Este "poiema" que escribí hace tiempo con otra serie de creaciones agrupadas bajo el nombre de “Minotauro de la era tecnológica” hoy me viene como anillo al dedo para introducir algo de lo que quiero abordar en este artículo.
OMNIVOYEUR DE LA ERA TECNOLÓGICA.
¡Cómo hará
el pobre ojo
como el
manco de Lepanto
cuando no
haya ningún manto
que su
mirada vele
cuando todo
se revele
y no haya quien modele
ni modere
la mirada que se excede!
¡ ni un ojo
parpadeante
ante el
horror aplastante!
¡Cómo hará
el pobre ojo
cuando
saturado de visio(n)
y harto de
tanto vicio
reclame
algún intersticio
por donde poder no ver!
No tendrá
mejor remedio
que
inventarse un artificio,
para curarse
una treta
¡una miopía
de aquellas!
o alguna otra jugarreta,
desprenderse
la retina,
llenarse de
arena fina,
de dolor
lamentarse,
de presbicia cansarse,
de catarata opacarse,
o de otoño como hoja seca secarse.
El ojo muy
lastimado
de
tecno-imágenes parasitado
lagrimea
de tanto ver conjuntado
de conjuntivitis se ha enfermado,
de uveítis
traumatizado,
de su ser
omnivoyeur
que lo ha
hecho enloquecer.
Ojos
desorbitados de un loco
brillantes,
de par en
par abiertos
como en el
bocio
¡a tanto mal
tenebroso "Mesa de los pecados capitales" El Bosco, 1485
junto a su Casa
tomada,
ahora el
reality show atraviesa la pantalla,
y ya
sin ningún pudor su desvergüenza
en nuestra
sala estalla.
El ojo muy
lastimado
se refuerza
en la batalla,
con picor y
muy borroso
se resiste a
toda gafa
que insiste
en hacerle ver
todo aquello
que rechaza.
¡Cómo hará
el pobre ojo
para poder
no ver
todo aquello
que prefiere suponer,
para dejarle
al cerebro
algún saber
por saber,
que resulte
su quehacer
para que
doña Imagina
juegue también su papel!
hay cosas
que quiere ver,
¡ hay otras
que no!, prefiere,
su
sensibilidad hieren.
El niño, de
la habitación de sus padres
la puerta
franquear no debe
so riesgo de
cómo Edipo
perder pueda
lo que más quiere,
so riesgo de
cual Narciso
¿debe-ría?
Sophie Calle. L’Autre [L’altre], 1992.

compartió, que creía que era ilegal que
se expusiera a una menor de esa manera en una supuesta entrevista contando todo
eso; que creía que estaba prohibido
difundirlo, y que si no lo estaba, yo consideraba que debería estarlo; que si
no estaba legalmente estipulado como
delito, éticamente a mi me lo parecía,
que yo no estaba de acuerdo con compartir ni con que la gente comparta ese tipo de videos, que consideraba que “estábamos todos locos” al
hacerlo por exponer una patología mental de esa manera , y muy especialmente porque se trataba de una
menor que estaba relatando algo muy grave y exponiéndose a todo el mundo
como si tanto el contenido de lo que contaba , como el mismo hecho de darlo a
ver, fueran “lo más natural” del mundo.
Asimismo, me
quedé preguntando si quienes lo
comparten no están también siendo
cómplices de un delito, y gozando también sin límite como los propios
perpetradores del “crimen” en cuestión. O si la normalización de la ausencia de
límites y pudor es tal en nuestra sociedad, y especialmente a nivel de las
redes, que no habrá tipificaciones de delitos en el orden del mirar y el
exhibir. ¿Todo estará permitido de mostrarse y de verse? Mi
indignación con la persona que llevó a cabo el mismo, y con el que se
prestaba a hacerle las preguntas a la niña y mostrarlo públicamente, sí era
enorme, tanto o más que con el padre
perpetrador del delito de abuso sexual, así como con la madre, que permitía que su hija fuese expuesta de esa
manera (además de preguntarme cual habría sido su implicación- cómplice o no-
en lo que el padre hacía).
Considero
que mi indignación obedecía a que leí o interpreté, que lo que estaba en juego
en esa exposición o exhibición tenía como cometido simplemente producir y dar a
ver (objeto mirada) a los espectadores el goce de esa niña ordenándole más que demandándole, que cuente
todas esas atrocidades, y haciendo que los posibles espectadores gozaran
también (¿o se angustiaran y
horrorizaran?) con algo que en realidad debería producirnos horror: la per-versión de la ley del incesto, la
castración.
Perversión se puede asociar en psicoanálisis a pervertir la norma:
en vez de sucumbir a la castración, acatar la ley , se hace de ella una forma
de goce, lo cual imposibilita su instauración ( la dimensión simbólica de la misma).Para que la
misma pueda prohibir el exceso de goce sexual (papel
normativo)inaugurando para el sujeto la posibilidad del deseo, debería generar angustia
o miedo, y no fría indiferencia como parecía ser el caso, tanto del “interrogador”
como de la niña sometida a sus preguntas, pues éstos son necesarios para impedir que el
sujeto se abisme en el desborde
pulsional. De lo contrario, como le sucede a esta niña, la ausencia de límites
la lleva al borde del precipicio, sucumbiendo como sujeto de deseo. Y como el
objetivo del susodicho interrogatorio es
simplemente el goce y la complicidad de los otros a quienes se pretende mostrarlo,
no se explicitaba allí ningún objetivo (porque no lo había, más que la voluntad
de hacer gozar al posible espectador),
que pudiera mínimamente por lo menos, hacerme preguntar y dudar acerca de si
tenía algún sentido válido la grabación
y difusión del mismo. Más allá de que a mí, ningún objetivo, ni siquiera el de la ciencia (en
este caso supongo a la Psicología y Psiquiatría) tan cara a nuestra sociedad actual, y en nombre de cuyo progreso se perfila una cierta
tendencia a prescindir de la ética según
que supuestos logros estén en juego y para quienes, justifican para mí este
proceder.
En el video
en cuestión se le realizaba a una niña de unos 7 años un interrogatorio (porque
era eso) acerca de una serie de conductas suyas muy sádicas y destructivas. Sus
ganas ( uso esta palabra y no deseo porque
“Deseo” para el psicoanálisis tiene un sentido particular que lleva
implícito cierto grado de libertad, del cuya ausencia precisamente dan cuenta las conductas de esta
niña) de hacer daño fundamentalmente a su hermano más pequeño, al que la propia
niña decía que debían de proteger de sí misma porque no podía controlar sus
impulsos de dañarlo en sus partes sexuales, además de abusarlo sexualmente, lo
cual efectivamente hacía cuando no la controlaban. Relataba además sus ganas de hacérselo a otros niños, y también de matar a toda su familia, impulsos que a su vez le producían mucho miedo. También
comentaba al detalle sus conductas agresivas hacia diferentes animales, y en un momento decía de haber matado a un montón
de pajaritos en un nido, la misma era reforzada positivamente por la persona que interrogaba(ya que entrevistador no puede llamárselo,
pues no se trataba de ente-ver nada, sino de sacar todo a luz):“lo estás haciendo muy bien” , alimentando más su disociación, o más bien su escisión del yo (Freud, “La escisión del yo en el proceso defensivo”, 1940, 38)
Seguramente esperaba que este video deviniera viral.
pues no se trataba de ente-ver nada, sino de sacar todo a luz):“lo estás haciendo muy bien” , alimentando más su disociación, o más bien su escisión del yo (Freud, “La escisión del yo en el proceso defensivo”, 1940, 38)
Seguramente esperaba que este video deviniera viral.
Este hombre pretende o hace como si alentara (inconscientemente
goza de ello, por lo que ejerce su
voluntad de goce) a la niña en su conducta de poder contar frente a una cámara
toda su intimidad y patología mental sin tapujos, cuando en realidad la misma
no necesita ser alentada a vencer
ninguna pudor o vergüenza de contarlo,
pues ya en esta pequeña la represión no
está instaurada, y en cambio está presente la escisión que da lugar a la frialdad típica
de lo que en términos psiquiátricos denominan piscopatía, la cual hace que pueda contar todo sin ninguna
manifestación afectiva que permita suponer la presencia de la anterior : no hay
asco ni pudor ; solamente aparece como un débil límite a su tendencia constante
al pasaje al acto destructivo, el sentir aún, algo de miedo de su instinto destructivo ilimitado.
Miedo que si
es dejado de lado, desconocido o renegado repetidas veces, como sucede en
aquellos casos en que el niño o la
niña devienen psicópatas al hacerse adultos,
no puede devenir miedo a la conciencia
moral, la cual está en la base de la
formación de la instancia psíquica interna reguladora de lo pulsional que
denominamos superyó. (1)
La escisión del yo que sostiene la desmentida, mecanismo de defensa
que Freud propone para las perversiones,y que también encontramos en las
psicopatías (no todo perverso es psicópata, pero no entraré en abordar
teóricamente estas diferencias ahora. Solo
diré que el término perversión para el psicoanálisis denomina un modo de estructuración psíquica (junto con
la psicosis y la neurosis) y el término psicopatía proviene del ámbito
psiquiátrico. (2)
Esta
escisión se instaurará en el yo de un
sujeto, al decirle que está bien haber
matado a esos animales, e
indirectamente estarle diciendo además:
está bien que hagas a otros, incluidos los animales,(lo que te hicieron a ti) , mensaje que va directo al inconsciente, y que deja fuera ,
por eso escindida, desmentida, la ley, el hecho de que eso no es así, por el
contrario: no, no está nada bien hacer
eso.
En este tipo
de “actuaciones”(acting out) está el origen de la confusión que tienen los llamados
psicópatas con la ley y con lo que nosotros nombramos como transgresión o tergiversación de la misma, lo cual podría
expresarse más o menos en estos términos: “sé que no está bien lo que hago (donde
ese saber es superficial y no estructural , prendido con alfileres, ya que son
los otros quienes lo dicen pero él no está dividido/castrado por el mismo), pero igual lo hago porque no puedo
controlarme(la represión no se instaura para limitar la descarga pulsional que
es entonces sin límite(repetición del trauma ), y no puedo controlarme porque:
o me hicieron a mí eso que dicen que no debe hacerse, me incitaron a hacérselo a otros, o simplemente me dejaron hacerlo (faltó el
no)sabiendo que socialmente estaba prohibido”, y quedé fijado a ese gocé y sigo
gozando con ello”. Yo me he preguntado siempre, si tamaña contradicción o
absurdo más bien, originado en los
padres o quienes están encargados de la
crianza del futuro psicópata, no es motivo suficiente para considerar a la
psicopatía una forma de locura, aunque
no se la considera tal, y por eso van a
la cárcel y no a un hospital psiquiátrico como sí lo hace un psicótico
cuando comete un crimen, ya que se considera que el psicópata sabe que lo
que está haciendo está mal, y aún así lo hace. Pero realmente sabe y a la vez no
sabe de la castración (la desmentida o re-negación implican esa co-existencia
de dos juicios opuestos: “sé que eso está prohibido, pero no, o aún así, yo voy
a hacerlo porque el goce que siento en ello me arrastra, no puedo controlarle (controlar eso que es pulsional y me domina).
Y me pregunto si acaso esta contradicción no es un motivo para volverse cuando menos un poco loco.
Y me pregunto si acaso esta contradicción no es un motivo para volverse cuando menos un poco loco.
Pero en el caso de este interrogatorio al que
me refería,este sujeto preso de su goce exhibicionista refuerza en la niña (y en los espectadores) dicho mecanismo de
escisión que genera la desmentida, al
conminarla a contar Todo frente a una cámara, porque se le está dando el
mensaje de que eso no es grave, que es
muy natural o “normal”, tanto, que se puede contar a todo el mundo sin ningún
problema, a más de que es un goce hacerlo, y para otros verlo y oírlo.
Repite de otra manera lo que hicieron sus padres y vuelve a violentarla y fijarla en su goce, en vez de ayudar a reprimirlo, lo cual requeriría sancionarlo como
prohibido , indigno de ser dicho y mostrado a diestra y siniestra.Así desvirtúa
o pervierte otra vez la ley la que debería en realidad regular ese goce,
y la deja aún más identificada a la
negación del horror (horror que es tratado con indiferencia y hace que el sujeto
se burle de la ley.
Eso
reproduce los efectos perversos sobre la menor incitándola inconscientemente a
reforzar esa máscara de fría indiferencia que
caracterizan a los psicópatas adultos y que tanto asombro y critica produce en la sociedad , máscara (que
nos sale más cara a todos como sociedad, tanto al victimario como a las víctimas de los delitos y sus respectivas
familias, como a la sociedad en general
tanto a nivel socio-afectivo como económico ) , la cual con el tiempo se
petrifica cada vez más, al no encontrar nunca la posibilidad de ser
desintegrada. Es como decirle: ponte una máscara de indiferencia
y frialdad ante eso, y deja fuera de tu conciencia (escindidos, desmentidos)tus
sentimientos de que eso está mal y no debe hacerse ni mostrarse; haz que el
horror lo sientan ellos”. Por eso el horror que a la niña se le obliga a negar, a
no sentir, lo siente el otro(nosotros que vemos el video) .Ella puede
terminar haciendo del mismo (como parece
hacer el que da a ver este video)una forma de goce y niega así también el rechazo y el odio hacia dicha
transgresión social (tanto a la del padre abusador como a la de este
interrogador que también abusa con su
mirada y con su dar a ver exhibicionista).Se la deja en el odio, el cual luego se presenta escindido, volcado en las
actuaciones agresivas de la niña, y sin poder ser limitado, reprimido ni reconducido.
En muchos casos a estos niños no se les brinda la oportunidad (ni la familia, ni la sociedad, ni los profesionales que le tratan) de tomar conciencia de que su conducta destructiva y disruptiva está causada por una situación de abuso (sea por acción u omisión) de los mayores.
En muchos casos a estos niños no se les brinda la oportunidad (ni la familia, ni la sociedad, ni los profesionales que le tratan) de tomar conciencia de que su conducta destructiva y disruptiva está causada por una situación de abuso (sea por acción u omisión) de los mayores.
Una vez perdida, y desmentida la relación de causa- efecto entre ese odio y destructividad,
y los abusos a que fue sometido el posible psicópata, hasta él mismo se convence
de que es un desalmado (por no decir
otra cosa), esa es la convicción que también tiene la sociedad de él,
sustentada en que hace todo eso simplemente porque si, porque le place y es “más
libre que los demás” o porque es malo
por naturaleza en una tesis anti
Rousseauniana. Si bien el sujeto efectivamente repite su goce, hace lo que hace efectivamente porque goza con
ello, dicho goce quedó fijado y por tanto el no puede más que obedecer, ser
arrastrado al mismo, y nunca podrá
normativizarse si no se deshace esa escisión tempranamente, favoreciendo que
pueda integrar en su psiquismo el odio;
esto se puede lograr en algunos casos intentando ayudarle a que tome conciencia de que lo siente y a que
sea capaz de conectarlo con la situación originaria que dio lugar al mismo, una
vez logrado esto, muy lentamente en los casos que aún podrían ser tratables, el
sujeto no tiene ya que dañar a otros, la proyección de su conflicto y de su odio sobre
otros puede ser reconducida, se
reconducen las consecuencias a la causa,
deshaciéndose como diría Freud los “enlaces falsos” que culpaban y victimizaban
a otros que en realidad no fueron los
causantes directos del daño.
Este
mecanismo de escisión permite explicar
el hecho por demás común, de que muchos psicópatas son capaces de mantener una relación relativamente cercana con los perpetradores del abuso a quienes no dañan( esta niña también teme y
por tanto desea dañar a su familia: matarlos a todos dice), y dañan a otros que
tienen algo similar a aquellos, similitud de la cual el sujeto no es
consciente( en el caso de los animales que esta niña mata por ejemplo, podemos
pensar que el rasgo común con la niña, con el que ella se identifica y proyecta
en los animales, es su vulnerabilidad , su total indefensión, daña también al hermano que es ante ella indefenso, como en
realidad querría poder dañar a su padre
que fue el autor del abuso, y precisamente lo hace en sus partes sexuales ). Esta
destructividad que se presenta como disruptiva en la psicopatía , y nunca parece saberse de dónde viene ni su porqué , y
que es por eso mismo tan juzgada por la
sociedad tanto en el caso de psicópatas
adultos como en el de menores infractores, despertando tantos deseos de
venganza, encuentra en este mecanismo su explicación. Nadie hace a otro algo
que aunque sea de manera un tanto diferente, le hicieron a él.
Así,
solamente reconociendo el Otro social (adulto) ante la menor en este caso, y la sociedad, esa violación a la
ley como algo terrible, sancionando eso que sucedió como algo que no debió
suceder nunca, que está mal, para lo cual es primordial precisamente hacer lo
opuesto de lo que este hombre hace, que es preservar a la menor y a lo que le
sucedió en la intimidad, cubrir el horror de
ese real descarnado, ocultarlo a los ojos y oídos abominables de los
curiosos hambrientos de goce, de los que
están movidos por la espantosa y chabacana costumbre casi endémica del cotilleo
que tanto daño hace a la salud del tejido social.
Y
preservarla aún en los casos en que
intervenga un profesional; este debe ser capaz de poner coto a su propio goce
escópico e invocante (goce de ver y oír) so riego de incurrir en idéntica perversión que estos “interrogadores” , y no pretender que el sujeto cuente Todo, no solamente porque eso es imposible por
estructura subjetiva( ya que justamente estar estructurados por el lenguaje,
hace que nunca podamos decirlo todo, que nunca coincida lo que queremos o
creemos que queremos decir con lo que decimos, y además el otro escuchará lo
que él quiera y pueda por más que nos esforcemos en a alcanzar la supuesta
comunicación “perfecta o total”, que en realidad no existe), sino porque
precisamente para ayudar a instaurar el límite que está faltando y produce este
supuesto “trastorno antisocial de la personalidad” como lo califica la
psiquiatría, es necesario que alguien instituya el mismo, la norma. De poder
ser ayudada por un analista u otro profesional, para instaurar algo de ese
límite, seguramente en algún momento pueda ser necesario decirle por ejemplo algo así como: “no tiene
por que contar todo, hay cosas que puede, o aún debería, guardarse”, o “con lo que ya me ha contado es suficiente
para poder ayudarle”, o decirle si se percibe que el sujeto está se explaya en
detalles truculentos gozando con lo que cuenta o intentando horrorizar al otro:
“ya está bien, con lo que oí es suficiente para ayudarle”.
El horror, o la
angustia, que en psicoanálisis se dice que intentan producir en el otro los
sujetos cuya estructura es perversa, pienso que puede entenderse si se lo
considera parte de la repetición de la experiencia traumática originaria: ese
horror es la actualización del horror seguramente sentido por esta niña u por otros
niños en el momento de la castración real abusiva. Al ser re-negado el mismo,
una y otra vez, por quienes someten al menor, y también por el propio menor que
es “obligado” (elección forzosa del goce) a eso, es repetido ante otros para
dárselos a ver en este caso, vía el acting
out, ya que la palabra está en cortocircuito al no haberse instaurado la castración
que posibilita la sombolización del goce (que este devenga deseo). Es como si
intentara producir en el Otro el mismo
horror una y otra vez.
Para salir de ese lugar, el sujeto necesita de Otro que haga algo diferente, que en el momento en que el sujeto intenta horrorizar al Otro y producir su división subjetiva(que en él no se produjo porque la ley no se instituyó), éste sancione ese goce como del orden del horror y lo limite:( ya basta, eso es terrible, ya con lo que ha contado es suficiente, o sacar al sujeto del tema preguntándole o pidiéndole que hable de otra cosa), lo cual obviamente es quizás imposible de soportar para un sujeto perverso. De ahí que no soliciten ayuda ni tratamiento, no quieren ser curados de su goce, el mismo no les genera conflicto a ellos, sí a la sociedad.
Para salir de ese lugar, el sujeto necesita de Otro que haga algo diferente, que en el momento en que el sujeto intenta horrorizar al Otro y producir su división subjetiva(que en él no se produjo porque la ley no se instituyó), éste sancione ese goce como del orden del horror y lo limite:( ya basta, eso es terrible, ya con lo que ha contado es suficiente, o sacar al sujeto del tema preguntándole o pidiéndole que hable de otra cosa), lo cual obviamente es quizás imposible de soportar para un sujeto perverso. De ahí que no soliciten ayuda ni tratamiento, no quieren ser curados de su goce, el mismo no les genera conflicto a ellos, sí a la sociedad.
Pero aún así,
mucha veces los profesionales trabajan con ellos en instituciones , y en el
caso del trabajo con menores es muy
importante que el profesional ocupe un
lugar en la transferencia que dé cuenta
de que él mismo está marcado, limitado por la ley, (eso siempre obviamente), pero muy especialmente
en estos casos; trasmitirle que él es
solo un representante en lo social de la misma (también esta castrado), y no
que él es La ley que manda decirlo todo; eso es lo que el sujeto ha sufrido en
exceso, el peso de un Otro (padre,madre )que arbitraria y abusivamente ha
traspasado todo límite social, instando con igual ferocidad superyoica posiblemente a lo totalmente opuesto: que lo calle todo, que lo mantenga
en secreto, valiéndose como hacen habitualmente, ya sea de premios o posibles
sanciones y castigos. No se trata ni de callarlo todo, ni de mostrarlo o decirlo todo, hay que
poder decirlo a medias, y saber antes a
quien se le puede decir, dónde, en qué condiciones y con qué finalidad.
Eso para empezar, pues luego se requeriría
de una ayuda profesional que posibilite
a la niña tomar conciencia, por un lado de que la responsabilidad de eso que le
hicieron es del adulto que realizó la transgresión,
pero por otro lado y a la vez, que la
responsabilidad de lo que esa niña o
niño está haciendo a partir de lo que le sucedió, aun habiendo llegado a eso
desde un lugar de víctima, es ahora
responsabilidad suya. Que solamente ella (o él si fuera un niño), con ayuda profesional y el beneplácito de algún
familiar o institución en caso de que los mismos pierdan su patria potestad
como sucede si se comprueba la
complicidad de ambos padres en el asunto, pueden modificar esas
conductas destructivas, si obviamente aún hay alguna oportunidad de cura cuando
se toma contacto con él o la menor
infractores.
Eso de
instigar a contarlo todo, tan común en nuestras pantallas de televisión
actualmente, se basa en algunos casos y en parte en una creencia de que hay que sacar a luz todo,
los trapos sucios personales y familiares (tiene que saberse, que en realidad
hoy es mostrarse, antes no se sabía- veía- lo que sucedía), en cualquier
momento y con cualquiera, “porque eso es terapéutico” ; quedar expuesto y
encima en lo más íntimo y traumático nunca puede ser terapéutico ni curar
a nadie( a nadie se le ocurriría pensar
que para que una herida cicatrice hay que abrirla cada vez más hasta llegar al
hueso para que todos lo vean, sin ofrecer a la vez algún medicamento que la
vaya cerrando).Quizás lo que está en juego ahí no es realmente el deseo de
ayudar o curar sino el de goce perverso de ver y/o de dar a ver.
Hasta ahora para vivir en sociedad con “normalidad” el contrato social ha tenido su
función de regular las pulsiones, y eso ha supuesto que el goce de cada cual sea algo privado, reprimido, que no
todo el mundo tiene que saber todo, el agujero, el trauma, la castración de los
otros, quizás solamente algunas personas (secreto profesional de por medio) que
puedan brindar ayuda con el mismo. Pero puede que con el tiempo y dados los
cambios de valores que velozmente se suscitan en nuestra sociedad, en el futuro
lo normal sea andar de revés, con las
vísceras y todas nuestras podredumbres afectivas a la vista de todos, y la piel por dentro.
Además, me
pregunto precisamente cual es el objetivo de este contar a que la mueve, ahí no
quedaba explicitado. Visto lo visto, y escuchado lo escuchado, considero que
era hacer una mostración al Otro, ¿de qué?, no del goce de la niña en sí, sino
de su propio goce abrochado a algo del de esa niña. El exhibicionista parecía
necesitar el saber sin límites de esa niña sobre un goce perverso( el abuso sexual a que fue sometida
y la destructividad sádica de la pequeña, resultante del mismo). Y gozaba
dándolo a ver y oír en las redes.
Pero el goce
también perverso del interrogador la lleva a incitarla a contar el
abuso sexual a que ha sido sometida por su propio padre biológico. Lo cuenta al
detalle y hasta muestra un dibujo explicativo, y ahí ya mi rabia y mi pena por esta niña me hacen tener ganas de poder
estar delante del susodicho para intervenir
de alguna manera interrumpiendo lo
que está haciendo. Interrogaba con una
total falta de límites, sin el más mínimo rastro de pudor.
En estos casos,
cuando son atendidos profesionalmente es fundamental que el profesional tenga ese límite que marca
el pudor para preguntar, porque tenerlo
es indicarle que precisamente existe un límite que otros no han respetado con
ella, pero existe, y hay quienes si lo respetan. Esto es ya una medida
terapéutica en sí misma, la primera para comenzar a sanar su escisión afectiva,
es como decirle: hablar de esto sin tapujos no es natural, está bien que
quieras quizás guardarte algunas cosas,
es tu intimidad y esta ha de ser salvaguardada en la medida en que tú lo desees,
aún y especialmente con los
profesionales.(una no pide a los analizantes que cuenten todo, sino que cuenten
lo que quieran y puedan , y la mayoría de las veces se requiere mucho tiempo
para que una persona pueda hablar de los hechos muy dolorosos y graves que ha
vivido, -cuando tiene internalizada obviamente la represión socializante que
inaugura el asco, y da lugar al pudor y
a la vergüenza- porque para poder hacerlo necesita además haberse reasegurado
repetidas veces de que la persona a quien se lo está contando es realmente
confiable, confiabilidad que implica no solamente que no lo contará por ahí,
sino que no le juzgará y será por tanto capaz
de entender(no justificar, ni culpar) lo que le sucedió y el porqué de la
posición que ella tomó frente al mismo.
La madre de
la niña también hablaba sin tapujos de
su hija y sus conductas, y consentía a esta exposición (¿iría a ganar algún
dinero con esto además o lo haría de pura inconsciencia?), por lo cual también “sin
saber o sin querer” (mecanismo de negación) fomentaba el tratamiento psicopático de la
situación.
La persona
que compartía en mi facebook el video, estaba horrorizada de que la niña se
masturbara en lugares públicos siendo tan pequeña. Yo le decía que eso es lo
menos grave, que no es que lo sea, pero es un síntoma que comparado con el daño
que psicológicamente tiene esta pequeña es como la punta de un iceberg. Cómo no
se va a masturbar y a hacerlo delante de cualquiera,-aunque la madre, como
comenta en el video, le diga que “eso no se hace en público, que es algo íntimo”-,
si lo más íntimo en ella ha sido arrasado y precisamente por la persona que más
debió cuidarlo. Si fue sometida precozmente a un goce traumático, traumático
tanto por la precocidad del mismo, como porque el mismo provino del propio
padre. ¿Cómo puede esperarse que la niña no quede atrapada en dicho goce
ilimitado? ¿Cómo puede diferenciar lo
íntimo de lo no íntimo, y respetar esa diferencia si las figuras que deben ayudar al niño o niña
a instaurar dicho límite, cometen la peor de las transgresiones que es la
violación de la prohibición del incesto? Y luego, con qué autoridad es llamado por
la madre ese “padre” (por nombrarlo así), para venir a intentar regular y
ordenar el goce de esa pequeña cuando mata a los animales (como cuenta la madre
en el video), cuando él es el primer transgresor del mismo y esas conducta
destructiva obedecen
fundamentalmente a lo que él ha hecho. Es
tan irónico, por no decir que es el absurdo del absurdo.
Y luego, la
sociedad quiere linchar a los psicópatas, pero no tiene en cuenta que la
psicopatía se genera en la infancia, ( y no es cuestión ni solamente ni
preponderantemente de genes, y en todo
caso, los genes son moldeados también por el ambiente social, económico y
político en que se concibe a un niño, aunque haya quienes prefieren dejar fuera
tales determinaciones “supuestamente” porque no pueden ser medidas con
exactitud, como si ser seres de Lenguaje permitiera apresar algo de nuestra
afectividad de manera exacta y definitiva), que quienes pueden devenir
psicópatas malignos como dice el psiquiatra y psicoanalista Otto Kernberg,
fueron niños abusados, ya sea por acción como en este caso, o por omisión,
porque no poner y enseñar los límites,
dejar hacer lo que se quiera a los niños, está tipificado como una forma de
abuso. Aunque también en la acción que lleva a cabo este sujeto asocial, hay la
mayor omisión de lo que debería ser las obligaciones de socialización que todo
padre debería poder hacer para con su prole, si es que queremos seguir pudiendo
vivir en sociedad.
¿Y nosotros
qué? ¿Miraremos impasibles como otros graban (y gravan) y comparten, dándonos a ver el horror y nos quedaremos tan
conformes y tranquilos con nuestra ética, apoltronados en nuestra silla frente
a las pantallas, comentando lo terrible que es lo que le sucede
a la persona que aparece en el video? ¿Naturalizaremos la visión de tantas
atrocidades? En este caso, que se trate de una menor lo hace
gravísimo, por lo cual esto es un delito, según lo entiendo.
ACERCA DE LA ESCISIÓN DEL YO COMO DEFENSA.
La
incitación a contarlo todo para dar a oírlo y verlo todo, al goce de los
expectantes, hambrientos y morbosos espectadores en que todos corremos el
riesgo de convertirnos, dada la normalización que estamos llevando a cabo de
dichos comportamientos, fomenta la escisión del yo a nivel social y también
aumenta la particular de esa niña.
A nivel
social como en la niña,esa escisión del yo, por un lado: “¡qué terrible!,
pobrecita, que hijo de puta el padre, etc., etc.” que da cuenta de la
represión, y a la vez “pero yo quiero verlo, saber, siento curiosidad” donde el
goce de la pulsión escópica(mirada) nos convierte en mirones gozadores sin
límites y desalmados. El mecanismo de la defensa del yo que Freud llamó la
desmentida consistiría acá
en esto: sé de la castración(3) (límite), pero aún así (“Ya lo sé, pero aún así”, Ocatave Mannoni), sé que no puede verse, ni decirse, ni hacerse todo lo que una desea, con quien se desea, o sea, el goce sexual tiene un límite, eso me han dicho(la ley) pero aún así yo quiero verlo, saberlo y hacerlo todo, con quien yo quiera (este él o no de acuerdo, o sea como en este caso una menor) mecanismo normal en las primeras etapas de estructuración del psiquismo, luego es superado .
en esto: sé de la castración(3) (límite), pero aún así (“Ya lo sé, pero aún así”, Ocatave Mannoni), sé que no puede verse, ni decirse, ni hacerse todo lo que una desea, con quien se desea, o sea, el goce sexual tiene un límite, eso me han dicho(la ley) pero aún así yo quiero verlo, saberlo y hacerlo todo, con quien yo quiera (este él o no de acuerdo, o sea como en este caso una menor) mecanismo normal en las primeras etapas de estructuración del psiquismo, luego es superado .
Psiquismo
que tiene dificultades para aceptar el
NO (por lo menos hasta estos tiempos, pues ahora todo está cambiando mucho), que
cuando interviene la represión (mecanismo de defensa) se transforma, simboliza
y desplaza hacia la exogamia. El problema en nuestra sociedad actual es que esa
prohibición al querer saberlo, verlo y hacerlo todo, hoy parece no solamente no tener
vigencia según qué temas o cuestiones, sino que tiene más bien valor de ley lo
opuesto, incluso está siendo instituido y autorizado hasta por la vía del derecho con el riesgo de
llegar a traspasar el límite: tienes derecho a ver, saber y hacer todo lo que
desees(no te prives de nada que tu tiempo es hoy).Ello implica por tanto una
perversión de lo que era la antigua ley, el antiguo orden.¿ Estamos autorizados
a filmarlo o fotografiarlo todo, dar a
ver todo sobre alguien? Aún no, aún no.
A esto hay
que sumarle el peligro que encierra que a la imagen (sobre la que se construye
lo imaginario), las personas tendemos a confundirla con lo real o lo objetivo;
contarlo implica lo simbólico, y en ese punto siempre hay pérdida de de
“exactitud”, hay ficción (está en cuestión el tema de la Verdad, que requiere
otro artículo). Quizás por eso, hoy en
día parce valer más para un juicio una grabación o un video de los hechos
acecidos, que la palabra de las personas
que cuentan lo que vieron o escucharon, en esa búsqueda loca de la verdad
última, de lo verdadero, lo más
verdadero, como si fuera posible, cuando siempre cada cual hará una lectura de eso que ve y
escucha, pues siempre estará en juego al subjetividad del que mira o escucha en
su carácter de procesadora de eso visto
o escuchado.
Y esto no es
nada exagerado, yo llegue a ver en un programa de televisión a una mujer que
para tener como prueba en su denuncia contra un ginecólogo que se “excedía su
labor de tocamientos” a las pacientes, volvió a la consulta y se hizo atender
nuevamente para poder filmar al susodicho, de hecho en el programa se mostraba
dicha filmación. Ella obviamente consideraba que esa era la única prueba
fehaciente, sus palabras no eran suficientes. Obviamente asusta el descrédito
que la palabra está tomando en nuestra sociedad actual.
En la niña,
el odio y la agresividad dirigida a personas y animales es la respuesta
afectiva sana, aunque sus efectos sobre sí misma y el mundo no lo sean, acorde
a lo que le sucedió, el odio es el rechazo al abuso paterno , al padre y a
todos los que pueden estar implicados con una mayor o menor complicidad, sea que la misma se deba al desconocimiento
de lo que estaba sucediéndole o no: a la
madre , a toda la sociedad (familia, vecinos, amigos, etc.). De ahí sus deseos
de matar a toda su familia. Sus deseos y actos destructivos podrían llegar a
implicar solo muy secundariamente la ley del talión donde obviamente estaría en
juego la rabia y el deseo de venganza: de que otros y especialmente padezcan lo mismo (de ahí su conducta descontrolada (acting out) de estimular sexualmente y también hacerle
daño de maneras diversas a su hermano y
a otros niños en su pene y en su ano, como ella lo decía) porque al no estar
instaurada la ley no hay posibilidad de simbolización del trauma. Más bien se
trata en ella de un acting out y la repetición, un actuar lo mismo una y otra vez sin el
límite, como sucede en todo psicópata; poner en juego la defensa primaria de la
que Freud habla frente al trauma: volver activo algo sufrido pasivamente como
forma de intentar evitar y controlar la
angustia que asumir eso le produciría.
Ella es
consciente de que es incapaz de controlar esa agresividad y sus conductas destructivas y abusivas, por
eso pide a la madre que encierre a su
hermano en el cuarto para que ella no pueda entrar por ejemplo, en un intento
de protegerlo de ella misma (se me
encogió el corazón al escucharla cómo intentaba controlar sus ¿pulsiones? o
instintos desbocados).
Este
comportamiento da cuenta de que el “no”
de la ley, aunque muy leve, a punto de perderse si no se hace algo para ayudarla, está cumpliendo su papel de límite todavía en
ella: por sí misma no puede controlarse, pero sabe que eso está mal y debe
controlarlo y pide a los otros que lo hagan por ella.
Sophie Calle. Que voyez-vous ? Le concert. Vermeer [Què hi veieu ? El concert. Vermeer], 2013
(1)Cuando dicha instancia psíquica cumple su función reguladora de lo
pulsional, el sujeto tiene una relación con el miedo que es diferente a la
que establece alguien que devendrá psicópata: el sujeto evita dañar a otro
porque lo ama, más allá de que también pueda odiarle (lo que sucede
siempre), por las prohibiciones a lo
pulsional a que ese Otro (madre, padre, maestro) le somete. Pero lo ama más que
lo odia, y en eso radica la pequeña gran diferencia que inaugura el ideal del
yo( es por amor al padre dirá Freud que
el sujeto controla sus pulsiones, en realidad
por amor al ideal de sí mismo, que el sujeto mismo construye, en base a
lo que supone que el Otro espera de él para poder ser incluido(amado) en la
cultura y no quedar fuera, y eso suponiendo que el ideal está constituido por
todo lo que en una sociedad se considera bueno, permitido, porque en el caso de
la psicopatía también el ideal esta tergiversado y a veces los padres pueden esperar que un niño
sea por ejemplo, el mejor delincuente del barrio).
En el caso de la psicopatía en cambio, ese
superyó queda en un estado de formación
muy primitiva, ya que el sujeto odia al
Otro no porque le prohíbe
“normalizándolo” o normativizándolo, sino precisamente porque no lo hizo.
Cuando ese Otro social, Otro del
Lenguaje (encarnado en los padres y otras figuras de autoridad ) cuya función
es supuestamente instaurar y trasmitir la ley, viola o transgrede la misma,
deja al sujeto fuera, excluido de esta, y repitiendo ad infinitum ese violarla
(hacerle a otros lo que el hicieron a él, o hacerle algo similar)y quedar fuera
del sistema (ley) del que en el caso de aquellos delincuentes que son
psicópatas -no todos lo son- el circuito
interminable de delito-cárcel- salida-
delito cárcel -salida, da perfecta cuenta). El odio domina al sujeto y su
relación con el otro: me odio porque me
hicieron esto, porque soy “esto” (escoria, mierda, puro odio, etc.), odio al
que me lo hizo, y solo puedo odiar a
otros y dar solo odio al hacerles lo
mismo que me hicieron a mí. Al quedar el
amor excluido, o casi totalmente excluido de su relación con el otro y consigo
mismo(a veces algo o alguien puede ser una pequeña excepción a ese odio,
dependiendo de la gravedad de la psicopatía), el sujeto solamente puede acatar la ley
por un temor “exterior”, el miedo
a los castigos que proceden del Otro social, y a los que es habitualmente sometido cada vez
que viola las normas (policía,
cárcel).Aunque la mayoría de las veces ni eso puede detenerlo, ya que el sujeto
no puede controlarse, y eso aunque quiera,
porque nunca ha logrado tener un mínimo de dominio sobre lo pulsional, la pulsión lo arrasa al
no haber sido instaurado el límite que la represión vía la castración que
humaniza posibilita.
En esta niña
se aprecia claramente ese odio en su incontrolable destructividad.
(2) La
psicopatía se aproxima a la perversión en que no respeta la subjetividad del
otro, produciéndole angustia a la víctima; el psicópata intenta colocar al
partenaire neurótico de la experiencia de la angustia. Descriptivamente, dos
características relevantes de la psicopatía son ausencia de angustia y culpa
genuinas.
Es importante
aclarar también que no todo delincuente es un perverso o un psicópata, tampoco
todo perverso o psicópata es delincuente. Simplemente, se parte de la base que
tanto el perverso como el psicópata adquieren en la conformación de su
psiquismo ciertas características que pueden conducirlos a realizar
comportamientos delictivos.
(3)Saber que es sobre la castración materna, sobre su
límite al goce, y frente a la cual en una primera etapa el sujeto(todos) se
defiende de la misma con la desmentida
(en ella el sujeto insiste en que la madre tiene falo, y por tanto el propio
sujeto es el mismo, aunque él desconoce
que lo es, pues está ubicado en ese
lugar en la primera etapa del Edipo Lacaniano , el de madre-fálico-narcisismo, atrapado
en el goce incestuoso. Una vez superada
la etapa de la desmentida, instaurada ya la represión, el sujeto sabe que la madre esta castrada, que
ella no es la madre fálico narcisismo que él creía, y que él no es por tanto su
falo.Su goce no se agota en el sujeto, este no es todo para ella, y por tanto
el goce del sujeto tampoco se agota en ella, el sujeto no es todo para ella, debe buscar gozar fuera,
pasaje de la endogamia a la exogamia, metáfora que permite el desplazamiento y
la separación con el objeto de goce que perdido intentará siempre en vano ser
recuperado totalmente, y se alcanzara solo a medias, o sea, que gozará
solo parcialmente: el objeto parcial de
la pulsión. Pero implica también que la ley obedece a algo fuera de la dualidad
narcisista, un tercero, padre, cultura
o lenguaje, que establece un límite a
ese goce madre-niño, así pues la madre no es todo para el niño ni este todo para
ella, porque hay un tercero con quien ella goza más allá
del niño y de otra manera, el
cual a su vez goza con ella o con otras similares, pero tampoco él (ese padre o
cualquier otro en la sociedad) puede gozar con su hija o hijo o con un o una menor.
Cuando el padre
sí goza con su hija como sucede en este
caso, sabiendo que no le está permitido hacerlo, somete a su hija a tener que
hacer de la prohibición un motivo de burla, porque él mismo se ha burlado de la
ley de la castración del goce. De ahí que luego, los psicópatas burlen la ley,
la perviertan a veces de forma maníaca ( la defensa maníaca se caracteriza por “hacer
una fiesta” de lo que es doloroso y
terrible , y surge precisamente cuando un niño es obligado a negar sus
sentimientos de dolor y hacer como si no hubiera pasado nada, esa es la
negación, la cual deviene maníaca cuando al sujeto además de impedírsele
manifestar el duelo por pérdida (en este caso brutal) es conminado a poner en
su lugar una alegría que por tanto, será
discordante con lo que le sucedió(se le “obliga” a falsear la realidad) : te llevaremos vacaciones y se
te se te pasará todo, te regalaremos tal
y te olvidarás de todo en poco tiempo, no piensen en eso, no estés triste,
vamos a hacer esto y aquello. El dolor hay que expresarlo para que no devenga
muerte enquistada, ya luego de pasar y elaborar el duelo, lo cual requiere
tiempo se podrá estar feliz de nuevo y
de a de verás. Y un trauma como el de esta niña requerirá un trabajo de duelo
que quizás dure toda su vida si es
acompañada a hacerlo y supera el duelo, de lo contrario,, quedará fijada a su
psicopatía.
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