martes, 1 de septiembre de 2015

TRABAJO CON PERSONAS EN SITUACIÓN DE VULNERABILIDAD. PRIMERO EL SI, LUEGO EL NO.











"Gula"en "Mesa de los pecados capitales " El Bosco

Trabajando con personas que se encuentran  en situación de vulnerabilidad, hay dos 
reacciones que puede observarse de manera asidua, una es su dificultad para aceptar el “no” por respuesta ante determinadas solicitudes que realizan, inclusive en aquellos casos en que el “no” constituye una norma aplicable a todos  respecto de dichas solicitudes ,y ante la  cual no puede en la mayoría de los casos hacerse una excepción, porque la misma está establecida desde  la propia institución, y los profesionales (educadores, trabajadores sociales, etc.) que trabajan con estas personas, deben ceñirse a su cumplimiento.

 (Puede no obstante, darse el caso de que en algunas de estas situaciones el profesional hubiere podido hacer dicha excepción porque la flexibilización de su postura no atenta contra el cumplimiento de la norma establecido en dicho caso,  pero no la hace debido a la concepción que tiene de lo que es educar en ese contexto y a dicha “población”).

 La otra reacción o conducta a que hacía referencia, la cual   generalmente va a presentarse en la misma persona -u en otras- conjuntamente con la antes mencionada dificultad para acatar el no,  es la de  solicitar sin límites, y a veces de entrada, objetos que de acuerdo al criterio de los profesionales y de cualquier persona,  son prescindibles, o sea que no son de primera necesidad.  Obviamente que estas situaciones generan conflictos entre los denominados usuarios de los servicios en cuestión y los profesionales que atienden a los mismos, los cuales pueden llevar a enfrentamientos donde la agresión  de palabra en general – muy ocasionalmente en acto- hace acto de presencia.

Muchas veces los profesionales en cuestión tienden a enfadarse,  criticar y  endurecer su conducta con las personas que se comportan de las maneras antes mencionadas enunciando muchas veces el típico: “todavía que se les ayuda, todavía que se les da todo acá, pretenden lujos, pretenden que esto es un hotel – esto último en el caso de casas de acogida por ejemplo- El rechazo de éstos hacia los usuarios, y de los mismos hacia los profesionales o técnicos, termina en algunos casos, lleva a que se establezca  una relación de enemistad , falsedad y desconfianza donde debería prevalecer  la confianza y colaboración, actitudes  imprescindibles en cualquier relación de ayuda.

¿POR QUÉ ESTAS PERSONAS ACTÚAN DE ESTA MANERA?

Muchas, sino al mayoría de las veces las personas  en situación de vulnerabilidad que recurren a servicios sociales, vienen sufriendo situaciones de privaciones de recursos  tanto materiales como  también afectivos y  culturales  desde hace mucho tiempo, y en algunos casos crónicamente  desde toda la vida. Estas situaciones pueden haber  producido en su psiquismo  lo que podríamos denominar una “restricción del yo” ¿Qué es esto?
 Como sostiene  brillantemente el psicoanalista Donald Winnicott en su libro “Los procesos de maduración y el ambiente facilitador”, si bien todo individuo humano es dotado de la tendencia innata a la maduración, esto es,  a la integración en una unidad (imaginaria) que podríamos decir que es el yo, la misma no es automática y el bebe  y el niño para poder lograrlo, requieren de una ambiente facilitador  que le proporcione cuidados suficientemente buenos. La importancia de dichos cuidados es fundamental especialmente en las etapas más primitiva de formación del psiquismo y de ello va a  depender la salud mental de ese bebé y del adulto en que el mismo devendrá.

Que el ambiente sea facilitador de los procesos de maduración implica múltiples procesos cuya complejidad la obra de Winnicott refiere amplia y de manera muy acertada, pero que en síntesis puede enunciarse como la necesidad de la presencia del objeto (representado por la madre y sus cuidados) brindando al sujeto una vivencia de encuentro satisfactorio con el objeto, que deviene encuentro satisfactorio consigo mismo ya que se  produce una identificación (indiferenciación  entre ambos) especialmente en esos primeros momentos en que la dependencia del sujeto es máxima. 
Este encuentro satisfactorio, placentero entre lo que el yo necesita y lo que obtiene, otorga bienestar y confianza al sujeto respecto de  sí mismo y del mundo que le rodea, y el empodera.

En el caso de las personas que viven situaciones de vulnerabilidad psico-social, muchas veces no solamente no han podido satisfacer adecuadamente sus necesidades primarias, sino también las secundarias y ello les ha supuesto que no han encontrado un ambiente facilitador que les posibilitara expandir su yo de manera confianza en  el mundo exterior. 
Han tenido por el contrario, que hacer un esfuerzo de restricción y represión o contención de las mismas, lo cual ha supuesto  un empobrecimiento de su yo, más en el caso de que dichas restricciones  hayan comenzado desde edades muy tempranas y también si son de orden crónico.

Para que una persona experimente un sentimiento de ser, de estar viva, necesita precisamente poder encontrar en el medio exterior personas y objetos que le permitan satisfacer sus necesidades tanto biológicas o materiales como afectivas;  cuando no les encuentran o lo hacen pero de manera muy fallida(*) , la persona experimenta sentimientos de  muerte (de una parte de ese yo que no está pudiendo desarrollarse como necesita o desea): malestar,  frustración y rabia hacia el medio que no le permite satisfacer sus necesidades, o hacia sí misma en caso de que se culpe de no saber crearse las condiciones para hacerlo.

(*)Obviamente que siempre hay un fallo un desencuentro  entre lo que necesitamos o deseamos y lo que encontramos , es una falta estructural, por eso siempre vamos a reprimir en parte nuestras pulsiones, pero cuando hablo de “hacerlo de manera muy fallida”  implica que la satisfacción u el objeto que brinda la misma están excesivamente alejados de la imagen o representación que el sujeto se hizo de lo que necesita o desea; por ejemplo si una persona desea comprarse un par de zapatos buenos pero siempre tiene que conformarse con unos de muy mala calidad porque no le da el dinero para los otros, si quiere comer de una manera pero come lo que es más barato porque no puede pagar lo que realmente querría comer y si además  se repite durante mucho tiempo e su vida o en casi la totalidad de la misma.

En caso de que la persona  además se calle o resigne cuando quisiera gritar y protestar, el cercenamiento que estará llevando a cabo sobre su yo será mayor, a lo cual podrá generar sentimientos que aflorarán o no, dependiendo de la situación, de resentimiento, envidia, injusticia de otros o de la vida para con ellos, deseos de venganza, deseos de muerte de otros o propia. Esto obviamente podrá dar lugar a enfermedades tanto psicológicas como físicas. 

Cuanto mayor haya sido la restricción a la que hayan sometido las necesidades de su yo  los sujetos, habrá en ellos mayor negatividad o sea “más no”  y “menos si” a su derecho a ser y a la vida. Sin un sí, que es asentimiento al sujeto, a su ser, a su existencia, y que pasa por el placer, por la satisfacción que brinda el objeto, no puede instaurarse el no, porque si todo es  no, el sujeto directamente no existe (ver  juicio de atribución y existencia en Freud)

La persona sometida a este cercenamiento o autocercenamiento, llegada una situación en la cual avizore la posibilidad de satisfacer las mismas como es la de que le brinden ayudas sociales, podrá actuar: o siendo incapaz de intentar hacerlo, generalmente en los casos en que  la persona atribuye la culpa de sus privaciones a sí misma, y el seguirse privando deviene una forma de autocastigo, o como en el caso de las referidas personas que presentan dificultades para aceptar el “no” a sus demandas,  pidiendo todo y en exceso
. Una podría decir que experimentan con tanta virulencia la  privación , es tanta su frustración que ahora que ven la oportunidad de resarcirse sacan el freno de la represión y la demanda que también es de amor y no solo de satisfacer necesidades biológicas( a través de pedir objetos se pide ser amado y cuidado, reconocido como sujeto de deseo también, precisamente  ellos que han estado  posicionados muchas veces más como objeto y objeto de desecho en muchos casos que como sujetos)  se desboca(voracidad) , de ahí la dificultad para entender y pensar –procesar los motivos para el no, para los límites que los profesionales explicitan. Desbocarse que es también agredir con palabras en algunos casos a los profesionales cuando no satisfacen lo que piden.  

Teniendo en cuenta  el por qué de este comportamiento, los profesionales pueden estar en condiciones de tener más paciencia e insistir en explicitar de los fundamentos para la denegación, así como estar más dispuestos a decir sí, que es si al sujeto y su existencia en aquellas situaciones donde se pueda ser flexible, para que “el no” pueda ser procesado y mejor aceptado cuando sea necesario decirlo.


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