jueves, 1 de diciembre de 2016

Encuentro Poesía -psicoanálisis. a- CERCA LO REAL: DEL MITO A LA POIÉSIS: CHANTALL MAILLARD.


 "La conciencia es un mí encubierto”


INTRODUCCIÓN. 

MI ENCUENTRO CON “LA OBRA” DE CHANTAL MAILLARD COMO ACONTECIMIENTO. 

Sobre cómo me intereso de manera profunda por la obra de Chantal Maillard.


He de decir que en un primer  contacto con la obra de Chantall Maillard, algunos poemas me agradaron mucho,  pero no tuvieron  el estatuto de encuentro, de acontecimiento-como diría ella- que me pulsionara a escribir acerca la misma, -quizás porque al ser tomados o leídos de manera fraccionada, suelta, no lograron operar como causa inconsciente de mi  deseo de escribir-. En cambio, con “Matar a Platón” y  “Hainuwele” como obras que leí en su totalidad, sí se jugó algo del orden de  eso que ella llama acontecimiento, y este trabajo es una creación que da cuenta del mismo. De manera que el mismo hace referencia  fundamentalmente en estas dos obras de la poeta.

Desde el psicoanálisis se puede  asimilar el acontecimiento a la tyché  Lacaniana, el  encuentro con lo Real donde emerge la pulsación o la pulsión del inconsciente real    o el ello, que el lenguaje intenta atrapar vanamente  en los significantes que constituyen el inconsciente simbólico. 

La causa de mi encuentro es la coincidencia entre la a-puesta del psicoanálisis y la de la poeta. Ambas a-postando, a-puntando a- punteando hacia lo real, “lo que no cesa de no escribirse”, por eso en el título  aparece “la obra” así entre comillas porque la misma es aquello que está más cerca de lo real, o sea, lo menos obra -en el sentido de algo consistente, acabado o logrado de una vez y para siempre -, obra entonces que es solamente intento  en cada nuevo libro, en cada nueva escritura, de apresar algo de ese real imposible, intento de sutura siempre a medias de  la falta originaria. Y ahí  Hainuwele me convoca entonces como mito sobre la creación, basado en otro mito sobre el origen, el  de los Marind anims de Nueva Guinea dando pie a la vía del sentido (S1--- > S2), dando sentido, al  sin sentido o  vacío de sentido del origen;   y “Matar a Platón” así  como la muerte de Hainuwele como condición sine qua non para que una auténtica creación, poesía o tubérculo, sea posible de advenir, al lugar de ese agujero- muerte  que el propio significante cava  en lo real al poietizarlo/mitificarlo  ( en su forma literaria el mito se asemeja a la creación poética, pero se diferencia de esta última por la constancia de algunos elementos que no están sujetos a la invención subjetiva,( Lacan, 1956/7: pp. 253-5)

Una vía de doble circulación donde puedan transitar los sujetos quienes de hecho así lo hacen, pues ¿no son este acaso los caminos que transitan los analizantes en los análisis que  son posibles? Del mito, trama imaginario- simbólica que brinda sostén y alguna cobertura/ sentido a lo real de la muerte, a la creación, donde ese mito será desmitificado y muerto con la ayuda del analista,  para reescribir no otro mito o historia (literatura), sino para hacer, para “a ser poiésis”, o saber hacer ahí el sujeto con el objeto de goce.

Tanto la poesía que escribe el poeta como la que escribe el analizante con la ayuda del  analista son tuberculosas, en el sentido de generadas como un tubérculo ( ese del cual nos habla el mito de Hainuwele), por cuanto su creación supone el hundimiento del poeta en el surco profundo de la tierra de la pulsión, ese  no-lugar(agujero)(*), ese caldero del ello del que hablaba Freud,  cuya cualidad de  inaprensible en términos de palabra, hace que sea simbolizado  con el  “subterráneo” aunque sería a-terráneo más bien(objeto a),  límite entre lo psíquico y lo somático , entre la vida y la muerte, Tanathos y Eros, donde ambas se con-funden: en toda semilla  se a-únan la vida y la muerte , ya que en ella  la vida está aún solamente en potencia. Se necesita el acto creativo para hacerlas nacer a la vida. Por eso Hainuwele es enterrada viva, una muerta –viva, una muerta que hace nacer la vida al  igual  que Perséfone.

Y este punto está en concordancia con un planteamiento que realiza el Hinduismo, religión de la cual Chantall se embebe en sus viajes a la India, y que integra a su vida y obviamente a su escritura, y cuyo concepto filosófico principal, el  Brahman, nos habla de la esencia de todo lo existente o aquello en lo que todo participa, aunque es la totalidad sin partes, sin diferencias. Es un principio sin géneros, sin atributos, indefinible, indeterminado, sin límites, sin fronteras. “Todo lo que hay es Brahman”, “El Brahman, punto inicial, germen y a la vez pulso universal, se sitúa más allá de la existencia y la inexistencia, más allá del ser y el no-ser, más allá, en definitiva, de la mente y sus categorías, sus límites y sus dicotomías” (1)

Así se define de manera bellísima en la Kena-Upanisad:
Lo que no se enuncia con la voz
Aquello por lo cual la voz es enunciada.
(...)
Lo que no piensa el pensar,
Aquello por lo que, dicen, es pensado el pensar.
(...)
Lo que no se ve con el ojo
Aquello por lo cual se ven los ojos.
(...)
Lo que no se oye por el oído,
Aquello por lo cual se oye el oído. (2)

“Asimismo, “cuando el Brahman es percibido introspectivamente como esencia de nuestra existencia individual se llama Âtman. Es nuestra errónea percepción lo que hace considerarla aparte. Podemos identificarla como la conciencia o principio espiritual del individuo y también como la capacidad de conocimiento. Esto significa que el Brahman o absoluto, principio y fin de todo cuanto es, no es otra cosa que mi propia interioridad inmaterial. No hay diferencia real entro eso y yo, entre objeto y sujeto, en una concepción no dualista que se sintetiza en el aforismo del vedanta-advaita. “Eso eres tú”. Constantemente se hace referencia a Brahman y Atman de manera indiferente en los textos de los Upanisad, como por ejemplo en la Ataireya-Upanisad, donde se enumeran aspectos o manifestaciones diversas de la conciencia como definición de ambas: 

 ¿Quién es ese àtman? (...)
 Aquello que es el corazón, eso es la mente, la comprensión, la atención, el
discernimiento, la conciencia, la inteligencia, la intuición, la conciencia, la constancia, el
pensamiento, la fuerza mental, la energía, la memoria, la voluntad, la intención, la
vitalidad, el deseo, el anhelo. Todos estos son otros tantos nombres de la sabiduría.” (Ibídem2) 


Además este concepto que borra las fronteras artificiales que  creamos cuando concebimos el mundo en términos de  dualidad: yo-mundo, yo- objeto, se integra en la obra de Chantall con el concepto de no permanencia del taoísmo y el de vacuidad del Budismo.
Desde el psicoanálisis estos conceptos  podrían acercarse a los conceptos de vacío, falta, la cosa, el objeto a Lacaniano en los cuales se asienta la no permanencia del parlêtre y el concepto de inconsciente pulsional, pulsátil, lo que determina que el  sujeto del goce-significante o gozo-sentido( “jouis-sense” y “jouissance”),solo pueda ser encontrado entre significante y significante.



“HAINUWELE”

El MITO DE AINUWELE.
Un día, mientras cazaba, un hombre llamado Ameta encontró un coco, algo nunca visto antes en Seram, y lo puso en el colmillo de un jabalí. Ameta, que formaba parte de una de las nueve familias originales de la gente del Ceram Oeste, que habían nacido de los plátanos, se llevó el coco a casa. Esa misma noche, se le apareció una figura en sueños y le enseñó a plantar el coco. Ameta lo hizo y en tan sólo unos pocos días, el coco creció y se convirtió en un árbol alto y lleno de flores.
Ameta trepó al árbol para cortar las flores y recolectar la savia, pero en el proceso se cortó en un dedo y una gota de sangre cayó en la flor. Nueve días después, Ameta encontró en esa flor una niña llamada Hainuwele, que se significa “rama de cocotero”.La envolvió en un pareo y se la llevó a casa. Llegó a la madurez con una rapidez increíble. Hainuwele tenía un talento especial: cuando ella defecaba, ella expulsaba cosas valiosas. Gracias a esto, Ameta se convirtió en un hombre muy rico.
Hainuwele acudió a un baile que duraba nueve noches en un lugar llamado Tamene Siwa. En esta danza, era tradicional que las chicas distribuyeran nueces de areca a los hombres. Hainuwele hizo eso, pero cuando los hombres la pidieron las nueces de areca, ella les dio las cosas valiosas que expulsaba cuando defecaba. Cada día ella les daba algo más grande y de más valor que lo del día anterior: pendientes de oro, coral, platos de porcelana, cuchillos de madera, cajas de cobre y medallas. Los hombres estuvieron muy contentos al principio, pero poco a poco, decidieron que lo que estaba haciendo Hainuwele era algo misterioso, extraordinario, y consumidos por la envidia, decidieron matarla a la novena noche.
En las danzas sucesivas hicieron un círculo alrededor de las mujeres, en el centro de la zona de baile, y Hainuwele estaba entre ellas, repartiendo regalos durante nueve noches. Antes  o en novena  noche, los hombres excavaron un hoyo en el medio de la zona de baile, y señalando a Hainuwele,durante el transcurso de la danza la fueron empujando hasta que estuvo en el punto exacto, en medio de la zona de baile. La empujaron y cayó al hoyo. Entonces los hombres echaron tierra rápidamente sobre la joven, tapando sus gritos con su cántico. Así es como Hainuwele fue enterrada viva, mientras que los hombres continuaban bailando sobre la tierra, apisonándola con firmeza.
Ameta, que echaba de menos a Hainuwele, salió en su búsqueda. Gracias a un oráculo averiguó lo que había ocurrido, después la desenterró y cortó su cuerpo en varios pedazos, que enterró en distintos lugares del pueblo. Esas partes crecieron y dieron lugar a plantas nuevas y muy provechosas, incluyendo los tubérculos, dando origen a los alimentos principales que la gente de Indonesia ha consumido desde entonces.
El antes relatado es el mito original en que se basó Chantall Maillard para realizar su propia creación, en  la cual modifica parte del mismo como nos advierte en el inicio de su libro en  “Nota a la edición:
“…mi naturaleza, que sin duda le debe más a la tradición de los celtas y a su religiosidad druidica que a aquellas culturas del desierto que inexplicablemente hemos adoptado, se replegó hasta hallar, en su memoria antigua algo muy familiar. Fue el latido de los bosques, y Hainuwele, de la que hallé entonces casualmente referencia, lo habitó de inmediato.” /…/

“El bosque de Hainuwele trasciende la pertenencia a uno u otro lugar geográfico y su historia es una recreación totalmente libre del mito.” /…/

“No me di cuenta, sin embargo, hasta pasados muchos años, del parecido que guarda el Señor de los bosques con Pasupati, el “Padre de las bestias”, una de las personificaciones del dios Siva. No descarto que el bosque vibrante del poemario tuviera que ver con aquel ser supremo que el sivaísmo entiende como vibración cósmica, hálito sonoro del que todos los seres son modulaciones.”


EL MITO DE HAINUWELE A LA LUZ DEL PSICOANÁLISIS.
Este mito de Indonesia en que se basa Chantal Maillard para hacer su libro, relata el encuentro mítico entre los sexos, entre el hombre y la mujer y lo que como fruto surge de ese encuentro. Es un mito sobre el  origen de la relación entre los sexos y el origen de la vida.

La necesidad del mito obedece precisamente a que hay un enigma,  no saber acerca de nuestro origen, tanto a nivel individual como del Universo: no sabemos el fin último o primero de nuestra vida o nuestra ex –istencia, ni el cómo, ni el por qué, ni el para qué de la misma de forma radical, tampoco sabemos acerca de la ex -istencia de los sexos en su diferencia y en su encuentro, como nos dice Lacan: “no  hay relación sexual “, lo cual viene a decir, que no hay palabras para decir totalmente o nombrar de manera rotunda y definitiva sobre todo  qué es una mujer (el continente negro o el eterno femenino nombran esa indefinición) , de ahí que Lacan diga que La mujer no existe (como algo completamente definido o definible, por lo que hay diferentes formas de ser mujer), como tampoco hay solo una manera de ser hombre. Por  lo tanto hay ausencia de saber y de verdad sobre  qué vincula a un sexo con el otro, y cómo lo hace, por eso hay maneras diferentes, singularidad del encuentro con el propio sexo y entre los sexos.

 Y  ante ese agujero en el  saber, ante esa incertidumbre acerca del origen de la vida y de los sexos, y de la posible relación entre los mismos, así como de su sentido en la vida, necesitamos imaginar,  teorizar, apalabrar  y por tanto crear  símbolos  que nombren  y representen  esa falta de ser y de saber sobre nuestro origen, y el mito es la forma fundamental de llevarlo a cabo. Por eso ex –istimos, “istimos”  “fuera de” (ex) aquello que nos funda, aquello en que esa “sistencia” se funda queda fuera de nuestra consciencia, es inconsciente real porque no  hay palabras que puedan definirlo totalmente, que puedan decir la verdad y nada más que la verdad… sobre una falta,   pero la palabra nos permite crearnos una ficción para habitando en ella hacer consistir nuestro ser en una historia.

Lo real no es decible y la verdad sólo puede ser dicha a medias, bajo una estructura de ficción.

 He ahí la importancia para el psicoanálisis de función del semblante y del discurso como artefacto. Pero existen fenómenos cuyas estructuras escapan al discurso, donde asistimos a una caída de la función del semblante y a un tratamiento de lo real por lo real mismo. Marcas de lo viviente en un sujeto.

El mito es entonces una explicación quizás cercana en su función de apalabrar o simbolizar el origen , a  las teorías sexuales infantiles de que nos habla Freud, donde lo imaginario y simbólico hacen trama  para fundar o asentar nuestra ex –istencia, sostener y dar sentido a  nuestros fundamentos como queda también patente en “El mito individual del neurótico” del que nos habla Lacan o  en “La novela familiar del neurótico” que nos refiere Freud; y cobra el estatuto de verdad  por su carácter necesario (no demostrable).


Chantall dirá que “Crear es la voz culta y por tanto teológica de criar, que derivo del verbo latín creare con la misma significación, engendrar, hacer crecer, nutrir” Criar se convirtió en crear para decir la manera en que el dios de las religiones monoteístas se relaciona con el universo, produciéndolo a partir de la nada, lo cual es una excepción entre los mitos de origen. El origen es una palabra que como la mayoría de las palabras metafísicas  designa no otra cosa que una función de la mente, en este caso la necesidad de un punto de partida para el razonamiento, y para otros pueblos más acostumbrados al uso de una razón intuitiva, y cuyo procedimiento silogístico como el de la lógica Jainista por ejemplo,  se  sirve de ejemplos y procede por continuidad más que por deducción, ese punto de partida no es necesario, en la tradición Védica por ejemplo el Brhaman también genera pero no desde la nada , sino desde sí como la etimología de la palabra misma Brahman indica, el mismo es generación es crecimiento y el universo a diferencia de lo que ocurre en los monoteísmos no se diferencia de él, es su exhalación, podríamos decir que  el universo es poema, exhalación”(3)
 

Y si bien, en un  proceso analítico con sujetos neuróticos  esa verdad que aporta el mito individual del neurótico va a ser  necesariamente cuestionada, hay que tener en cuenta que se la puede cuestionar  y tirar por tierra porque ha sido construida(con lenguaje) antes y al mismo tiempo  del  advenimiento del sujeto y  porque le otorga seguridad ¿o certeza? de existencia al mismo, y esa seguridad es lo que garantiza la posibilidad de introducir en un segundo momento  la duda y el cuestionamiento sobre su verdad ; no estamos ante la misma situación ante un sujeto psicótico donde precisamente esa construcción del fantasma que garantiza la existencia falta o no está presente y nuestra tarea  es  la de ayudarle a construirse su propio fundamento existencial. Así  el mito es necesario entonces como un postulado de ex –istencia porque sin la cobertura imaginario-simbólica que brinda  no puede construirse el edificio identificatorio del sujeto ni de las comunidades.


Así  la cultura responde también con los mitos frente a los grandes enigmas de la condición humana, al igual que el sujeto encuentra una respuesta personal con los fantasmas subjetivos, a su pregunta sobre el ser. (4)


La palabra ex -istencia  escrita así con guión como lo hace Lacan, dice precisamente de eso que queda afuera del sí mismo del sujeto, ex – fuera de lo que él puede apresar con la palabra; hay algo fuera de nosotros mismos, un real sin palabras  fuera de nuestro saber sobre ello, que es lo que nos crea y hace ex –istir; nuestra ex -istencia está fundada sobre un vacío que instaura la propia entrada del sujeto en el Lenguaje, sujeto del inconsciente  separándolo del individuo (su marca mata al  individuo, al no dividido, a lo real del cuerpo), otorgándole a la vez desde ese momento una relación significante  con ese vacío en ser. Por tanto deviene ahí  en  esa operación -que es la castración-, sujeto del inconsciente, sujeto dividido, vivo y desplazado en un nombre sustituto; esto es lo que hace del sujeto del inconsciente una metáfora. Esa muerte inicial que nos sujeta al lenguaje y a la vida, ese vacío esa ex –istencia  está referida en el mito en la muerte de Hainuwele. Es a partir de una muerte que  surge la vida y la creación.


En este mito, la diferencia y la distancia o imposibilidad de la relación entre los sexos se nos presenta mediante un  hombre perteneciente a un mundo solo de hombres  que nunca había tenido contacto ni conocimiento del mundo femenino: “encontró un coco, algo nunca visto en Seram”. 


La referencia a la pertenencia de Ameta a las nueve familias originales de la gente del Ceram oeste, podría  introducir la marca de la diferencia en el origen (10-1= 9, los nueve meses de gestación del sujeto podrían dar cuenta de la marca de la diferencia o de lo incompleto del ser humano: a los diez meses le falta uno para completar la decena, el sujeto está entre el O y el 1, el agujero y el significante S1). El acto de Ameta de poner el coco en el colmillo de un jabalí  constituye una referencia simbólica a la castración  y al encuentro entre los sexos, el Hombre va al encuentro de ese Otro universo femenino con algo fálico cortante –penetrante.  Y la referencia a que sea en el sueño que a  Ameta se le presente una figura que le enseña a plantar el coco, lo cual es una manera de representar de manera simbólica a  la sexualidad unida a la reproducción, al origen de un nuevo ser, daría cuenta de la naturaleza inconsciente de ese saber, así como de la forma también inconsciente de trasmisión del mismo. Como resultado de ese encuentro a-sexual nace un árbol alto y lleno de flores.


El encuentro con la diferencia sexual se produce en la niñez y el niño no sabe de la  existencia del otro sexo hasta que ve que entre sus genitales hay una diferencia según nos lo planeta Freud. En ese sentido, la referencia al símbolo fálico (banano, y /o  instrumento cortante que porta el hombre para introducir en  el coco) y al hombre como el único ser  existente en un principio, podría remitir simbólicamente  a ese primer tiempo de la sexualidad infantil en que según  Freud todos los niños  y niñas suponen que todos los seres tienen falo, y  donde dicha identificación al falo recae en el órgano masculino como el único sexo existente. Con Lacan, ese primer tiempo podrá entenderse a su vez en referencia a la posición del niño como falo materno, pues si todo niño o niña representa o encarna el falo materno en el primer tiempo del Edipo (madre-fálico- narcisismo), para ambos lo único existente es el falo, investimento que recae sobre el pene,una vez que el niño o niña percibe que hay dos órganos diferentes en juego, la llamada por Freud premisa universal del pene.


Ahora bien, es necesario llamar la atención sobre cómo esta primera  historia nos intenta explicar el nacimiento de un elemento del orden de lo natural: un árbol, y como la gestación del ser humano que nos va a referir a continuación es una reproducción de este mito. Esto da cuenta de cómo los pueblos originarios en contacto estrecho  con la naturaleza animan a la misma (del latín ánima es alma), esto es, la entienden en términos humanos, la personifican. 

En este sentido,  existe una constante en el universo simbólico de todas las civilizaciones que consiste en la existencia de un estado animista en la historia de su desarrollo cuyas manifestaciones son universales. Esta modalidad de aprehensión de la realidad  es considerada como pensamiento mágico en términos del Estructuralismo, el cual corresponde al primer tiempo lógico de la constitución del psiquismo individual  por una parte y a la génesis de la cultura por otra. El pensamiento mágico se caracteriza por la omnipotencia del pensamiento, la superstición, la realización mágica de deseos.

 Los niños y las civilizaciones  primigenias  recurren a explicaciones animistas y por eso no es nada extraño de que para explicar la reproducción humana hablen se semillas, de árboles que crece , forma de metaforizar y por tanto simbolizar y poder explicarse ese no saber del ser Humano sobre  la relación sexual  ni el origen.  Según el mito que estamos trabajando, del proceso de gestación del árbol no se obtiene directamente un fruto, sino flores y savia, y es en el proceso de intentar obtener las mismas (flores que remiten por excelencia al órgano femenino y /o  al sexo femenino) es que Ameta  se corta un dedo y la sangre cae en la flor. 

Obviamente pueden establecerse muchas relaciones metafóricas entre estos elementos: la sangre, la savia, el flujo femenino, el semen masculino,  el dedo como símbolo del falo en el que mediante el corte y la sangre  se vehiculiza  metafóricamente   a la castración. La flor que a los nueve días precisamente se convierte en niña a la que llaman rama de cocotero: Hainewele. La niña que nace de la rama del cocotero (unión de lo femenino  y masculino), podría hacer pensar en el mito cristiano del nacimiento de la mujer de la costilla del hombre si no fuera porque precisamente acá esa rama/costilla  es el resultado de una unión anterior que se da entre el hombre Ameta y un coco al que él planta, aunque en ambos mitos la figura masculina parece tener el papel iniciático y  activo. Es un hombre quien encuentra al coco y es él el que lo planta, intenta cortar las ramas y flores
.

Es interesante también hacer notar como el mito da cuenta de la repetición del origen, o de cómo se juega algo de la repetición en el origen  al entender y representar en el mito  el origen de la naturaleza de la misma manera que el  origen humano. Primero cuenta cómo nace un árbol y luego como de la unión entre algo de la naturaleza y algo humano, nace un ser humano que es  Hainewele.


Nos encontramos luego con una Hainewele que encarna precisamente el falo ya que  ella  convierte a su padre en rico debido a  su especial talento de defecar cosas valiosas. Y Freud y sus teorías sexuales infantiles nos permiten entender esta referencia a la sexualidad infantil (que pervive en mayor o menor medida en la adulta). La misma se articula para él en torno al falo, significante de la falta .De acuerdo a esta lógica del significante fálico  la investidura que el niño hace del falo va a poder recaer de manera desplazada vía la metáfora y la metonimia en  objetos sustitutos del mismo, los cuales son equiparados a nivel inconsciente. Los mismos tienen en común  que son objetos valiosos para el niño , que se desprenden del cuerpo o que entran en la dinámica del tener , del dar o no dar, a lo cual  Freud denomina ecuación  simbólica: falo= niño=pecho= heces= dinero=regalo (5)  


El niño mismo  es el primer objeto que cubre la falta materna en el primer tiempo del Edipo , el de la madre-fálico narcisismo, para Lacan. Freud También explica que (…) ese antiguo interés por la caca se traspone en el aprecio por el oro (gold) y el dinero (geld) pero también hace su contribución a la investidura afectiva del hijo y del pene (6).  

Y En este mito que nos ocupa, el  objeto valioso que representa y sustituye  al falo son en determinado momento las heces, las cuales cobran habitualmente una destacada relevancia en todos los sujetos, pero de manera especial en algunos,  en la etapa anal de la organización libidinal de la sexualidad infantil. La niña valiosa da  las heces valiosas o cosas valiosas en las heces y eso brinda dinero-riqueza al padre y luego en la danza a los hombres donde las heces devienen regalos. Y del regalo se desplaza el valor fálico al niño/bebé.La gestación humana lleva nueve meses y el mito dice que la danza dura nueve días, por lo cual la gestación humana se torna símbolo de toda creación.

 Y el baile como Freud lo corrobora en “sueños típicos” muchas veces es una manera de simbolizar la relación sexual,  Tamene Sigua,  es traducido como “nueve emplazamientos para la danza (7) donde además se explica que en  ese gran baile maro, participaron nueve familias de los hombres que en el baile formaban una gran espiral de nueve vueltas. Agrega que cuando los hombres bailan maro de noche, las mujeres permanecen sentadas en el centro sin bailar, y  a los bailarines les dan  sirish y pinang(hojas y nueces de dos especies de plantas)para que las mastiquen. En aquella gran danza la doncella Hainewele situada en el centro era quien se los daba. Sobre esta ceremonia que se repite las nueve noches, podemos encontrar en dicho libro, dos aclaraciones importantes: que cada noche el baile se hacía en un emplazamiento diferente y que los objetos que repartía cada noche iban aumentando de valor y eso es lo que produce la envidia que llevan a los hombres a  matarla, una envidia que recae  en la capacidad reproductora, creadora o fértil de la mujer.    (En este libro además se nos aclara el origen de todos los seres vivos a partir de dicho mito (“Construcción del edificio espiral y reino de los muertos”, pág. 62)


 Y vida y muerte surgen juntas: Hainuwele es enterrada viva (en terre, en  tierra=muerta- viva, y  la  vida, la creación  solo es posible a partir de una muerte, y vida y muerte nacen juntas como dice el mito, por eso luego de allí del inframundo surge la vida en los  tubérculos y otras plantas. Este mito  nos recuerda como ya lo hemos dicho a otro gran mito que es el de Perséfone.


A nivel del Lenguaje  podríamos decir que  cuando o donde muere el saber(o sea  el significante, lo simbólico), nace la creación, o lo que es lo mismo, que donde muere el mito nace la creación, y este aspecto es muy importante ya que como pretendo mostrar en este trabajo, en su obra, Chantall Maillard va en la búsqueda de la muerte del mito, por eso “Matar a Platón” para apostar a la poiésis, en una búsqueda de la singularidad absoluta del acto poético  y la obra originada(original) a partir del mismo:



la poesía ha de ser expresión inmediata, sencilla, que capta el objeto justo entre su movimiento y su quietud, entre su tiempo y su eternidad, entre su ser-objeto y su no-ser-nada(8)



Así “con Hainuwele seremos el aire capaz de soportar el vuelo de los pájaros, las raíces que crecen bajo la tierra, las frutas, el animal que sangra o la gota de rocío. Dormiremos en los “recodos sombríos de una nuez” y viajaremos tan lejos que nos atreveremos a abandonar, al menos por momentos, las ciudades interiores que, en palabras de Chantal Maillard, se “edifican alrededor del centro de nosotros mismos, llegando a menudo a ocultarlo por completo”. Esas ciudades en las que “nos asentamos” y “nos dormimos” (ciudades significantes en que nos dormimos diría yo) “ciudades interiores que son ciudades-dormitorio, ciudades-balneario, ciudades-fábrica, ciudades-estante u otras; nos mecen, nos distraen, nos consuelan y siempre, de mil maneras, nos confirman. Su material de construcción es el hábito; reconocer es la consigna. Por eso, para que tiemble el habitante de la ciudad interior, es menester destrozar el paisaje y quebrantar las costumbres, confundirle hasta que el cansancio le derrumbe, se quiebren sus planteamientos más sólidos, sus más estoicas propuestas, se disuelvan sus expectativas, su paciencia se agote, y el ánimo más severo se contraiga hasta la perspectiva de un nuevo combate (8).



  Así también el psicoanálisis con cada analizante, intentando  a-cercar-le la marca de origen del sujeto: una letra de goce fuera de lo simbólico, marca que está “fuera de” o ex -istente al mito simbólico que pueda haber creado para explicar los efectos  significantes de mortificación de la misma sobre su carne.  Significante sin sentido que inscripto en el cuerpo como letra vivifica el cuerpo, pues si el sujeto es aquel marcado por el significante que mortifica el cuerpo, el parlêtre es vivificado por el goce en el cuerpo.

CUAL ES EL ENLACE DE ESTOS DOS POEMARIOS Y CUAL ES LA APUESTA DE LA POETA. SU COINCIDENCIA CON LA a-PUESTA DEL PSICOANÁLISIS. 
 Matar a Platón: la muerte de lo imaginario  y la erosión del significado en la poesía y en el trabajo  psicoanalítico. La poiésis como  a-puesta por la singularidad de la letra de goce.



Algo debe andar mal si nos preguntan por el concepto,porque   cuando el interés va hacia el concepto  en vez de   ir hacia la cosa,  es que la cosa no está, o no funciona, ,etonces hay que preguntar más bien qué función cumple el poema hoy en   día  qué función cumple la obra de arte, o qué esperamos de ello,  ¿no?  Chantall  Maillard  (“La creación”)  (9)   

 Se pregunta Lacan: ¿hay imposibilidad de que la  verdad  devenga un producto del saber hacer?"   Y rresponde "no", y añade: "pero entonces ella tan sólo podrá ser medio dicha..." Jaques Lacan , Le ssinthome, Ornicar? noº6
                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                            
                                                                                        "Crear una obra de arte, crear un poema.¿Es un poema una obra de arte?, ¿arte de la misma manera que una obra  plástica? ¿Qué los diferencia?, ¿qué los asemeja? Yo quisiera hablar de ello como de una sola cosa, una obra (de arte) es un poema, un poema es una obra, algo que se presenta y dice y lo que dice no es distinto de la forma en la que se dice. Suele decirse que el poeta al trabajar con la palabras y su significación tiene más tratos con el pensamiento que una obra plástica, y no es así, lo que importa en ambos casos es una cierta inclinación, un sesgo de la percepción, una oblicuidad que atraviesa lo real, es decir, el mapa al que estamos acostumbrados”. ….Cuando hable del poema me estaré refiriendo no solo a la obra escrita”.  Chantall Maillard.(9)




ANTECEDENTES.


Podríamos decir que el antecedente más contundente respecto a la relación entre Filosofía y poesía que influye en la obra de Chantall y más específicamente en “Matar a Platón” quizás sea el dado por los planteamientos de María Zambrano especialmente en su Arte Poética. El conflicto que habita en cualquier ser humano entre un ansia de verdad absoluta, obtenida mediante un orden racional, el  logos que descarte el engaño de los sentidos, etc.


Dice en un estupendo trabajo (10)  En este enfrentamiento originario entre filosofía y poesía, enfrentamiento primero que ya el pensamiento griego protagonizó, las cuentas parecieron saldarse en favor de la filosofía, del pensamiento, quedando la gracia poética limitada y confinada por la “fría claridad del logos filosófico”, imperial: ¿imperialista? Pero, dice María Zambrano, decidiendo aparentemente la disputa en favor de la poesía, ésta, “nació para ser la sal de la tierra y grandes regiones de la tierra no la reciben todavía. La verdad quieta, hermética, todavía no la recibe... En el principio era el logos. Si pero... el logos se hizo carne y habitó entre nosotros, lleno de gracia y de verdad”. 


“La poesía sin método ni ética, es sin embargo duramente condenada por la filosofía. Por la filosofía platónica primero, que la condena en nombre de la verdad y de la justicia. La poesía es falacia, mentira. Se opone al ser, a la verdad, porque acoge lo que no es. Es creadora de mitos engañosos y por ello se opone a la razón, que sólo se atiene a lo que es, al ser que le es revelado. La poesía, para Platón, es el logos traicionándose a sí mismo, es palabra irracional que se niega a la reminiscencia del origen y se revuelca en la embriaguez presente sin esperar nada: el poeta “traiciona a la razón usando su vehículo, la palabra, para dejar que por ella hablen las sombras...” La poesía es lo único que se opone a la esperanza de la razón, esperanza de alcanzar, a través del esfuerzo y la ascesis, el origen, lo único, lo absoluto que justifica y vale todos los esfuerzos, el ser. Al poeta lo poseen los dioses de este mundo. Mientras que el filósofo recuerda (Ideas), el poeta olvida (su origen) y se aferra a la belleza presente. No renuncia a los fantasmas aunque sean apariencias, y más aún, a éstas, las quiere por lo que son y se aferra a ellas mientras perduran. 

El filósofo en cambio renuncia a todo (apariencias) y se queda con la verdad, el ser (Ideas), origen, reminiscencia, fin.

“Sin embargo, María Zambrano, se empeña en salvar a la poesía de todas las acusaciones que sobre ella hacen caer los filósofos. En este afán que caracterizará todo su pensamiento, de lograr la armonía de los contrarios, casi siempre aparentes, o de alcanzar  el sutil equilibrio que resulta en un ser más verdadero, al combinar el justo medio de dos extremos: la razón poética, ella considera que la posición del poeta puede defenderse. El poeta se reivindica porque es fiel a lo que ya tiene, a la gracia recibida de la que él es el vehículo, el consintiente instrumento: “el poeta es fiel a lo que ya tiene (...) ... cargado, con una carga, es cierto, que no comprende. (...) Y su gloria está en no saberlo, porque, con ello, se revela que es muy superior a un entendimiento humano la palabra que de su boca sale... (...)... es más que humano lo que en su cuerpo habita.” 


  El poeta es “morada, nido, de algo que le posee y le arrastra”. Mientras que el filósofo quiere enseñorearse de la palabra, el poeta se inclina ante ella y acepta ser su esclavo, consumirse en ella: “Hágase en mí.”

La ética, que parecía privativa del filósofo, María Zambrano la reivindica también para el poeta. Aún cuando no sabe lo que dice, el poeta también es lúcido, tiene una forma de conciencia que le es propia, cada vez más despierta y atenta. Y esta lucidez hace más heroico y valioso el vivir del poeta y su entrega a las fuerzas que lo poseen. Y allí justamente reside la ética del poeta, que no es otra que el martirio: “Todo poeta es mártir de la poesía; le entrega su vida, toda su vida, sin reservarse ningún ser para sí, y asiste cada vez con mayor lucidez a esta entrega”.


Y más abajo.. la condena moral y política de la poesía en La República…. Va a regresar… y “ La clave de este regreso de la poesía, de ésta su reconciliación con el pensamiento, con la filosofía, se encuentra a través del amor y de la belleza, en dos diálogos: el Fedro  y El Banquete.


“En el amor está la cuestión verdadera”. En el amor por el cual la carne (la poesía) se redime, pues en el amor se reúne lo que en la carne está separado, y se logra elevar lo corporal a la altura de la razón. Por el  amor (belleza y  creación), la filosofía logrará la salvación de la carne y de la poesía a la par…                                                                               “A la carne va a salvarla también el filósofo, encontrando lo que parecía imposible, su unidad, en el amor. La poesía, apegada a ella, viviendo dispersamente, (...) no podía encontrarla [la salvación]. Porque la poesía es pura contradicción; el amor en la poesía anhela la unidad y se revuelve contra ella, vive en la dispersión y se aflige. (...) La poesía es la conciencia más fiel de las contradicciones humanas (...) El poeta vive según la carne y más aún dentro de ella. Pero, la penetra poco a poco; va entrando en su interior, y va haciéndose dueño de sus secretos y al hacerla transparente, la espiritualiza. La conquista para el hombre, porque la ensimisma, la hace dejar de ser extraña.”

La poesía entonces, que es carne y lidia con la carne, va a entrar de nuevo en la morada de salvación (la del Logos y el Ser) de la que fue expulsada por la filosofía, gracias al amor, a la caridad que lo abraza todo, lo propio y ajeno, en un abrazo místico: “Caridad, amor a la carne propia y a la ajena. Caridad que no puede  resolverse a romper los lazos que unen al hombre con todo lo vivo, compañero de su origen y creación”.



 “Matar a Platón” surge , según entiende quien esto escribe, como una apuesta por la poesía entendida como poiésis, término griego que significa ‘creación’ o ‘producción’, derivado de ποιέω, ‘hacer’ o ‘crear’, y me interesa  destacar además  el sentido que le otorga Platón en “EL Banquete”  , poiésis como «la causa que convierte cualquier cosa que consideremos de no-ser a ser» o "todo lo que, por lo que sea, es causa de su pasaje de la no-existencia a la existencia, es, en todos los casos, una creación” (11) lo cual implica crear a partir de lo que no es,  del agujero o muerte, o sea, de lo real. 


Tercera  modalidad o modelo teórico - para abordar la  relación del creador con la realidad, que Chantall Maillard propone en su  conferencia “La creación”. Allí  nos presenta este modelo como  estando en oposición respecto de otros dos, que quizás cabría superar, no sin tomar de los mismos algunos aspectos que pueden articularse en éste que ella parece concebir: una poiésis acerca de la poiésis. Aquellos son, el del descubrimiento y revelación, y el de construcción  (“el primero , el de descubrimiento puede inscribirse dentro de lo que en Filosofía se denomina Realismo; una actitud realista es aquella que entiende que la realidad está dada, y que lo que el ser humano puede hacer es descubrirla en la manera de sus capacidades, al poeta aquí sería un mediador, a él le toca revelar esa realidad, el segundo modelo, -nos dice Chantall-, y el Constructivo-continúa- tiene más que ver con el Idealismo, entiende que la realidad no está dada, sino que ha de construirse , así que hay sujetos activos cuyo cerebro no es un sistema tan solo  receptivo sino operante y el artista aquí sería un arquitecto o un tejedor, también un científico, le compete proponer patrones nuevos…”)En la misma,  la poeta dice preferir dejar sin nombre a este tercer y último modelo -que yo denomino de la Poiésis-,  invitando a los asistentes a que se lo pongan. 


Al dejarlo sin nombrar, Chantall  dice en acto, o hace, instaura ahí mismo,  el no- lugar (objeto a) de emergencia de la pulsión, origen del acto poiético, ahí en ese agujero  algo innombrable, in-significante que conmociona lo real del cuerpo intentará decirse a medias en el acto creativo, en este caso en un poema, siendo lo central el  agujero o vacío  que da origen a la poiésis. Se con-funde el acto de creación, lo creado y el creador. Acto entonces que se realiza en torno a un vacío de significante –nombre, y gracias al mismo.                                                                                                                                               

Ella manifiesta, “que mientras en los otros dos enfoques la realidad  es algo estable y está afuera , el poeta que la recibe y el artista que la construye, no forman parte de ella, ni siquiera cuando hablan en primera persona y se proponen a sí mismos como objeto”, en este tercer enfoque, la realidad sería algo inestable, moviente, irreductible  a parámetros fijos y estrictos”, y agrega: “hablaríamos de suceso ahí donde se habla en los otros de realidad, y veríamos trayectorias ahí donde creemos ver objetos y sujetos: la noción de ritmo reemplazaría las de materia y forma disolviendo esa disociación, hablaríamos de resonancia y de escucha, “¿y el poeta?, el poeta no haría ningún ruido, cuando estuviese listo abriría la mano tan solo para el poema” (la forma en que dice esto en la entrevista emociona , el qué dice sin lugar a dudas , pero especialmente el cómo lo dice -el tono, el volumen apenas perceptible de su voz, la pausa- es tan  bellamente poética, que vale la pena escucharla, trasmite apenas un toque o trazo del pintor en la pintura china- como diría Lacan-, una sensación de levedad -fugacidad del ser).   
    

  Esta modalidad de entender la obra de arte/poema, implica dar muerte al Otro simbólico, como también lo hace Lacan en su teoría, o apuntar a la necesidad de la misma en el acto analítico. ¿Podría entonces asimilarse el savoir i faire del acto poético con el del acto analítico? Yo creo que sí, aunque con algunas diferencias que serán abordadas en 
 ACTO POÉTICO,  ACTO PSICOANALÍTICO.


 Ese Otro que aparece como lugar fundamental de la creación, por la primera vía que ella cita, la del descubrimiento y la revelación, y a la cual Chantall nos presenta en su conferencia de la mano de Derrida y su poema-erizo, ( en un escrito breve, un texto poema acerca del poema , él habla del poema como de un erizo arrojado al camino, un erizo que se hace un ovillo cuando ve  venir la muerte y por eso precisamente expuesto a  ella, expuesto a  ser arrollado en la autopista),obra- objeto poético asimilable   al objeto a Lacaniano, que aquel insiste vanamente en  aprehender por la vía del significante: “aquello que quieres aprender por medio del Otro,  al dictado, está ahí arrojado en la autopista, a uno le dan ganas de cogerlo entre las manos, de aprehenderlo, de comprenderlo , de guardarlo para sí junto a sí”, sin poder escucharse lo que él mismo sabe sin saber que lo sabe, porque lo dice:  que no es por esa vía que un poema se crea, sino que hay algo en el objeto artístico -poema , y en el propio poeta, que se escapa o pierde en el mismo momento en que él intenta fijarlo por medio de la escritura: mientras algo se escribe algo queda sin escribirse simultáneamente , eso  inaprensible, innombrable es lo real :  “pero no se está quieto (el poema) en los nombres , ni siquiera en las palabras, esa cosa más allá de las lenguas hecho un ovillo junto a sí mismo, más en peligro que nunca en su refugio,  obviándose cree defenderse y se pierde”. Eso, acontecimiento para Chantall, inconsciente real  que solamente se deja atrapar puntualmente/ pulsátilmente  en cada acto poético, y también en cada acto analítico, si nos referimos a la experiencia de un análisis.  


Pero además, el poema no es algo que está ahí, pareciera que ya creado ¿por un ser superior?,  y al que el poeta simplemente le compete aprehender por medio del Otro, para decirlo.


Y en este punto se me ocurre establecer un paralelismo entre esta concepción del poema como originado a partir del descubrimiento o revelación con la postura del psicoanálisis y de Freud mismo en ocasiones, que Lacan va a cuestionar, donde el acto analítico, y por tanto la interpretación, sin la cual el mismo no existe, era entendida también como revelación de un saber inconsciente que ya estaba escrito: la interpretación fue así acentuada como la que explicita y hace accesible el contenido latente que existe en las manifestaciones verbales y de comportamiento de los sujetos. Lacan dice que esa interpretación es el contenido latente, lo que a lo dicho " se añade para darle un sentido." 

Con ello sintetiza una definición de interpretación "clásica": aquello que "se agrega" al sin-sentido proveniente de lo inconsciente, para "esclarecer" un contenido oscuro, "oculto" pero que "ya está ahí", y hacerlo inteligible.(12) 


Al contrario el poema (y la interpretación por extensión) como creación, nace de un acto en el que el propio poeta es parte del mismo, se hace a sí mismo poeta en su acto, en cada acto poético como el analista se hace analista en cada acto analítico que lleva a cabo, siendo además parte tanto el poeta como al analista de ese  acto creativo que da lugar tanto al poema como a la interpretación, la cual  pude pensarse como una especie de poiésis.   Y diríamos además que el poema, lleva en sí mismo la muerte, como el sujeto (no hay refugio posible, seguro), el poema no es solo palabra, simbólico, como el  sujeto del inconsciente tampoco lo es, por más que  esa cobertura simbólico –imaginaria o semblante, sea su velo  ante lo real  de la muerte. 

El agujero habita el centro (ovillo) del propio ser del sujeto y del poema, es precisamente sobre un vacío de significante que el mismo se crea, es ese vacío  el que el poema intenta aprehender, nombrar  sin lograrlo nunca del todo, ya que el símbolo mata a la cosa,  la cosa cae y deviene objeto muerto, perdido (el propio sujeto que es objeto para el deseo del Otro antes que sujeto). La cosa ahí al ser nombrada, es entonces recuperada como objeto a, a medias “para” y “por” el sujeto del inconsciente, “para” y “por”  el propio poema, solo de manera metafórica en los significantes que lo sustituyen representándolo, y por esa vía aluden  al mismo. Pero aún así ese apresamiento es fugaz ya que inmediatamente que algo del sentido se va dejando apresar por el sujeto se va escapando. Más bien habría que decir que el apresado “en” y “por”! el poema, sigue siendo el sujeto que escribe o/y  el que lee  el mismo .

En ese sentido dice Chantall: “Lo que acontece, acontece ahora aquí es una chispa y se desaparece,  ya luego la queremos interpretar y cuando la interpretamos ya la perdemos” (13) y “Construimos ideas por temor a contemplar la enorme trama de lo que acontece a cada instante” dice en su poema….( el cual transcribo un poco más adelante).

“La realidad permanecerá siempre in- comprensible, no prensible, conjuntamente  inaprehensible, ese es el gran misterio, podemos revelar la realidad pero revelar es siempre cubrirla con otro velo, velarla,…”


Yo no soy inocente. ¿Lo es usted?     
 
La realidad está aquí,
desplegada. Lo real acontece
en lo abierto. Infinito. Incomparable.

Pero el ansia de repetirnos 
Instaura las verdades.
Toda verdad repite lo inefable,
Toda idea desmiente lo que ocurre. 
Pero las construimos 
Por miedo a contemplar la enorme trama
De aquello que acontece a cada instante:
Todo lo que acontece se desborda
Y no estamos seguros del refugio (Matar a Platón)


Las verdades ¿no son acaso lo imaginario del fantasma y nuestros mitos individuales de neurótico(novela familiar) o  aquellos colectivos, que intentan explicar y darnos refugio-saber  frente a un sentir-gozar  del cuerpo- real, trasmisión  imperfecta, a medias ,  verdades verdaderas sí, a nivel imaginario-simbólico, pero mentirosas respecto a su función de semblant ante lo real , verdades ficcionales que en realidad dejan siempre sin decir(repiten lo inefable) la verdad sobre lo real del goce –porque este no puede decirse, sino solamente sentirse- pero que nos son necesarias porque  nos protegen del miedo, no del miedo de saber sobre eso que creemos verdaderamente ser- ese es el “yo” construcción imaginaria con el que el ser se confunde-,  sino de saber que no somos eso que creemos ser, que no somos nada, o somos nada… más que cuerpo mortal,  chispa  fugaz, agujero:


“Esa  conexión con lo que está pasando que habitualmente no se da, porque hay una separación entre lo que te pasa y tu, esa es la mente la que forma la distancia entre eso y tu, pero cuando conectas con eso la conexión es tan enorme… que no podrías andar por la vida continuamente abierto, son brechas, normalmente hay una mampara que separa,  con esa distancia que forma la mente”. (14) 


Obviamente esa mampara que nos separa de lo real es la fórmula que Lacan sostiene para el fantasma: $ <>a, protección necesaria porque como bien lo dice estar en contacto permanente con lo real sería la locura o la náusea Sartreana que  me remite  a la angustia en Lacan:

“A veces las cosas se nos aparecen como a Sartre que antes la raíz que tenía en el parque y que le produjo la náusea ..., porque de pronto la vio como ex -istente, ya no era la raíz abstracta, la raíz  palabra, concepto con lo cual el filósofo se siente muy a  gusto , sino una raíz ahí algo que ex –iste , y eso ante eso el vértigo, la náusea, porque el que  el que está en las ideas no está acostumbrado a esa realidad , forcejea con ella, pero en las ideas. Lo que acontece, acontece ahora aquí es una chispa y se desaparece,  ya luego la queremos interpretar y cuando la interpretamos ya la perdemos” (Conferencia “La creación” y en “Pequeña Zoología poemática”,( 13) 


Chantall lamenta que no nos acerquemos a lo animal ( y más adelante hablará de ello en términos de abestiarse/atontarse en francés): “es una pena porque el animal, …no es que este tenga contacto, es que “está en” (el aquí y ahora), y ante el cuestionamiento de su interlocutor,  Víctor Amela en la conferencia de Chantall con Garmoneda, responde : “ Pero el animal no puede escribirlo. Para escribir necesitas la distancia, ella contesta: “¿pero para qué necesito escribirlo? Mi animal dentro de mi no necesita escribir nada, lo que necesita escribir dentro de mí es precisamente  esa mente que además me sobra y que  es mi enfermedad, yo me siento enferma, como una especie de alien”


Y en (14) ya trasmitía esta idea que irá afianzándose en su vida y en su obra poética:

“En Occidente ya no sabemos mirar afuera sin dar el rodeo por ese falso adentro que es la mente. Por eso el afuera nunca ocurre dentro tal como se presenta, y es necesario recurrir a la filosofía de la representación. Todo idealismo es consecuencia de una pérdida de inmediatez, es la sistematización del desdoblamiento especular, un diagnóstico de la enfermedad o la pérdida. Sería recomendable el desmayo. Desmayarse un poco hacia dentro para dar paso, para abrir el cauce, para estrangular el innecesario meandro formado por la acumulación de sedimentos en la cuenca este del cerebro”.


Obviamente aleins, alienados al lenguaje, ya que no somos bestias sino humanos, (sino seríamos verdaderamente aliens) ,pero solo en términos imaginario simbólicos, ya que  si bien  el lenguaje quien primariamente nos aliena, a la vez es lo que resguarda una pequeña brecha de libertad, de separación, que nos posibilita  salirnos de la repetición (de lo mismo, de la cual no puede salirse el animal)hacia la creación. La enfermedad de estar totalmente en lo real sería peor que ésta, es la que denominamos locura.


“Así con Lacan diremos que: “el lenguaje está ligado a la sexualidad que hace agujero en lo real.(15) 


"Sería imposible el manejo del lenguaje a menos que se admita que él hace agujero en lo real". Y completa: "Es por esa función de agujero que el lenguaje opera su captura sobre lo real". Por lo tanto Lacan señala que no hay verdad posible excepto cuando lo real se vacía. Además "el lenguaje come lo real", concluye. Por último, el lenguaje no es un mensaje, sino que se sostiene sólo por esa función a la que Lacan denomina hacer agujero en lo real (16)

“La pulsión de muerte es lo real en tanto no puede ser pensado más que como imposible" Lacan (17)



Y a ese centro de lo real , lugar de la verdad del goce del parlêtre que el poema intenta decir a medias, no se llega nunca  vía el desvelamiento, porque su   textura esta por fuera del significante, es no- ser o ser goce, objeto  plus de gozar, como el mismo Derrida lo dice sin saberlo  y la propia Chantall  cuestiona; o por lo menos el desvelamiento solo es posible hasta cierto punto, aquel en que Derrrida y lo simbólico del descubrimiento- desvelamiento, tropieza con lo real del cuerpo, Tropiezo con el cuerpo inconmensurable como nos dice Chantall (esto es, el goce del cuerpo inabarcable por el significante, goce que Lacan nombra como “no-todo” y escribe con el matema S(A/) ), real que  también da lugar, o sea, crea al poema, el que bordea o litoraliza  por la vía hermenéutica del sentido lo real en determinado momento de la teoría Lacaniana, y  denotando la coalescencia entre goce y  sentido, en otro (18)
 

 Por un lado conecta con lo real, en lo que podría llamarse un grado cero de la escritura: la primer cifra, la primer transcripción de un goce hacia el símbolo. Por otro se despliega hacia lo simbólico, es apertura al sentido, por la vía del enlace de imágenes y sonidos. En el vaivén que va de la letra al significante y viceversa, predomina o bien el inicial valor visual y sonoro, o bien el despojamiento de los mismos en favor del texto… Es la función paterna la que hace de la letra un borde, una bisagra, una frontera, un litoral: por una cara conserva, además de la figurabilidad, el sonido de la voz del Otro llamando al goce. Por su otra cara, se abre a la Ley significante y se somete a ella, para combinar voces, sonidos y figuras en la constitución de nuevas imágenes fantasmáticas (19)  



Ese real innombrable, inapresable en la palabra, vacío central que opera como  “causa” (perdida en Lacan) en la poiésis  y en la la poiésis del acto analítico, Derrida insiste en “querer aprenderlo de memoria “apprendre  par coeur”, “esa expresión francesa -dice Chantall-que une la memoria y el corazón,  dejándose atravesar el corazón por el dictado, de un golpe, (d’ un trait) y es lo imposible y es la experiencia poemática. 
                                                                                                         “Aún no sabías que era el corazón, lo aprendes de ese miedo, con esta experiencia y con esta expresión dice Derrida, y agrega: “llamo poema a aquello mismo que enseña,  ( qui apprend), a aquello que inventa el corazón, un corazón ahí dice también(lá- bas, entre los senderos o las autopistas (de lalangue, diría yo) fuera de tu presencia, humilde , a ras de tierra, muy bajito, tout bas . Reitera murmurando, no repite jamás”. Un corazón “allí” (un coeur là bas), fuera de uno, pero también un corazón que allí late (un coeur là bat), que late allí, fuera de nuestra presencia, fuera del cuerpo, en la autopista. El latido que expresa, que inaugura y expone el compás entre el dentro y el fuera, entre el sí mismo y…el otro. Al dictado . ¿Quién dicta? El otro. “Quieres aprender por medio del otro”, dice el texto, “al dictado” ¿Qué otro? “Un poema, yo no lo firmo jamás. El otro es el que firma”. “Yo es Otro”, escribía Rimbaud… El otro. El otro que soy cuando no me soy. Eso que sabe más allá del mi. Porque el mí se construye; el otro no. (20)


Derrida sabe  y dice sin saber lo que sabe ni lo que dice, ya que ubica en serie junto con el aprender y enseñar, el inventar, cuando precisamente el invento es un salto por fuera de la serie…significante… al vacío, lugar que Chantall y el psicoanálisis otorgan a la poiésis. Y el corazón es el órgano central por excelencia, ¿pulsional? ya es el que nos da la vida, el órgano sin el cual no podemos estar vivos siquiera, y su propio funcionamiento es pulsátil.

Pero entonces concluye Chantall M.: “¿puede entenderse el erizo Derridiano  como perteneciendo a una teoría de la revelación? El dictado, el corazón que recogido entrañado descubre, corazón memoria, corazón antiguo, algo que re-conoce “eso era” decimos y a- sentimos, lo sabido no sabido, un saber que no se sabe sabiendo, el poema no entrega nada que no sepa ya, el poema solo des-cubre. ¿Qué es lo que descubre?, ¿qué es lo que revela?, porque no hay descubrimiento sin revelación, tanto en las artes como en las ciencias, y toda re-velación es volver a velar. ¿Qué es lo que se vela? El universo metafórico de los velos, el develar y revelar requieren de un cuerpo, un cuerpo inconmensurable que se somete a la hermeneusis (¿lugar de  la reminiscencia platónica?- me pregunto yo), un cuerpo que no es otra cosa que su vestimenta. ¿Cumple  este requisito el erizo? Me parece que no, porque el corazón erizo no se descubre, se hace, llamo poema a aquello que enseña el corazón, aquello que  inventa el corazón”



Hay algo imposible en la experiencia poemática, algo que no se deja aprehender por la palabra, por la vía del significante o lo simbólico,  lo que no cesa de no escribirse que dirá Lacan referido a lo real en el caso de la experiencia de un análisis. 
Ese algo del poema y también del sujeto que se dice muy bajito, suavemente, que reitera murmurando y que está por fuera de la repetición ¿no es acaso ésta, una poética definición de lo que Lacan entiende por lalangue , como la vía  que permite acceder a la letra de goce del sujeto , única que posibilita saber hacer ahí  con el goce algo diferente , entonces crear en el lugar del repetir(fuera de la repetición), hacer algo diferente con ese Uno de goce que sí se repite: soy como gozo.


“(…)lalangue como ritornelo, señala Lacan, ella se presta a esta función: que en ella el sentido fluye copiosamente (…) un fluir que por último es detenido por copelas. Porque lalangue, es eso. Y ese es el sentido que habrá de darse a lo que deja de escribirse. Sería el sentido mismo de las palabras lo que en este caso se suspende(…)”  dice Lacan en “Les non-dupes errent”.


Y eso que “reitera murmurando” me lleva  a relacionarlo lo que plantea  Mario  Antmann en “Ritornello , exterioridad” citado por  Antonio Colom en “Sentido, significación y ruido” (21)

 “Ritornelo” para la traducción del término empleado por Lacan en francés “ritournelle”, y nos dice que en su origen esta palabra que significa “repetición pequeña” era un término de la música barroca que designaba la parte que se toca repetidamente en algunas de las composiciones típicas de la época. Si me detengo en esta palabra-nos dice Colom- es para enfatizar justamente el efecto de repetición sonora ajena a la significación, que el término “ritornelo” aporta desde el campo musical.


Además la referencia a la implicación de la pulsión,  lo real del cuerpo (“inconmensurable”   por el significante),  cuerpo que por querer ser apresado por la vía de la hermenéutica termina siendo confundido con su vestimenta:  esos velos de lo imaginario y lo simbólico que  por más que se des-cubran o des-velen  no permitirán así jamás  cavar el  agujero que hace al poema, y del poema, una creación, porque como lo dice la poeta, el significante es re-velación y  por lo tanto vuelve a velar lo desvelado.
 Es también en psicoanálisis la interpretación clásica entendida como desvelamiento del saber inconsciente a la que ay hiciéramos referencia reduce otra vez el revolucionario invento freudiano a lo no-consciente. Porque olvida que el inconsciente implica un sujeto retenido en un goce más allá de la palabra, en el cuerpo..

“La interpretación de sentido pretende dominar al síntoma y eliminar el malentendido y el equívoco. La empresa es imposible porque contradice la estructura, pero el intento de dominio de la falta lleva a evitar ser interrogado por ella: una vez que el analista se compromete en la interpretación del sentido, cada vez más, casi sin darse cuenta, no se interroga... cada vez más "se va creyendo" que su saber es sin fallas” (22)


“Lo que esta escritura escribe no es otra cosa que el goce y el lugar donde se escribe no es otro que el cuerpo, el cuerpo como sede del goce”(23)


Si el sentido carga lo real y el ser hablante juega en el atolladero, el acto analítico al hacer agujero, vacía el sentido y hace a lo real respirar, tornando la vida más leve. La oferta de un real, propuesta por Miller para el siglo XXI, se orienta por la fuga de sentido (lo real sin agujero está lleno de sentido por la hermenéutica), capaz de desordenar la defensa contra lo real, vaciar al Otro del inconsciente y reducir el Nombre del Padre a un sinthoma que haga suplencia de un agujero, configurándose como la inexistencia de la relación sexual” (24)


Lacan dirá que lo real es lo que despierta. Y el corazón en esta experiencia de  despertar  es atravesado de un golpe nos dice Chantall. Sorpresa, que es como el rayo de luz del relámpago, parafraseando al Lacan de Lituraterre: “en la inmensa oscuridad ilumina con un resplandor y algo de una verdad se vislumbra, que siempre es escurridiza al sujeto”.

Y si bien se da cierto apercibimiento sobre la causa real e innombrable que anima y comanda a la verdad, el mismo no llega sin embargo a transformarse en un saber sobre lo imposible, es decir no se convierte en un saber, así lo afirma Lacan en La carta a los italianos, cuando dice que se trata de “un saber vano sobre un ser que se escapa”, o lo que es lo mismo: que no hay saber sobre el objeto innombrable a, aunque éste pueda ser inducido, o vislumbrado, a partir de lo que se constata de la insistencia del deseo.


Y así lo confirma Chantall: “El poema es lo que adviene antes del texto  y a diferencia del erizo antes Derridiano no es uno con el texto, el poema habita el lenguaje, se sirve de palabras muertas a las que traslada y reviva, vehicula algo: vivencias, sentimientos, saberes ocultos, algo que difícilmente puede hallar en palabras la manera de decirse en su totalidad. En el modelo que entiende la poesía como revelación la palabra es símbolo y el símbolo no ha de confundirse con lo que representa, por eso peligra el poema en la letra escrita, el poema ha de trasmitirse con la voz, está vivo. Es sonoro” (25)


 Una verdad que el poeta  es capaz de decir  por sí mismo:


"(…) los poetas, que no saben lo que dicen, sin embargo siempre dicen, como es sabido, las cosas antes que los demás”  (El yo en la teoría de Freud y en la técnica psicoanalítica . (26)


Y donde al única vía de acercamiento a ese innombrable es la metáfora como lo dice el propio Freud (27)

El ser no se dice, se hace, se crea gracias a una (po)ética.



Un aporte teórico  interesante para estos aspectos   es el excelente trabajo de Colette Soler  que os dejo al final del trabajo, LUEGO DE LA BIBLIOGRAFÍA.  



ACTO POÉTICO,  ACTO PSICOANALÍTICO.


La verdad que se crea en el acto analítico y en el poético , en el caso del análisis necesita de la escucha del analista que es quien oye en el enjambre del significante y devuelve al sujeto una letra que relampaguea y un rayo de luz da resplandor a una verdad. Esa escritura del psicoanalista  puede ser llamada en lo real el abarrancamiento del significado, o sea, lo que ha llovido del semblante. ¿El poeta que escribe el poema hace lo mismo?

Si es así, ¿Qué permite al poeta adelantarse? ¿Cómo es que con su escritura abarranca el significado?


Dice Lacan que: “Hablando sin saber lo que dice, el poeta es también el portador de cierto saber que no le interesa mucho… Que la práctica de la letra converge con el uso del inconciente, es todo de lo cual testimoniaré ofreciéndole homenaje"(se refiere a M. Duras quien confirma saber sin mí lo que yo enseño) (28)
 
“Tanto el analizante como el poeta recurren el uno y el otro al significante, no vemos cómo pueden cortocircuitarlo. El analizante busca el sentido detrás del significante y es por la vía del Otro de la transferencia. Esto no es para nada el problema del poeta que deviene de golpe él mismo, el Otro de su propio significante, este significante surge de la letra, y toma de tal manera un estatuto real”. Es sabido que la cadena significante desplegada a lo largo, en el diván, termina por circunscribir un real que va más allá del sujeto, es la parte de goce que ella comporta. El poeta, operando con la letra, trabaja directamente sobre este goce. Es lo que hace que no siempre tenga necesidad de recurrir al análisis. La parte de verdad que agujerea el analizante como sentido de un síntoma, es completamente secundaria para el poeta, que se escapa, podemos decir, de la verdad. El real en juego en la perspectiva analizante es otro que el real en juego en la perspectiva poética, incluso si de un lado y del otro podemos hablar de goce. Es que la primera proviene del goce fálico mientras que la segunda es tributaria del goce del Otro”(29) 

Yo diría que la verdad en juego es la que trasmite en su obra de arte , aún no sabiendo de la misma, o precisamente quizás por eso, esta constituye su sinthome,  y que el real en juego es el mismo, pero en la medida en que hace lazo social y se universaliza. 

Aunque  me pregunto si realmente eso es así,  el que el real en juego no sea el mismo.



 EL LUGAR DEL POETA.


NI MEDIADOR DE LOS DIOSES, NI CONSTRUCTOR DE REALIDAD, POETA.



“Lo poético no es algo que está fuera,  en el poema, ni dentro, en nosotros,                 sino algo que hacemos y que nos hace” (Octavio Paz, “El arco y la lira”) (30)


“Aprender a ver/oír/decir/lo instantáneo es nuestro oficio” Octavio paz, en su carta a León Felipe.


Respecto al artista poeta como constructor Chantall M. planta también en “La creación “que dicha modalidad está vinculada al verbo crear y  que a  diferencia de criar, crear solo existe en el lenguaje de los pueblos  monoteístas. No existía en la Grecia clásica, ni en el Lejano Oriente, ni tampoco existe en India… es con el matiz de producción que el término crear vino a atribuirse al artista (S XVII, XIX) y formó parte de esas nociones como la innovación que acompañaron el desarrollo industrial del XIX….Artista Creador, el que produce produciendo  era el que tuviese la cualidad del poiétes,  ese mediador inspirado que actuaba sin reglas a diferencia del tekné.


En el SXIX tenía lugar otra transferencia: el poeta se convertía en un artista de la palabra, alejándose con ello de su condición de mediador, mientras el artista se convertía en poietes, el poeta adquiría la condición de técnico, por esa vía el hacer poiético alcanzó una  dimensión constructiva, se ejercitó en aquello que el campo semántico del término  arte indica, el buen ajuste artus la buena articulación de las partes. Para el constructivista… la realidad no está dada, se construye, su tarea consiste en acotar fragmentos de una realidad caótica. Pone en paralelo al augur, al  constructivista y al  poeta artista y al artista poeta, fragmentando una totalidad infinita, para designarla,  designando  hace, el poeta, como el científico y el augur lo era, es un hacedor de mundo……


Una totalidad se hace articulando partes, todos somos augures todos acotamos la realidad y todos articulamos, pero artistas como innovadores depende de los engarces.

Chantall no  está de acuerdo con esa posición totalmente enajenada del poeta respecto de su obra y de su acto, la cual es fundamentalmente planteada en  el modelo de descubrimiento y revelación, donde es el Otro quien dicta: “quieres aprender por medio del Otro...”Y tampoco con el modelo constructivista, porque si bien, en el mismo, el poeta ya no  sería un objeto merced al Otro divino que intenta trasmitir su saber a través de él, igualmente, como en el primer modelo, el constructor o artífice  mantiene una relación de exterioridad y distancia  respecto al objeto-poema, ya que la realidad  está dada de antemano y su acto solamente implica una reorganización “creativa” de las partes de la misma: “es estable y está afuera , el poeta que la recibe y el artista que la construye, no forman parte de ella, ni siquiera cuando hablan en primera persona y se proponen a sí mismos como objeto”


En cambio,  en el tercer enfoque del cual ella misma y todo poeta es creación que se crea o recrea en su propia creación,  la realidad no está dada de antemano: “sería algo inestable, moviente, irreductible  a parámetros fijos y estricto, hablaríamos de suceso ahí donde , se habla en los otros de realidad, y veríamos trayectorias ahí donde creemos ver objetos y sujetos: la noción de ritmo reemplazaría las de materia y forma disolviendo esa disociación, hablaríamos de resonancia y de escucha, “¿y el poeta?, el poeta no haría ningún ruido, cuando estuviese listo abriría la mano tan solo para el poema”


Esta concepción implica que el poema es resultado del encuentro azaroso (del orden de la tyché Lacaniana): suceso le denomina ella, entre una realidad  exterior-interior cambiante, donde no se puede discriminar con exactitud en la obra de arte –poema, objeto y sujeto, y el poeta si bien no es un enajenado total (alienación del sujeto al lenguaje) merced al saber del Otro como en el primer modelo, tampoco es dueño absoluto de su creación. Por lo cual el poema puede ser firmado y no, por el que lo escribe. No firmado, porque como dice Chantall basándose en Rimabud  “yo es Otro”, o sea el sujeto no es dueño absoluto en su propia casa, (en este sentido habría que considerar también para  el poeta, la elección como  forzada que Lacan plantea para el sujeto del inconsciente, y que en el caso del poeta determinaría además de su posición como sujeto al inconsciente, tanto sus referentes poéticos  como su propio estilo o “ritmo interno”, como prefiere llamarle Chantall) , y  firmado,  porque es creado por un yo que elige qué tomar y qué hacer con eso que le viene del Otro, y qué descartar(separación como segunda operación  del sujeto respecto al Lenguaje).

Mientras, “yo (el mí) se construye” y crea a sí mismo y también  al poema, “eligiendo”  forzadamente que toma o no de lo que Otro propone:


…”, el Otro es el que firma, un poema yo no lo firma jamás, yo es otro decía Rimbaud, el Otro que soy cuando no me soy, eso que sabe más allá de mí, porque el mí se construye, el Otro no, ¿qué es lo que el Otro sabe?, ¿qué es lo que cela, lo que recela su presencia. Antes, mucho antes de ahora, el Otro era el inspirado por los dioses, en Grecia era un ser entusiasmado, en-seos poseído por el Dios.  Aún ahora en lugares como la India o  Siria el poeta sigue conservando el aura de los seres  elegidos, es un mediador, un vate, elegido pero anónimo, porque lo que importa es el poema, el poema, no el sujeto, no lo había en los inicios; el sujeto es el mí que se pone, que se pro-pone “frente a” las cosas, los otros, los de-más, vienen a ser objetos, el sujeto es el mí construido, una retícula,  retícula sostenida entre todos”(31)

El poeta, no queda pasivamente fijado o sometido a  esos significantes que lo alienan en el saber del Discurso del Otro que es el inconsciente, ya que es capaz de  crear a partir de dicho saber, por lo tanto  hay un  “yo” que les da un lugar nuevo a esos significantes en el poema  (“se sirve de palabras muertas a las que traslada y reviva”), y ello depende de cómo el sujeto articula en el yo-cuerpo ese goce de la lengua, de lalangue,  operando como letra de goce. Puede resulta interesante investigar sobre cómo  son tomados significantes del Otro de la Poesía (lo que llamaríamos influencias de otros poetas en el poeta) por el goce de cada poeta para anudar/se en sus poemas.


Para aportar luz sobre la posición del artista o poeta en el acto creativo haré referencia a  lo que se plantea  en (32): “la diferencia entre yo y sujeto es la que nos permitirá plantear la diferencia entre el narrador/yo poético y el sujeto de la escritura (dariana).Será interesante ver cómo el narrador se va deslizando metonímicamente de un significante a otro, mientras que el sujeto de la escritura va siendo anamórficamente esa mancha en el Otro y captando la verdad no-toda en el semblante del objeto a. El yo-instalado en el registro imaginario-tiene una función de agente, pero solo en el sentido-como quiere el diccionario-de que si produce un efecto, lo hace solamente en tanto obra con poder de Otro; el yo es ahora hablado por otro del registro simbólico, pero en el que está instalado como una vacuola el goce, íntimo al registro simbólico pero también éxtimo a él, ya que el objeto a es la Cosa del registro de lo real, es la causa del deseo, ese agujero en el Otro, lo que hace a su inconsistencia, y que Lacan designó como A tachado”.


Allí también se cita a Josefina Ludmer quien en “tretas  del débil” plantea: Esta treta del débil…combina como todas las tácticas de resistencia, sumisión y aceptación del lugar asignado por el otro, con antagonismo y enfrentamiento, retiro de colaboración(…)la treta (otra típica táctica del débil)consiste en que, desde el lugar asignado y aceptado, se cambia no sólo el sentido de ese lugar, sino el sentido mismo de lo que se instaura en él” (51, 52, 53).


A partir de sus palabras pienso  si toda obra de arte, todo poema, no es una treta o quizás trato o tratamiento  del artista ante (o de) su  debilidad, -la cual comparte obviamente con aquellos sujetos que no la tratan con el arte- ante la alienación al / del Lenguaje. Una forma de  oponerse a ese lugar a-signado por el Otro, una manera de hacerse un lugar/topos  propio –no digo nombre porque implicaría una  identificación, lo cual es opuesto a la creación como causa, topos de lo real. Trato entonces,  que se renueva cada vez en cada poemario, en cada acto creativo, escribiéndose  en/con el agujero. Y así  apuntar a la inconsistencia del Otro, es a-puntear al goce.


La referencia a abrir la mano para el poema que refiere Chantall es interesante de cara precisamente a cómo está implicado el cuerpo y el goce en la escritura, ya que no solo se escribe con la mano, aunque la mano sin lugar a dudas tiene un papel fundamental en la misma, y no solamente por su función meramente   de herramienta necesaria, sino por el goce del que venimos hablando, implicado en su movimiento (de ahí el interés de Lacan por el trazo en la escritura china que desarrollaremos más adelante).  Aunque ella advierte del peligro de esa  escritura, que hace olvidar  que el poema ha de  ser dicho: “en el modelo que entiende la poesía como revelación la palabra es símbolo y el símbolo no ha de confundirse con lo que representa, por eso peligra el poema en la letra escrita, el poema ha de trasmitirse con la voz, está vivo. Es sonoro”- frase a la que ya se ha hecho referencia anteriormente- Y ahí otra vez el goce, es un cuerpo vivo el poema, vive en la voz, el tono y el rimo de quien lo dice, y en  este punto se me ocurre hacer una acotación pensando en lo difícil que es la traducción de un poema, ya que se pueden traducir más fácilmente los significados o el sentido de las palabras, pero lalangue no(melodía, ritmo, tono), y sin eso el poema deja de ser poema, o es otro poema, quizás. 


Siguiendo a Huidobro que dice que el adjetivo cuando no da vida, mata, diría que el recitado de un poema, cuando no da vida, mata también.


Foucault también plantea esta no pertenecía absoluta de la obra al artista cuando habla de la muerte del autor,  y en ese sentido el poeta quizás debería posicionarse como anónimo, porque lo que importa no es su yo. Chantall denomina sujeto a ese yo, pero el sujeto en psicoanálisis no es el yo, aunque ella también parece aludir a  esa doble vertiente que trabaja Lacan , del yo- Je que representa al sujeto del inconsciente, sujeto dividido por el significante proveniente del Otro, ajeno o dueño apenas de un saber no sabido , y el yo-moi de la relación narcisista del sujeto consigo mismo, o sea el que da consistencia imaginaria (identificación) a la carencia en ser del sujeto, marcado por el significante : “no lo había en los inicios; el sujeto(je) es el mí (moi)que se pone, que se pro-pone “frente a” las cosas, los otros, los de-más, vienen a ser objetos, el sujeto(je) es el mí(moi) construido, una retícula,  retícula sostenida entre todos”.


Anonimato que podemos hacer corresponder  con la posición de un analista en la cura y con la función “deseo del analista”. Tampoco el analista opera en  la sesión de análisis con su yo, no es su yo  lo que está juego en su posición y en su función  sino el objeto a, a cuyo ser semblante se presta. En este sentido,  su nombre y los emblemas que constituyen su yo, y por lo tanto su narcisismo, han de quedar en el anonimato en la sesión; tampoco es dueño absoluto,- como el poeta no lo es  tampoco del decir en su poema-, de su decir interpretativo, o sea, no trabaja desde un saber consciente sin falta asentado en un yo. Al contrario, él es parte del inconsciente del sujeto, por significante de la Transferencia que en ese nivel lo posiciona como sujeto supuesto saber vía el amor o odioenamoramiento, y por la vía del objeto a, en la misma habrá de ocupar el lugar  de resto, lugar  vacante  al deseo del paciente para que se realice como deseo del Otro. "Vayamos más lejos. El analista es aún menos libre en aquello que domina, estrategia y táctica: a saber, su política, en la cual haría mejor en ubicarse por su falta de ser que por su ser".


"La libido no es el instinto sexual (...) su color sexual (...) es color-de-vacío: suspendido en la luz de una hiancia". Hiancia ligada a la castración; carencia con que se instituye el deseo y que le da ocasión de insistir: "Es de esencia: pues el deseo viene del Otro y el goce está del lado de la Cosa".( 33) 


En este sentido, de ese saber no sabido con que hace su obra, en parte, el poeta y con el que también trabaja el analizante diciéndolo y el analista escuchándolo, nos dice Chantal (34)


“La creación rizoma (no  raíces, ya que  es un mapa simbólico complejo) depende de  los engarces o ensamblajes entre conjuntos dispares, fusiones de alguna manera inadecuados “(?) (yo diría, originales o novedosos) Para entenderlo  “habría que hablar de metáforas o diaforas, del trabajo subliminal de confluencias, que es la metáfora, pero no todas las confluencias resultan adecuadas. Conocer el mecanismo  de la labor , de la metáfora no es necesario ni para el receptor ni para el autor de una obra, tanto el reconocimiento de una buena metáfora por parte del receptor como la capacidad de efectuarla por parte del autor o artista tienen lugar igualmente  bajo el mar de nubes   (podría ser lo inconsciente) aunque ellos actúen por encima , es muy probable que su conocimiento ayude a quien actúa pero no mientras actúa, nunca, porque este tipo de saberes que tienen que ver con los modos de acción interfieren con el  gesto siempre,  bajo el mar de nubes somos más o menos según se vea que lo que somos  por encima , por encima el  me actúa y quiere tener las riendas de sus actos, por debajo sin mí, algo se hace, y eso es lo que permite a alguien decir, yo no es quien firma” 


Pero ese saber no sabido que por tanto no es propio, se articula en cada sujeto, en cada poeta de manera singular porque resuena en su oído y cuerpo como veremos más delante de manera particular,  y esto le determina y define tanto a él como a su obra, la cual para Chantall como vemos es ritmo interno; y el poeta es su ritmo interno, para poder escribirlo nos dice ella, tiene que escucharse a sí mismo, ritmo que es también el que el analista debe ayudar a crear o re-crear en cada analizante:


“Yo pienso que cada persona tiene un ritmo interno, que cada persona debería ir buscando, debería hallar para poder expresarse, realmente si quiere hacerlo, y ese ritmo es interno, no lo que la Poética dicta, si no somos malos poetas, ese ritmo interno que cada uno tiene, o más bien diría, que cada uno es. Ese ritmo interno es el que uno tiene que sacar en su palabra para poder escribir poesía con sentido, con sentido entiendo, que pueda comunicar algo  (35)


Qué pueda comunicar algo dice Chantall, pero quizás comunicar no es el verbo más adecuado para decir lo que la poesía trasmite, entiendo que  trasmite algo más allá del sentido muchas veces, una vibración, el ritmo del poema o de la propia poeta, que entra en consonancia, asonancia o disonancia con el ritmo de quien escucha el mismo o lo lee.
El analista en el ejercicio de su función tampoco procede desde su saber consciente teórico, y aunque el mismo es también fundamental en su  formación, en su saber hacer es  fundamental su “deseo de analista”, función que  solamente se puede sostener a partir del propio análisis personal, de donde ha de resultar un analista que estén dis-posición de analizar  a sus analizantes hasta su diferencia absoluta, para lo cual su   deseo personal habrá de mantenerse totalmente al margen de la cura. En este sentido, cabe recordar   que ahí  su yo  y su persona habrán solo habrán de  servir a  la causa del inconsciente del analizante, lugar vacío de su persona, solo en su función de semblant del objeto a, objeto causa del deseo del  analizante Lacan recurre para pensar su posición cuando lo simbólico ya no prima sobre lo real, y se entrelazan al concepto chino de Tao, que significa camino tanto como enunciación.


En la experiencia analítica el vacío funciona alojando lo que no tiene palabras para ser dicho. El analista como vacío medio se presta a agregar un vacío que propicia una nueva escritura por parte del analizante. Ya no hay una primacía de la palabra sobre el cuerpo. El hacer y el decir se mantienen juntos por el lugar del psicoanalista.


El analista es una formación del inconsciente del sujeto, y esto a su vez determina, que si bien quien realiza el acto analítico  sea él, quien trabaja también con su propio inconsciente sea el analizante. Y en e este sentido, el  analista al igual que “el poeta, no haría ningún ruido, cuando estuviese listo abriría la mano tan solo para el poema”. 


En el caso del analista abriría primero el oído, y luego la boca para la interpretación y de alguna manera también “la mano” si consideramos que la misma implica una lectura que hace escritura como nos dice Lacan a través de su referencia a la escritura china y al trazo del pincel, tema que más adelante abordaremos con mayor profundidad; aspecto éste  que también la poeta considera fundamental, ya que ella sostiene que la poesía es para ser dicha, por lo que en cada recitado, quizás, la misma puede ser reescrita.


Ese “ruido” que ni uno ni otro debería hacer en su hacer, se puede referir a por lo menos dos niveles que se juegan en el acto poético y el acto analítico:  uno referido a los agentes implicados en el proceso, un aspecto que alude a la ya citada eliminación del yo tanto del proceso creativo, como de la relación analítica: por un lado todo lo vinculado al culto al ego( por ejemplo querer escribir , -e intentar llevarlo a cabo-de una determinada manera en función de otros escritores a quienes se admira y desea parecerse, o de quienes se desea recibir aprobación, querer lograr un poema perfecto de acuerdo a cánones intelectuales externos  a los que resultan de su propio sentir , lo cual lo extraviaría del ritmo personal que Chantall manifiesta imprescindible para la vida del poema ) ya que distraería al poeta y a  los lectores del ser auténtico del poeta y del poema.
 En el caso del analista lo mismo, ya que la preocupación o interés por ser un buen analista, o por devenir un analista de tal o cual manera, teniendo como referencia algún ideal,  es un desaguisado, no haber entendido en absoluto en qué consiste la posición y función del analista. Asimismo el analista habrá  de dejar de lado sus sentimientos, conflictos, deseos personales para intervenir como tal, precisamente esta búsqueda de neutralidad es lo que se pretende alcanzar con su propio análisis.


 Sentimientos y conflictos que en el  caso del poeta, éste no habrá para nada de dejar de lado en la creación de su obra, al contrario, la obra es su manera de hacerse con los mismos. Otros aspectos donde el culto al ego puede obturar la posición del poeta o artista, podríamos situarlos en la relación de la obra de arte y el artista con lo que podríamos llamar el mundo del arte y los sujetos a quienes la misma va dirigida.


 El culto al ego puede determinar que en el proceso creativo y en la obra incidan restando libertad y autenticidad a los mismo,  aspectos como el deseo de ser valorado y o querido, de que la propia obra sea valorada por otros, así como  también el tema de la ganancia que se obtenga con la misma, ya no solamente en términos de reconocimiento como antes decíamos, sino en términos estrictamente monetarios.

También en la posición el analista como ya dijimos no ha de pretender el reconocimiento del mismo como persona, sino como analista, en su función, la cual tampoco puede estar definida por cuestiones  monetarias personales.

De ahí que Chantall defina al poeta asimilándolo en su hacer  como poeta  a un  caracol, un ser pequeño, inadvertido y sin pretensiones, y por ello mismo sin necesidad de defenderse de nadie ni de nada, que es  simplemente un ser permanentemente en tránsito, y en ese transitar por la vida va escribiendo sin que el poeta se diferencie de su poema, el poema es su casa, lalangue lo es. Un escribir que “bien pensado”, aquel que (no) es para nada (agujero) pensado, consiste en olvidarse de lo dicho. Lo cual me trae las palabras de Lacan: “Que se diga quede olvidado tras lo que se dice en lo que se escucha” (El atolondradicho”) Olvidarse de lo dicho como bien pensado, unidad del pensamiento sin fisuras, e ir en busca de lo real



La baba del caracol, traza brillante, sendas luminosas,  dejadas por un ser pequeño , insignificante, trazas de luz sobre la piel, superficie estriada, no surcos, no hendiduras, no heridas, sino trazas, vías de acceso para el acontecer, bien pensado prefiero olvidarme de lo dicho…  y luego abajo buscar alguna umbría y allí poner la mano, extenderla , los dedos haciendo puente para los caracoles , más pequeño que el erizo, inadvertido, sin pretensiones , el caracol pasa… sin defenderse, con su casa a cuestas  porque él no se diferencia de su casa, transita, en la mano, apenas sentimos una ligera humedad que luego cristaliza (36)


Propongo leer en tanto analistas:

Vías de acceso para el acontecer bien pensado, prefiero olvidarme de lo dicho

Vías de acceso para el acontecer, bien pensado, prefiero olvidarme de lo dicho

Vías de acceso para el acontecer bien, pensado, prefiero olvidarme de lo dicho


Y sobre el culto al narcisismo posible en algunos  poetas  nos dice Chantal M.:


“Este tema del yo me parece de la máxima importancia  hoy en día el campo del arte,… antiguamente todo hacer apuntaba a algo exterior al hacer mismo, aquí tendríamos que hablar de esa historia nuestra del arte en estos  últimos siglos, hasta cuando revirtió  el acto mismo del hacer, en el hacer mismo, cuando el arte se miró a sí mismo, cuando esto ocurre, el arte, el acto de hacer pierde el soplo, implosiona; hacer arte además de una solemne redundancia, es la expresión de una voluntad que acaba en sí misma, hacer por hacer   además de inútil no produce más que insatisfacción, por eso los artistas del XIX,  la obra de Emilio Zola , la obra precisamente se llamaba, es tan representativa de esto, de esta nada que le invade al artista precisamente porque  hacer con el objeto del hacer redunda en vacío; ahora bien, la insatisfacción por supuesto es una estrategia del Imperio, la sociedad de mercado necesita individuos profunda y perpetuamente  insatisfechos como bien sabemos, un individuo satisfecho no necesita consumir compulsivamente, por eso para mantener el nivel de insatisfacción  se necesitan productos degradados o desvirtuados, no tienen virtud , no tienen fuerza, al Mercado, al Dios de esta época, no le interesan los productos íntegros, cuando algo así aparece tiene que degradarlos , se los apropia y los desvirtúa, por eso el  kitch es el arma y el alma del Imperio, la del paraíso global.  Por eso, a aquella sociedad que construía los cimientos  del mercado al finales del XIX y a lo largo del XX le interesó el doble desplazamiento del interés en el arte, o sea de  lo que la obra representaba, o sea el paisaje que se muestra a través del cristal de la ventana según la metáfora conocida de Ortega, a la obra misma, el cristal mismo de la ventana, y de este a quien situado detrás del cristal deja de interesarse por este, y lo utiliza de espejo, el autor como valor mercante. La autoría como valor, la foto delante de su obra,  la obra detrás, la tarea de designar del augur sustituida por la de signar, firmar(37)
 

Y en esa misma línea cuestionaba al inicio de su conferencia(como ya lo cité); “Hoy en día es frecuente  que se nos haga la pregunta sobre qué es poesía, que es el arte y el hecho mismo de que se planteen esas preguntas deberían hacernos temblar a los que estamos en estas  lides,… “algo debe andar mal si nos preguntan por el concepto porque  cuando el interés va hacia el concepto en vez de ir hacia la cosa, es que la cosa no está, o no funciona, entonces hay que preguntar más bien qué función cumple el poema hoy en día, qué función cumple la obra de arte, o qué esperamos de ello, ¿no? porque a ver ,si ya solo es una cosa mercantil como tantas otras que viene a formar parte de los productos y que las organizaciones y los estados necesitan para hacer cultura porque eso de hacer cultura mantiene la individualidad de un estado y por tanto ese estado consigna sus límites como tal”


“¿Y el deseo de producir,…de hacer? …Esa adicción al placer de la ejecución que solo se calma cuando aparece la idea y el proyecto se pone en marcha, y en el pro-yecto lo que se lanza hacia adelante sin duda es uno mismo, todo entero, a la espera del cause o cause el organismo atiende  y cuando se abre  ahí va desplegado, el cause lo guía y esto es gozoso, pero ¿qué es  el cause?, yo diría que un aliento y un ritmo,  ¿una idea decís?, ¿en la idea está el fin? la idea es ese aliento, esa inspiración que lleva un fin distinto del hacer y que el hacer propicia. Y para  que nos entendamos aquí será preciso retraernos retrotraernos del producto mercante al objeto, del objeto a la cosa, de la cosa al sonido, del sonido al ritmo y a la resonancia, ¿qué dice el poema que no dice diciendo, qué trasmisión es está? “


Lo que éticamente debe sostener al poeta en su hacer obra es su deseo de hacer, el a como objeto causa,  que causa el deseo,  y no su deseo de ser, lo cual es en sí mismo un imposible, ya que solamente  creador no es una identificación ni un concepto (no es una idea dice Chanatall), sino un estado transitorio que se da en determinados momentos de creación, tanto en el poeta como en el del analista, en el caso del segundo es en  su  hacer ahí  en la sesión con su escucha e interpretación que puede decirse analista:


“El ideograma chino que se utiliza para significar al sabio es una oreja desmesuradamente grande. El entusiasmado, el poeta oracular compartía con el sabio chino esa capacidad de atemperarse , de reducir su tiempo, que se trata de un cierto aquietamiento, que no es un estado permanente, es una actitud, por eso no existe el poeta, existen solo personas que en ocasiones han sabido aquietarse lo suficiente ,¿para qué? Tan solo es cuestión de escuchar, tal vez ahora sea tiempo de recuperar la escucha” (38)


Aquietamiento transitorio necesario para sentir el goce del/en el cuerpo, para poder escucharlo e intentar escribirlo, ese cause del que habla Chantall.  En el seminario J. Lacan. Sem. 23, cit.,16/3/76º opera un pasaje desde la homonimia, es decir la dimensión propiamente significante de una lengua, donde el sentido cuenta con muchas significaciones, hacia la homofonía que privilegia el sonido y la letra; y desde la polisemia (que engloba esta idea de homonimia) hacia la polifonía en la que consuenan diferentes voces.

Se trata de hacer posible el j’oüi-sens , de hacer posible el goce-sentido, lo cual en la enseñanza de Lacan se logra en lo que denomina el sinthome.  



Asimismo llama la atención la palabra el significado de la palabra el cause en Chantall , sino es más bien la cause , le cause que para el psicoanálisis y en tanto perdida , ubica al vacío como el no-lugar desde donde la creación se origina, desde donde el deseo se origina . . El vacío que el objeto a  que así se nombra en el álgebra Lacaniana ,no es vacío de la ausencia pura, sino de lo carente que promueve un movimiento a su alrededor. No se trata aquí de lo inerte que provoca inercia, sino de lo que desde el lugar de una falta radical promueve permanentemente su bordeamiento. En ese mismo orden se advierte que para que exista una causa debe, forzosamente, haber un vacío, un punto de quiebre… "solo hay causa de lo que cojea", de lo que presenta de algún modo una inconsistencia.





POEMA COMO SINTHOME.


  
 Dice Chantal: “Yo creo que el poema es un síntoma.
“Palabra sintomática simplemente de una nostalgia quizás del hambre, de necesidades, es palabra comunicativa que utiliza formas placenteras y de ahí el peligro también porque el arte puede ser un gran peligro, depende de cómo se utilice, precisamente por el placer que genera  … no es miedo, pero políticamente puede ser utilizado, si la capacidad de dar mediante retórica se utiliza con objetos ideológicos determinados puedes hacer una guerra, tanto la música como el poema… hay que atender simplemente a una faceta del lenguaje que producen placer  por unos ciertos elementos, hay que preguntar porque el placer, porque ese paladeo de ciertas figuras retóricas, en principio la metáfora, quizás por lo inacostumbrado en sus enlaces…”                                          



Lacan llama el sinthome, a la incidencia de goce sobre el cuerpo que tiene el significante. Y crea el concepto de sinthome precisamente porque está más allá del fantasma. El fantasma está esencialmente ligado al cuerpo mortificado y a ese residuo de goce que es el a en esta configuración; mientras el sinthome se refiere al cuerpo vivificado por el significante, el cuerpo en tanto goza intensamente por el hecho del significante. Por ello Lacan pasa del síntoma al sinthome.
 El síntoma, como lo escribimos habitualmente, es precisamente captado por Freud -al menos antes de "Inhibición, síntoma y angustia"- antes que nada como un fenómeno de verdad pensada en el significante. Por otra parte, cuando decimos esto hace síntoma, nos referimos a esta noción del síntoma-verdad. Mientras que, si Lacan modifica la palabra para hablar del sinthome, es porque pone en primer lugar el efecto de goce, el síntoma-goce, que nos fue presentado por Freud ya en "Inhibición, síntoma y angustia".
De donde surge una nueva definición del significante. El significante se refiere al cuerpo bajo la modalidad del sinthome.


Lacan es conducido a decir que el sinthome es real.

Mientras los síntomas están del lado del inconsciente como discurso del Otro, el sinthome está del lado del Uno, de lo que compulsa a repetirse. A diferencia de las formaciones del inconsciente, es el “hueso del análisis”, “la piedra en el camino”; está en la perspectiva del inconsciente real, son los restos sintomáticos que hacían pensar a Freud que el análisis era interminable.

Lacan encontró en esos restos, la singularidad de la forma como cada uno goza, con la que el sujeto se identifica al final del análisis; es el partenaire-síntoma, en tanto no se atraviesa, ni se supera, ni se resuelve, ni se descifra, ni cae como las identificaciones. Es con lo que hay que vivir: “soy como gozo”. No se trata de la verdad del síntoma freudiano, que al ser revelada produce la superación o el levantamiento del síntoma. “La segunda clínica psicoanalítica es precisamente aquella que reconfigura el concepto del síntoma sobre el modelo de estos restos. Y es de este modo que lo que Lacan llamó el sinthoma, con la ortografía antigua que restituyó -s.i.n.t.h.o.m.a.-, el sinthoma es propiamente el nombre de lo incurable… Dicho de otro modo, la llamada nueva clínica psicoanalítica es una teoría de lo incurable”


Con respecto el sinthome, la verdad es variable según el significante, es varité; verdades variables del síntoma. Lacan las nombró con un neologismo, varidad (que condensa verdad y variabilidad). El sinthome es entonces un modo de gozar: “por un lado, es un modo de gozar del inconsciente y por otro lado, un modo de gozar del cuerpo del Otro. Por cuerpo del Otro debe entenderse, al mismo tiempo, el cuerpo propio y el cuerpo del prójimo”. Es decir, que lo seres sexuados formamos pareja a nivel del goce y ese enlace es siempre sintomático.


¿LA VERDAD ADORMECE?



En su Seminario 24, Lacan les dice a sus alumnos: “Yo quisiera llamar la atención sobre algo: el psicoanalista depende de la lectura que hace de lo que dice el paciente.  Y lo que escucha no puede ser tomado al pie de la letra… ¿La verdad despierta o adormece?. Me gustaría que antes de responder, leyeran a François Cheng, ya que con la ayuda de lo que se llama escritura poética ustedes pueden tener la dimensión de lo que podría ser la interpretación analítica”… 


Recordemos que en la cosa freudiana, Lacan, introduce a la verdad a través de una figura retórica, la prosopopeya: “yo la verdad hablo”. La verdad del psicoanálisis es poética, habla sin preocuparse por ser verdadera ni por adecuarse a las cosas. La verdad dice “yo vagabundeo en lo que vosotros consideráis como lo menos verdadero por esencia: en el sueño, en el desafío al sentido de la agudeza más gongorina y el nonsense del juego de palabras más grotesco, en el azar y no en su ley, sino en su contingencia...”

La verdad del psicoanálisis se hace oír en los puntos dónde el inconsciente sorprende con su retórica. Lacan se pregunta: ¿la verdad despierta o adormece? Y responde: depende el tono con que es dicha. No olvidemos que la verdad es poética. Luego afirma, la poesía dicha, es un hecho, adormece. Adormece en tanto participa de la función hipnótica del discurso haciendo resonar sentidos que taponan. Adormece en tanto sostiene los velos del bien y de lo bello.



Por lo tanto, para  decir del goce que nos concierne queda del lado de los poetas malditos. Baudelaire , Rilke , Rimbaud ...hacen pasar el sin sentido que lo bello vela. Y con Francois Cheng se termina de correr dicho telón.



Y de esto se trata , la voz poética seria la forma de hacer pasar, el bien decir, el decir del hay ausencia de sentido (39)


Hay que extinguir la noción de lo bello dice Lacan. La resonancia del psicoanálisis no se fundará en lo bello sino en el chiste. No toda poesía sostiene lo bello. Rimbaud escribió: “senté a la belleza sobre mis rodillas, y la encontré amarga, y la injurié”. Injuriar, mal-decir, en latín: maledicere, ultrajar denigrar. 


…es por el forzamiento por donde un psicoanalista puede hacer sonar otra cosa que el sentido” y esta vez nos reenvía a la escritura poética china y al chiste, para situar la dimensión de la interpretación analítica.


Dirá que la metáfora y la metonimia en tanto anudando el sonido y el sentido son capaces de canturrear otra cosa; desunir el sentido y el sonido para hacer sonar otra cosa, lo real.

El sonarse desprende aquí de aquella resonancia que nos hablaba Lacan: semántica o  metonímica. Sería el instante de la epifania que nos abisma o nos da lugar a la invención.



 ¿Qué es ese canturrear sino el goce ya enlazado en lalangue misma? En lalangue hay un saber que no está hecho para ser sabido y no se deja apresar. Sucede tal cual pretende Chantall del acontecimiento.



Dirá en L’insue: “La astucia del hombre con la poesía es que esta es efecto de sentido pero

también de agujero”.



Buscar un significante nuevo, producir un significante nuevo que nomine. Cuando uno nomina,

calla al Otro. Se sustrae abriendo en otro lado.

Si es china la entrada de Lacan a la poesía en sus últimos seminarios, es porque el sin

sentido que porta su canturreo le procuró a través de su sonido un llamado a escuchar lo que

no se escucha en una narración ya que está  sostenida del pensamiento.



En el seminario 25, clase 3, Lacan ubica a la poesía del lado del analizante: “El analizante habla, hace poesía.”. Desde Freud, sabemos, que el gran retórico es el inconsciente. “El sueño es un arte poético involuntario”. La elaboración del sueño tiene mucho en común con el trabajo del poeta y esto a Freud no le fue indiferente. Lacán dirá que es en tanto que una interpretación justa extingue un síntoma, que la verdad se especifica por ser poética. Una interpretación solo tendrá efecto a condición de subordinarse a la transferencia. Es importante destacar que lo poético no es la interpretación sino la verdad que allí se pone en juego.





ENCUENTRO ENTRE EL SABER HACER DEL POETA Y  SAVOIR  I FAIRE  DEL PSICOANALISTA.


 DEL SIGNIFICANTE A LA LETRA, DE LO SIMBÓLICO A LO REAL, O DE LA LITERATURA - FLOSOFÍA A LA POIESÍA  O LITURATERRE.


 





 LA ESCUCHA COMO ÚNICO TOPOS DONDE PUEDE “DECIR-ESCUCHAR-ESCRIBIR- (SE)” LA SINGULARIDAD Y LA SINGULARIDAD UNIVERSAL.

ESCUCHAR A LA LETRA.


“El  ritmo es algo más  que medida, algo más que tiempo dividido en porciones. La sucesión de golpes y pausas revela  una intencionalidad, algo así como una dirección. El ritmo provoca una dirección, suscita un anhelar. Si se interrumpe, sentimos un choque (...)Así pues, el ritmo no es exclusivamente una medida vacía de contenido, sino una dirección, un sentido. El ritmo no es medida, sino tiempo original. Octavio Paz, El arco y la lira” (40)
                                                                 



“Arriba, tras la frente, ahí donde la mente engarza pensamientos, ahí donde tan a menudo construimos nuestra casa, arriba las ideas brotan, incesantes.

Más abajo, en los poros, el mundo. El canto de un pájaro, el silencio cuyo cuerpo

es un rayo de sol. Allí, bajo el flujo de los pensamientos, la vida.

Bajo el proceso, lo simultáneo; bajo la línea, la materia; bajo el texto, la totalidad

de lo sólido.

Más abajo, el fuego. Del fuego ahora no hablaré, pues está bien que esté contenido,

sin dolor, adormecido por un tiempo con fines terapéuticos.

Más abajo aún, el vacío. (41)  



“Se pueden traducir los poetas que trabajan con ideas, pero  no, piensa Vallejo, los mejores, los que trabajan con el tono, con el «ritmo cardíaco de la vida» (42)



«Desde el punto de vista del efecto pasional, el ritmo es sobre todo el perfil de las tensiones experimentadas por el propio cuerpo: ritmo desacelerado, agitado, sincopado... que desacelera, agita o hace brusca la percepción propioceptiva» (43)


Chantall Maillard va a  otorgar en la poesía un lugar fundamental a la escucha, como lo hace también el psicoanálisis, y la escucha de la singularidad que se pone en juego en la pulsación del inconsciente de que nos habla  Lacan, a la cual ella denomina vibración. Ambas escuchas entendidas en término de resonancia.


Nos dice: “entiendo que el poema apunta a captar las cosas en su singularidad, en su singularidad más universal, sin duda es más universal esta (la del suceso y la vibración de la que viene hablando) que el concepto, el poema debe trasmitir precisamente eso, una resonancia, sugerencia de la palabra poética como la entienden los filósofos  indios porque apunta también de una noción de resonancia de una persona a otra, de un sentimiento a otro, que es una resonancia precisamente musical. Me gustaría que nos mantuviéramos en esa inocencia del inicio, preguntar como aquel niño, ¿cómo se llama esto? Esto antes que el concepto venga a enturbiarlo, antes que lo vele. El que fuese capaz de esto también sería capaz de no recurrir a palabras grandilocuentes cuando escribe, en vez de escribir la muerte, haría intervenir a una persona muerta, infinitamente muerta, infinitamente ausente, en vez de escribir el amor, escribiría…, ¿qué escribiría?”


 “Tal vez se trate de elegir otro contexto, otro universo, otro universo sensorial, reemplazar los mapas visuales, cosas, lugares, etc. por auditivos, una escucha. Recordemos que en Grecia la noción musical del hacer poético, el poeta inspirado;  algunas nociones merecen recuperarse, la inspiración sería una de ellas, la inspiración es una recepción, el recibe algo y lo transmite, recibe oyendo. Previo a oír hay una escucha, ¿qué tipo de escucha? Tal vez un respirar. El ideograma chino que se utiliza para significar al sabio es una oreja desmesuradamente grande. El entusiasmado, el poeta oracular compartía con el sabio chino esa capacidad de atemperarse , de reducir su tiempo, que se trata de un cierto aquietamiento, que no es un estado permanente, es una actitud, por eso no existe el poeta, existen solo personas que en ocasiones han sabido aquietarse lo suficiente ,¿para qué? Tan solo es cuestión de escuchar, tal vez ahora sea tiempo de recuperar la escucha.

La inspiración forma parte de la respiración, nuestra respiración, nuestro ritmo, pero también el de aquellos que tenemos al lado, el ritmo de los otros, el de las cosas siendo, el de una pared, ente todos sucedemos”


“Yo pienso que cada persona tiene un ritmo interno, que cada persona debería ir buscando, debería hallar para poder expresarse, realmente si quiere hacerlo, y ese ritmo es interno, no lo que la Poética dicta, si no somos malos poetas, ese ritmo interno que cada uno tiene, o más bien diría, que cada uno es. Ese ritmo interno es el que uno tiene que sacar en su palabra para poder escribir poesía con sentido, con sentido entiendo, que pueda comunicar algo”.

Por eso,…”este poema  está escrito todavía dentro de un canon que hay un ritmo interno  del verbo libre al uso, pero yo tiendo  cada vez más  a huir de esto y donde me siento más cómoda  no es en el mismo, sino en lo que han dado en llamar prosa poética, etiqueta que  a mí no me gusta, pero que  entienden como algo que está a caballo entre la prosa y la poesía ; yo en realidad abogo por encontrar el ritmo interno y plasmarlo” (44)


También la apuesta del psicoanálisis tiene como horizonte la destitución  del  Hombre teórico, el de lo simbólico imaginario, al que alude Chantal,  para ceñirse o ir ciñendo y cerniendo al de la singularidad que implica la letra de goce. Lacan le ocupó de manera firme de que el sujeto en su análisis pudiera aprehender se o aprehender aquello que lo hacía ir siendo quien era, lo más singular. Y en su trabajo concienzudo hacia ese logro desembarcó en su trabajo con la letra de goce y la interpretación a partir de una lectura a la letra.


En este sentido, “siguiendo los diferentes tiempos de la enseñanza de Lacan, podemos notar que comenzó poniendo el acento sobre la "creación" por vía de lo simbólico. En un segundo tiempo articula el significante a la letra y permite así juntar psicoanálisis y poesía. En su última enseñanza, tal como J. A. Miller plantea, la perspectiva cambia totalmente. El ideal entonces para Lacan sería terminar con  lo simbólico" (45) la cuestión se plantea entonces de saber qué perspectiva Lacan dibuja para la poesía. Resulta de ello, en efecto, grandes consecuencias que Miller desprende en su curso, a saber que esto pasa "por la eliminación de la gramática en la estructura del inconciente, después Lacan elimina también la lógica. Lo que queda entonces, es una X, que es la poesía" (46). Pero sentimos, agrega Miller, que tampoco es la poesía, y que hay profundamente, debajo "una cosa después de la cual gritamos (aboyons ) -N.T. aboyer significa ladrar, en sentido figurado significa gritar contra alguien, gritar de manera furiosa) y que no responde"(47


Así “Si bien la interpretación por el sentido no se desecha, se acompaña de una nueva: la interpretación por el equívoco. Y aquí el uso de la letra oriental. Al estilo de un ideograma, este tipo de interpretación permite leer otra cosa que el sentido. La letra litoral entre saber y goce implica una ruptura del semblante que da lugar a la invención. Como producto del análisis, supone una reducción de sentido que nombra al síntoma en tanto acontecimiento del cuerpo y el equívoco pasa a ser “nuestra única arma” contra él. La letra posibilita una nueva escritura en la que cuerpo y palabra se enlazan”.


 “El Psicoanálisis consiste en pulsar sobre los múltiples pentagramas de la partitura que la palabra constituye en los registros del lenguaje (…) y asimos al mismo tiempo al resorte del éxito de Freud. Para que el mensaje del analista responda a la interrogación profunda del sujeto, es que el sujeto lo oiga. (48) 


El inconsciente escribe partituras, que podemos escuchar encantados o leer para descifrar el deseo”(49) 


“No hay arte que se apoye más en la escritura que la música, y la poesía encuentra en ella un ideal de pureza, de reducción del sentido…..El poema para nosotros es la voz escrita, la escritura en la palabra, la posibilidad para el hablante de pronunciar aquello que, silenciado, lo condenaba a hacerse un “alfabeto vivo”. Y así entendemos que Lacan  sitúe la voz entre la música y la ética” (50)


En el caso de una análisis (en la neurosis) sin embargo,  para llegar a eso, al principio, durante las entrevistas preliminares , será necesario sin embargo hacer lugar a ese sentido, el cual surgirá en  la  transferencia con el analista bajo la forma de  la pregunta acerca del sentido del síntoma, búsqueda de sentido basada en el saber  supuesto al analista, condición esta sine qua non para que cualquier análisis pueda comenzar y continuar, pero que será necesario ir reduciendo  apuntando a lo real del goce; pasaje del trabajo con el significante a la letra. 


También la poesía para Chantall tiene ese estatuto diferente, de ahí matar a Platón, que la hace decir que la poesía no es Literatura. Y cuando digo diferente, pienso en la apuesta por la singularidad que para ella implica la poesía: singularidad que como podemos ya percibir  en las palabras antes citadas,  abarca el ritmo, el gesto, coincidiendo nuevamente en este punto con el psicoanálisis. Ella nos propone que en el hacer poético se trata de un hacer basado en una escucha donde lo que se juega es la inspiración y la respiración. Y luego a eso agrega que ambas tienen relación con el ritmo el cual es personal y es el que ella considera que cada poeta debe buscar y poder expresar, y dice mucho más,  expresar el ritmo que cada uno es. A partir de esto entiendo que el poema más que expresar el ritmo o ser del poeta, sería cada vez el ser del poeta vuelto a crear o recreado, en cada poema o en cada obra. El  poeta va siendo cada vez uno, el mismo y diferente en cada obra poiética, es más, en cada recitado.

¿Pero acaso esta propuesta no es la misma que la del psicoanálisis? Es el cuerpo, el goce del cuerpo lo que está en juego en ese inspirar respirar, y también el goce del oído en esa escucha que es más del sonido (vibración, resonancia musical dice ella) 


Lacan explica (51) que hay “dos bocas”. Está la boca de la demanda oral y además está la boca ligada a lo invocante. Cada una de estas dos bocas indica de una manera diferente el margen entre el cuerpo y el inconsciente. La vecindad entre la voz y la respiración puede ubicarse, entre otros muchos lugares en el Seminario XVIII a propósito del canto. Allí Lacan describe la necesidad de cierta sinergia entre la colocación de la voz y la respiración que la soporta.(para tener ritmo hay que respirar)


En el seminario 11, en el escrito “Subversión del sujeto...” Lacan efectuará una revisión del concepto de pulsión, proponiendo ampliar la vista freudiana de objetos pulsionales y agregando el fonema, el flujo urinario, la mirada, la voz y el nada.

Precisamente es en este escrito que Lacan hace alusión a la erogeneidad respiratoria, la que según su opinión se encuentra mal estudiada. El significativo olvido en el que cayó el estudio de lo respiratorio, también será mencionado en el marco del Seminario sobre “La Angustia”(52)


"La erogeneidad respiratoria está mal estudiada, pero es evidentemente por el espasmo como entra en juego" (53) 


“Es en su articulación con el hablar que conviene considerar al aire como objeto pulsional, a condición de no desconocer que lo pulsional del aire como objeto es secundario respecto de su estatuto como objeto del inconsciente real”. “El aire como objeto (54) 


Correlativamente al papel que cumple como objeto de angustia, es necesario considerar su estatuto metapsicológico como núcleo real del Yo –corporal-, y económico como objeto pulsional referido a un borde libidinal específico, para poder dar razón de que si el parletre no habla sin el cuerpo, es al precio de producir el aire como objeto de angustia
“En "Los divinos detalles" Miller  plantea: "Debemos suponer que este goce primario es pleno, positivo, incluso natural y por eso mismo misterioso"(pre-estructural, lalangue sin ley). Agrega que se lo puede calificar, a este goce primario como un todo, completo, goce al que llamó Lacan Uno para indicar que es anterior a la relación con el Otro. ..“El ejercicio efectivo de lalangue es una emisión sonora que tiene como efecto la escansión espasmódica del flujo respiratorio, que separa al aire como objeto. Objeto no de la demanda ni del deseo, sino de la angustia. Y es en tanto tal que podemos entender cómo ese goce primario, positivo, pleno, incluso natural, es intervenido no ya por la palabra en tanto significante sino por la emisión efectiva de trozos de lalangue. Así considerada es angustia de castración no edípica, ya que la maquinaria de lalangue está antes que todo régimen. Condición para que en tanto afecto, la angustia "transforme el goce en causa del deseo"  procurando el lazo al Otro desde el Uno”….Para Lacan el afecto es efecto en el cuerpo de la incidencia de lalengua”. idem anterior

En el Seminario sobre el Sinthome Lacan se  refiere  a la pulsión como el eco en el cuerpo de que hay un decir, o sea que un decir que se escribió y fijó la invariante del goce. Así,  el lado hombre, lado mujer viene de la respuesta del sujeto ante el encuentro contingente entre un decir  del Otro  y  el  goce del cuerpo. Decir que si es aceptado, por el sujeto, soportando el goce implicado, se inscribirá en la función fálica reguladora de goce, aceptando a consecuencia de ello, la castración.


Y estas palabras de Lacan me consuenan con las de Chantall M.  cuando dice que el poema es aquello a lo que apunta el/al decir diciendo, el poema es el eco.

Esta definición la trae en un momento en que hace referencia al modelo de creación de revelación, enfoque que ella dice que se presta a interpretaciones metafísicas  cuando no místicas:


“La caracolas marinas han servido desde siempre para emitir sonidos, quien en su infancia no se ha llevado una concha a su oído, el sonido de algo remoto, una resonancia cargada de ¿algo olvidado?; algunos dioses hindúes llevan también una caracola en la mano, es un símbolo de creación, la creación por el sonido, el poema utiliza las palabras como el cangrejo ermitaño las conchas , como él tiene el cuerpo plegado y retorcido, se adapta a las volutas del hábitat, se enrosca en él; lo que vemos del poema es lo que vemos del ermitaño, su concha, una envoltura prestada con la que muchos le confunden ,y es frecuente que alguien lo recoja por su hermosura, por su hermosa apariencia y no siquiera sospeche que alberga un ermitaño; el ermitaño no es la caracola, tampoco el poema es la poesía. El poema es aquello a lo que apunta el/al decir diciendo, el poema es el eco, por eso cuando las palabras o los versos con el tiempo se endurecen y pierden su sentido, es preciso decir de otro modo, con otro ritmo. Cuando la concha en que habita el ermitaño se le queda pequeña o se deteriora el animal busca otra más apropiada, a lo largo de su vida cambia de habitáculo con frecuencia, así es como el poema atraviesa  la historia” (55)


 “Momentos en que cantamos el texto porque el sentido, al perder terreno, deja espacio a una vibración enunciativa que transforma el escrito en partitura “puntuando lo infinito del goce de la letra” y disuelve lo que constituía forma. Desgranamos las letras (el hueso de la letra) siguiendo el ritmo, la cadencia que disuelve -al distanciar- la compacidad y la presunta consistencia del escrito.” (56) 


Goce del cuerpo singular, ritmo, “poema que ha de trasmitirse con la voz porque está vivo” nos dice la poeta, lo cual  en Lacan remite a Lalangue :


El goce tiene como condición el ser viviente, pero no es genérico a la especie sino singular, derivado de un encuentro tan traumático como azaroso con lalengua.

Lalangue  que implica también la particularidad del gesto que lo lleva  a interesarse por la caligrafía china como “arte del trazo único, un trazo que siendo único se puede sin embargo reproducir. En la caligrafía china la grafía del trazo inscribe la singularidad de un gesto, gesto irreductible aunque constante que se distingue de la universalidad del significante, trazo único del pincel  que es equivalente a la letra, letra producida por el aluvión que erosiona y hace de la letra litoral, un litoral que separa dos dominios heterogéneos: el goce y el sentido. Esta concepción de la letra como litoral es a su vez una versión de lo que el pensamiento chino llama “el vacío mediano” y la respuesta de Lacan a la imposibilidad de escribir la relación sexual10.

La caligrafía apuesta por juntar la univer- salidad del significante y la materialidad singular que alcanza al ser y su goce”: “En la cursiva el singular de la mano aplasta el universal, o sea lo que yo les enseño que vale como significante”. 

   He ahí el poema para Chantall :  


“…el que escribe es un felino al acecho, la realidad, uno de sus posibles fragmentos es la presa, el poema es el gesto y en el gesto el ritmo, ritmo que forma sentido, sentido  que preverbalmente es una dirección, una inclinación del organismo a seguir una pauta, una traza, un gesto del espíritu, espíritu del halito, expiración. (57).


 




“Poema es todo aquello que está a años luz de querer comunicar lo que fuere. El poema está allí como constancia del instante, por ello, acontece, no puede ser convocado. Lo poético no se entiende. Es por tanto imposible explicar un poema. Poder crear es también saber decir qué nos aqueja haciendo un uso de la lengua fuera de las normas que la comunicación como tal sustenta. Así, “comunicarse” y “comunicar” nada tienen en común con una sesión de análisis y , por descontado, tampoco con la poesía  (58)

Producir lo singular como hace el pintor calígrafo es lo que puede hacer el psicoanálisis. El psicoanálisis puede producir el trazo del Uno absoluto, o si se prefiere, producir la letra de goce del síntoma, lo más singular de un sujeto.
 
La culminación de este recorrido en el que Lacan se sirve de la escritura lógica y sus impases, y de la caligrafía china para producir la letra como litoral, dará lugar a una concepción del pase y del final del análisis a partir de la demostración lógica de lo imposible de escribir.
En esta lógica lo que no cesa de no escribirse, lo imposible de escribir, tiene función de real”.
 
Qué es, entonces, lo que deja de no escribirse y se escribe en el flujo de la verdad siempre medio dicha en un análisis?
 
Al reformular la definición clásica de las modalidades lógicas e incluir en ellas el tiempo, Lacan puede llegar a articular que es a partir de lo que “contingentemente se escribe” en un análisis como se puede demostrar lo que es imposible de escribir.
Al mismo tiempo, el hecho de que contingentemente algo pueda dejar de no escribirse y se escriba, permite concebir el psicoanálisis, no sólo como una exploración de lo que está ya escrito y se repite, sino también como una exploración de lo nuevo que se puede llegar a escribir. Lo nuevo, en psicoanálisis, tiene relación con los beneficios terapéuticos que en esta experiencia se pueden obtener.
 
El decir del análisis permite poner en su lugar la función Ф(x), la que sitúa el goce como castrado y ello implica que la castración deja de no escribirse y se escribe. Lacan dice lo mismo de distintas maneras: “el análisis hace de la castración sujeto, o la histérica no se percibe como castrada más que a partir del análisis”.



“François Cheng hace un análisis de la caligrafía oriental y precisa que “la creación artística está en íntima relación con la manera en que los pensadores chinos conciben la Creación en general”… “No es por azar  que la caligrafía, que exalta la belleza visual de los ideogramas, ha devenido en China un arte mayor. Practicando este arte, todo chino encuentra el ritmo de su ser profundo y entra en comunión con los elementos. A través de los trazos significantes, se entrega completamente. Sus trazos plenos y esbeltos, sus relaciones contrastadas o equilibrantes, le permiten expresar los aspectos múltiples de su sensibilidad: fuerza y ternura, impulso  e inquietud, tensión y armonía. Realizando la unidad de cada carácter, y el equilibrio entre los caracteres, el calígrafo, al expresar las cosas, alcanza su propia unidad.” La caligrafía y la escritura poética tienen un lazo directo y natural. Lo mismo puede decirse de la relación entre la poesía y la pintura, ambas artes parten del mismo orden. Si bien muchos poetas se entregaban a la pintura, todo pintor debía ser poeta. El arte caligráfico, que busca restituir el ritmo primordial y los gestos vitales implicados por los trazos de los caracteres, ha liberado al artista chino de la preocupación de describir fielmente el aspecto exterior del mundo e intenta imitar el “el acto del Creador” fijando las líneas, las formas y los movimientos esenciales de la naturaleza. (59)



ESCRIBIR


¿De dónde le viene a Lacan este interés por al escritura y por la escritura china en particular?


 ¿Pude pensarse una similitud entre el acto de escribir en un psicoanálisis y  la escritura de un poema? 

La necesidad de la escritura en psicoanálisis.
 
Dado que el psicoanálisis es una experiencia de palabra, la pregunta de para qué necesita el psicoanálisis la escritura, parece pertinente. La concepción que tiene Lacan de la palabra implica que la palabra misma tiene efectos de escritura, así vemos como lo que se descifra en la palabra bajo transferencia tiene efectos de escrito, efectos que permiten poder asegurar a un real de la experiencia. De este modo se escribe una secuencia que va de la palabra al escrito, y del escrito a lo real.

El interés de Jacques Lacan, tanto por la letra como por la escritura, atraviesa toda su enseñanza, comienza con su seminario sobre La Carta Robada de 1957, basado en el famoso cuento de Edgar Alan Poe, sigue con su escrito de ese mismo año titulado La instancia de la letra en el inconsciente, continua con Lituraterrre, un artículo que forma parte del Seminario XVIII en el que nos da un apólogo de lo que es para él la escritura y llega hasta el final de su enseñanza, cuando introduce una nueva escritura, el nudo borromeo, construido con redondeles de cuerda. Lacan presenta su nudo por primera vez en el Seminario XX, Encore (1972-73), dedicándole un capítulo a la función de lo escrito. En este recorrido la escritura es abordada a partir de la lingüística, la lógica y finalmente la topología.



La escritura-en-Lituraterre.


Llituraterra, juego de palabras inventado por Lacan para la revista Litérature et psicoanalyse que le permite, siguiendo los pasos de Joyce, jugar con la letra como elemento determinante del sentido (letter), y la letra como residuo de esta función, como resto (litter), de una letra a una basura, de las “luces” a lo “inmundo.” Litura es en latín tachadura  Lituraterre juega con "rature", tachadura, y "terre".

Dice Lacan allí que la letra es litoral entre significante y goce; entre saber, dominio de lo simbólico, y goce, dominio de lo real; entre inconsciente y libido. Lacan diferencia litoral de frontera. Una frontera, dice, se puede atravesar, un litoral hace borde a los dos territorios o dominios que en él se encuentran y no son recíprocos. De ahí que la letra, que dibuja ese litoral, tiene un costado significante y un costado real, de goce.

La letra hace borde al saber, dibuja el agujero de goce en el saber.  Letra que cesa en su papel de remitente y articulador y permanece como elemento autista de no-sentido que hace goza” (60)





En este escrito Lacan nos presenta un apólogo de la escritura, al que J.A. Miller, con ironía, califica de apólogo meteorológico. Allí cuenta que al volver de un viaje a Japón por una nueva ruta que atraviesa Siberia, una ruta que hasta entonces había estado cerrada, le sucede algo que podríamos calificar como un acontecimiento de goce producido en condiciones especiales de espacio y tiempo: desde la ventanilla de su avión, ve los surcos dejados por la lluvia sobre la desierta planicie siberiana y lo que ve le hace pensar en una escritura, todo sucede en el transcurso de un instante.
En esta topología del espacio vacío y del tiempo como instante de ver, “la única condición decisiva es la del litoral”. Las huellas producidas por la lluvia al caer constituyen con sus líneas una orografía que tiene relieve.


Según M.H. Roch, Lacan, no sólo da valor de escritura a lo que está viendo sino que, aunque él no lo diga, el relieve de esa orografía le evoca la escritura china, y más precisamente el trazo del calígrafo, no el de cualquiera sino el de Shitao, el pintor calígrafo del siglo XVII al que había conocido gracias a François Cheng, el calígrafo que habló del “único trazo del pincel”.


“Así fue como irresistiblemente se me presentó (…) entre las nubes, el aluvión, que es la única huella que aparece para producir, más que para indicar, el relieve (…) en la llanura siberiana, planicie verdaderamente desolada (…) sin ninguna vegetación más que reflejos de este aluvión que empujan a la sombra lo que no resplandece”.
Esta escritura no está hecha para indicarle nada a nadie, pues no hay nadie, la estepa está desierta.



 La nube como semblante, -significante que se ve-, y la naturaleza está llena de esos semblantes, según Lacan; la lluvia que cae de la nube-semblante como significado de goce que llueve del semblante “cuando éste se rompe” liberando las materias en suspensión. Este significado de goce que cae erosiona la tierra, deja huellas, escribe.



“Una letra que no es litoral. Dado que la escritura no es de ningún modo primaria, la letra es una precipitación del significante, es el soporte material del significante y lo que se distingue de él. El significante se sitúa del lado de lo simbólico y la escritura del lado de lo real. El sinsentido radical de la letra obedece a lo real. La letra haría de litoral entre goce y saber. El litoral es lo que establece un dominio que es frontera para otro, porque no tienen nada en común, ni siquiera una relación recíproca”.


“El inconsciente, que es efecto del lenguaje, porque tiene su estructura, rige esta función de la letra. Ella simboliza todos los efectos del significante pero no es un significante.
Es necesario diferenciar el río del lenguaje, el significante y la estructura gramatical que participa del sentido y por otro lado los aluviones que se depositan en el inconsciente, lugar de representaciones cosa, puro encadenamiento literal, sinsentido radical.”

Lo que del goce se evoca cuando se rompe el semblante es lo que en lo real se presenta como erosión. La escritura, en lo real, representa la erosión del significado “… lo que llovió del semblante en la medida en que esto es lo que constituye el significado…” (Lacan, 1971, 2009).

La lingüística diferencia significante y significado, pero sabemos que el significante no tiene ninguna relación con el significado, el significante no se refiere a nada que no sea un discurso, un modo de funcionamiento, un uso del lenguaje como vínculo.

Lo que hay que saber es lo que en un discurso se produce por efecto de lo escrito, porque el significado no tiene que ver con los oídos sino con la lectura de lo que se escucha del significante. El significado es el efecto del significante.


“… Todo lo que está escrito parte del hecho de que será siempre imposible escribir como tal la relación sexual. A eso se debe que haya cierto efecto de discurso que se llama escritura…” (Lacan 1972/73, 2001).


Si la condición de lo escrito es que se sustenta con un discurso, si la letra es, radicalmente, efecto de discurso, ¿las incisiones y marcas en el cuerpo pueden considerarse letras? No es posible pensarlas por fuera del lenguaje, porque el lenguaje es lo propio del ser hablante. Serán trazos, marcas, despojadas de su función de litoral, de límite entre lo real y lo simbólico.
Testimonio de un inconsciente no reprimido, representan lo que no logra escribirse.
El análisis es una lectura, las producciones del inconsciente se prestan a esta lectura, el analista lee en los dichos del analizante. El síntoma puede ser leído, porque ya está inscripto en un proceso de escritura, es lo que no cesa de escribirse.

En el discurso analítico se trata de darle a lo que se enuncia como significante una lectura diferente de lo que significa. Lacan dice que en el discurso analítico el analista supone que el sujeto del inconsciente sabe leer, agregamos y también que sabe escribir.
Pero ¿cómo aplicar el dispositivo analítico cuando lo que se presenta no se presta a la lectura, y por estar fuera del discurso no produce escritura? “(61) 


Se tratará una vez mas de rescatar al sujeto, “que hable” con la convicción de que la experiencia analítica, en el marco de la transferencia, puede llevar a la producción de un discurso, donde algo pueda escribirse.



LA EXPERIENCIA DE LO REAL  Y “ESCRIBIR”
 

“¿Es poesía el verso que describe fríamente aquello que sucede?

“La Filosofía no sirve para nada si no es experiencia”

“Podríamos vivir en vez de hablar”

“Deberíamos abestiarnos, volver a la bestia en francés abrutir atontarse), al animal ..."



    (Atontado: aturdido, pasmado, étourdi(e), o bobo abruti(e)


“La mente me sobra y es mi enfermedad”“El mi ese conjunto de pliegues que vengo   reproduciendo desde mi infancia se refuerza otro plegado…  esa carga ese lastre,         si pudiéramos deshacernos de eso”.“el yo es mi caballo de batalla,  tratamos de averiguar que somos por medio de lo que somos, el yo y eso es difícil…”

“¿Qué es el Yo? La persona hecho sujeto, personaje s uno de los problemas. Vamos buscando personajes  y autoresy no hablamos de los temas.  (62)





Miller, en Piezas sueltas, responde: “Lacan subraya que lalengua es para cada uno algo recibido y no aprendido. Es una pasión, se la sufre. Hay un encuentro entre lalengua y el cuerpo, y de ese encuentro nacen marcas que son marcas sobre el cuerpo. Lo que Lacan denomina sinthome es la consistencia de esas marcas, y por eso él reduce el sinthome a ser un acontecimiento de cuerpo. Algo ocurrió al cuerpo debido a lalengua. Esta referencia al cuerpo es ineliminable del inconsciente (63) 


Considero que es importante hacer referencia al momento en que Chantall Maillard escribe “Matar a Platón”, o más bien el segundo poemario del libro que ella titula “Escribir”; ya que en los mismos,  ella pasa de escribir sobre una muerte /accidente de una manera muy particular en el primero, a  sufrir una experiencia real de cercanía con la muerte, una experiencia que ella define en una entrevista (64) de  “dolorosa (silencio, traga saliva) físicamente”. En 


Chantall padece de un cáncer y este encuentro con la muerte  da lugar a “Escribir”, esta experiencia  con lo real hace  que ella escriba: “yo escribí como necesidad, lo escribí estando en  muy mal estado, no podía prácticamente ni andar, fue a consecuencia de unas terapias bastante ag… (agresivas quiso decir seguramente),  terribles y me dejaron prácticamente sin poder andar y  con un montón de dolencias; entonces hay un momento en el poema en  que vivo escribo  porque es la manera más veloz  que tengo de moverme, es absolutamente cierto, mi mano era lo más rápido  que yo podía mover, entonces es un poema que me es difícil ahora volver sobre él, me es difícil ahora volver a leerlo porque es un poema cargado de dolor“, y agregaríamos, de lucha contra la muerte.


En realidad, la experiencia del desgarro va ligada a la escritura en toda su vida. En el diario de Benarés (1996) la debilidad le acompaña todo el viaje. Husos e Hilos , obra posterior a “Matar a Platón” y a “Escribir “son libros relacionados, cuadernos de duelo por la muerte de su hijo”, son libros de pérdidas. Pérdida de mi integridad física, por un lado, y por supuesto la pérdida de mi hijo. Está marcado por el suicidio de mi hijo. ¿Qué más puedo decir? Es todo”(65)



La escritura la mantiene viva, o sea en movimiento que la saca del padecimiento. Esta palabra, padecer, da una idea de pasividad y de imposibilidad de responsabilizarse y hacer algo con eso que parece imponérsenos desde el Otro, un sufrimiento sobre el que no tuviéramos posibilidad de incidencia, lo cual  es en definitiva el efecto de la pulsión de muerte en el sujeto, sobre la carne, el cuerpo del sujeto. Desde el  momento en que ella escribe, acto de escritura donde se responsabiliza de su dolor y crea y se recrea a partir del mismo, podemos decir  no solamente que se salva por la mano, que la salva la mano, (obviamente también su cerebro) en la medida en que la misma era lo único que ella podía mover, lo qué seguía con vida y se encargaría de mantenerla con vida y atada a la vida (su poemario posterior se lama precisamente “Hilos” y también viene precedido de una experiencia con la muerte que es el suicidio de uno de sus hijos). Ella hace algo ahí con ese real, “savoir i faire”, lo cual es  también la para el psicoanálisis  Lacaniano el horizonte al que el sujeto habrá de tratar de advenir en  todo análisis.


Diríamos que un encuentro deviene acontecimiento, por su importancia, cuando lo real se pone en juego, y una manera de hacer algo ahí diferente con ese real  que no sea la simple repetición que deja al sujeto anonadado por el goce, es  la creación, en este caso, el escribir, intentando por esa vía escribir/fijar algo de ese goce, eso que no cesa de no escribirse .

Poder dar una respuesta diferente al mismo trauma, en vez de la respuesta imaginaria novelada, siempre la misma, crear una diferente; en vez de repetir, crear, escribir para ella para un analizante.



Nos dice la poeta (66) “Son dos poemarios reunidos en un  libro, el primero da nombre al título “Matar a Platón”, es el relato de un  acontecimiento, en diversos fragmentos, cada poema es un fragmento, es decir un punto de vista sobre el  hecho que acontece. Cualquier personaje, cualquier ser que pase por el escenario es un punto de vista más entre los demás formando la red  que traza ese acontecimiento. ….El segundo que fue escrito con posterioridad (4 años entre ellos) “Escribir” es una larga letanía acerca de por qué  escribir…. Son dos obras distintas por el tiempo que media entre ellas, pero no lo son por tanto que provienen de la misma persona, que soy yo…
Tienen puntos en común y sobretodo un enlace, que es por el cual yo quise ponerlas juntas que es el enlace de la idea de empatía, más que la idea, el sentimiento que tengo de que es difícil conectar con otro, es decir la intersubjetividad es algo bastante discutible, y ante un hecho terrible como puede ser la muerte  de alguien o alguien que agoniza, nos es realmente difícil  sentir algo parecido a lo que siente el otro , saber incluso  lo que está sintiendo el otro , entonces esa casi práctica imposibilidad de empatizar con lo que le ocurre a otro es lo que ocupa el primer poemario “Matar a Platón”; en el segundo que media unos cuantos años  y media también una experiencia mía dolorosa ehh…(titubea) físicamente(veloz), en ese segundo la empatía casi es posible, digo casi porque toda empatía parte de la propia  experiencia y por tanto no puede decirse  que uno empatice con lo que realmente está sintiendo el otro, sino que uno está sintiendo algo que suponemos parecido a lo que puede estar sintiendo el otro,  eso es posible a través del dolor que uno puede sentir”

Entre ambos poemarios puede establecerse una relación causal: no hay palabras ni imaginario que puedan decir lo que implica el encuentro con lo real, por eso para abordarlo hay que matar a Platón, entonces luego si se podrá a-bordar a-bordear  el mismo, escribir a-cerca de ese agujero bordeando y bordando (suturando) el mismo.


Y en ello coincide plenamente con la apuesta del psicoanálisis Lacaniano. En Lacan la relación intersubjetiva  aparece en relación al concepto de transferencia. En dicha relación  se asentarían los fenómenos de empatía, comprensión y reciprocidad de la llamada contratransferencia, manifestaciones  afectivas tan caras a la Psicología del yo, que Lacan quiere evitar, y a las cuales  catalogará dentro del orden imaginario, coincidiendo en esto con el planteamiento que realiza Chantall Maillard. Ambos abogan por  la necesidad de que estas referencias imaginarias / Platónicas sean recusadas o resituadas. En el caso de Lacan respecto al trabajo del análisis y a la posición del analista respecto a su función  y en el caso de Chantall respecto a la poesía. 


En el caso del Seminario VII Lacan anuncia que hablará sobre la transferencia, sobre su disparidad subjetiva, haciendo hincapié en algo que va más allá de la noción de disimetría entre los sujetos. No dice explícitamente que no hay intersubjetividad pero la imparidad subjetiva de la transferencia da cuenta de lo que ella contiene de impar y de desigualdad. Allí también plantea la oposición entre subjetividad y transferencia diciendo que la intersubjetividad sea lo más ajeno al reencuentro analítico (67) 


También lo hace en la Proposición del 9 de octubre del 9 de octubre de 1967: “Quien que posea cierta visión de la transferencia podría dudar de que no hay referencia más contraria  la idea de intersubjetividad? En el Seminario II , clase 15 ( Seminario II “El yo en la teoría de Freud y en la técnica psicoanalítica”, J. Lacan )responde ante el comentario que le hacen de que a pesar del esfuerzo por eliminar la intersubjetividad, la deja subsistir dice: “le haré notar que yo no la elimino. Tomo un caso en que puede ser sustraída. La intersubjetividad no es eliminable por supuesto·” En el Seminario IV “La relación de objeto”, J. Lacan, dice: “A lo largo de los años precedentes me han visto ustedes elaborar el esquema subjetivo fundamental, o sea la relación simbólica entre el sujeto y el Otro, el personaje inconsciente que lo dirige y lo guía, mientras que el otro imaginario juega un papel intermedio, de una pantalla…Por supuesto, hay leyes de intersubjetividad, son las leyes que rigen la relación del sujeto con el otro minúscula y con el Otro mayúscula…El discurso también tiene sus leyes y la relación del significante con el significado es algo distinto que la intersubjetividad aunque pueden recubriré como las relaciones  entre lo imaginario y lo simbólico”


“La transferencia implica incidencias, proyecciones de articulaciones imaginarias pero se sitúa por entero en la relación simbólica (Seminario 1, “Los escritos técnicos de Freud”, J .Lacan, Ed. Paidós) La psicoterapia interviene en la dimensión imaginaria, de los sentimientos. El psicoanálisis no es una terapia de los sentimientos. El sentimiento es la dimensión imaginaria de lo que afecta, o sea del afecto.


Asimismo este cuestionamiento a la existencia de la relación intersubjetiva se vincula a la imposibilidad de la comunicación. Lacan dirá que la misma no es posible por cuanto el inconsciente determina que el sujeto esté representado por un significante para otro significante  y por eso cuando habla recibe su mensaje en forma invertida desde el Otro. Lacan también sostiene la no relación intersubjetiva al introducir la lógica de los Discursos. Escribe una lógica del discurso en cuatro lugares separados por dos barras: agente-otro- verdad- producción. Un agente inicia el discurso, da el mensaje que se dirige al otro, como producción, da cuenta del inconsciente (no es el encuentro entre consciencias).Aunque parezca una relación intersubjetiva entre el agente y el otro no es así, dado que estos son lugares en los que no se sitúa un sujeto dirigiéndose a otro sujeto.




“MATANDO A  PLATÓN”  O LA EROSIÓN DEL SIGNIFICADO EN SUS POEMAS.

EL ACCIDENTE Y SU ESTATUTO DE ENCUENTRO CON LO REAL DEL TRAUMA.
HACER DE ELLO UN ACONTECIMIENTO ES, EL ACTO CREATIVO O POIÉSIS..





En “Matar a Platón” la poeta, fiel a su apuesta de hacernos “tocar el hueso de lo real”, intenta erosionar el significado en el poema, centrándonos solamente  y de manera muy  precisa en  el acontecer,  insistiendo en destacar  el  tiempo presente del acontecimiento/accidente: “Un hombre es aplastado. En este instante. Ahora”.


 El  dolor del desgarro subjetivo solamente puede entenderse en la vivencia del presente: el aquí y ahora medido con la precisión del instante,  porque se sufre “en” y “con”  el cuerpo, ya que es en el mismo se asientan  los sentidos, y es en él o con él que se percibe  la vivencia del dolor, del displacer  Freudiano, ya que obviamente sin cuerpo vivo no habría registro del dolor. Dolor que  en los albores  del psiquismo se registra de manera indiferenciada (no se puede decir, discriminar si se trata de un dolor  psíquico o físico), respondiendo así  a la indiferenciación cuerpo-psiquis primaria cuando aún no se ha instaurado la barrera represiva (lenguajera) que separando a ambos posibilita nombrar los dolores  con sentido diferencial. Aunque tampoco dicha instauración de la represión primaria determine una vez llevada a cabo, un límite contundente. La misma es simbólica, y por lo tanto relativa, y eso hace que  a veces  el alma pueda doler en el cuerpo, así como que  los dolores  del cuerpo  dañan también el alma, aunque ahí hay ya hay desplazamiento y metáfora.


 El sujeto sufre en y con ese  real que es su cuerpo, y quizás por eso Chantall Maillard elige un accidente ya que el mismo  afecta al cuerpo de la manera más rotunda, en este caso a raíz de la muerte. Cómo decir esa muerte “tal cual es”, es lo que mueve a la poeta en un intento.  Y es del orden de lo imposible, por eso el  accidente  común  a todos los humanos es la forma en que se conjuga el encuentro entre nuestra subjetividad y el lenguaje que la hace posible, encuentro que es accidentado, traumático  ya que “no hay relación sexual” como dice Lacan , y la entrada en él  nos divide , nos separa inevitablemente  de nosotros mismos  entre consciente-inconsciente, haciéndonos imposibles decirnos totalmente y exactamente, y también del  semejante, ya que nos hace imposible  decir y hacer transferible lo vivido tal cual lo vivimos, nuestras experiencias y sentimientos, sean estos  de alegría o dolor.

Mediante el lenguaje, solamente podemos decirnos  de manera incompleta, y por tanto,  podemos comprendernos a nosotros mismos yal otro solamente a medias, como nosotros a él. Si no podemos  ni siquiera acceder  a decirnos a nosotros mismos nuestras vivencias en su totalidad ni con  exactitud ni objetividad, es  una utopía pretender  transferirlas a los otros con algún grado de fidelidad. Esto es lo que  impide que entre los seres humanos haya  comunicación realmente, así como  intersubjetividad y empatía como nos dice Chantall. Y en eso coincide con Lacan:


En 1070 Lacan  acentúa su “Hay lo Uno y nada más”. Ese Uno que se escribe, que no cesa de no escribirse, demuestra lo que no se puede escribir, a saber, el Dos que permitiría escribir la relación, entre el Uno y el Otro sexo. Lo imposible de escribir queda demostrado a lo largo del análisis por la escritura repetida del Uno y este imposible constituye el real propio al psicoanálisis, un real diferente del de la ciencia. A partir de estos desarrollos, el fantasma, aparece como una suplencia imaginaria de lo real, es decir, de la imposibilidad de escribir la relación entre el Uno y el Otro. “La función de la escritura en la experiencia psicoanalítica” (68)



La poeta intenta precisamente dar cuenta de esta imposibilidad de trasmisión de esta experiencia en acto, en su acto de escritura, reduciendo, restando, erosionando en su poesía todo lo que alude al significado, al concepto generalizador para presentarnos lo que acontece a un uno en su más lograda desnudez.: 


Eric Laurent en el Coloquio sobre Sutilezas analíticas: “El trauma de lalengua sobre el cuerpo no es algo que se pueda pensar como, por ejemplo, el sello positivo… Cada vez que uno tiene esta perspectiva olvida que el trauma de lalengua sobre el cuerpo no es un significante que se agarra, es más bien el hecho de que hubo siempre, de entrada, la falta del significante que se necesitaba… El troumatisme se puede describir como impacto de lalengua o como defecto radical en lalengua… Después, todos los signos de ruptura y desarticulación cuerpo-lengua remiten a este trauma fundamental”. (69)


 Chantall dirá que “ lo que simplemente sucede, es un accidente”, y que se trata de hacer que eso devenga un acontecimiento, y apela a la confluencia entre todos para lograrlo, para  encontrarla y saberla entre todos, lo cual le parece importante (70). Efectivamente, todo lo que sucede es del orden del  accidente siempre y cuando implique un encuentro con lo real y hacer del  mismo un acontecimiento requiere de un acto creativo.


Entonces ¿cómo transferir lo intransferible? ¿Cómo decir de ese  dolor? O más bien y creo que ahí se centra la propuesta de Chantall, ¿cómo transferir la imposibilidad de decir ese dolor al otro y la imposibilidad de  comprensión del otro, ese “ponerse en el lugar de”? Hemos de hacernos cargo de que en definitiva la única muerte (muertes  o traumas, troumatisme como dice Lacan para remarcar el agujero que define al mismo)) es la propia, y que somos solos ante ella. Y que es singular porque depende de cómo ha sido tomado y es gozado el cuerpo por lalengua: su escritura holofraseada da cuenta de que allí el significante no cuenta con su propiedad de diferenciación sino que tiene valor de letra. Es significante solo, un enjambre de significantes uno coagulados, impregnados de afectos, de goce. En Aún Lacan nos advierte de “hasta donde llegan los efectos de lalengua por el hecho de que presenta toda suerte de afectos que permanecen enigmáticos. Estos afectos son el resultado de la presencia de lalengua en tanto que articula cosas de saber que van mucho más allá de lo que el ser que habla soporta de saber enunciado”.(71)



 “Lo que la escritura escribe no es otra cosa que el goce y el lugar donde se escribe no es otro que el cuerpo, el cuerpo como sede del goce, como lo definirá Lacan más adelante” (72) 


“Lo que se evoca de goce cuando se rompe un semblante es lo que en lo real se presenta como erosión. De ahí que la escritura pueda considerarse en lo real la erosión del significado, es decir, lo que llovió del semblante en la medida en que eso es lo que constituye el significado (…) La escritura, la letra está en lo real y el significante en lo simbólico”  (73) 


En encuentro entre la propuesta de Chantall Maillard y el Pasicoanálisis entonces se produce “sobre” o “en” lo real, en la coincidencia de su poesía y del psicoanálisis en la importancia del estatuto de LO REAL. Parecería que tanto la creación poética como un psicoanálisis tienen como horizonte la experiencia de lo real, ahí donde habita la singularidad subjetiva.


Por eso nos dice la poeta(74):  “Matar a Platón”…es una historia que se cuenta con bastante objetividad porque el autor también es uno de esos  espectadores, por tanto no hay ningún tipo de sentimiento, hay un intento de ser lo más escueto posible, y de ceñirse a lo que está ocurriendo, al hecho, de hecho pues hay uno de los  fragmentos en que  están preguntándose en  la misma escritura  acerca  del sentimiento debe estar o no, si debe de haberlo o no debe de haberlo , es un poema neutro en ese sentido …..Lo invisible es lo que le está pasando al hombre que está agonizando, qué está sintiendo ese hombre, que es lo que está pasando allí, como es que todas las personas que pasan por ahí no sienten aquello,… eso invisible o que hay dentro, la única manera de decirlo creo yo  es con la atención puesta en exactamente en lo que está ocurriendo, porque es el acontecer lo que es infinito, no son las ideas , esa es una de las partes más sustanciosas de la teoría que  aquí se está barajando, la idea de  acontecimiento frente a la idea del concepto; el concepto es una generalización que deja afuera lo que hay, deja afuera lo que somos, que deja afuera  lo particular, por eso la devolución de esa atención nuestra fuera del concepto, fuera de la estadística a lo que cada uno está viviendo es lo que a mí me importa resaltar aquí “


“… No sabemos realmente como siente el otro, esa es la gran pregunta por eso el poema termina con la pregunta  y la manera que tengo de intentar captar/tapar ese acontecimiento es  tratar de exponerlo, de  mostrarlo  con la menor parafernalia del lenguaje posible, es decir nada de mezclas ni de sentimientos ni de ampulosidad


“La muerte en realidad no existe, pero un hombre que muere, una persona que muere sí existe, y cuando hablamos de universales por medio de los conceptos nos vamos perdiendo eso, y llega un momento que no sabemos que es” 

Debo añadir que el viento ululaba
como un perro salvaje
tras la puerta embestida?
                                                     No lo haré.
No me pregunten por el viento:
yo no sé si lo había.
Y aunque así fuese, en todo caso,
sería irrelevante.




 “El acontecimiento es un olor que espera que alguien lo respire” dice la poeta dotándolo así de una cualidad de evanescencia, la cual podríamos muy bien aplicar también al deseo,  y  en este sentido, proponer desde el psicoanálisis  que “el tiempo del inconsciente es el del instante , hipótesis inspirada por Kierkegaard a una psicoanalista que aborda este tema  (75) : “único tiempo posible para el advenimiento de un real(objeto a, plus de goce, causa del deseo”. 
“El instante es un destello de eternidad y un intento de detenerla…El instante historiza, pues es discontinuidad que interrumpe la eternidad de la duración. Sin el instante, el tiempo se reduce a un pasado muerto que no permite introducir el accidente, el corte, la creación y la no repetición…El instante, una soledad trágica que, al romper con el pasado, hace acto al desbordar la creación” como dice también Gastón Bachelard”…El acto analítico y yo diría también poético, al introducir el instante y la discontinuidad hace algo de ser ahí en el trastabillar y el corte de al cadena significante”….El mismo Freud cuando se plantea que el análisis es reescritura de la historia del sujeto, se sitúa en el instante, pues al escritura es acto,, traza, que a su vez signa al sujeto…..La entrada en el lenguaje es un acto (po)ético que, al dar curso a la ética del deseo, da paso a una estética: la creación de un nuevo real”.



El acto analítico esta hecho de encuentros, no de búsquedas. Se trata de partir de la ignorancia, de preguntar y descubrir que el lenguaje mismo, en su deslizamiento, trae algo de la verdad del deseo del sujeto. “Una dimensión (po)ética del psicoananálisis, la ilustra una breve pero deslumbrante frase del poeta Paul Válery. (…) vengo a ignorar en voz alta” (76) 


“María Zambrano afirma que el poeta habla sin saber lo que dice. Lacan enseña que el analizante hace poesía… Pero la poesía del analizante sufre una escansión o corte más radical que al del poeta cuando corta sus versos. Ambos están a la espera de un significante que cierre la cadena y su errar, pero al analizante lo corta el Otro, el cual tampoco tiene le significante que falta y  al escandir el discurso del analizante lo enfrenta con la dimensión ética de su deseo. El poeta pone límite él mismo a esa errancia…La escansión, que sólo es posible en el instante, es el tiempo justo en que algo del ser adviene. Gracias al instante se puede afirmar que el ser no se dice, sino que  se hace, acto de parto, poiésis como al cauda que hace que lo que no es llegue a ser. 

“La (po) ética del psicoanálisis no conduce al ser, sino al no-ser, al no-ser que está por ser, al instante en que se hace el ser, el objeto del deseo. Se trata de un instante privilegiado en el que el analizante hace de su existencia trágica un acto libre: un cuadro, un libro, una escultura, un poema, una melodía, o como sostiene Foucault: una estética de la existencia. Lo maravilloso y lo misterioso de la creación es este objeto que no había. El acto analítico inaugura un instante enigmático en el que el arte y la vida se tocan para hacer el ser. Solo a partir de ahí se entiende que deseo y creación sean un solo real.

“El instante (po) ético del psicoanálisis es el tiempo justo en el que el analizante rompe con la servidumbre del lenguaje y se enfrenta con el desafío de crear un nuevo significante que haga lazo social. El acto analítico rompe eslabón de la cadena significante para dejar al sujeto frente a la verdad de su deseo, él mismo ya en posición de objeto del deseo”.

La poesía es el arte de despedirse dice Octavio Paz.


“El sujeto no está condenado a  errar sin fin en la cadena significante, sin poder dar lugar a lo real, y gracias a que a la inscripción de ese real es imposible, se puede inscribir la imposibilidad misma, pues el sujeto es lo que nunca llegará a inscribirse



 “Matar a Platón” ya  que el lenguaje  es engañoso, la idea del signo o el concepto entendido como correspondencia entre significado y significante es engañosa, pues nos hace perder la singularidad de la experiencia. Discurso completo, del cual  testimonian el discurso del Amo y el Universitario.  Por eso nos sitúa en su poemario frente a lo real de la muerte, frente a ese ser primario del hombre des habitado o casi al límite de las redes significantes y extranjerizantes del lenguaje apostando a una nueva  extra(i)njeridad  :

“Un hombre es aplastado/ Hay carne reventada y vísceras/, y una mezcla del líquidos del cuerpo humano y del camión que lo ha atropellado, “mezcla de metal y tejido formando ideograma”  así el sujeto (de lenguaje) se deshace o desvanece deviniendo solo un cuerpo que se destruye como cualquier otro cuerpo físico(metal) confundiéndose con el mismo,  límite donde se borra la discriminación entre el ser  animado: el hombre y  el  inanimado: el metal. En este sentido, el ideograma es definido precisamente como un signo esquemático que representa globalmente conceptos o mensajes simples.


La referencia a la  reverencia después de la función, al drama y al escenario sembrado de confetis, da cuenta de que la muerte es procesada por nosotros en términos de escena dramática, creamos un escenario imaginario simbólico para abordarla y entenderla, y ese “como si” nos permite distanciarnos y protegernos de su impacto “real”.


Pero Chantall quiere desterrar este tratamiento que habitualmente hacemos de la misma. Por eso nos dice que  nadie asistió al inicio del drama y no interesa, porque es como si en el despliegue significante que hacemos hablando de cómo ocurrió el hecho, a medida que se avanza en su nombramiento o relato (significación), nos fuera perdiendo del propio hecho, y fundamentalmente del impacto o efecto de corte o desgarro que el mismo es, o  tendría que ser para el sujeto, si no hubiera esa barrera protectora que implica el sentido o el significado   

Para evitar ese distanciamiento  que anestesia, la poeta hace que  solo importe el ahora, el instante de la experiencia misma, enfrentándonos a la muerte en toda su crudeza, pretendiendo dejarnos ante ella en cal o en carne  viva : “pared pintada de cal que se desconcha sembrando de confetis el escenario” es en realidad una pared  sin el recubrimiento protector o hasta festivo ,que le  brindaría la pintura, la cual pretende ser, según me parece,  índice o señal más que significante(Pierce),  del  caer de esa máscara festiva (y también dulzona o endulzada, con un pequeño desplazamiento metonímico de confetis a confites),  que constituye el tratamiento imaginario simbólico que los humanos hacemos de la muerte. Porque es precisamente ese tratamiento el que nos hace impermeables,  no a la misma como concepto, sino a su real, a la dimensión de desgarro terrible que esta supone, y el dolor que conlleva, cuando es otro quien la vive. Y  así  nos acercamos a la escena que montamos en torno a ella habitualmente, carentes de empatía como lo hace  el propio poeta/narrador a quien por lo visto no le quita para nada el hambre el revoltijo de carne y metal que acaba de ver y poetizar y en su acción da cuenta que la vida para él sigue su curso : “Tuerzo la esquina. Apresuro el paso. Se hace tarde y aún no he almorzado”.





ACCIDENTE/TYCHE /ACONTECIMIETO/ENCUENTRO


Chantall entiende el acontecimiento  con lo que del lado  del psicoanálisis podemos plantear en términos de  la tyché.  


Es en un segundo momento de su enseñanza donde Lacan va a vincular la repetición con la pulsión y la tyche , antes la misma la había venido trabajando en relación al automatismo de repetición vinculada a lo simbólico. El automatismo de repetición está vinculado al  significante, a la memoria y a la rememoración, la tyche con lo real.

Como bien dice gloria González en “La Tyché o encuentro con lo real”, “si pudiéramos llegar a concebir lo real en la obra  de Lacan o a  partir de la misma, como “otro concepto fundamental del psicoanálisis”, esto traería complicaciones, puesto que lo real, no se deja atrapar en un concepto”.


Y agrega: “Miller nos dice que la pregunta ¿qué es lo real?, es justamente la que no habría que formular, puesto que ella implica tener que aproximarnos a una definición, como quien busca una verdad, mientras que “lo real no se ajusta a la verdad, ni a una pregunta que apunte a definir lo verdadero sobre lo real. Por el contrario, es por la vía de las "respuestas de lo real" que conviene avanzar en nuestra investigación. (77)


El problema es que “el único medio con el que contamos para aprehenderlo es la palabra, una materialidad distinta a la de ese real que se nos escapa. El antecedente conceptual por excelencia, de lo que será postulado como Lo real por Lacan, lo encontramos en los textos freudianos bajo la forma del acontecimiento traumático, como lo inasimilable y lo que insiste en no dejarse olvidar”. 




Quien entrevista  a Chantall  M. en la radio, nombra el accidente como “accidente de circulación” y esta pequeño agregado o  metonimia, permite realizar  una lectura con el psicoanálisis: efectivamente se trata de un accidente que altera la circulación del sujeto por la vía del automaton , que la detiene o trunca de manera definitiva en este caso; pero una podría pensar que en todo encuentro de un sujeto con lo real, la tyché, hay  una accidente, que en algunos casos  impide  o detiene(acting out) , y que en otros  culmina(pasaje al acto, muerte por suicidio y muerte ) la relación del sujeto con la cadena significante,  la ubicación del mismo en la cadena significante , en su relación al Otro. O que como decía en páginas anteriores, es el encuentro del sujeto con el Lenguaje lo que es accidentado ya de entrada, ya que en el mismo, lo real es la caída del sujeto en tanto objeto lo que lo deja perdido de sí mismo desde el vamos, y solo recuperable a medias  entre los intersticios de la pulsación inconsciente de la cadena significante  o red simbólica. Lo real es el accidente o como le llamaba Lacan tropiezo, la piedra en el zapato, lo que ni anda pero que nos permite andar, crear. 


“El Automaton sería la repetición que siempre encuentra lo mismo para quedar a resguardo de lo Real. La Tyche por el contrario sería el encuentro con lo Real. Es entre estos dos conceptos aristotélicos de uso lacaniano que puede entenderse que la repetición exige lo nuevo”.

Hay veces en que el sujeto caído del significante, devenido entonces objeto a raíz de su caída, puede volver a resituarse en la cadena como sujeto de deseo. No en este caso que el accidentado del libro obviamente, ya que la poeta se propone  precisamente intentar hacernos vivir/sentir la caída misma, el abismo y lo  inenarrable, y por tanto intransferible, de esa experiencia.   Y para trasmitir  esto,  la desnudez y crudeza del encuentro con lo real, es que ella escribe como lo hace acerca de este hombre que sufre un accidente, intentando despojar lo que sucede de todo sostén imaginario simbólico. Para ello  ella trata casi con obstinación y hasta desesperación de ir cavando y socavando el lenguaje buscando agujerear hasta el límite el propio lenguaje, buscando  no decir/nos ni que se diga, sino hacernos palpar /vivir casi en carne propia de ser posible, lo intrasmisible del agujero del trauma,  que seamos engullidos por el vacío , por la no representación que es lo real del agujero ; ella llama a este esfuerzo, intentar mostrarlo, pero tampoco se trataría según lo entiendo de mostrar ni de ver, pues por esa vía ya estaríamos de nuevo teniendo que recurrir a lo imaginario del lenguaje para decir lo que cada cual vio que es lo que precisamente  intenta erradicar, socavar y erosionar.



“Se trata de leer a la letra, no leer la letra; leer la letra es lo literal, leer a la letra es encontrar la letra que se produce en los pliegues y las flexiones del texto; ... (es) el trabajo del texto, hacer trabajar al texto, producirlo como texto”


Tal vez estas consideraciones sirvan para poder ubicar y retomar lo que un Walter Benjamin dijo a propósito de: ““Leer lo que nunca ha sido escrito” tal lectura es la más antigua, anterior a toda lengua- la lectura de las vísceras, de las estrellas o de las danzas. Más tarde se constituyeron anillos intermedios de una nueva lectura, runas y jeroglíficos”

Para finalizar evoco el texto de Heidegger que mencionara al comienzo, ahí donde el autor dice “Los que arriesgan tienen que arriesgarse al lenguaje... tienen que arriesgar el decir” (78)







 PARA  ACCEDER A LO REAL, TAMBIÉN LACAN HUBO DE MATAR A PLATÓN.


El siguiente apartado ha sido realizado en base a los trabajos de dos colegas acerca de los planteamientos realizados por Lacan en algunos de sus seminarios.


A partir del Seminario 11, 1964, de Lacan llamado Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis Lacan que venía hablando de automatismo de repetición, quitándole así de algún modo el enlace con la pulsión que le había dado Freud en "Más allá del principio del placer", va a dejar de lado el automatismo como retorno e insistencia de la cadena significante, para hablar de la repetición.

Por un lado dirá que una cosa es el automatismo (esto es lo sostenido en La Carta Robada y en el Seminario 2) como retorno de los signos, insistencia de la cadena significante y otra cosa es la repetición.


Es el momento en el cual Lacan empieza a usar la lógica modal, es una lógica que no se formula por enunciados V o F, sino que permite plantear de  que "modo" eso es posible, es decir permite salir del ámbito de lo necesario.

Entonces va a quedar del lado del automatismo: lo necesario, lo que retorna, la insistencia de la cadena significante bajo la dimensión de la ley simbólica, el síntoma bajo su cara significante.

Y empezará a decir que la repetición es otra cosa, -ya no ligada al automatismo- sino la repetición en su entronque pulsional . Lo real deviene así un imposible de simbolizar, una pérdida en el cuerpo, que llamará  objeto a. (79)



“Ya no se trata de un universo simbólico que lo gobierna todo, del discurso del Otro vinculado a la deuda simbólica, a los pecados del padre, del psicoanálisis, todo él, en el campo del lenguaje. Ahora Lacan separa la causa de la ley (de la determinación significante). En el orden de la causa hay algo que cojea, en su lugar aparece lo no realizado, cercano a lo que Freud llamó el “ombligo del sueño”.

El inconsciente ya no se sitúa tanto del lado del sujeto alienado a su historia, del sujeto de la diacronía sino del lado de la discontinuidad, de lo que aparece con carácter evanescente en las formaciones del inconsciente. Como el propio lacan dice: “el inconsciente nos muestra la hiancia por donde la neurosis empalma con un real, real que puede muy bien, por su parte, no estar determinado.”

“Hay que situar al inconsciente en la dimensión de una sincronía [...] se trata siempre del sujeto en tanto que indeterminado.”. El inconsciente que le va a interesar a Lacan, en este momento, es el que le obliga a la suposición de un sujeto, porque le interesa diferenciar inconsciente y sujeto del inconsciente. Lacan sitúa la hiancia del inconsciente como pre-ontológica, no es ser ni no-ser, es no-realizado. El inconsciente no tiene un carácter óntico sino ético; no es tanto un ser como un querer ser.

La consecuencia para la práctica analítica de este carácter evanescente del inconsciente es que la técnica debe adaptarse a ese estatuto discontinuo del inconsciente. Se correspondería con esto un cambio en la concepción del tiempo de la sesión que acoja el instante, la sorpresa, la discontinuidad. Se precisa de una interpretación que copie el estilo del inconsciente: que genere la sorpresa, el acontecimiento imprevisto.

En la cura el trabajo sobre la historia anda hasta cierto límite. Ese límite es lo Real.

En el Seminario 11 la repetición no es el retorno de los signos como en el Seminario 2, sino que es lo Real lo que vuelve siempre al mismo lugar. La repetición intenta capturar algo que siempre escapa: precisamente la causa de la repetición misma; es decir, el significante no metaboliza todo el goce. El no cesa de escribirse de la repetición está causado por lo que no se inscribe en el significante de lo Real. Cuando decimos que el trauma es un hecho sin dicho, nos referimos a esto. La causa de la repetición es lo real. Lo real hay que buscarlo más allá del fantasma porque el fantasma protege de lo real, lo apantalla. En realidad el fantasma es una terapéutica del trauma.

El Automaton sería la repetición que siempre encuentra lo mismo para quedar a resguardo de lo Real. La Tyche por el contrario sería el encuentro con lo Real. Es entre estos dos conceptos aristotélicos de uso lacaniano que puede entenderse que la repetición exige lo nuevo.

A la luz de esto el objetivo de la interpretación no puede ser añadir sentido, tiene que estar del lado del corte, sería provocar la Tyche en el acto analítico, permitir un encuentro que no sea repetición; por eso el buen manejo de la transferencia trabaja contra la repetición.

La transferencia, aliada de la pulsión, intenta conocer el tiempo desconocido de la repetición; y el inconsciente mismo sería una defensa frente a lo real. El inconsciente mismo es un intento de mentir lo real, viene al lugar de ese real como imposible, el inconsciente es la forma de mentirse el sujeto sobre ese punto, y como siempre se miente de la misma manera, repite. (80)


Es que desde 1964 Lacan empieza a darle un lugar a la lógica estoica, se refiere a ellos como los viejos estoicos. Son los que enseñaron en la stoa poikilé o Pórtico de las pinturas y toman su nombre del lugar donde su voz se hace escuchar: stoa, fundamentalmente los griegos: Zenón, Cleantes, Crísipo que plantearon en el siglo IV –III A.C. , una ética y una lógica diferente a la aristotélica

Delleuze en "La lógica del sentido" dice que para los estoicos hay dos tipos de cosas: los cuerpos y los acontecimientos.

En los cuerpos la temporalidad (elemento fundamental en la lógica estoica) es del orden del presente, un presente que incluye el pasado y el futuro, tanto el pasado como el futuro aparecen como ya dados, una temporalidad ya explicitada en la cual podemos encontrar las causas y el destino.

En cuanto a los acontecimientos están los incorpóreos, donde se juega la temporalidad del instante "Aion" lo llama Delleuze, es una temporalidad - la del acontecimiento- inaprensible puesto que si lo pude aprehender, es pasado y si lo voy a aprehender, es futuro y ubica en este lugar a los efectos, nunca las causas.

De los silogismos aristotélicos, Lacan toma el silogismo modal, que no sigue la lógica presentada en los silogismos asetóricos que pertenecen al ámbito de lo necesario, es decir dadas determinadas cosas necesariamente obtengo otras.

En la lógica modal Aristóteles se pregunta por el ámbito de lo posible, aquello que ya no está en la esfera de lo necesario.

Lacan distorsiona la lógica Aristotélica, pero de ella parte y lee a los estoicos que sostienen un pensamiento anapodíctico, es decir partiendo de tales premisas no necesariamente se llega a ciertas conclusiones.


Si no se está en el ámbito de lo necesario, sino de lo posible, entonces puede ser pensado: lo necesario-lo contingente- lo posible-lo imposible-

Esto permite a Lacan la salida de la repetición como cadena significante, que no accede por medio de la interpretación, al núcleo que a la altura del seminario 7 La ética llama Das Ding

En este seminario Lacan trabaja, su perspectiva de la repetición ligada a la pulsión, dándole una torsión particular a los conceptos aristotélicos de tyche y automaton.

Aristóteles en la Física, trabaja los término


Tyche y automaton tienen que ver con lo excepcional, con aquello que no es regular, necesario que ocurra, pero que sin embargo produce una regulación, una legalidad. A partir del Seminario 11, tyche ya no está asimilado a la figura de la muerte, lo destinal, sino como el encuentro del real, encuentro siempre fallido pero con efectos, produce acontecimientos y allí es donde aparece la lectura de los estoicos.

Así tyche para Lacan es el encuentro con lo real y es, el más allá del automaton que es encontrado en la insistencia de la cadena significante.

"Lo que se repite, en efecto, es siempre algo que se produce – la expresión dice bastante sobre su relación con la tyche – como el azar."


Así lo real, la tyche es aquello que como el azar aparece como imposible de ser sometido a una legalidad pero a la vez hace causa "y le impone un origen al parecer accidental"

En el Libro II de la Física ,Aristóteles habla del azar (automaton) y de la fortuna ( Tyche) y cómo éstas se dan en lo que llama " la vida práctica" y el ejemplo que da es el siguiente: un caballo escapado, encuentra por azar a su amo (corresponde automaton para el caballo) y el amo encuentra al caballo por fortuna (tyche)

Automaton es traducido por casus, espontaneidad, azar en general. El automaton, dice Santo Tomás, se produce a natura. Si un trípode cae sin inconvenientes sobre sus tres patas, cayó espontáneamente.


La tyche es traducida por fortuna, es el azar en el ámbito de la actividad humana, Santo Tomás dirá que ella es producida de secumdum electionem, de segunda intención. Hay suerte, fortuna, tyche, cuando voy al mercado a comprar alimentos y encuentro allí un deudor que me paga una vieja deuda.


Para Lacan la tyche toma el valor del encuentro con lo real, ese real que desvelaba a Freud, lo piensa como el clinamen de Epicúreo, la inclinación, la desviación que sorprende, en un momento y en un lugar determinado en que se produce el encuentro con lo real.

En el ámbito de los efectos el psicoanálisis lee aprèe coup, no es del lado de las causas sino de lo que hace causa, que no queda en lo necesario y destinal del sujeto, sino en la contingencia del acontecimiento que como efecto produce un sujeto que como dice Lacan vive su drama: "El drama del sujeto en el verbo, es que en él se pone a prueba su carencia de ser... (81)





INCOSNCIENTE COMO PULSACIÓN EN LACAN  Y COMO VIBRACIÓN EN CHANTALL.



“Hablar de suceso en vez de hablar de realidad permite proceder  a la eliminación de los términos, hablar de vibración en vez de hablar de cosas permitiría abrir  otro universo comprensivo, un universo en el que nada se detiene  en el que todos con todos estamos en proceso, un mismo proceso compartido, com-part-ido, cada cual una trayectoria vibrátil que converge, se superpone, confluye, desaparece. Yo sucedo al tiempo que esta mesa, que ustedes, confluencias tiempo, otro tiempo, el de los relojes no, nada que solidifique las fuerzas, un tiempo que permita acontecer entre todos y a la es dar cuenta de ello. Entrenarse en esto, en esta temporalidad del suceder tal vez sea cuestión de escucha, no de discurso” (82)


Quizás no puede ser de otra manera cuando se abre esa brecha de lo real que pulsa como diríamos desde el psicoanálisis, y que  también Chantall considera en los mismos términos de pulsación  aunque lo  trasmita con otras palabras.

Ya la imagen del perro que hay en la portada del libro da cuenta de la propuesta de la poeta, el concepto perro (imagen y sonido, significante y significado como unidad del símbolo en Saussure, no se corresponde, o no dice en absoluto lo que el libro plantea, aunque sí da perfecta cuenta del título del mismo. Ese perro, su imagen mata ahí (en ese momento presente en que se ve esa imagen, a la vez que se ve el título del libro) a Platón , a nosotros mismos en toda nuestra imaginería, ya que esa imagen nada nos dice  de lo que trata o significa lo que está escrito en el mismo. Esto  me hace acordar a  Magritte y su “La traición de las imágenes”, y uno de sus cuadros más conocidos  donde aparece dibujada una pipa y debajo de la misma pone: ceci n’ est pas une pipe” donde se pueden recortar tres aspectos nítidamente diferenciables: el objeto, el dibujo y el nombre del objeto. 

 Y de él  dicen que M. dijo: «La famosa pipa. ¡Cómo la gente me reprochó por ello! Y sin embargo, ¿se podría rellenar? No, sólo es una representación, ¿no lo es? ¡Así que si hubiera escrito en el cuadro "Esto es una pipa", habría estado mintiendo!»
 

Si es representación (re-presentación, algo que  “vuelve a presentarse” y no presentación) hay ya desplazamiento o  un deslizamiento del significante por debajo de la barra del significado(metáfora y metonimia), un desfasaje, un desencuentro original entre significante y significado, un  agujero, falta inicial, real, que produce un desplazamiento del significado en la concatenación de significantes como también propone J. lacan.

También la propia Chantall M. nos lo dice en su Conferencia “La creación” por ejemplo  cuando cita al poeta Adonis:


“De la boca de la naturaleza salen las cosas; de la boca del hombre, las palabras. Entre palabras y cosas, ¿cómo es posible el encuentro? Algunos sueñan con eso, y escriben esta ilusión como si fuera una certidumbre. Otros olvidan la naturaleza para vivir sólo dentro del idioma, u olvidan el idioma para encerrarse en las cosas. Otros por fin viven, piensan y escriben dentro del espacio que separa siempre la palabra de la cosa. Estoy feliz, en la poesía, de formar parte de ellos. Con respecto a este tema, recuerdo una frase de Lichtenberg: “No llenarse la cabeza, sino fortalecerla”. Cada cosa se esfuerza en llenar la cabeza del mundo: las religiones, las ciencias, las ideologías, las técnicas. Escribir un poema es fortalecer la cabeza del mundo, fuera de esta plenitud.


Y agrega, en una hermosa manera de decir delo que el psicoanálisis entiende como LO REAL O “DAS DING”, y la angustia que va asociada al acercamiento o desbordamiento de la misma  que ella entiende en términos de náusea Sartreana:


“Es difícil mantenerse en el espacio entre  palabra y  cosa, tendemos a congelar las palabras creyendo que de esa manera poseemos la cosa, la palabra hace de la cosa objeto y el objeto es manejable, mientras que la cosa no. ¿Cómo se llama esto?-pregunta un niño pequeño, y en la escuela igual: ¿qué es esto? Lo que las cosas son es la meta del hombre teórico de tener, de-tener para tener, detener en el término, en el fin y en la palabra, en el término lo que pertenece al curso, al estar siendo de las cosas, detener el proceso, interrumpir las trayectorias, interrumpir en vez de intervenir. Al hombre teórico que somos le aterra pensar en términos de procesos, en vez de en cosas tangibles, siempre que pienso en ello recuerdo “La náusea” de Sartre. Recuerdo aquella raíz, las seis de la tarde cuando Sartre estaba en el parque contemplando esa raíz de castaño , y de pronto se dio cuenta de que aquella raíz existía, que más allá de sus características empíricas existía, y esa existencia hacía que cobrase una dimensión espantosa. Sartre habla de éxtasis horrible, de fascinación, de goce atroz, e incluso de aniquilación personal ante el desbordamiento de las cosas, al aniquilarse los límites en que están normalmente contenidas. Yo hubiera deseado, dice, que las cosas existieran con menos fuerza, de una manera más seca, más abstracta, con más moderación, pero no, no había vuelta atrás, eran las seis de la tarde, un tiempo concreto, en un lugar concreto. En el parque, una raíz concreta de castaño. Una raíz que de repente no es algo conocido, sino algo que desborda los límites de la raíz, algo que ex-iste, y entonces deviene el vértigo; aquella raíz estaba siendo raíz, su presencia no era conceptual, estaba siendo raíz  con mucho más plenitud en su singularidad que pudiese serlo en el concepto de raíz, porque en la singularidad de su ser, siendo cualquier cosa es infinita.

 Esa infinitud la mente no puede abarcarla, pero puede ocurrir que la conciencia de un hombre teórico se asome a ella y entonces adviene el vértigo y la náusea  como respuesta somática al vértigo de la razón en sus confines, náusea ante el desbordamiento de lo viviente cuando pierden las cosas los límites que sus nombres les otorgan, vértigo ante ese existir (ex –istir) que en todas las cosas siempre es idéntico y que por eso racionalmente remite a la nada, porque el todo y la nada son lo mismo, a la nada del ser , al no ser algo, vértigo por tanto antes esa nada que cuando las cosas se desbordan invade también a quien las  contempla, el mismo desbordamiento entonces, y el mismo malestar ante uno mismo como existente y también el vértigo, la existencia ; mi existencia, yo desbordándome de mi, el mi invadido, ocupado por eso que late en todo, que me deja sin control, sin límites propios, yo ante mi nada perdiéndome.

 La náusea Sartreana es un movimiento de rechazo de la propia pérdida, un acto de supervivencia de la individualidad, el horror ante la plenitud desbordante de la vida, es un intento desesperado de afianzamiento por parte del yo que se siente  a punto de perder pié, permítanme ver en esa náusea sartreana el terror del hombre teórico cuando se asoma al abismo de lo singular, aquella particularidad de las cosas en las que el porta adivina una amplitud inabarcable, imposible de nombrar, esa vibración que por resonancia remite a la pulsión del Universo, bien a ese tipo de infinitud, que no es ni el infinito metafísico de una realidad verdadera, ni la no finitud de la ausencia de designación, es  a lo que entiendo que apunta el poema: captar las cosas en su singularidad, en su singularidad más universal, sin duda es más universal esta que el concepto; el poema ha de trasmitir precisamente eso”.


También para Lacan en un primer tiempo lo que hace función de real se sitúa en el saber como un imposible, lo real es lo imposible de saber1. En este momento, es real todo aquello que la estructura del lenguaje no puede aprehender, por ejemplo: el deseo, por ser incompatible con la palabra, la causa del deseo, por ser irrepresentable, o lo real que comanda a la verdad, porque ésta es impotente para decir lo real.

No obstante, como la verdad insiste, esta insistencia abre la posibilidad de cierto apercibimiento sobre la causa real e innombrable que anima y comanda a la verdad. Dicho apercibimiento que se alcanza en el instante de un relámpago no llega sin embargo a transformarse en un saber sobre lo imposible. Es decir que ese instante de apercibimiento no se convierte en un saber, así lo afirma Lacan en La carta a los italianos, cuando dice que se trata de “un saber vano sobre un ser que se escapa”, o lo que es lo mismo: que no hay saber sobre el objeto innombrable a, aunque éste pueda ser inducido, o vislumbrado, a partir de lo que se constata de la insistencia del deseo.

En esta época su concepción del pase y del final del análisis se corresponde con la idea de que hay una travesía del fantasma que en el instante de un relámpago iluminaría la relación del sujeto con la causa de su deseo. Cuatro años más tarde, en el Seminario De un discurso que no fuera del semblante, Lacan da un paso más al buscar “lo que hace función de real en el saber”, no a partir de la inducción, como había hecho antes, sino a través de la escritura lógica y sus impases.

En este Seminario produce la diferencia entre la letra, que sitúa del lado de lo real, y el significante, que pertenece al semblante.
De la escritura lógica lo que más le interesa es su límite, es decir lo imposible de escribir. También se interesa por la escritura china, a la que toma como modelo de escritura porque en la caligrafía china la letra tiene al trazo por fundamento.


De forma breve diremos  que  Lacan definirá a esta Ding, a esta Cosa, como real, porque escapa al significante, porque el significante no la puede aprehender y ella está siempre en el mismo lugar, el lugar que las representaciones rodean, sin alcanzar a atraparlo, porque escapa al significado, al sistema significante. No obstante, que esta Cosa es producto de la actividad misma del significante. El afecto primario es la huella de la experiencia mala o insatisfactoria; el deseo es la huella de la experiencia de satisfacción. Este afecto primario es ya una primera defensa anterior a toda represión. Por lo tanto, este objeto perdido configura el bien del sujeto como un bien perdido por estructura, de allí en más el sujeto solo puede someterse al régimen del placer, porque cada vez que se acerca a lo que Lacan define como la frontera de la Cosa –veremos por que dice frontera-, se asoma al más allá del principio del placer, al goce, y  el goce del Otro es aun más enigmático que el deseo del Otro. No tengo acceso alguno a como el Otro goza en su cuerpo mismo, hay un nivel en el cual el goce escapa a la función misma de la palabra.


 El goce como tal es definido por Lacan como lo real, por lo menos una de las formas de lo real. Lo real en una primera acepción, como real interno al sistema significante, se caracteriza por volver siempre al mismo lugar. Esta es la posición fija de das Ding como lo que secretamente comanda y ordena la realidad del sujeto. Sobre esto, es el goce que como tal implica, y tiene como fondo la imposibilidad de la complementariedad sexual. 

En este sentido tiene su fundamento en un imposible lógico interno al sistema significante. Imposible lógico dado que en todo sistema significante existe un punto de impasse en el cual, incluso el sistema lógico más completo, para ser explicado, para solucionar sus impasses, necesita recurrir a otro sistema diferente de él. Este hecho de que ninguna se avala a si misma es lo que hace que se trate de un imposible y que el sistema aparezca cruzado por una barra, en la medida en que no puede garantizarse a sí mismo. En este mismo sentido Lacan dice que el Otro está barrado. Este es un real producido por el sistema significante como su punto de impasse, de imposible, en el que no puede garantizarse a sí mismo. Entonces, la Cosa, el goce, son un real, producto del significante, pero que escapa al sistema significante que lo produjo. En estos sentidos son lo no ligado, versus el deseo que Lacan siempre definió y seguirá definiendo como metonimia y que corresponde a lo que Freud llamo energía ligada. Lacan representa la Cosa como un vacio, porque ella es la función del corte sobre una superficie continua. Entonces, no hay aquí ninguna metáfora, ninguna metafísica del vacío. Esa Cosa es lo que hace un agujero en la continuidad y produce un corte, un borde. Por eso Lacan hablara de las fronteras de la Cosa.


De “Más Allá del Principio de Placer (XI parte) Párrafos seleccionados (83)



EL INCOSNCIENTE  EN LACAN.


“Lacan en el seminario 11, se refiere al Inconsciente como aquello que se abre y se cierra según una pulsación temporal, y que paradójicamente, ese movimiento de cierre es el momento inicial en que la interpretación puede lograr su cometido. De modo que si el inconsciente se cierra es por la incidencia de algo que desempeña el papel de un obturador (el objeto a). Allí, el objeto a se “imagina”. Pero no ocurre así siempre, ya que no siempre tapa, como por ejemplo, en los primeros enunciados de la asociación libre, que salen en el intervalo en que el objeto no tapa el orificio. En Radiofonía nos dice “... Aquello que el tiempo le presta estofa no es empréstito de lo imaginario sino más bien de un textil donde los nudos no dirían sino de los agujeros que ahí se encuentran...”  


Lacan dice del Inconsciente: “...ni era ni no era, pertenecía al orden de lo no realizado. Su escritura lo crea y al crearlo lo proyecta retroactivamente en el tiempo, lo hace aparecer en un pasado que nunca existió, es más, crea el pasado como lo que es recuperado por la escritura...”

Es así que el Inconsciente se articula de lo que del ser viene al decir. Por eso es en el análisis que el Inconsciente, que está estructurado como un lenguaje se ordena como discurso, y al ordenarse, dirige palabras al Otro, se carga de sentido insólito, revela su saber subyacente, hace pasar el goce por el diafragma de la palabra, lo articula, lo traduce, lo pasa a la contabilidad. Para ello es menester desarmar la coherencia discursiva, y atravesar la barrera de sentido. Así la sincronía del objeto, del producto creado, es la consecuencia de la diacronía de su ordenación en lectura y de su transformación en una nueva escritura. El Inconsciente es ya traducción de una realidad más fundamental, sincrónica, real, a la que se denomina Ello. Una autora que ha trabajado sobre el tiempo en Psicoanálisis, Sylvie Le Poulichet, en su libro “La obra del tiempo”, llega a la conclusión de que el analizante identifica la presencia del analista con el retorno de lo que no cesa y con su causa, y que la transferencia abre un lugar psíquico que en forma pasajera detiene lo que no se detiene y da figura a lo que no cesa de producirse sin devenir pasado.  

En el “no cesa” estaría la temporalidad, como un león enjaulado. La repetición de lo mismo y su causa hay que encontrarla en lo real, en el trauma. Lo real, es lo perdido y la causa del Inconsciente ha de ser concebida como una causa perdida, y es la única posibilidad que tenemos de ganarla. 

El análisis, más que ninguna otra praxis, está orientado por lo real. ¿y dónde encontramos ese real? En la tyché, que está más allá del automaton, del retorno de la insistencia de los signos a que nos somete el principio de placer. La cita siempre es fallida por la tyché y por tanto la vanidad de la repetición intenta ocultar este real. Y el fantasma, viene a ser la pantalla que disimula algo determinante en la función de la repetición”. (84)


 


 

 



BIBLIOGRAFÍA

(*) En “Lenguaje, escritura y arte, una convergencia en el sujeto”, Errancia  Leticia Hernández Valderrama citando a Daniel Gerber nos dice: ”Cuando Lacan escribe su Seminario  sobre la “Lógica del Fantasma” 
(1966-1967), profundiza más el tema y menciona que si el fantasma cubre el vacío, la pulsión traza un borde alrededor de él; borde al horror de no saber del goce del Otro. Este borde es letra, escritura y reescritura de una huella pulsional que convierte el enigma del goce del Otro en un conjunto de marcas inéditas. La pulsión recorre un circuito que opera un corte, corte que provoca el desprendimiento de objetos que evocan un goce inhallable. El corte es proceso de escritura nos dice Gerber (1996). 


“Esta dimensión es lo real y figura como lo más verdadero del sujeto que no puede ser dicho, como lo que cae con la ruptura de los semblantes. Lo que lleva a Lacan a su nueva definición de la subjetividad que formula poco después de “Lituraterre” “el sujeto como efecto de significación es una respuesta de lo real”. Es decir, el sujeto resulta semejante de la escritura que va a producirse como resto de su incursión por el Otro, de esa escritura que surge por el detonar del significante hacia la letra.  Es un entallar como consecuencia de una hendidura en el campo significante por el cual las letras corren y hacen erosión en el registro del significado. La letra obstaculiza las formas del semblante y graba un sujeto que no puede definirse ya como sujeto representado en la cadena significante, como sujeto de una demanda de saber; ahora es un sujeto que responde a y de lo real”.


“Una letra se produce como consecuencia del movimiento pulsional entendido como una incursión en el campo del Otro que deja una huella”. Se trata del “a” como resto de esa relación con el Otro. Entonces entendemos que demanda y pulsión deben anudarse según el imperativo freudiano Wo es war, soll Ich werden: Allí donde está la sintaxis, el je debe colocarse, es decir, para que esto ocurra, para que el yo advenga hace falta la instauración de la función del deseo. La conjunción de la pulsión a la demanda, que es la condición para que el sujeto quede atravesado por el significante del Nombre del Padre, momento maravilloso de la creación poética de un sujeto  que emerge como deseante. El sujeto deseante es un cuerpo equipado con el deseo, es una creación del deseo de Otro que le demanda ser fuera de él”.

Será un sujeto con escritura como dice Lacan (1964) donde el lenguaje significante actuará como garantía de algo que supera infinitamente el problema de la objetividad, y que no es ese punto ideal –donde podríamos ubicarnos- de referencia a su verdad. 


1)  CHANTAL MAILLARD. LA ESCRITURA COMO ESTRATEGIA CONTRA EL DOLOR. Sergio Gómez García, I.E.S. Ítaca, Zaragoza. Thémata. Revista de Filosofía. Número 45. 2012.


2) En “La ciencia del Brahman. Once Upanisad antiguas.Editorial Trotta, Barcelona 2000, pp. 103,104 referido en el citado trabajo. (Gerber, 1996). 


(3)  PEQUEÑA ZOOLOGIA POEMÁTICA Chantal Maillard





(4) FANTASMA, MITO Y DIBUJO EN LA ENSEÑANZA DE LACAN Nicolás Uribe Aramburo. Revista Affectio Societatis, Vol. 8, Nº 15, diciembre de 2011 Art. # 13 Departamento de Psicoanálisis, Universidad de Antioquia Medellín, Colombia, ISSN (versión electrónica): 0123-8884

“Relaciones entre los mitos de la humanidad y el “mito individual del neurótico”. 


“Empecemos recordando que Lacan establece diversas relaciones entre los fantasmas que forjan los neuróticos y los mitos creados por la humanidad, y que a partir de estas correspondencias retoma el caso del hombre de las ratas de Freud para forjar el concepto de “mito individual del neurótico" (Lacan, 1953a: 37-59). Así mismo, recordamos que al analizar el famoso caso freudiano de Juanito, este autor muestra que hay correspondencias entre la noción de mito y la noción de teorías sexuales infantiles de Freud (Lacan, 1956/7: pp. 251-2, 254-5, 304)…. En resumen, Lacan plantea las siguientes correspondencias: Primero, ambos tienen la estructura de un relato ( En su forma literaria el mito se asemeja a la creación poética, pero se diferencia de esta última por la constancia de algunos elementos que no están sujetos a la invención subjetiva. (Lacan, 1956/7: pp. 253-5).  Segundo, ambos son atemporales. Tercero, ambos ocultan y al mismo tiempo transmiten un mensaje, una verdad, por lo que tienen estructura de ficción. Cuarto, ambos presentan ciertos elementos constantes, denominados mitemas, que se relacionan según el principio de solidaridad de los elementos de una estructura. Quinto, ambos tienen por contenidos unas pocas temáticas relacionadas con la muerte, la vida, el nacimiento, la existencia, la familia y la sexualidad, que aparecen con insistencia, por lo que se consideran como estructurales. Por último, ambos están sujetos a variaciones o permutaciones, por lo que tienen un carácter inagotable a pesar de la tipicidad de sus contenidos (Lacan, 1956/7: pp. 253-5, 293, 329, 335, 339, 359). De modo más específico Lacan plantea que un mito universal y el fantasma individual del neurótico son la solución de un problema o pregunta, con la diferencia de que el segundo es una versión del primero en pequeña escala (Lacan, 1956/7: pp. 293, 330, 359). Se trata pues de que en ambos casos Lacan observa operaciones de transformación de los mitemas reguladas por la estructura ( Lacan, 1956/7: p. 255. En lo que sigue mostraremos que Lacan apoya la idea freudiana de que dicha estructura no es la del lenguaje conceptual, de la palabra, sino la del lenguaje icónico del inconsciente, que también es simbólico (Freud, 1898b: pp. 106-7) En ese sentido, Lacan señala que en el caso de Juanito puede observarse la proliferación y transformación de los temas o contenidos imaginativos de sus fantasmas (Lacan, 1956/7: pp. 256-7, 358). Por ello, para este autor los mitos forjados por un niño básicamente son considerados como transposiciones que permiten pasar de la dialéctica imaginaria intersubjetiva al campo de lo simbólico (Lacan, 1956/7: p. 274)” En resumen, según Lacan, en los fantasmas se producen y reproducen construcciones míticas formadas por elementos imaginarios y significantes que hay que discernir, buscando correspondencias entre esos elementos que reaparecen transformados en las distintas versiones construidas, para ordenar los elementos del mito en una secuencia que no es lineal sino superpuesta, como en una partitura, de suerte que lo que en principio aparecía como irreductible al final se integra al sistema mítico (Lacan, 1956/7: pp. 276-8, 291, 300, 304, 339, 359).

Lacan, J. (1953a) “El mito individual del neurótico - El hombre de las ratas”. En: Intervenciones y textos. Buenos Aires. Manantial. pp. 37-59

Lacan, J. (1956-57) La relación de objeto, Libro 4, El seminario de Jacques Lacan. Buenos Aires. Paidós. Lacan, J. (1957) “La instancia de la letra en el inconsciente o la razón desde Freud”. En: Escritos I. México. Siglo XXI.



(5)  “Sobre las trasposiciones de la pulsión, en particular del erotismo anal” (1917.


(6) Freud, 32ª Conferencia: Angustia y vida pulsional, pág 93, Freud Sigmund, Obras Completas, Amorrortu Editores , Buenos Aires, 1990


(7) “En el laberinto” de Karl Kerényi, pág. 60, Ed. Corrado Bologna, Siruela, 2006,


(8) Carmen Anisa en ” denadapuedoverreltodo,blogspot.com.es



(9) Conferencia “La creación” Ciclo “La condición humana” CCCB Cnetre de Cultura Contemorània de Barcelona, 11 febrero, 2008 o en “Pequeña zoología poemática”



(10) “María Zambrano: Filosofía y Poesía”, la Dra. Gloria Comesaña-Santalices, Doctorado en Ciencias Humanas, Universidad de Zulia, Maracaibo, Venezuela.


(11) Platón, Le Banquet, Bibliothèque de la Pléiade, Vol. I, pág. 739.


(12) Jacques Lacan: El Seminario, Libro XVII "El reverso del psicoanálisis", Ed. Paidós, Bs. As., 1992, pag 119.


13) Conversación con Chantall Maillard y Antonio Garmoneda , semana de la poesía, Barcelona, 2010 , youtube.



(14)Maillard, Chantal,Diarios Indios,Editorial Pre-textos, Valencia 2005, p. 53

(15)   Lacan, J., 1974, O despertar da primavera, Outros escritos, Rio de janeiro: Jorge Zahar editor, 2003, p. 558.

(16) Lacan, J., 1976, O Seminário, Livro XXIII, Rio de Janeiro: Jorge Zahar editor, 2007, p. 31–32.

(17) Ibídem, pág 33,34.

(18)En RSI sitúa el síntoma como un desbordamiento de lo simbólico sobre lo real en el nudo borromeo, el síntoma como un efecto de las palabras que escribe un goce que es fálico  J. Lacan, RSI, seminario inédito. Clase del 21-1-1975.Esta nueva tesis está avalada por el paso franqueado en Encore donde Lacan había situado el significante al nivel del goce, lo que quiere decir que entre significante y goce hay coalescencia y no diferencia, a partir de ahí la noción de la letra como litoral que separa dos dominios heterogéneos, se vuelve obsoleta” , La función de  la escritura en la experiencia psicoanalítica”, Araceli Fuentes, Errancia 11 ; Revista de  Psicoanálisis, Teoría Crítica  y Cultura

(19) “Los muertos matan” Osvaldo M. Couso en Cuadernos Sigmund Freud. Nro 23 (Agosto 2003) - Escuela Freudiana de Buenos Aires.

(20) ) Conferencia “La creación” Ciclo “La condición humana” CCCB Cnetre de Cultura Contemorània de Barcelona, 11 febrero, 2008 o en “Pequeña zoología poemática”



(21)  Este texto se presentó en el Fòrum Psicoanalític Barcelona, el 12 de marzo 2013, dentro de un Seminario sobre "lalangue” Psicoanalisis isociedad.org

(22) “La interpretación psicoanalítica: De pasión significante a inspiración poética”. Osvaldo M. Couso.

(23)  J. Lacan, Seminario XX Encore. Ed Paidós, 1981.P. 32.

(24)“Lo que hace agujero en lo Real”, Sergio de campos, Revista Digital de Psicoanálisis, Arte y pensamiento, Consecuencias , ed, nº 11,noviembre 2013

(25) Ídem 20.

(26) Lacan, J. El Seminario, Libro II, Ed. Paidós, pág. 17.

(27) Conferencia 31 de “Nuevas conferencias de introducción al  psicoanálisis” (1933,op.cit. T XXII, pag68.

(28) Lacan, J. Autres écrits, Ed. Du Seuil, 2001, página 193.

(29)”Las dos virtualidades” Joseph Atiée, Virtualia nº20, marzo 2010, eol.org.ar

(30) “El arco y la lira”, Octavio Paz, México, Fondo de la Cultura Económica, 1979, p 168. Un hacer que también es trazo, escritura, y letra en Lacan.

(31) Ídem 20.

(32)“El Oriente deseado. Aproximación Lacaniana a Rubén Darío”

(33) Lacan, J. (1964): "El Trieb de Freud y del Deseo del Psicoanalista"- Escritos 2, p. 389- Siglo XXI- México- 1983

(34 a  38) Ídem 20.

39)Cuando La Poesía Hace La Diferencia"(*) Reunión Lacanoamericana De Psicoanálisis, Montevideo, Uruguay. 2015.María Gabriela Pedrotti EF de Bs. As.



(40) Octavio Paz citado en “Poesía no dice nada: una aproximación al rimo semántico” Helena Usandizaga, Signa Revista de la Asociación Española de Semióticanº12,  2003, Biblioteca virtual Cervantes.

41)Maillard, Chantal, Filosofía en los días críticos, Fragmento 290, Editorial Pre-textos Valencia 2001.

(42)Ídem anterior

(43) ídem anterior  FONTANILLE, J. Sémiotique du discours. Limoges: PULIM.

(44) Chantall Maillard en la Estación azul, radio 3, Sobre el poemario “Matar a Platón” ,en velozquietuddelcentro.blogspot.com

(45)(Lacan J. El Seminario, Libro XXIV, L’ ìnsu que sait de l’ une venue s’ aile l’ amour, inédito. Capítulo VI)

(46)Miller, J.-A. Curso L’ Esp. Du Laps, 2006-2007, inédito, lección 9 mayo 200.

 (47) “Las dos virtualidades”, Joseph Atiéé , Vrtualia 20, marzo de 2010)

(48) “Función y campo de la palabra”, en Escritos I, Siglo XXI

(49)Lacan , la marca del leer, José L. Simobich; P. E. Chacón

(50) Ibídem.

(51) Seminario Los problemas cruciales del psicoanálisis – en su clase del 3/2/65

(52) Jacques Lacan,: “Subversión del sujeto y dialéctica del deseo”, en Escritos 2, Buenos Aires, Siglo XXI, 1987.

(53) Lacan, J., "Subversión del sujeto y dialéctica del deseo" Escritos 2, Siglo XXI Editores, Bs. As., 1987, p. 797.

(54) una epidemia del siglo XXI, Samuel Basz virtualia.eol.org.ar, julio 2014,año XIII, nº28

(55) ídem 20

(56) Erminia Macola, A.P. Psicoanalista en Padova, Italia. Miembro de la SLP y la AMP en Letras Revista de Psicoanálisis de la Comunidad de Madrid-ELP.
(57) ídem 20.                                                                                                                           (58)“Poética del tiempo”. Claudine Foss, La brújula, ELp, nº135, Madrid, 2009 en “El estado actual de la poesía”, blog de la ELP.                                                                              (59) Referencias en Lituratierra, María Hortensia Cádenas, nel Lima, octubre 2013

(60) “El tacto y la letra, volver sobre su escritura” Erminia Macola, A.P. Psicoanalista en Padova, Italia. Miembro de la SLP y la AMP en Letras Revista de Psicoanálisis de la Comunidad de Madrid-ELP.

(61)  “Escrito en el cuerpo” Viviana Vassallo, Imago (iamgoagenda.com)
(62) Extractos de “Conversación con Chantal M. Y Antonio Garmoneda en ocasión de la semana de la poesía de Barcelona, 2010.                                                                 

(63) Miller, J.-A.: Los cursos psicoanalíticos de Jaques-Alain Miller, Piezas sueltas, Paidós, Bs. As., 2013, p. 75.

(64) Chantall Maillard en la Estación azul, radio 3, Sobre el poemario “Matar a Platón”, en velozquietuddelcentro.blogspot.com

(65) Entrevista a Chantal Maillard en Babelia, El País. 16 de Junio de 2007.

(66) Ídem 64

(67) Seminario VII “La transferencia. Lacan, Ed. Paidós)

(68) Araceli Fuentes García-Romero. A.M.E. Psicoanalista en Madrid,Miembro de la ELP y la AMP.DocentedelInstitutodelCampoFreudiano-NUCEP, Madrid. Revista Letras 1.

(69) Laurent, E.: III Coloquio de la Orientación Lacaniana: En referencia al libro Sutilezas analíticas de Jacques-Alain Miller, Colección Orientación Lacaniana, Grama Ediciones, Bs. As., 2013, p. 40-41

(70) Entrevista en la radio. El dolor, 13 noviembre 2012.

(71) Lacan, J.: El seminario, Libro 20, Aún, Paidós, Bs. As., p. 167.

(72) .J. Lacan, Seminario XX Encore. Ed Paidós, 1981.P. 32
(73) J. Lacan, De un discurso que no fuera del semblante. P. 113.

(74) Ídem 64.

(75)“Poética del Psicoanálisis”  Rosario Herrera Guido, S XXI (207)

(76) Ibídem pág. 213

(77) nelbogota.blogspot.com


(78) “Acceder a lo real a través del inconsciente “ de Santiago Deus, escuela Freudiana de Buenos Aires, 2015.

79)“La repetición con relación a lo real - Ps. Silvia Botta, II Coloquio seminario de los carteles ,Cuaderno de navegación Nº 10, julio 2007, "La clínica de S. Freud y La clínica de J. Lacan, sus impasses" Actividad central de los Carteles de la EOL Sección Rosario.

(80) En Puntos vivos del seminario 11 Inconsciente y repetición (Cap. 1 a 5) Javier Cepero   icf-granada.net: 

(81) "La repetición con relación a lo real - Ps. Silvia Botta

(82) La creación, ídem 20.

(83) Diana S. Rabinovich: “Topología de la Cosa y angustia. Seminarios VII y X” en Puntuaciones Freudianas de Lacan: Acerca de Mas allá del principio de placer. Compiladores: J.C. Cosentino y D.S. Rabinovich. Ed. Manantial, Buenos Aires, 1992.

(84) “Presente Presencia del analista; Margarita Marsan Texturas 20, paremai.org






 


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COLETTE SOLER "Poner lo Real en su lugar"(presentado en el 2º encuentro internacional de la EPFCL, Roma, julio de 2010), el cual transcribo en su totalidad.
Mi intervención de hoy procede, hasta donde yo sé, de tres fuentes: mi experiencia de los pases escuchados en la EPFCL, mi lectura del “Prefacio a la edición inglesa del seminario XI”, y también de los debates que se prosiguen en nuestros Seminarios y cartel en Francia.
He llegado a la siguiente pregunta: ¿cómo se articulan lo que Lacan ha nombrado el decir del análisis y el ICSR (inconsciente real) definido por el goce de una motérialité fuera de sentido? En materia de inconsciente todo pasa por el decir: lo que ya está hecho, así como lo que en el análisis se deshace y se rehace. Doy por sentado que el “Saber hablado” que es el inconsciente no puede revelarse sin “que se diga”, en el sentido del acto, y que el bla bla analítico no puede encontrar su fin sino a condición de que Un decir se deposite a partir de todos los dichos. El nudo mismo donde Lacan inscribe lo real, hay que hacerlo, es una observación de Lacan, y se hace por el decir. Cuando el nudo se realiza, lo real y el sentido están anudados. Entonces los goces están también anudados, el que se inscribe de la letra fuera de sentido en lo real, entre real y simbólico, y el que Lacan ha escrito goce-sentido (joui-sens), entre imaginario y simbólico. A falta de ello, el sujeto puede mantenerse todo dentro del ICSR, ejemplo del Joyce de Finnegans wake, o todo en la mentalidad, ejemplo de Pessoa de quien, para satisfacción mía, se acaba de anunciar a mediados de junio un inédito más, unas novelas policíacas esta vez, donde el detective resuelve todo el enigma sin recurrir a la verificación de la experiencia, únicamente por los razonamientos de la mentalidad.
¿Cómo situar entonces la articulación entre el decir y el ICSR? Esta cuestión me parece crucial para el pase, y el Prefacio responde a ella, entiendo yo, aunque implícitamente, cuando Lacan dice “yo soy poema”. Yo soy poema, no poeta, o sea determinado por el poema que yo soy sin ser el autor, el artífice.
Ahora bien, ¿qué es el poema? Se habla a veces como si fuera una formación del ICSR, letra gozada fuera de sentido. Pero no es el caso. Es verdad que el poema maneja la materia sonora de la lengua, a veces con genialidad, e incluso se puede gozar de su musicalidad sin pasar por sus dichos. Pero un poema es un decir, y es a este título que se recibe, incluso cuando se trata de la poesía surrealista más hermética. El decir del poema según Lacan es hasta el “decir menos tonto”. El poema se sirve del significante el cual es tonto, es decir, en sí mismo fuera de sentido, para producir sentido inédito, sentido inédito que “deja en blanco” el sentido llamado común. El poema es entonces un nudo de real y de semblante, donde el goce de la letra y el goce del sentido van a la par. Que Lacan agregue a propósito del poema “y que se escribe”, no objeta a lo que acabo de subrayar, ya que lo que se escribe en un análisis es un trazo del decir, de la palabra, que por su insistencia traza sus surcos. Ver sobre este punto “Lituraterre” y Aún.
Entonces, cuando Lacan escribe en el Prefacio, yo soy poema, no hay que equivocarse. Esto no quiere decir que yo soy ICSR o síntoma. Es de Joyce de quien ha podido decir él es síntoma. Yo soy poema es más bien yo soy sinthome, ya que denomina sinthome al decir que preside el anudamiento de las tres dicho-mensiones (dit-mensions) y a la configuración de goce que resulta de él. No perdamos de vista que en 1976, fecha del Prefacio, todas las elaboraciones sobre el nudo están en el trasfondo de lo que Lacan produce. Así, con el decir sinthome, la letra fuera de sentido que hace el ICS real no va sola, está anudada al sentido. No es entonces simplemente por credulidad transferencial que cada uno busca el sentido de lo que él es y de lo que le ocurre. Y de hecho, todo lo que sucede en una vida, como en la historia, es vivido en el registro del sentido que yo doy a todo lo que sucede.
Es que el sentido que se elabora entre imaginario y simbólico tiene su propio peso como vector de goce, en otras palabras, es él mismo operante. La verdad no toda efectivamente no es toda poderosa, pero seguramente tampoco toda impotente. Su medio decir puede muy bien mentir irremediablemente sobre el fuera de sentido, aún así: este medio-decir se sostiene de un real, el del objeto a cuya falta no cesa de escribirse, necesario entonces, inherente al “que se diga”. No se puede entonces oponer los semblantes y el sentido de un lado, y luego del otro la letra del síntoma como si el goce estuviera todo de este último lado. Si Lacan ha escrito goce-sentido en dos palabras, sentido gozado, es precisamente porque el goce está por todos lados y da consistencia no sólo al síntoma real fuera de sentido sino a los semblantes mismos. Además esta tesis está implicada por la propia definición del discurso como orden del goce, regulado por el semblante.
La manifestación fundamental del ICSR es el síntoma el cual hace ex-sistir el inconsciente en lo real. Para situar su función, recuerdo la 2ª conferencia sobre Joyce, contemporánea del “Prefacio”. Hablando del goce propio del síntoma, dice “Goce opaco por excluir el sentido”. Agrega “sólo se despierta por ese goce. Ser post-joyciano es saber eso”. Podría glosar: ser post-joyciano es saber el espejismo de la verdad de la que toda elaboración de la transferencia atestigua y que se debe a la estructura del lenguaje. Por otra parte, es también saber su mentira, que no es lo mismo que el espejismo, y que no se percibe más que a condición de tomar en cuenta lo que no miente, a saber, lo real del síntoma, por la sencilla razón de que no habla, a pesar de que viene de lalangue hablada.
El tema del despertar a lo real que consistiría en despertarse del sentido ha tenido éxito, debido a Lacan, y a veces ha conducido a algunos a jactarse del despertar, olvidando sin duda que Lacan también dijo: no hay despertar posible. Además prosigue la frase que acabo de citar diciendo: “no hay despertar sino por este goce, o sea, desvalorizado por el hecho de que el análisis, recurriendo al sentido para resolverlo, no tiene otra posibilidad de conseguirlo sino es dejándose enredar…por el padre, como ya he indicado.”
Subrayo desvalorizado. Esta frase dice que el análisis desvaloriza este goce fuera de sentido ya que dejarse enredar por el padre, por el decir del padre o por el decir-padre, es contar con los semblantes y el sentido. Y esto implica, se dan cuenta, que el psicoanálisis no puede ser joyciano: en el mejor de los casos, post Joyciano si no desconoce el real fuera de sentido, en el peor, pre joyciano, si ignora el ICSR. Es a oponerse a esta última alternativa que Lacan consagró sus últimos años, y pienso que es la alternativa para el psicoanálisis hoy: pre o post.
¿Quiso Lacan despertar el psicoanálisis? El tema circula, pero yo creo más bien que él quería despertar a los psicoanalistas, no es lo mismo. Querer despertar el psicoanálisis querría decir que se le podría aplicar lo que él mismo decía de Joyce a propósito de la literatura, a saber, que querer despertarla “es precisamente firmar que quería su fin”. Podemos decir lo mismo para el psicoanálisis: despertarlo del sentido sería ponerle fin.
¿En qué Joyce ha ilustrado el psicoanálisis? Por el manejo del significante fuera de sentido y por el goce del síntoma sin ninguna especie de sentido, ilustró lo que le faltaba al psicoanálisis para limitar la deriva del sentido. Sin embargo Joyce no ilustra la desvalorización de este goce que excluye el sentido, esta desvalorización es lo propio del psicoanálisis. Es precisamente lo que implica el “Prefacio”: el goce fuera de sentido permite poner un término a la cura, es decir, a la deriva infinita del sentido, entonces, a la deriva de la verdad. Pero el texto marca el límite: pone un término a la cura pero no al psicoanálisis, consistiendo precisamente el pase en provocar la continuación del decir analizante, más allá del análisis terminado: que él diga lo que ha captado de cómo y de qué manera la aventura se hizo y se acabó.
Concluyo entonces sobre la cuestión de la articulación: lo real del goce opaco del síntoma es “antinómico a toda verosimilitud”, lo que significa que no le debe nada a la verdad biográfica, como sabemos. Incluso si es fechable, lo real sigue siendo disjunto e indeductible de la verdad del sujeto. Misterio. Y bien, este real, que debe tenerse en cuenta, el decir del análisis no pueda hacer más que reconocerlo y “ponerlo en su lugar”, el lugar donde hace de tapón al agujero de la verdad, de donde el sentido… huye. Lo real, como “falta de la falta”, y sabemos que la falta es la del objeto, marca el límite de lo elucidable. Se le puede decir a este título imposible, imposible de elucidar, pero es un imposible cuya aproximación es nueva. No se demuestra por vía lógica, se manifiesta como afecto. Los afectos de lo real van del horror, o de la angustia si se prefiere, a la satisfacción de fin.
Ponerlo en su lugar, lo real -es la expresión con la que termino- en su lugar de tapón en el nudo, el nudo de donde se rehace el poema borromeo que soy. Esto deja entera la cuestión del saber hacer del poeta, y del buen o mal uso que los psicoanalistas puedan hacer de él. El buen uso sería servir de ejemplo de su decir, pienso, en el testimonio del pase, y en lo que decimos del psicoanálisis. Este poema que, sin nombrarlo así, el analizante recusa al inicio del análisis, es incluso esta recusación que le ha llevado al análisis, este poema entonces, no siendo el autor, puede no obstante firmarlo al final.
Sin embargo, no lee de ello más que unos pedacitos- punto sobre el que insisto. Al final, el sujeto queda expuesto a las manifestaciones de los efectos de lalangue que le sobrepasan. Con lalangue, Lacan replica al who Es war soll Ich werden de Freud, lo cito: lalengua es “un saber imposible de alcanzar para el sujeto”. He ahí lo que nos debería precaver de todo vocabulario del acceso, el acceso a lo real, acceso al goce, acceso al despertar. No se accede a lo real, él se manifiesta sin vuestro consentimiento. No se accede al goce fuera de sentido, el os tiene cautivos bajo sus diversas formas. No se accede, pero se puede ceder sobre el “no quiero saber nada de ello” y captar algunas nociones- pero puntuales y efímeras, Lacan lo subraya. Sería igualmente escabroso valorar en conjunto la función del despertar por lo real, lo que no existe más que en la psicosis, y ni tan solo en todas. A falta de lo cual correríamos el peligro de producir una idealización del pase al despertar, que no sería más que otro “no quiero saber nada de ello”, esta vez de lo imposible, y lo que no dejaría de darnos aires de sonámbulos.
He dicho que no hay despertar a lo real que se sostenga, como Lacan dice no hay amistad que se sostenga, pero hay sin embargo unos relámpagos. Un relámpago por otra parte no se sostiene, es un laps, un laps de tiempo que nunca ha puesto fin a los ambientes tenebrosos, a pesar de que uno pueda acordarse de lo captado. En cuanto a las tinieblas que nos conciernen, son las del ICS-lalangue cuyos efectos son inconmensurables a todo lo que yo pueda decir, y que continúan asaltándome con sus manifestaciones incluso después del análisis. A ello no hay fin, y la lectura-toda, Lacan lo subrayó bastante, no existe, por el hecho de lalangue. El no todo del final es también un no todo leer. De donde este final de análisis cuya marca propia es el cambio de posición, es decir, de afecto, en relación a la verdad y a lo real imposible. Este cambio que va del horror a la satisfacción sirve como conclusión pues el afecto testimonia indirectamente que lo real ha sido puesto en su lugar por y dentro del decir del analizante. Tal es finalmente el efecto terapéutico-epistémico del psicoanálisis. Y él es el único que lo tiene.
Traducción: Rosa ESCAPA

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