. La escritura me ayudó y
me salvó.
EL ESPEJO ROTO.
¡Y yo que allá antes tenía
un fabuloso espejo mágico!
¿qué va a ser de mi ahora
que acá
me
se ha roto
y me
se cae a pedazos?
Sin mis oropeles ¿cómo amarme?
Sin mis oropeles ¿quién va a amarme?
Un narciso se ha marchitado en mi mirada y cae.
Afrodita ha envejecido
madre ha sido
y la fuente de Juvencia ha perdido
en la noche
ya no hay sátiros ni íncubos anhelantes
de adorar su desnudez
como antes, cuando ésta era de su cuerpo
su más bella vestidura
cuando sus pechos y glúteos
exhibían altivos la firmeza marmórea
de una escultura griega.
¡Y yo que antes tenía
un fabuloso espejo mágico!
¿Qué va a ser de mí ahora
que acá
me
se ha roto
y me
se cae a pedazos?
Sin mis oropeles ¿cómo respetarme?
Sin mis oropeles ¿quién va a respetarme?
La flor del pensamiento se ha marchitado y cae.
Atenea,
otrora victoriosa
sus alas han cortado
en la batalla arrebatándole
su escudo y su lanza,
la lechuza yace
en su brazo dormida
ya ni el Arte ni la inteligencia ilumina-n
¿Cómo hará Odiseo para continuar su viaje?
Sólo la flor del
deseo podrá alumbrarle.
INSENSATA.
¡Insensata!
eso has sido ¡insensata!
cuanto más te aferraste para no caerte
más abajo caíste,
cuanto más temiste
lo que más temías sucedió,
cuanto más dijiste no querer aquellas penas sufrir
más contigo ellas se ensañaron,
no es que no hubieran señales
¡es que tú todas te las saltaste!
Y te olvidaste de Ulises.
Cuanto más te empeñaste en responder
a lo que querías y creías ser
menos fuiste
y sin embargo fuiste
donde menos quisiste
como si fuera posible a la mariposa
haber no sido antes gusano de seda,
como si fuese posible a un gusano de seda
resistirse a devenir
mariposa.
YA LO PEOR PASÓ.
Algunos creen que nacer es el principio
algunos creen que nacer es un placer.
Algunos creen que nacer es al principio
que nacer nos da placer.
¡Pero yo, en carne propia sé que antes
se necesita haber muerto para poder nacer!
Ya lo peor pasó
es necesario abortarse para poder nacer
Ya lo peor pasó
es necesario caerse para poder nacer
Ya lo peor pasó
¡ Lázaro, levántate y anda!
AMANECER.
Hoy ha amanecido un
sol radiante
ni una sola nube empaña el horizonte.
Hoy amanecí un sol radiante.
Sin querer me sorprendo
tarareando canciones

a retazos
tiempo atrás olvidadas
que dicen de soles, cambios,
imprevistas primaveras y bienaventuranzas
es que ahora,
que al fin todo está perdido
y nada tengo que
perder
es que ahora,
que al fin todo lo he perdido
y nada temo ya perder
me he dejado caer
todas las máscaras
ya en ellas no confío
¡yo que de ellas
tiempo atrás
queriendo sin querer me fio!
y es un alivio saber
que sin ellas sobrevivo
¡y es más, río!
¡QUE RISA!
¡Qué risa!
¡Qué risa me da darme
cuenta
que hoy puedo reírme de mi!
¡Qué risa y que alivio saber
que ya no me(la) creo
que puedo empezar otra vez!
¡Qué risa!
ahora que puedo jugar a ser Otra
porque no lo soy
¡Qué risa!
el placer de haciendo
la Otra pillarme
copiando sus gestos, fingiendo
su voz
¡Qué risa y que alivio
saber que es teatro!
que puedo empezar otra vez.
VACÍA PARA AMAR.
Dice “La Negra”:
no pienses que todo
está perdido
yo vengo a ofrecer mi corazón.
Digo yo:
ahora que todo está perdido
yo puedo ofrecer mi corazón.
¡Qué bueno!
¡Qué bueno poder ir en tránsito!
con la certeza de la partida
y la incertidumbre de
la llegada
con la cabeza nunca apurada
vacía de pensamientos y de recuerdos
y las maletas perdidas
entregada solamente
al latir del corazón.
En estos días en que me he dado cuenta
que no todos los
caminos conducían a Roma
y que andar conmigo quiero
En estos días en que me he dado cuenta
que se me han
desdibujado
todos los caminos
se me han roto todos
los esquemas
y andar conmigo se me ha hecho más liviano
el Mar, brujo cómplice devuelve
mi imagen serena de sol difusa
en vuelta
en pequeñas olas casi silenciosas…
me acerca a la orilla,
me deslizo sin prisa
suavemente sobre la arena
dejo que mi oído caracol se alegre
con la risa de algunos chiquillos
cuyos pies descalzos
dejan pequeñas huellas…
y el cielo, en silenciosa fijeza azul
suspendido
da a ver incorpóreos garabatos de espuma
que en inédita geometría completarían
un cuadro impresionista que apena no saber pintar.
- Kierkegaard ante Lacan:lo real y lo imposible” ,Laura Arias,
virtualia.eol.org.ar
- Kierkegaard, Sartre y las conductas de mala fe, Eduardo
Fernández Villar, “A parte Rei” 45, mayo 2006 revista de Filosofía (esta en
internet)