MALESTARES ACTUALES:
CUANDO
QUIEN CUMPLE LA “FUNCIÓN PADRE” SE
AUSENTA de forma prolongada, por motivos laborales.
"Te canto porque sé que tu corazón no guarda la noción de tiempo y de distancia.
te canto porque tengo la ilusión
de que quizas ayude esta canción
a que te sientas cerca
tan cerca de mis brazos,
salvando al distancia"
....................................................
pero en tu imaginación si yo no estoy ahí
entonces ya no estoy "
Daniel Drexler ,"Salvando la distancia"
Lo que me llevó a
escribir esto que hoy comparto, es la
constatación en la clínica infantil de cómo a los niños les afecta una situación
que hoy en día se presenta con bastante frecuencia, y que es sumamente probable que vaya en
aumento, dada la movilidad laboral que
hoy se hace necesaria en muchas familias .Me refiero a la ausencia de alguno de
los padresde la convivencia familiar, cuando no de ambos, durante lapsos
prolongados.
En los casos en lo que me
he basado para pensar este tema, se trata del padre, quien durante varios meses
se ve conminado a ausentarse, ya que trabaja en otro país.
Me ha interesado
reflexionar sobre el mismo, intentando encontrar soluciones que puedan ayudar
al niño , sin que la misma implique el retorno obligado del padre al hogar familiar, lo cual en algunos casos podría
implicar más perjuicio que su ausencia, cuando no se tiene trabajo ni medios
suficientes para una manutención familiar mínima.
He escuchado que el niño
vive esta situaciónde separación en
términos de rotura, quiebre, a veces inclusive de vacío o dificultades para
conformar su yo o una imagen de sí sana, fuerte, potente, especialmente en niños
muy pequeños que aún no cuentan con la capacidad simbólica suficiente para
retener “in mente” al objeto durante su ausencia. El niño, al no poder re-tener la identificación con los
significantes o emblemas paternos porque en parte quizás los desconoce(la
palabra del padre no está presente para trasmitirlos y nadie más lo hace en su representación,
o en su nombre a través de dichos tales
como “papá quiere que tu hagas, seas, etc. …. Papá dice que …, etc. ), siente
que su ser queda adosado al otro materno sin poder separarse, ya que se-pararse
requiere poder sustituir (metaforizar, de ahí lo dela metáfora paterna), la
función “ el Deseo de La madre” como sostiene Lacan ,por el “significante
Nombre del Padre”. Si no hay por qué o por quién hacer la sustitución que toda
simbolización implica, el niño, o se
queda apegado en exceso al lugar de objeto o falo materno, o experimenta la separación como un ir hacia
una caída o rotura.
Especialmente en estos casos, la situación, se
torna desorganizadora del proceso de estructuración subjetiva del pequeño, la
cual está en ciernes: éste experimenta una inestabilidad permanente, reviviendo
de forma reiterada o extendida en el tiempo, la vivencia de pérdida, por el
alejamiento “del objeto”, y el ansia a
veces desesparado de su reencuentro, cuando no,
su ya total indiferencia como defensa, ante cada retorno del mismo (puede leerse
sobre esto, el ya clásico trabajo de Bowlby sobre el apego ).
La vivencia de pérdida
puede ser desgarradora e irreparable si no hay algún elemento que oficie como
tejido que recubra la hendiduara o el
agujero de la falta, regulando, atemperando, la distancia con el objeto a nivel
imaginario ( fantasía)- simbólico.Esta función es la que cumple/cubre la palabra del padre, y para hacerlo no se
requiere necesariamente de su presencia
física; (de hecho en ocasiones puede igualmente fallar en su trasmisión, aún
estando presente) , sino que la misma sea vehiculada, ya sea por el mismo cuando
está, o de no ser posible eso, como
sucede en las situaciones a las que me estoy refiriendo, por alguien que lo sustituya representándolo: un tío, un amigo
de la familia, o la propia madre haciéndole llegar al
niño de alguna manera, esa palabra, que no tiene porque ser exctamente lo que
el padre diga. La madre podría muy bien
inventarse cartas del padre dirigidas al niño, y eso servir a los efectos
requeridos, ya que lo esencial no es solamente lo que aquel diga, el sentido de
lo que diga, sino que diga algo dirigido al niño en tanto hijo.
En esta
situaciones, en algunos casos quizás el hecho de comunicarse por wsp o
inclusive por medios como el skype donde el niño además de escuchar al padre
puede verlo, puedan resultar igualmente insuficientes,de cara a la función
simbólica paterna que el niño requiere para la constitución de su
subjetivación, por cuanto no es lo mismo hablar para contar los sucesos del día,
que para sostener una función simbólica que diga No al goce incestuoso con la persona
que cumple la función madre, a quien
convendría que el otro miembro de la pareja tenga especialmente dirigido su
deseo,en forma primordial, para así evitar que el niño quede capturado en el
deseo materno.
Obviamente que teniendo en cuenta lo antes dicho, todo dependerá
también, y muy fundamentalmente, del lugar que en el deseo del Otro miembro de
la pareja tenga el
integrante que se ausenta, y sobre
quien recae en este caso la función de corte (podría ser la de sotén o unión, si el miembro de la familia que se
ausentara fuera quien desempeña la “función
madre” (*)), qué lugar y valor le
sea otorgado por ella o él a su palabra, en relación a si misma y al hijo, así como de
cómo sea significada la ausencia del
otro integrante de la pareja y los sentimientos que acompañen dicha
significación. De ahí que habrá que analizar caso por caso, ya que habrá quienes
lo lleven mal, se sientan sobrecargados
u experimeneten dicha ausencia con signos de negatividad , mientras que
a otros hasta puede que, aunque más no sea de forma inconsciente, les reconforte el sentir que mantien una
relación de exclusividad o preferencia
con el hijo, excluyendo al otro padre,
sin darse cuenta de los efectos negativos que sobre el niño tiene tan
exclusión.
Lo de la invención de cartas
a que hago referencia,viene a cuento porque precisamente se me ocurrió como
propuesta. para que la madre introdujera
la palabra paridora/partidora del padre entre ambos, y fue a raíz de recordar
la hermosísima anécdota que versa sobre Kafka escribiéndole cartas a una niña
para ayudarla a superar la pérdida de su muñeca, cartas que nunca se encontraron y que han sido imaginadas y recreadas en el hermoso libro “La muñeca viajera “por Jordi
Sierra I Fabra.
“Cuenta
la historia, que Franz Kafka, se encontró con una niña en el parque al que iba
a caminar todos los días. Ella estaba llorando, había perdido a su muñeca... y
estaba desolada. Kafka se ofreció a ayudar a buscar a la muñeca y se dispuso a
reunirse con ella al día siguiente en el mismo lugar. Incapaz de encontrar a la
muñeca compuso una carta “escrita” por la muñeca y se la leyó cuando se
reencontraron:- “Por favor no me llores, he salido de viaje para ver el mundo.
Te voy a escribir sobre mis aventuras .“- Este fue el comienzo de muchas cartas.
Cuando él y la niña se reunían, él la le leía estas cartas cuidadosamente
compuestas de aventuras imaginarias sobre la querida muñeca . La niña fue
consolada. Cuando las reuniones llegaron a su fin, Kafka le regaló una muñeca.
Ella obviamente se veía diferente de la muñeca original . Una carta adjunta
explicó: -" ‘mis viajes me han cambiado … “ -Muchos años más tarde, la
chica ahora crecida, encontró una carta metida en una grieta desapercibida
dentro de la muñeca . En resumen, decía: -" Cada cosa que amas, es muy
probable que la pierdas, pero al final, el amor volverá de una forma diferente’
“- .Kafka y la Muñeca... la omnipresencia de la pérdida.(Jordi Sierra I Fabra)
Y
en su Libro “Brooklyn Follies” Paul
Auster,hace referencia a esta historia de una manera también maravillosa.
En
el capítulo “Rumbo al Norte” dice TOM uno de los protagonistas, refiriéndose a
Kafka, que éste no es sólo un gran escritor, también fue un hombre
extraordinario y para demostrarlo le cuenta “la historia de la muñeca”….”Estamos
en el último año de la vida de Kafka, que se ha enamorado de Dora Diamant,
…….llega a Berlín en el otoño de 1923 y muere la primavera siguiente, pero esos
últimos meses son probablemente los más felices de su vida……”
“Todas las tardes, Kafka sale a dar un paseo por el parque. La mayoría de las veces Dora lo acompaña: Un día, se encuentran con una niña pequeña que está llorando a lágrima viva. Kafka le pregunta qué le ocurre, y ella contesta que ha perdido su muñeca. Él se pone inmediatamente a inventar un cuento para explicarle lo que ha pasado. “Tu muñeca a salido de viaje”, le dice. “¿Y tú como lo sabes?”, le pregunta la niña. “Porque me ha escrito una carta”, responde Kafka. La niña parece recelosa. ¿Tienes ahí la carta?, pregunta ella. “No, lo siento”, dice él, “me la he dejado en casa sin darme cuenta, pero mañana te la traigo.” Es tan persuasivo, que la niña ya no sabe qué pensar. ¿Es posible que ese hombre misterioso esté diciendo la verdad?
“Kafka vuelve inmediatamente a casa para escribir la carta. Se sienta frente al escritorio y Dora, que ve como se concentra en la tarea, observa la misma gravedad y tensión que cuando compone su propia obra. No es cuestión de defraudar a la niña. La situación requiere un verdadero trabajo literario, y está resuelto a hacerlo como es debido. Si se le ocurre una mentira bonita y convincente, podrá sustituir la muñeca perdida por una realidad diferente; falsa, quizá, pero verdadera en cierto modo y verosímil según las leyes de la ficción.”
“Al día siguiente, Kafka vuelve apresuradamente al parque con la carta. La niña lo está esperando, y como todavía no sabe leer, él se la lee en voz alta. La muñeca lo lamenta mucho, pero está harta de vivir con la misma gente todo el tiempo. Necesita salir y ver mundo, hacer nuevos amigos. No es que no quiera a la niña, pero le hace falta un cambio de aires, y por lo tanto deben separarse durante una temporada. La muñeca promete entonces a la niña que le escribirá todos los días y la mantendrá al corriente de todas sus actividades.
“Ahí es donde la historia empieza a llegarme al alma. Ya es increíble que Kafka se tomara la molestia de escribir aquella primera carta, pero ahora se compromete a escribir otra carta cada día, única y exclusivamente para consolar a la niña, que resulta ser una completa desconocida para él, una criatura que se encuentra casualmente una tarde en el parque. ¿Qué clase de persona hace algo así? Y cumple su compromiso durante tres semanas, Nathan.¡Tres semanas! Uno de los escritores más geniales que han existido jamás, sacrificando su tiempo (su precioso tiempo que va menguando cada vez más) para redactar cartas imaginarias de una muñeca perdida. Dora dice que escribía cada frase prestando una tremenda atención al detalle, que la prosa era amena, precisa y absorbente. En otras palabras, era su estilo característico, y a lo largo de tres semanas Kafka fue diariamente al parque a leer otra carta a la niña. La muñeca crece, va al colegio, conoce a otra gente. Sigue dando a la niña garantías de su afecto, pero apunta a determinadas complicaciones que han surgido en su vida y hacen imposible su vuelta a casa. Poco a poco, Kafka va preparando a la niña para el momento en que la muñeca desaparezca de su vida por siempre jamás. Procura encontrar un final satisfactorio, pues teme que, si no lo consigue, el hechizo se rompa. Tras explorar diversas posibilidades, finalmente se decide a casar a la muñeca. Describe al joven del que se enamora, la fiesta de pedida, la boda en el campo, incluso la casa donde la muñeca vive ahora con su marido. Y entonces, en al última línea, la muñeca se despide de su antigua y querida amiga.”.
“Todas las tardes, Kafka sale a dar un paseo por el parque. La mayoría de las veces Dora lo acompaña: Un día, se encuentran con una niña pequeña que está llorando a lágrima viva. Kafka le pregunta qué le ocurre, y ella contesta que ha perdido su muñeca. Él se pone inmediatamente a inventar un cuento para explicarle lo que ha pasado. “Tu muñeca a salido de viaje”, le dice. “¿Y tú como lo sabes?”, le pregunta la niña. “Porque me ha escrito una carta”, responde Kafka. La niña parece recelosa. ¿Tienes ahí la carta?, pregunta ella. “No, lo siento”, dice él, “me la he dejado en casa sin darme cuenta, pero mañana te la traigo.” Es tan persuasivo, que la niña ya no sabe qué pensar. ¿Es posible que ese hombre misterioso esté diciendo la verdad?
“Kafka vuelve inmediatamente a casa para escribir la carta. Se sienta frente al escritorio y Dora, que ve como se concentra en la tarea, observa la misma gravedad y tensión que cuando compone su propia obra. No es cuestión de defraudar a la niña. La situación requiere un verdadero trabajo literario, y está resuelto a hacerlo como es debido. Si se le ocurre una mentira bonita y convincente, podrá sustituir la muñeca perdida por una realidad diferente; falsa, quizá, pero verdadera en cierto modo y verosímil según las leyes de la ficción.”
“Al día siguiente, Kafka vuelve apresuradamente al parque con la carta. La niña lo está esperando, y como todavía no sabe leer, él se la lee en voz alta. La muñeca lo lamenta mucho, pero está harta de vivir con la misma gente todo el tiempo. Necesita salir y ver mundo, hacer nuevos amigos. No es que no quiera a la niña, pero le hace falta un cambio de aires, y por lo tanto deben separarse durante una temporada. La muñeca promete entonces a la niña que le escribirá todos los días y la mantendrá al corriente de todas sus actividades.
“Ahí es donde la historia empieza a llegarme al alma. Ya es increíble que Kafka se tomara la molestia de escribir aquella primera carta, pero ahora se compromete a escribir otra carta cada día, única y exclusivamente para consolar a la niña, que resulta ser una completa desconocida para él, una criatura que se encuentra casualmente una tarde en el parque. ¿Qué clase de persona hace algo así? Y cumple su compromiso durante tres semanas, Nathan.¡Tres semanas! Uno de los escritores más geniales que han existido jamás, sacrificando su tiempo (su precioso tiempo que va menguando cada vez más) para redactar cartas imaginarias de una muñeca perdida. Dora dice que escribía cada frase prestando una tremenda atención al detalle, que la prosa era amena, precisa y absorbente. En otras palabras, era su estilo característico, y a lo largo de tres semanas Kafka fue diariamente al parque a leer otra carta a la niña. La muñeca crece, va al colegio, conoce a otra gente. Sigue dando a la niña garantías de su afecto, pero apunta a determinadas complicaciones que han surgido en su vida y hacen imposible su vuelta a casa. Poco a poco, Kafka va preparando a la niña para el momento en que la muñeca desaparezca de su vida por siempre jamás. Procura encontrar un final satisfactorio, pues teme que, si no lo consigue, el hechizo se rompa. Tras explorar diversas posibilidades, finalmente se decide a casar a la muñeca. Describe al joven del que se enamora, la fiesta de pedida, la boda en el campo, incluso la casa donde la muñeca vive ahora con su marido. Y entonces, en al última línea, la muñeca se despide de su antigua y querida amiga.”.
Y he aquí lo fundamental:
“Para entonces, claro está, la niña ya no echa de menos a la muñeca. Kafka le ha dado otra cosa a cambio, y cuando concluyen esas tres semanas, las cartas la han aliviado de su desgracia. La niña tiene la historia, y cuando una persona es lo bastante afortunada para vivir dentro de una historia, para habitar un mundo imaginario, las penas de este mundo desaparecen. Mientras la historia sigue su curso, la realidad deja de existir.”
No
se si tanto como desaparecer, pero si se alivian, se aliviantan.
(*)
Para la sana maduración y
adaptación social relativa de un ser humano,
se necesita básicamente que alguien sea capaz de satisfacer las necesidades de unión ( sostén o dependencia) en primer lugar, y la de
separación , corte o individuación-independencia, en segundo término. La primera es
imprescindible para que el infans pueda
conformar la base realtivamente estable de eso que habitualmente denominamos
identificación o “yo”, y la segunda para poder diferenciarse de ese Otro con el
que necesitó primero igualarse o con-fundirse. Por tanto quienes se ocupen de la
crianza del bebé y del niño han de ser capaces de desempeñar esos dos tipos de
funciones: la primera es fundamental especialmente durante la etapa de
infans(el que no habla), ya que el niño aún no cuenta con la capacidad de
simbolizar que le permita soportar y menos por un lapso largo la ausencia o
carencia de sotén del Otro, sin sentir que su existencia está en peligro(ansiedad de
castración como peligro de “no-ser” ya que aún no hay suficiente yo, de ahí
“Pocoyo”) , pues no hay capacidad de conservación simbólica de la
representación del Otro o del objeto en una etapa en que yo= Otro literalmente).
El bebe aún no está preparado para soportar ninguna separación por tiempo
prolongado sin que se vea dañada la constitución de su psiquis que experimentará la ausencia como su propia
aniquilación subjetiva. Esta capacidad requiere de quien la lleve a cabo, de poder
dar prioridad a las necesidades del bebé por sobre todo lo demás, y eso exige
una adaptación “lo más exacta posible” a
la satisfacción de las necesidades fisico
afectivas del bebé durante los primeros
tiempos de vida fundamentalmente, debido a la fragilidad corporal o física y
afectiva del pequeño ser; función madre,
la cual en nuestra sociedad ha sido desempeñada fundamentalmente por la
mujer; y la otra función, la de corte o separación del niño respecto de esa
unión , la cual permite el pasaje de lo ilimitado a los límites, a la
normatización.
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