sábado, 14 de febrero de 2015

INTERVENCION SOCIAL, DESEO Y EMPODERAMIENTO.


“Querido Cheng, usted ha conocido una serie de
rupturas en su vida, usted sabrá transformar estas rupturas en vacío mediador,
actuando, lo que le va a permitir re-enlazar su presente a su pasado y, al final,
usted estará en su tiempo”. Jaques Lacan. 

 Maluenda E., “Un nuevo lazo con el pasado” en Revista Enlaces N| 12, -Grama , Bs.As. 2007, pág.27,
Laurent, Ë., “El Tao del psicoanalista”, El Caldero de la Escuela 74, Bs.As. nov.dici. 1999




En estos  tiempos  en que cada vez son más las personas que debido fundamentalmente a la crisis de desempleo, van quedando excluidas o al margen del sistema social, como objetos de desecho del sistema capitalista, se requiere más que nunca de  nuevos modelos de intervención social y psico-social que posibiliten a las mismas  recuperar su lugar de sujetos. Ello requiere ayudarlos a salir de ese lugar de pasividad y victimismo en que muchas veces ellos mismos se ubican (y que es también el que muchas veces les es otorgado y reforzado por las propias instituciones y profesionales que pretenden a ayudarle a salir de la misma), proyectando toda la culpa de lo que les sucede en términos de exclusión y pérdida  en el funcionamiento del actual sistema socio-económico.
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Sin dejar de reconocer la enorme y brutal incidencia en la actual exclusión que padecen muchas personas, del sistema socio-económico neo-liberal, de nada sirve mantenerse en una actitud de protesta  y enfado generalizado. proyectando toda “la culpa” en el sistema. Para poder cambiar la misma, se requiere de la asunción de responsabilidad subjetiva que permita al sujeto adueñarse de sí mismo o como dicen actualmente empoderarse. Efectivamente, si la situación depende totalmente de ese Otro gozador (del antes sujeto, ahora objeto de consumo consumido el mismo por “el sistema” que encarna a ese Otro), y la culpa es toda de ese Otro,  encarnado en diferentes otros(políticos, empresarios) que no responde al sujeto, y entonces  “haga este lo que haga, nada puede cambiar”, la persona queda imposibilitada de realizar cualquier acción que le permita re-insertarse como sujeto de deseo, quedando muchas veces merced a un sufrimiento similar al que padece una persona con síndrome de indefensión aprendida.
Ello no implica tampoco  que se intente hacer recaer a “la culpa” por entero en el sujeto que padece la exclusión, pues eso además de que tampoco es así, no habilita para salir, al contrario, sume a la persona en la depresión y de esa manera no logra salir adelante,  pues en ese estado nadie  tiene energía para pensar ni hacer para salir de una situación. Se trata de ir en busca de una toma de conciencia de  la responsabilidad (diferente de culpa) que cada persona tiene en lo que (le) está sucediendo a nivel  particular y social, para así  recuperar su dignidad como sujeto y cobrar energía (deseo) para llevar a  cabo acciones individuales y/o colectivas que le permitan salir de la misma.

Las instituciones y muchos profesionales que trabajan en las ellas tienden a reforzar quizás si tener conciencia de que lo hacen, o teniéndola, pero debido a que han de acatar las directivas de la institución para la que trabajan, el posicionamiento de estas personas en el lugar de víctimas pasivas que necesitan ser ayudadas, y muchas veces la ayuda es de tipo asistencialista solamente y para cubrir necesidades básicas (se les brinda alimentos, ropa, dinero para pagar algún gasto), o en el caso de  aquellos programas dirigidos a desempleados que apuntan a la orientación y acompañamiento para el empleo, se les brinda herramientas para estar en mejores condiciones de encontrar empleo (se trabajan habilidades sociales, como hacer una buena entrevista laboral, como realizar un buen currículo). Ambos tipos de intervención son del orden de “darle el pescado” directamente, o brindarle una estrategia y artilugio de pesca que se pretende serán más eficaces. Están pensadas previamente, protocolarmente inclusive en la mayoría de los casos, y dirigidas por la institución y/o profesionales  que trabajan en la misma, y no cuentan con la participación activa de la persona a quienes están dirigidas, no tienen en cuenta su subjetividad: si la persona está en condiciones psicológicas de llevar a  cabo lo que se le propone, si está de acuerdo, cómo se juega en ello su deseo y sus resistencias al cambio, etc.

Este tipo de intervención estipulada de antemano, dentro de ciertos parámetros caracterizados generalmente por la rigidez, esclerosa el vínculo entre el profesional o la institución y el llamado usuario o demandante del servicio de ayuda, y también a ambos miembros del mismo que se mantienen fijados a sus respectivas posiciones de saber autoritario lo que el otro necesita el uno, y no saber o no querer saber el otro (pues si dice saber y querer saber lo que necesita, y ello no coincide con lo que la institución y o el profesional que lo atiende considera que necesita y debe querer, corre el riesgo de no ser ayudado), de darlo el uno y recibirlo el otro, o solicitar ayuda uno  y ayudar el otro, lo cual lleva muchas veces a la frustración de ambos debido a la  repetición ad infinitum del circuito tan bien metaforizado por el mito de las danaides. Posición de alienación que requiere de una operación de separación posible, que permita avanzar hacia la libertad de quien es ayudado, hacia su empoderamiento subjetivo o lo que es lo mismo,  hacia su “ser sujeto”, al  muchas veces considerado “objeto de intervención”, y también así liberar al profesional y a la institución de sentimientos de frustración e ineficacia entre otros.

Y en lo referido al área laboral y las orientaciones posibles para la búsqueda de empleo, se realiza sin tener en cuenta un aspecto esencial que es que de nada sirve saber hacer un mejor currículo u entrevista laboral si el tejido empresarial no crea empleo, sino que al contrario, lo destruye, y eso implica que cada vez hay una competencia más feroz entre los desempleados en la búsqueda de inserción. No se trata de que estas acciones no se lleven a cabo, pues es obvio que a todas las personas le son de utilidad, más allá de que a unas sí les permitirán encontrar un empleo y a otras igualmente no, sino de pensar otras posibilidades.

Y eso, debido precisamente a que no hay empleo creado o que esté siendo creado para poder dar trabajo a toda la gente desempleada que hay, como tampoco organizaciones que puedan brindar todas las ayudas necesarias cuando cada vez más personas  son “víctimas” de la exclusión. Por lo tanto es hora quizás de que vayamos pensando que cada persona ha de intentar por lo menos, inventarse su propio empleo o reinventarse para poder re-crear un lugar laboral posible entre los intersticios del sistema. Poder llegar a hacerlo, implica  antes que nada reinventarse, recrearse a sí mismo como persona, empezar a descubrirse y conocerse de nuevo, descubrir en un doble sentido a aquella persona, posiblemente aquel niño o joven que fui y que en aquel entonces estaba movido por el deseo, (motivado),recuperar el “yo” auténtico, que años de lo que llaman educación y orientación para el empleo, domesticaron y reprimieron hasta hacerlo casi desaparecer , para adaptarse, cercenando su vocación y sus sueños, a un Dios Mercado que les prometía el Paraíso del pleno empleo, adaptarse  hasta  ser un perfecto desconocido para este otro mi mismo que la persona es hoy. 

Y a partir de ese reencuentro o  nuevo encuentro en realidad con él o ella mismo/a, poder valorizar y vibrar “reivindicando el espejismo de intentar ser uno mismo” (trabajar el conocimiento personal y la autoestima ), porque solo ello permite empoderase, tener el poder y dominio sobre sí mismo, saber lo que se desea y ponerse en marcha con energía  para hacerlo, recuperar quizás aquel hobby tan insignificante que parecía no tener más valor que ser solo eso, un pasatiempo, y ponerlo a trabajar para generarme un empleo. Porque la energía, la motivación o lo que en psicoanálisis llamamos deseo, solo es posible si estoy conectado con mi ser auténtico, o más bien si soy, si me logro recuperar de ese Otro (convenciones o exigencias “adaptativas” sociales excesivas) en quien me había perdido. Lugar de máxima libertad subjetiva, de encuentro y permiso para la  diferencia, para que cada quien sea lo que es, y por tanto haga acorde a su ser. 

Ello daría lugar a que muchas más personas pudieran re-ubicarse socialmente, auto-emplearse, auto-regenerarse  pues no sucederá, como temía una persona a quien le hacía este planteamiento, que nadie va a querer limpiar o hacer otras tareas que ella suponía horribles, ni habrá superpoblación en las profesiones que más se desean, ya que cada cual podrá  reinventarse un lugar único entre los intersticios que el sistema no cubre, y que nunca cubrirá totalmente. Siempre habrá alguien en cualquier oficio o profesión que si da rienda suelta a su ser (para lo cual se requiere un nuevo modelo de ayuda e intervención piscosocial), y esto es,  a su creatividad, estará en condiciones de hacer algo de manera única, y aunque a veces la diferencia entre el hacer de unos y otros pueda parecer mínimo, ese mínimo tendrá siempre un valor diferencial que permitirá otro tipo de crecimiento personal y social diferente al que se ha buscado hasta ahora. Así que se trata de hacer valer la diferencia.

Y a esas personas que quizás no les interese más ocuparse de lo que nadie aparentemente querría hacer (como era limpiar para esta amiga), quizás la libertad les permita crear algo que supla el tener que ocuparse de hacerlo. Una persona interesada en la limpieza (modo de goce que se  asienta en el erotismo anal como decía Freud),no solo tiene que canalizarlo limpiando , puede hacerlo intentando crear mejores detergentes o artilugios que faciliten la misma, desarrollando una línea de productos de limpieza que respeten la naturaleza, canalizándolo hacia el arreglo y cuidado de parques naturales, o aún también limpiando casas,¿ por qué no?, hay gente que le gusta hacerlo.

También he de agregar que para crear este tipo de sujetos que un nuevo modelo social requiere, se necesita urgentemente cambiar la educación, salirse de ese modelo que sigue siendo autoritario, discurso del Amo y Universitario diría Lacan, donde aún el saber y las directivas de lo que hay que saber, el cómo, el ritmo y la manera (fundamentalmente repetitiva y teórica), las sigue determinando el maestro o “los expertos” que no dejan de auto-encumbrarse en las diferentes áreas del conocimiento en la actualidad, que a su vez cumple con planes que a veces parecen  estar hechos por gente que no sabe nada de una educación ni de una psicología que respeten el ser de la persona (“Educar para ser” dice la educadora alternativa Rebeca Wild en su maravilloso libro). Se necesita un modelo educativo donde lo pulsional, o sea  la forma de gozar de cada sujeto sea considerado: no reprimido en exceso (o que la represión no se la vía única para su tratamiento sin dar alternativas), ni tampoco subsumido a una única forma de goce posible (el consumo sin freno), favorecer en esa alternativa posible a la sublimación de lo pulsional, de  forma tal que se de lugar a un "saber hacer" (praxis o sea encuentro entre la teoría y la práctica, también entre lo intelectual y afectivo), que tenga en cuenta esa diferencia, para que la persona pueda aprender "con" y desde las entrañas, o sea, con y desde lo afectivo. Que el que aprende sea un sujeto afectado por el aprendizaje, motivado, sujeto de deseo, y no como ahora sucede con muchos estudiantes y personas que aún teniendo su trabajo, se aburren y están precisamente faltos de deseo, desmotivados, deseando que llegue la hora de “borrarse” de lo impuesto por Otros para poder ser un poco ellos mismos.


Cuando no se respetan las diferencias, sino que se las borra homogenizando  tanto a los alumnos como a los trabajadores, cuando ese aporte diferencial de cada uno no se tiene en cuenta, y a la persona se la obliga a adaptarse a lo que el Otro estipula cercenando su "ser" una y otra vez (lo que a él le interesa de eso que se está abordando, lo que él quisiera hacer o la manera en que quisiera hacer, etc.),el sujeto reprime su interés respecto a ello, y una parte de sí, -la más importante porque es el caldero pulsional de donde surgiría toda creatividad posible-, muere. El sujeto deviene en mayor o menor medida un robot automatizado, que “más o menos va llevando” su vida educacional y/o laboral para conformar al Otro social (padre, maestros, empresario, Estado), rindiendo bajo mínimos a veces, implicándose un poco más quizás también a veces, cuando por ahí el Otro deja un pequeño resquicio a la libertad del alumno o del trabajador y permite que una chispa fugaz(fugar) del prisionero prenda e ilumine, aunque solo sea por unas horas o un día, el recinto de la escuela o el comercio (es que ya casi  no hay fabricas!!). 

O quizás a veces, esa chispa de vida y creatividad de la persona asoma inesperadamente, tomando a todos por sorpresa( por ejemplo cuando el maestro dice: ¡Fulanito hoy si has estado ¿acertado, despierto, atento, feliz?; yo diría feliz . El niño debería decir: ¿no será más bien que esta vez  usted sí – suspiro, ¡al fin!- , me ha sabido escuchar y dar lugar a lo más diferente (propio) en mí?).

Aunque ese estado solo es posible de parte de los más osados, los  sobrevivientes que aún conservan agazapada la fuerza para luchar, y que como soldados de su sí mismo, atentos al momento de  claudicación del control del Otro, aprovechan un mínimo tropiezo, titubeo o distracción  del mismo, para por esa brecha  hacer asomar la propia chispa , esa, la del deseo (que es la verdadera chispa de la vida y no la Coca Cola, como nos han vendido),  burlando al fin aunque sea ocasionalmente, la censura de toda diferencia.

Anabella Rodríguez.

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