Hablando de volar me decía una amiga de face que ella solamente
podía hacerlo con sus obras de arte, o con
ya que no disponía de suficiente tiempo ni dinero para poder en estos momentos
irse de paseo a ningún lado. Yo le decía que yo hacía lo mismo, que mis
recursos para el vuelo eran mis lecturas
poéticas o de las otras, el escribir, el
disfrutar del arte en sus diversas
manifestaciones, y que éramos unas
privilegiadas. Y lo dije, no para conformarla o conformarme, como alguien a
quien se lo comente me dijo, sino porque
lo creo efectivamente, más allá de que puede estar muy bien hacerse además
algún que otro viaje concreto, siempre que exista dicha posibilidad y a la persona en cuestión le agrade hacerlo.

La necesidad de no estarse quieto, la búsqueda
incansable de novedades cada vez más novedosas, valga la redundancia, en cuestión de
cosas, personas y experiencias, da
cuenta de que muchas personas para sentirse vivas, para poder sentir placer, no aburrirse o
deprimirse, no sentir la angustia de la
incertidumbre que es la vida, o adormecer
el dolor del no saber qué hacer con sus vidas, que aumenta mucho más dicha angustia
e incertidumbre , necesitan ir cada vez “más allá del principio
del placer” como decía Freud, en una búsqueda desenfrenada de más y más goce,
hacia un espacio donde en realidad habita Thanatos. Y así podemos encontrar el
recurso a distintas drogas y /o aumento
de la dosis de las mismas, compras impulsivas que exceden las posibilidades
monetarias de quien las hace, relaciones sexuales indiscriminadas y sin tomar
medidas de cuidado adecuadas, etc.), que paradojalmente puede culminar precisamente en la propia
muerte real, de quien nada quiere saber nada de
ella en términos simbólicos.
Falta de límite, de tener en cuenta la
existencia de la misma para vivir, (o sea
saber y aceptar que ella está ahí, y que nuestro goce es limitado, que
no hay nada ni nadie que pueda darnos una satisfacción absoluta ni que dure
eternamente), y ser capaces de convivir
con ello, o sea, de aún así, poder disfrutar de la vida. Por eso, poder hacer algo, un viaje ficticio a
través del recurso a la fantasía, donde hay una imposibilidad o limitaciones
para hacer uno real – hacer algo con esa falta dependiendo de cuál
sea el objeto pulsional en juego en la
misma, ya sea una comida, un perfume, una lectura, una conversación amena, un
poema, una pintura, un sueño, etc., es un privilegio con el que en estos
tiempos pocas personas, y especialmente
muchos jóvenes, no cuentan, porque precisamente la educación actual
dominada sobre todo por los medios de incomunicación masificantes apuntar a
matar la posibilidad de crear, con
mensajes tales como: la felicidad está
en una marca de coche determinada o en tener todo lo que deseas, donde está
implícito sin ser dicho, este otro mensaje:
trabaja en lo que sea por el precio que sea, para obtenerla y, pues solo
así tendrás valor, puedes tener todo lo
que desees, etc. , y padres que bajo los influjos hipnotizadores del “ilimited” sinónimo de felicidad, no dicen
nunca que “no”, cerrándoles los ojos a lo real de la muerte, en un intento que les apareja problemas, más
que la felicidad que pretenden donarles ( que se enteren de la muerte ni del
dolor, no hay que hablar, hay que hacer como si no pasara nada , no llores que
ya te compro otro, etc.)
Para culminar este artículo, compartiré algo que escribí hace mucho tiempo, y que me reveló en su momento, a nivel vivencial (porque a nivel teórico ya lo tenía), un saber sobre otra herencia que no es la del significante, -quizás más alienante y mortificante-, sino la del goce pulsional con el que puede crearse , y en dicho acto "una" re-crearse o reinventarse.
UNA OTRA HERENCIA.
Una Otra herencia
que los
padres dejan,
es la más valiosa
una gran
herencia
de los
padres siembra,
la más primorosa
en tu cuerpo
brecha
que la vida
emprende,
la más
amorosa
en tu cuerpo
broche
que la vida prende
a/ con cinco sentidos
de que ella está hecha,
de muchos
aromas,
de muchos
sabores,
en torno a
cocina
tendrá su
cosecha,
también su
receta
que el gusto
alimenta,
color y
textura
la mirada a-pura,
el ojo ya sabe
que el arte
es su ruta ,
que el arte es su meta,
la mano
que escruta y trabaja
también la
piel acaricia
¡vaya qué
delicia!,
llámese
escultura,
llámese
pintura,
o hasta alta
costura,
todas son Cultura,
si cine o
teatro
o fotografía
siguen todas
una misma vía
la de la poiesía,
y si del
oído
tal vez se
tratara,
el canto y la música
podrán dar
batalla,
o todas
aquellas
en que la
palabra
enciende la mecha:
periodista,
locutora,
escritora,
profesora de
lenguas y Letras que aturan
¡sabrán dar
la talla!
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