jueves, 27 de febrero de 2014

PALABRAS , POESÍA PARA PSICOANALISTAS II

POESÍAS DE ROBERTO JUARROZ.

NOVENA
POESÍA VERTICAL
[1987]


8
Mensaje del azul entre las hojas,
lectura sin la trampa del sentido,
sin el enturbiamiento de las significaciones.
Mensaje del silencio cuando no es espera
de ningún otro mensaje,
cuando es sólo una masa desnuda.
Mensaje del gesto más inexperto de tus manos,
olvidadas de ti, de mí, de todo,
de la combinación de sus funciones
que a veces soliviantan al mundo.
Mensaje del azar que se despierta
o quizá del azar que se duerme
y abandona la última vigilancia,
para que lo que ocurre
ocurra como si no ocurriese.
Mensajes sin mensaje.
No hay mayor libertad,
no hay nada más opuesto a la muerte,
no hay encuentro más abierto.


11
Cada cosa es un mensaje,
un pulso que se muestra,
una escotilla en el vacío.
Pero entre los mensajes de las cosas
se van dibujando otros mensajes,
allí en el intervalo,
entre una cosa y otra,
conformados por ellas y sin ellas,
como si lo que está
decidiera sin querer el estar
de aquello que no está.
Buscar esos mensajes intermedios,
la forma que se forma entre las formas,
es completar el código.
O tal vez descubrirlo.
Buscar la rosa
que queda entre las rosas.
Y aunque no sean rosas.



35
Me dirijo palabras a mí mismo,
como si añorase a otro en mí,
caleidoscopio autoverbal
que a menudo me traba
las otras formas de elocución o diálogo.
Y también el silencio
y sus imperceptibles expansiones.
Pero todo ¿para qué?
No es más que otra variante
de la voz que clama en el desierto.
Sin embargo,
esas palabras que me digo a mí mismo
me preservan de tumores crecientes,
me salvan la sobreluz de lo salvaje
y me devuelven la perdida oración,
con este nuevo rito
de rezarme a mí mismo.
Porque toda oración es autónoma de su destinatario
y puede dirigirse hasta a una piedra del camino.




40
Me ha despertado una palabra entre mis labios,
una palabra que parecía pronunciarse a sí misma.
¿Tendrán acaso algunas palabras
la autonomía suficiente
para ejercer su propia iniciativa,
articular los órganos precisos
y ascender la cuesta del sonido?
¿Y quizá alguna de esas palabras
no podrá también prescindir de las formalidades habituales,
descartar la fonética
y generarse a solas, por su cuenta?
Tal vez mañana venga otra palabra,
que nadie ha pronunciado,
a entreabrirme los labios desde afuera.
Entonces perderé para siempre
la administración fugaz de mi silencio
y el control engañoso de mi voz.


50
Somos el borrador de un texto
que nunca será pasado en limpio.
Con palabras tachadas,
repetidas,
mal escritas
y hasta con faltas de ortografía.
Con palabras que esperan,
como todas las palabras esperan,
pero aquí abandonadas,
doblemente abandonadas
entre márgenes desprolijos y yertos.
Bastaría, sin embargo, que este tosco borrador
fuera leído una sola vez en voz alta,
para que ya no esperásemos más

ningún texto definitivo.








                                   


DÉCIMA
POESÍA VERTICAL
[1987]


2
Cuando un lenguaje se extravía en otro lenguaje,
cada palabra o signo
clausura su lugar,
lo disimula
como si alguien cerrara su casa
para que nadie la ocupe o despoje
mientras dure su ausencia.
Pero ningún signo o palabra
vuelve nunca a su sitio.
Cuando un lenguaje se extravía en otro,
también el otro se pierde en el primero.
Tal vez por eso
cada palabra o signo
debe volver a nacer constantemente en otra parte.
El lugar de una palabra
es siempre otro.


43
He llegado a soñar con las palabras.
Las palabras no me dejan dormir.
Me golpean desde atrás del decorado,
personajes subversivos
que hasta llegan a rasgar el telón
para cambiar siempre la obra.
Las palabras no esperan.
¿Hasta cuándo durarán?
Son como gotas de sangre
que van cayendo sobre el texto
y también a veces en el margen.
Pero no les bastan las figuras del día,
la vigilia ilustrada entre la vida y la muerte.
El texto es infinito
y también lo es el margen.
Quizá el texto debiera estar en el margen.
El sueño es una región abandonada
o por lo menos disponible
para la entrada necesaria del verbo.








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