jueves, 12 de diciembre de 2019

ALEXIS EN LA CIUDAD SITIADA. Pedro Juan Gomila Martorell.



“...este poema
de la tierra tan antiguo,cuyos signos
se eternizan con la sangre como antaño”

                              


“Sabemos que nadie pintará el Guernika nuclear
Imperialismo: 
anhelo de
cuerpos
y luego nada
El tequel mene ufarsin sangra en los muros.   

 “Alexis en la ciudad sitiada"


 Solo el discurso analítico promueve el "no  todo" en el sentido de la categoría que Lacan asimila entre otras cosas al goce femenino.
                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                        

   … sol de eclipse, / gobernando la estación / del desamparo” 
“...nunca de lo inmundo nace el alba”


“La palabra / que está huérfana de luz, engendra espanto” /

“… ¡Haz a América más grande!...                   ¿Con qué orgullo se levanta la ciudad /donde se ha abolido la historia? / la esperanza se puede deslizar/ sólo como contrabando.

 “Cesárea de la espada: /la partera saca de la testa/ de la democracia una libertad flaca y doliente, /toda cal y ceniza  

“Toda Patria nos revela un santuario, /custodiado por cariátides tan blancas/como huesos descarnados y pulidos, /más gobierna en su interior un dios bifronte, / sobre un trono de madera funeraria, /y una mano que le brota de la frente /nos enseña los cuchillos del degüello.
“¿Qué es la Patria? Un arrebato de la Musa. /Las palabras cuyas letras son adobes/ que levantan las murallas de una cárcel, / la alquitara de una necia metafísica. / La rapiña de los siglos /...

"Con el estridente/rasguño en la pizarra de /los psicópatas /que presiden las naciones/imaginamos, temblando, el manicomio que nos construyen, aunque /en realidad/ nos sentamos en torno a las hogueras, / escuchando la salmodia de los medios/ que repiten que todo está bien.../"

"Las greyes de votantes, / llenas de odio/avanzan en la luz de su ceguera…/ quieren comer en paz la carne cruda/en los mataderos pulcros de su propiedad."

"¿No comprenden que si odiamos, / al migdonio, al garamante, a cualquiera de los vástagos /de la tierra madre ardiente/ silenciamos al extraño / que se hospeda en nuestro pecho/ y que deja al falso negro, / si aparece en evidencia?"

“Nuestro sueño de romanos /impotentes: dejar libre a la bestia que susurra/ por las noches nuestro nombre .../"

"Fundamento supremo de las jerarquías, /pensamiento mágico que forja/ las cadenas firmes de la servidumbre / el principio de obediencia solo sirve / para moldear la carne del esclavo, / fuga de la realidad que toma presos/ en las celdas intangibles de la eternidad, /   piedra angular de las desigualdades/ que imposibilitan para el verdadero amor:/ así se enraízan las tradiciones del Odio, / la manzana envenenada de los siglos/ así florece la jurisprudencia del asesinato”


“Los endriagos, las empusas y demonios, / que se embozan con la veste de las sombras, /todos juntos las mil caras del dios Negro/...nos acechan en la niebla, vigilantes, /asediando nuestra aldea, nuestra especie. 
                                      (Citas de la primera parte “Los cálices amargos”)


“Como no puedo dormir nunca de noche, /sé que lloran las paredes de la casa/cuando el lobo está dispuesto a ser humano”

Si la cultura pudiera estar siendo esa arma cargada de futuro -como decía Celaya que lo era la poesía – cuyo efecto hubiera podido impedir el estado de sitio, sol de eclipse de una ciudad..., del MUNDO…, de la mente, y si Pedro Juan  Gomila Martorell no tuviera sentido del deber ético ante este estado inmundo, escribirse y escribirnos este libro no hubiera sido necesario.

“Una nueva batalla se aproxima
y
aumenta el número de los prófugos
de entre las filas de aquella humanidad
siempre futura”

 Parece que, a pesar de lo infructuoso, él está dispuesto a renovar su apuesta, a persistir en su intento aún...  de un acto de emancipación:

Poesía, arma cargada de futuro más allá del futuro personal de cada quien, para el futuro de la Humanidad.

Emancipación que requiere empezar por uno mismo, no olvidándonos de revisar y revistar al dictador que “todos llevamos dentro”, el responsable siempre de que el deseo, sinónimo de vida, sucumba en sí mismo y en el otro:

“sólo será posible resistir
con los pies en tierra firmes
si uno antes se ejercita con rigor
contra sí mismo
para al fin prender la mecha
de la revolución más íntima,
aun sabiendo de antemano
que está destinado a sucumbir”

“un acto de fuga
contra un cielo vacío de promesas”

Un acto de corte, de deseo y libertad, que me recuerda estas palabras de la psicoanalista Rithée Cevasco en ¿Todos proletarios? (en Nadie Duerma, revista del Foro analítico del Río de la Plata):
“Hay otra vertiente de nuestra teoría psicoanalítica que me parece útil para la reflexión política. Se trata de la teoría del acto como corte, como pasaje de un discurso a otro. La cuestión del acto, tal como es concebida desde la perspectiva de J. Lacan, no sólo concierne a la práctica analítica, la encontramos “en acto” también en la práctica artística y en cierta práctica política, la política que no se conforma, por supuesto, con la gestión de los bienes”.

Presentación -
Entrar en la lectura de cualquiera de los libros de Pedro Juan Gomila Martorell es como enfrentarse a una ciudad sitiada, pero de aquello que evitaría precisamente el sitio del cual versa este libro del poeta: cultura y conocimiento, armas imprescindibles para poder entrar en el Ágora que constituye su obra. Conocimientos sobre el mundo, su geografía y su historia fundamentalmente, tanto las del pasado como las de la actualidad (pero también acerca de economía política, sociología, etc.) Conocer el origen de nuestra civilización: el mundo grecolatino y su cultura, puesto que la poesía de Pedro Gomila Martorell se nutre mayormente de la riqueza cultural y semántica de los clásicos, aunque también hay en su libro muchas referencias a la mitología y cultura nórdica.  También requiere de un nivel de vocabulario bastante superior al promedio. 
Y si medianamente se cuenta con tales armas, una puede darse a la lectura del mismo, aunque deba y esté dispuesto a hacer paradas en su recorrido para  repasar algunas  lecciones de los temas ya referidos,  y recurrir al diccionario, aunque a veces ni en él una  encuentre el significado de algunas de las palabras del lenguaje culto que es característico de su escritura,  puesto que en tanto poeta, es un creador también de nuevas palabras, cuyo significado a veces  hay que intentar descifrar en base a las huellas de otras que están presentes en esas nuevas.
Si pudiera creerse que hay un lector ideal para determinada obra, o al menos un lector que podría realizar una lectura más concienzuda de sus libros, y por lo tanto disfrutarla y entenderla de forma más plena, diría que en este caso se trata de alguien con una cultura y conocimiento muy superior al promedio en relación a los temas referidos. A los demás, la lectura nos supone un desafío que en mi caso es bienvenido, sobre todo por la fe que como lectora ha depositado siempre en mí su autor respecto de sus libros, a partir -según me dijo- de la lectura que hizo sobre mi comentario y análisis de “Voces en off “de Alejandro Céspedes.
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  Ya desde la lectura de las citas, armas contundentes con las cuales Pedro Martorell comienza su libro, nos adelantan que su poesía versa sobre una ciudad ...cuyo sitio tiene lugar en el presente, aunque la repetición de La Historia juegue, como siempre lo hace, su tanática partida con ecos de hechos y voces del pasado.

“Días de lanzas y espadas, se raja el escudo, días de tormenta y lobos, se hunde el mundo, no habrá hombre ninguno que a otro respete” VOLUSPÁ

“Las masas están inertes(...) el mundo es ahora un inmenso pozo de serpientes, donde salvo alguna excepción y algunas míseras élites todo son serpientes estúpidas y feroces, indistinguibles(...)No hemos hecho nada para que no hubiera ya fascistas. Sólo los hemos condenado gratificando nuestra conciencia con nuestra indignación y cuanto más fuerte y petulante era nuestra indignación, más tranquila se mostraba la conciencia” PIER PAOLO PASSOLINI.

“Nuestro cuerpo es pues, el centro inicial del demos, de la colectividad de otros cuerpos, de otras existencias, indigentes, también como la nuestra” EMILIO LLEDÓ.

El poeta recrea  la debacle del mundo actual con referentes clásicos, lo cual es coalescente con el hecho de que  la Humanidad sigue repitiendo  cánones presentes ya el mundo greco- latino donde tuvo origen  nuestra civilización occidental, puesto que si bien el surgimiento de  democracia se lo debemos a  Atenas , su imperfección ( no considerar ciudadanos ni a los esclavos, ni los extranjeros ni a las mujeres) insiste en nuestros días en la división de  los  hombres:  aquellos considerados   libres, y  aquellos que algunos otros  hombres, creen que  no merecen ser  considerados como tales. Nos enfrenta a las formas que toma la esclavitud en nuestros días, a la forma en que se encarna el miedo al extranjero que es siempre miedo a “lo extranjero”, una incapacidad para aceptar la diferencia en sus diferentes formas: racial, sexual (esta tendrá un tratamiento más destacado en la parte central del libro que se titula “Zelim o la música silenciada”), religiosa, política, etc. Poetiza así sobre la violencia, la exclusión, la xenofobia, la homofobia, la inmigración, y sobre todos aquellos que están por fuera de la lógica dominante de un sistema patriarcal y un discurso del Amo Capital   que destruye el lazo social potenciando el individualismo y la lucha fratricida por el goce (*)

 (*) “El racismo moderno es "el odio al goce del Otro: se odia la manera particular en que el Otro goza" – dice el psicoanalista Jacques-Alain Miller.

El fundamento del odio es siempre profundamente narcisista como el del amor, una rivalidad en la cual el sujeto se enfrenta consigo mismo a través de un otro imaginario que le sirve de espejo, en una lucha a muerte.
“Lo extranjero”, lo exterior que en realidad es lo más propio e íntimo es el goce, en una relación moebiana donde lo real reaparece en lo simbólico, pero ya fuera de sentido, éxtimo, y constituido por una consistencia lógica. Goce de lalangue que fue impuesto por el Otro en los albores de la estructuración psíquica y que nos extranjeriza respecto de nosotros mismos. Lacan creo para denominarlo el término “extimidad “, un neologismo que usa en su Seminario sobre la ética del psicoanálisis de 1958, “lo más íntimo justamente es lo que estoy constreñido a no poder reconocer más que afuera". La oposición interior-exterior, mundo interno-mundo externo, es imaginaria. Lo más íntimo es externo. Esto puede formularse también como Freud conceptualizó "lo unheimlich"(lo ominoso) puesto que es desde el Otro y el otro que se constituye el yo, lo más interno es lo que alguna fue exterior, por eso éxtimo.
En algunos casos, se trata del goce propio que desmintiéndose en sí mismo, se odia en el otro, por ejemplo, quien más odia a los homosexuales puede ser en ocasiones quien más miedo tiene a su   propia homosexualidad reprimida, y por lo tanto más necesidad tiene de eliminar ese goce. Y en otros, el odio está dirigido contra aquel de quien se cree que goza más o mejor que el propio sujeto y también contra aquel que según el  parecer de quien odia,  aspira a un goce al cual él o los de su “ clase” creen solamente  tener derecho;, por ejemplo este caso se aprecia cuando alguien autóctono  dice : “los inmigrantes o x personas viven por encima de sus posibilidades”.

También el odio está presente cuando la persona cree que el goce ese  otro  lo obtiene  a expensas del goce propio, por ejemplo: la acusación de que a los inmigrantes se les brindan más  ayudas o facilidades que a los autóctonos  genera envidia respecto de un goce en más(plus de gozar) que creen que el extranjero obtiene a costa del perjuicio del autóctono, o sea lo que a ellos se les resta o quita para supuestamente  dárselo al extraño:  “ a los extranjeros les dan más  ayudas sociales”-por ejemplo. También se odia a quien se cree que goza por fuera de lo que el propio sujeto entiende como goce permitido (el goce por fuera de el mismo se cataloga en ocasiones, de pervertido).lo cual implica  el miedo a lo desconocido, en una persona con un pensamiento rígido y autoritario.

El texto del psicoanalista Jacques-Alain Miller, "Enemigos éxtimos", correspondiente a un capítulo de su libro "Extimidad" dice refiriéndose al racismo (pero extensible según mi parecer a toda forma de rechazo y odio contra el otro): “si el problema tiene aspecto de insoluble, es porque el Otro es Otro dentro de mí mismo. La raíz del racismo, desde esta perspectiva, es el odio al propio goce. No hay Otro más que ese. Si el Otro está en mi interior en posición de extimidad, es también mi propio odio".
"… ser un inmigrante es el estatuto mismo del sujeto en el psicoanálisis. El sujeto como tal, definido por su lugar en el Otro, es un inmigrante. No definimos su lugar en lo Mismo porque sólo tiene hogar en lo del Otro. El problema del sujeto precisamente es que ese país extranjero es su país natal".
 La cuestión de la tolerancia o la intolerancia no alcanza en absoluto al sujeto de la ciencia o a los Derechos del Hombre. El asunto se ubica en otro nivel, que es el de la tolerancia o la intolerancia al goce del Otro, en la medida en que es esencialmente aquel que me sustrae el mío. Nosotros sabemos que el estatuto profundo del objeto es haber sido siempre sustraído por el Otro. Si el problema tiene aspecto de insoluble, es porque el Otro es Otro dentro de mí mismo. La raíz del racismo, desde esta perspectiva, es el odio al propio goce. No hay otro más que ése. Si el Otro está en mi interior en posición de extimidad, es también mi propio odio.

“Simplemente, se confiesa que se quiere al Otro siempre que se vuelva el Mismo. Cuando se hacen cálculos para saber si deberá abandonar su lengua, sus creencias, su vestimenta, su forma de hablar, se trata de saber en qué medida él abandonaría su Otro goce. Esto es lo único que se pone en discusión”.

     En esta línea me vi llevado a admitir la validez del término "sexismo", que se construye sobre "racismo". Hombre y mujer son dos razas –tal es la posición de Lacan–, no biológicamente, sino en lo que hace a la relación inconsciente con el goce. En este nivel se trata de dos modos de goce. Sabemos hasta qué punto nos ocupamos de contener el goce femenino: cómo se intentó taponar, canalizar, vigilar este exceso de goce. Saben el cuidado que se tomó –constituyó un tema filosófico, durante siglos– en la educación de las muchachas. Resulta divertido ver progresar las tentativas de uniformización del discurso de la ciencia. Podemos regocijarnos al ver la promoción femenina, mujeres a la cabeza de sociedades multinacionales norteamericanas, por ejemplo, que hoy ocupan lugares como el de tesorero general, lo que es bastante afín a la posición de la burguesa en la casa”.

“La tolerancia a la homosexualidad depende de la misma rúbrica. Se producen efectos de segregación, si no voluntarios al menos asumidos. Existen rincones reservados, en Los Ángeles o San Francisco, donde se reúne una comunidad que ocupa un tercio de la ciudad. Se trata de una forma asumida, jugada, de segregación. Y como comunidad de segregación tiene derecho de palabra y de actuación en la conducción de la ciudad”.

“¿El antirracismo es negar las razas? Creo que es inoperante plantear que no hay razas. Para que no hubiera razas, para que se pudiera decir "nosotros los hombres...", haría falta que hubiera el Otro del hombre. Se necesitarían seres hablantes de otro planeta para que pudiéramos por fin decirlo. De ahí el carácter finalmente tan optimista de la ciencia ficción, ya que da una especie de existencia fantasiosa al "nosotros los hombres..." Para Jacques Lacan, una raza se constituye por el modo en que se trasmiten, por el orden de un discurso, los lugares simbólicos. Es decir que las razas, esas que están en actividad entre nosotros, son efectos de discurso, lo que no significa simplemente efectos de blablablá. Significa que estos discursos están ahí como estructuras, y que no alcanza con soplarlos para que se vuelen”.


 Otra psicoanalista María Elena Lora* (Las identificaciones y las migraciones indígenas") dice: "La patología de la identificación al Ideal se entiende no solo como defender un rasgo del Ideal sino que hay que agregar que aquel que no lo tiene es alguien a ser excluido. Entonces, la identificación del sujeto a un significante ideal implica necesariamente la segregación de una parte de su ser, un rechazo de lo inaceptable desde el punto de vista del Ideal del yo".

 El predominio del discurso capitalista hace que todos seamos proletarios- dicen algunos seguidores de Lacan-, “pero él no dijo eso, sino que: “el único síntoma del capitalista, el único síntoma social, es el proletariado.” En todo caso Lacan al referirse al “proletario” generalizado se refiere a un proceso de disminución de los recursos simbólicos para hacer frente a lo Real, sería el que está despojado de todo recurso.  Y decir que este es el único síntoma social   implica que éste es el único –síntoma disidente– el que expresa el “no va” del sistema.”

  Proletario, sin recursos entonces, nombra nuestro lugar de indigencia social o subjetiva por la ruptura del lazo simbólico con el Otro, un lazo  que garantice en primer lugar nuestra existencia como sujetos psíquicos además de materiales. Sin ese lazo de valor como sujeto de deseo, solo somos cuerpos de goce, proletarios autistas, o cuerpo para el Goce ilimitado del Otro.       

Y así el poeta , en su hacer disidente, va a ir a-bor(de)ando poéticamente los efectos de destrucción  masiva y globalizada generados por este  estado  de sitio de la Humanidad en diferentes ordenes  de la vida: su mente y su cuerpo, la palabra, la historia, la naturaleza: así nos habla de las guerras , sus motivos y sus participantes, las víctimas y los victimarios, de las migraciones, de un imperialismo global  que cercena la vida en toda sus manifestaciones,  y de  nuestra responsabilidad  respecto a  este estado de sitio.
 Y lo hace dotando al libro de una estructura de puzzle donde diferentes voces desde diferentes lugares tanto subjetivos como intrapsíquicos (yo, superyo) y con el recurso a diversidad de personas gramaticales (comienza el libro en primera persona del singular, continúa en segunda, y luego en tercera persona del del singular, por ejemplo) poetizan sobre diferentes temas o situaciones. La guerra, los verdugos, y asesinos, las víctimas, los extranjeros e inmigrantes, el trabajo esclavo, etc.  y es el lector quien tiene que ir estableciendo relaciones entre aspectos o temas para armar el mismo; en este caso un puzzle de sentido.

 He pensado que esta estructura del libro pone en acto los efectos de la pulsión de muerte sobre el mundo, el despedazamiento del tejido social y del ser humano, la fragmentación globalizada que invade la vida actualmente y a tantas mentes haciéndolas incapaces de poder relacionar los efectos que en diversidad de ordenes de la vida (personal, social, medio ambiental, etc.) está teniendo el amuramiento de la libertad, el prejuicio y el dogma en nuestro mundo actual… Es responsabilidad del lector hacerse con la mejor arma: la cultura, para poder leer el libro...de nuestra realidad.

 Así   podremos vernos en la poesía de Pedro Gomila Martorell , ver reflejada en proporciones mayúsculas “nuestra tonta humanidad enceguecida” (canción de Eladia Blázquez), pues todos somos “Alexis en la ciudad sitiada”    
El héroe regresa a la ciudad de la cual había sido desterrado a  la tierra de Nod , (En la tierra de Nod “ es el segundo  libro del autor, que junto con el  primero:  “Arcadia desolada”, el tercero :“La pasión según Dionisio y el cuarto: “Hogueras de la carne” conforman la serie Eidolon), con el nuevo nombre de Alexis pero la ciudad...de nuestros días... está sitiada por el enemigo del Hombre y de su libertad,  una humanidad a la que :

“Hoy nos toca el apurar / hasta las heces/ la vesania de los cálices / amargos / como nos dice más adelante el poeta en esta primera parte de su libro, que lleva por título precisamente “LOS CÁLICES AMARGOS”, cálices que no en vano traen ecos de la obra de Vallejo:
“…de mi aparta de inmediato el cáliz tuyo,
que desborda con el llanto de las viudas,
 de los huérfanos y ancianos, y que exuda
con la sangre de tus fraudes criminales”

Las siguientes partes del libro llevan por título: “Desiertos de la paz en llamas”, “los demiurgos salvajes”,” Exégesis de sombra”, “Zelim o la música silenciada” y “Propuesta de himno para otra Europa”

Según el poeta, Alexis es el nuevo nombre del Antihéroe de Eidolon, y las referencias que ha tomado Pedro Martorell son la bucólica II de Virgilio, en la cual aquel aborda el deseo del pastor Coridón por el joven Alexis. Y también en Marguerite Yourcenar en  "Alexis o el tratado del inútil combate".

Las fuerzas interiores represoras, los Titanes en “la pasión según Dionisio” se encarnan ahora en los profanadores de la carne de Alexis, y son ahora los gobiernos corruptos, los torturadores y asesinos., los cuales en el libro son referidos con diferentes nombres que remiten siempre al goce sin ley: los Crueles, los criminales, la canalla, Los Atroces, etc. Y el cuerpo desgarrado del sujeto poético de Eidolon se encarna en el cuerpo político, religioso, económico y social desgarrado en el Alexis.
“Alexis nos lleva del Yo al Nosotros”- dice el poeta-, lo cual entiendo que queda reflejado en estos versos:
            “No
celebres nunca
la acrobacia
del ave solitaria
de rápido vuelo,
 la que altiva ciñe
la muñeca de Zeus
y sola domina
las más altas cumbres.
Tampoco a los bandos
del ínclito halcón,
señor de mesnada,
nutrido en la cuna
de púrpura e incienso:
como un ave Fénix,
que trae a la vida
natura de urraca
de fría ceniza,
se anudan aquellos
al viejo timón.
Alégrate, en cambio,
con las golondrinas
que invaden cornisas,
cubriendo las auras,
y despliegan leves
sobre las ciudades
sus frágiles alas
de azabache y luz.

El siguiente comentario versa sobre la primera parte del libro: “Los cálices amargos”. También incluye poemas (sin comentarios) de la parte cuatro: “Zelim o la música silenciada”

“Me despierto....
….............................................................
¡Pero que precario, azul, nuestro equilibrio!
…..............................................................
Empiezas a entrever entre la niebla
presencias ominosas, amenazadoras,
en torno a tu estatua de gigante,
tan solo ya al salir a la intemperie.
La copiosa turba de los esqueletos
está reproduciendo sobre muros altos
los bisontes ocres de la Edad de Piedra:
cuán se afanan, impasibles, dirigidos
por los ciegos caporales de la tribu,
que nos quitan de la piel veste de avispas .
¡Ten cuidado, no te vean, porque fueron
las primeras víctimas del Orden
y, por tanto, están unidos por un lazo
poderoso con el Padre que ellos temen!
Un rumor te envuelve como de hojarascas.
Las pasiones proliferan, verdegueando,
como lirios de corolas tumorales,
 tan hambrientas de la vida que aniquilan,
Se aproxima un aguacero de serpientes
mientras ladra el corazón, sin saber cómo.
Pero has visto levantarse los rimeros
de palabras incendiadas como piras
donde yacen, cual ceniza, las verdades,
donde inmolan libertades que sostienen
nuestras voces de aquilón contra Metrópolis,
y los sueños  de la carne inconmovible
con su cielo de metal,colmena airada,
que decreta el cautiverio de la mente,
el proselitismo aciago de la indiferencia,
y la militancia odiosa de los Asesinos.


 La libertad está en precario equilibrio, por esas presencias ominosas y amenazantes a las cuales  el poeta se  refiere con una metáfora,  a mi entender, deslumbrante,  que da cuenta del estado de poca claridad de pensamiento y capacidad de visión (neblina), y del estado pasional de caos y confusión de la masa de los hombres ...muertos : la copiosa turba de los esqueletos/ está reproduciendo sobre muros altos/los bisontes ocres de la Edad de Piedra.

 Hay que percibir  que no nos dice  solamente que  están muertos, sino que lo están en un estado en el cual no está ya la carne,- lo cual pudiera tentarnos a  creer  que aún fueran capaces de vida, y por tanto de sentir el dolor-: esqueletos  que llevan en sí mismos la muerte porque  están en contra de la vida y la libertad, reproduciendo en  la construcción de los muros que se están creando en el mundo algo  muy primitivo y que estaba o tendría  que estar extinguido. Muros que son materiales, pero también y fundamentalmente ideológicos y mentales.   Esqueletos además mandados por ciegos que atacan el cuerpo “centro inicial del demos” -como dice la cita del comienzo del libro, lugar privilegiado de nuestra indigencia o desamparo, cuerpos que por eso mismos son como iremos constatando en su poemario el lugar de las pasiones del ser como llamó Lacan al odio, al amor y a la ignorancia; pasiones f(t)anáticas. El poeta da clara cuenta de ese estado de fanatismo al decir “cuanto se afanan/impasibles “, indiferentes, pero a la vez cegados por lo que ellos consideran que hay que hacer, su verdad es La verdad del pensamiento único.

 Lacan relacionó al ser con la pasión de la ignorancia, por qué se sitúa en el exacto punto del no pienso, el rechazo a todo pensar consciente e inconsciente, es decir al “saber inconsciente”.
al fanatismo podemos relacionarlo con el superyó freudiano y con el fantasma lacaniano. Toda posición fanática obedecerá a lo que Freud caracterizó metapsicológicamente como “masoquismo moral” describiendo una relación complementaria entre el sadismo del superyó y el masoquismo del yo. Haciendo el sujeto con los otros activamente lo que padece pasivamente. Él es víctima de sus propios imperativos de goce y pretende que los demás también se sometan a los mismos, no soportando encontrarse con personas que tengan otra posición respecto de esos mandatos.

También esta posición f(t)anática supondrá entonces el deber ser de una clase pero con la connotación f(t)anática de todo imperativo, “a todo o nada”, en el que al sujeto le vaya la vida cumpliendo “fielmente” al superyó y a la pulsión de muerte. Identificado al objeto causa del deseo del Otro rebajando el deseo a una suerte de demanda absoluta, obedecerá militantemente a la misma con una “fe ciega”. Esta posición como dijimos le dará una pseudo consistencia al Otro y a su ser. Por lo tanto el precio será el de estar atrapado a las tres pasiones del mismo: “el amor”, “el odio” y “la ignorancia”.
Una persona fanática, al menos desde esa posición es inanalizable, porque rechaza el saber inconsciente. Esa posición de “deber ser”, rechaza todo “pensar”.

no nos tranquilicemos nosotros, las personas civilizadas, pensantes, que con nuestra capacidad simbólica hemos caracterizado a las hordas primitivas, a los fanáticos, los “hinchas” ignorantes masificados de cualquier equipo, partido, secta religiosa, parroquia psicoanalítica, ideología, etc.

Recordemos que en tanto neuróticos alienados al deseo del Otro, tenemos un “fanático interior”, un “enano fascista” contra el que tenemos que luchar, estando advertidos de sus constantes emboscadas llamado “superyó” o “fantasma” productor de significaciones fijas y coaguladas que nos apresan con un solo modo de ver nuestra realidad. Es por esto que Lacan definió a la interpretación analítica como: “sentido contra la significación”. Es decir lograr que una significación pueda entrar en la lógica del sentido-sinsentido y relativizarse, ese será su efecto liberador. La alienación es a estas significaciones fijas o al sentido en la pretensión de que coagule. La libertad tiene que ver con el sinsentido” (En “Las pasiones f(t)anaticas ddel ser”. Eduardo García Dupont)

Y luego encontramos con una advertencia: “no te vean”, ¡cuidado! todos podemos tarde o temprano, por un motivo o por otro estar en el OJO de ese padre tiránico, gozador sin límites, al que Freud llamó el padre de la horda primitiva “en “Psicología de las masas y análisis del yo” (capítulo X “La masa y al horda primitiva” y XII), previo al padre de la ley simbólica, de la cultura y la civilización.
 Y ante este ojo ante el cual no conviene situarse, no puedo evitar recordar los versos atribuidos a Berlot Bretcht (¿Martin Niemöller. ?)

Primero se llevaron a los judíos,
Pero a mi no me importó porque yo no lo era;
Luego, arrestaron a los comunistas,
Pero como yo no era comunista tampoco me importó;
Más adelante, detuvieron a los obreros,
Pero como no era obrero, tampoco me importó;
Luego detuvieron a los estudiantes,
Pero como yo no era estudiante, tampoco me importó;
Finalmente, detuvieron a los curas,
Pero como yo no era religioso, tampoco me importó;
Ahora me llevan a mí, pero ya es tarde.”
(“Primero se llevaron”, Bertolt Brecht, Berlin, 1933
   recitado por Cipe Lincovsky en 2010 )

Freud allí teoriza como mito originario de la cultura, y el pasaje de la psicología colectiva a la Individual, para todos los hijos este constituyó el padre ideal, venerado, pero a la vez temido fuente de la noción ulterior del tabú (-dice Freud en cap XII Consideraciones complementarias), pero un día los hermanos que dieron muerte al padre gozador o del goce y lo despedazaron. Pero ninguno de ellos pudo ocupar el puesto del vencido, y si alguno intentó hacerlo vio alzarse contra él al misma hostilidad  renovándose las luchas hasta que todos se convencieron de que tenían que renunciar a la herencia del padre , luego   en su nombre  erigieron un tótem ,  representante de la  prohibición y la ley, y así constituyeron la comunidad fraternal totémica, cuyos miembros gozaban todos de los mismos derechos y se hallaban sometidos a las prohibiciones totémicas, que debían conservar el recuerdo del crimen e imponer su expiación.

De ahí que como dice el poeta: las primeras víctimas del Orden están unidas por un lazo con el Padre poderoso al que temen, y no es sino quien fue víctima, quien puede devenir verdugo, vengando en el semejante su propia suerte respecto a  su sometimiento a un mandato tiránico. La ley es resultado de un pacto elegido donde se respeta la libertad y no se es víctima de dicho orden. El tirano en cambio, impone un Orden al que se obedece por miedo, lugar lo contrario a la ley y al pacto social.

 …...........................................................
“Suplicad la protección de vuestro tótem
contar el monstruo que mutila esa piel frágil
de los cuerpos y que escribe este poema
de la tierra tan antiguo, cuyos signos
se eternizan con la sangre como antaño”

Frente a este estado de sitio de la Humanidad, el poeta a través del anti-héroe se pregunta cómo situarse en su poesía para dirigirse al Hombre y al lector: se permite el lujo de ser locuaz con quienes aún conservan los oídos, preso de sublimes intenciones, o directamente se lanza a acusarnos de nuestra irresponsabilidad por este estado de esta gran ciudad que es hoy el mundo.
Y se permite ambas cosas.

” El candor de vuestros ojos me extasía,
aunque el silo de la vida se enmugrezca
con los granos corrompidos por las nieves.
Nada importa, si nutrís la vanagloria
cada noche de esperanzas soñolientas,
tan cegadas como pozos de ultratumba,
 cuando el semen, siempre puro, muy fecundo,
 que derrama vuestra tiara desemboca
en las aguas ponzoñozas del Mar Muerto.
Con aquellos que conservan los oídos
¿me permito el lujo de locuacidades?
Demasiado tarde las morosas lenguas
se libraron de la carga de los bueyes.
Flecho, diestro como Judas Macabeo,
poseído de sublimes intenciones,
 ¿O me lanzo sin pensarlo a ventilaros
la hojarasca que se pudre en este hueco
que denuncia la verdad de vuestra ausencia?

Luego encontramos unos versos que me parecen de gran belleza en los cuales el poeta hace un retrato del estado del alma de los sitiados donde no reina ni la luz ni la libertad, sino la sombra y la muerte, donde no hay presente de promesa ni esperanza, retrato también de ésta, nuestra época histórica de desamparo y destrucción. Recurre a varios símbolos bíblicos para referirnos un pasado donde “la mies” y las vides de nuestra Humanidad crecían plenas en la infantil inocencia, no padeciendo los estragos de “esta plaga de serpientes” ...quizás porque toda pérdida de la libertad va de la mano con la pérdida de la inocencia, de la vida y de una infancia-libertad - fruto para el futuro.

  Luz, grito, más luz
pero más sombra,
la canción está en el aire,
no en las arpas
de este coro terminal,
los rostros mudos
enturbiada la mirada,
ciega el tiempo la promesa del instante,
 y su vislumbre
se repliega el corazón,
la gruta apenas
reconoce su latir,
pálpito en fuga,
nunca albea esa palabra
de consuelo,
de esperanza corrompida,
sol de eclipse,
 gobernando la estación
del desamparo,
su canícula feroz
 venciendo mieses
y agostando los viñedos
que, en los valles,
regalaban las tersuras
rojas, dulces,
a los niños que hasta ayer
no padecieron
los estragos de esta plaga
 de serpientes.

    Los siguientes versos me hacen pensar en cómo en todo estado de sitio hay colaboradores con el Poder del “Minotauro Imperialista”, el poeta lleva al lector a hacer un examen de autoconciencia: ¿Quién está libre de dejarse corromper? ¿Llegado el caso, lo estaría yo? O ya en parte he sido vencido, puesto que hay multiplicidad de formas difíciles de pensar en las que puedo haber sido vencido sin percatarme, y cuál viene siendo mi cuota de responsabilidad en este sitio.
 Nadie es capaz de detener esa mano asesina, y al contrario la voz áfona de los que sirven y callan ante los poderes imperialistas se hace sentir con tanta fuerza “como el tumulto de una ingente multitud” produciendo efectos en acto al quebrantar el pacto social. Al mirarnos en el espejo de nuestra conciencia nuestra imagen nos revela nuestra falsedad (testa de oro impuro, pies de limo y barro, etc.)

    “Le propuse al corazón no corromperse
con las migas del banquete del tirano,
 ni tampoco con las heces de su vino,
pero el tiempo nos revela quienes moran
en las sombras o en la luz. Como esta imagen
que, delante del espejo nos delata:
nuestra testa de oro impuro, pechos brazos,
son de plata fugitiva, vientre, muslos,
de broncínea solidez, piernas de hierro,
nuestros pies, de limo y barro.
…..........................................
Corazones de los hombres, hoy mudados
por decreto en otros propios de las greyes.
Son juzgados como nada los mortales,
porque Él obra, más según su voluntad.
No hay quien pueda detener su mano y diga:
¿Qué haces vil? ¿Por qué devoras a la gente?
Son millares y millares los que sirven
y millones de millones los que callan
Y el sonido de su voz como el tumulto
de una ingente multitud quebranta el pacto”

 Luego nos vemos enfrentados a ¿cómo hemos hecho posible y permitido ser sitiados?
Y la respuesta está en nuestra pereza mental, en el no querer pensar nuestra realidad social y el destino de los pueblos ni hacer el esfuerzo para detener ese estado; está en nuestra cobardía que es referida con ironía por el poeta (el sol de la intemperie nunca dócil amenaza con quemarnos las pestañas) Todo esto nos ha ganado la partida. La voz poética nos acusa y sintiéndonos aludidos hace eco a la voz de nuestra conciencia moral que nos acusa (“mea culpa”)
          “Atrapados
en la inmóvil telaraña
de este cerebro
de la edad de bronce,
cautivos de una mente
que, al instante,
 se repliega perezosa
a su caverna,
nos abandonamos a
 las sombras familiares
de otros tiempos,
porque el sol de la intemperie,
nunca dócil,
amenaza con quemarnos las pestañas.
Yo os acuso,
hermanos míos,
de permitir la deportación
de otros seres humanos,
de estimular la tortura
de los prójimos,
de saquear el vino rancio
de los pobres,
de tejer el velo denso
que sustrae a la mirada,
todavía demasiado sensible
al sentimiento,
la aniquilación organizada
de los semejantes.
El silencio pesa tanto en la balanza
que os condena
como aquella confianza
irreflexiva
con la forma de la papeleta ciega
para los ejecutores.
Una nueva batalla se aproxima
y
aumenta el número de los prófugos
de entre las filas de aquella humanidad
siempre futura.
Pero
sólo será posible resistir
con los pies en tierra firmes
si uno antes se ejercita con rigor
contra sí mismo
para al fin prender la mecha
de la revolución más íntima,
aun sabiendo de antemano
que está destinado a sucumbir.

Así los humanos sucumbimos en medio de  hecatombes causadas ya sea por guerras,  por persecuciones  y genocidios por motivos de tipo sexual o de identidad de género, religiosos, raciales, de nacionalidad o políticos, económicos, o por pertenencia a un grupo social determinado, por  migraciones obligadas, por pobreza y por   hambre, o por fenómenos naturales mortíferos, debido al descuido y saqueo de la naturaleza (terremotos, inundaciones), siendo cuerpos anónimos sin ninguna  protección , cuerpos sin sujeto cuyo estatuto de deshumanización los  ubica como simple desecho, sobre los cuales aún después de muertos  puede seguir ejerciéndose crueldad, y cuerpos sin pertenencia a ninguna tribu o familia,  dando cuenta de la ruptura del lazo que une lo real de la carne del cuerpo a lo simbólico y da ese estatuto de humano. Sin esa referencia que nos hace humanos, solamente se es un simple báculo o lazarillo de una errancia:  alguien que está en ese lugar por pura casualidad, es él, pero podría haber sido cualquier otro quien ocupara ese lugar de cuerpos intercambiables y sin nombre ante un Otro fuera de la ley /pacto que nos humaniza.


“Los anónimos sin pieles arrojados
desde el báratro ominoso de esta Boca:
tú enterrabas los mil cuerpos, no querías
que los Crueles los hallaran. Sus jolgorios
y banquetes serán duelo, sus canciones
de alegría mudarán en sal de endechas.
A ponerse vuestro sol, cavaré fosas
donde siembre los cadáveres, Estiércol
muy caliente verterá sobre tus ojos,
¡Agobiados, no dormís por las fatigas!
¿Cuál mi tribu? nada importa. Soy el báculo
de tu mano, el lazarillo de tu errancia.
Mas si me abres en canal, tira a los ríos
 las entrañas, aunque sácame las hieles,
porque sirven para ungir a los vasallos
que laboran sin cesar con las pupilas
impregnadas con la sal de tanto oprobio.
.................................................................

         Y almenados tras los muros berroqueños
las palabras que nos mienten sus orígenes,
 no del Ática prudente, sí de Roma
 que enarbola tantas voces como chuzos,
nos arrojan los ajenjos de sus odres
de pellejos malolientes, no Favonios
moradores serviciales, y ensombrecen
los cristales que no amparan espejismos,
…........................................................
(A partir de este planteamiento, pensaba como también para los que están del lado de quienes son mandados a  asesinar se reproduce esta misma posición : el  hombre puesto al servicio de alguien que ordena el exterminio de otros hombres, es también un anónimo , ya no importa a que tribu pertenece, se pierde toda identificación y lealtad  a grupo alguno y se puede matar hasta a la familia,  , puesto que solamente se es  un simple báculo o lazarillo de una errancia, la cual nombraría  en tal caso,  la falta de responsabilidad, por incapacidad de pensar y decidir con libertad).  

El poeta dice que “el tema principal de este poemario es el cuerpo plural, perseguido, alienado, explotado destruido. Si “Hogueras de la carne” es un canto al cuerpo, el Alexis es una condena de todos aquellos que lo destruyen”.

¿Cuál es el estatuto del cuerpo para el ser humano?

El cuerpo es uno de los bienes más entrañables para el sujeto, y es un objeto para ese sujeto, uno de sus bienes más íntimos y más propios, sobre el que se construye su imagen. A la vez es un objeto ajeno, extranjero por cuanto hacerse un cuerpo y tener un cuerpo y una imagen solamente es posible por la intervención del Otro, del otro semejante que le otorga a esa imagen fragmentada una unidad imaginaria (yo)en el espejo, a partir de su palabra, de lo simbólico: “ese que ves ahí eres tú”. Así el lenguaje es el mediador de esa relación del sujeto con el cuerpo, permite su organización. Pero a la vez el carácter de impropiedad y extrañeza lo hace un intruso y crea la disarmonía entre el sujeto y el cuerpo. Este bien que posee el sujeto, ese cuerpo sobre el que se construye la identidad, aceptándolo o rechazándolo, encarna al sujeto ya que la existencia del ser hablante no es posible sin a la referencia a su cuerpo, cuerpo hablante entonces al ser tomado por el Otro del significante. Cuerpo real entonces, cuerpo de goce y en el cual se satisfacen las pulsiones en sus vertientes sexual y de muerte, que se anuda a una imagen (cuerpo imaginario) merced a representaciones significantes (cuerpo simbólico) Asimismo, debido a la simetría entre semejantes, el cuerpo del otro también se convierte en uno de los bienes de mayor valor del otro y el más fácil de aprehender, ya sea para consentirlo o maltratarlo, para exaltarlo o ultrajarlo. En él se cristalizan las formas de relación sexual, de agresividad y de muerte, es el vehículo de expresión de las pasiones: del amor y del odio; sobre él se manifiestan los usos y los abusos, las sanciones, los castigos y los excesos, y como lugar de goce recaen en él los ordenamientos que tienen que ver con la vida y la muerte. Ordenamientos que es su marca; el cuerpo es marcado por el Otro simbólico y sujetado a él ordenando las pulsiones y la relación con los otros cuerpos, lo signa con las rubricas de la vida y la muerte, el deseo y el goce, a la filiación, la sexualidad y a la diferencia sexual, la identificación, el erotismo. Y las inscripciones sobre el cuerpo sitúan caminos diferentes: de vida y de muerte, según a la cualidad del Otro. La prohibición se instala en a la sociedad para limitar la tendencia a matar y hacer daño al cuerpo del otro o propio. Pero como se desprende de “Tótem y tabú” de Freud, en el mito que está en el origen de la sociedad, el crimen está antes que la ley. En el crimen primordial está el origen de la ley universal, por la culpa surgida en quienes cometieron el asesinato del padre el cual implica un ataque a su cuerpo. Con el crimen, el daño al cuerpo y su destrucción se instaura la interdicción, y al mismo tiempo, con la prohibición se aloja en el hombre la tendencia a la transgresión ya que la ley incita a su quebrantamiento, hace surgir el deseo de violarla para alcanzar la Cosa prohibida. Las mismas regulaciones sociales permiten la muerte de un prójimo por otro, como los vemos en los ritos religiosos o civiles, como ofrenda, como sacrificio o como castigo, o en una situación de guerra, de vendetta o de duelo… el empuje a matar y a dañar el cuerpo aunado a la prescripción de la muerte para casos especiales, abre la puerta al desenfreno de la crueldad, de la infamia y de la destrucción, tendencias propias del ser humano que el tiempo no ha logrado mitigar. Por otra parte se observa la presencia del exceso en el ordenamiento mismo, pues poner orden exige hacer operar el poder, y el mismo no está exento del abuso, …la invención humana , derivada de la razón, se ha puesto al servicio de afectar mortalmente al cuerpo (homicidios, genocidios) y es expresada de modo diverso según las épocas la nacionalidades y los gobiernos. “El sueño de la razón engendra monstruos” nos dice Goya.
Y como decía Freud en “El malestar en la cultura”: la pulsión de muerte determina  la inclinación innata del ser humano al mal, a la agresión, a la destrucción ,y con ellas también a la crueldad…, en consecuencia el prójimo no es solamente un posible auxiliar y objeto sexual, sino una tentación para satisfacer en él la agresión, explotar su fuerza de trabajo sin resarcirlo, usarlo sexualmente sin su consentimiento, desposeerlo de su patrimonio, humillarlo, infligirle dolores, martirizarlo y asesinarlo”
  Esta cita corresponde al trabajo   “El cuerpo, ese objeto marcado por el exceso del Otro”, de Carmen Lucía  Díaz L.
 Y efectivamente el cuerpo actualmente es concebido cada vez más como un objeto para el Goce de otro sin límite, cuerpo  ajeno al sujeto al que una autoridad feroz (super-yo) ordena gozar según un modelo que favorece los intereses del capitalismo, enajenado ya sea para el trabajo cada vez más esclavizante, para las guerras donde es carne de cañón tanto el  del combatiente como el de los civiles , para la  Medicina y la Psiquiatría donde es  hiper- medicado, para los dictados de los cánones del capitalismo en términos de salud y también de imagen o ideal (modelos de belleza y juventud que implican consumo de determinados productos dietéticos, alimenticios, de  moda, etc.).También cuerpo al que se ordena gozar desde ciertos poderes autoritarios  como hombre o como mujer, a pesar de la supuesta aceptación social  de la diversidad de género. Cuerpo consumido para y por el consumo, en definitiva.

Esta especie de virus imperialista que se extiende por la ciudad global (izada)al ser atacado se hace más fuerte, no hay defensa que pueda detener su expansión, ni puentes que puedan ser tendidos
“El virus, mutando, se radicaliza,
cuando sufre la amenaza del sistema
defensivo: multiplica las extrañas
variaciones del patógeno, escribiendo,
fulminante, partituras de un Oficio
 de Tinieblas. Y levanta el Adversario
otra recia ciudadela inexpugnable
e insensible al curso lento de los siglos,
y a la rampa del asedio se hace trizas,
y se pudre la madera de los puentes,
enterrados quedan muros y bastiones,
y obsoletos, los onagros lanza-piedras,
catapultas, escorpiones y balistas.
Sensación de tiempo ardiendo, suspendido.
Y nos llega como el alba la debacle.
Fundamento supremo de las jerarquías
pensamiento mágico que forja
las cadenas férreas de a la servidumbre:
el principio de obediencia sólo sirve
para moldear la carne del esclavo,
fuga de la realidad que toma presos
en las celdas intangibles de la eternidad ,
piedra angular de las desigualdades
que imposibilitan para el verdadero amor:
así se enraízan las tradiciones del Odio,
la manzana envenenada de los siglos,
así florece la jurisprudencia del asesinato”
 --------------------------------------------------
Y nos plantea la espinosa cuestión: ¿De quién es la culpa?  Y en su manera interrogativa de hacerlo desde la negación, entiendo que nadie es tan inocente como quiere serlo, ni del todo culpable,  o si no,  que arroje la primera piedra quien  esté libre de culpa.
 El Hombre tiende a poner al culpa  siempre fuera de sí mismo para no asumir la responsabilidad que le cabe, siendo capaz no solamente de depositarla  aún hoy, mágicamente en  objetos inanimados y fuerzas naturales y divinas como hacían los griegos y romanos en su mitología,   sino además de poner en el mismo nivel de “culpa”  a los propios  hombres , a las cosas- armas  y a los fenómenos naturales : en la lanza o en la racha de los vientos , como  nos propone el poeta recurriendo al absurdo.
Y cada cual parece llegado el acaso tener una justificación válida para no asumir su responsabilidad y para depositarla en otros, por eso de ver la paja en el ojo ajeno, y no la viga en el propio  : Así al matarife por ser bisoño no podría tratársele  de homicida, y por ser además  triste marioneta en manos de los poderes  asesinos, los civiles tampoco supuestamente,  siempre son catalogados por la opinión pública de inocentes  (es muy común escuchar eso de  que mataron a inocentes que “siempre son extraños a las pugnas” , lo cual me parece una ironía del poeta. Y cómo culpar entonces a la víctima que siempre es el Asaltante de los muros.

       “¿No es culpable la broncínea lanza aguda
que atraviesa a la piel blanda de los hombres?
¿No la racha peligrosa de los vientos
que extravía, veleidoso, un hado hostil?
¿No homicidas los bisoños matarifes,
 cuyos miembros se desatan cual los hilos
de una triste marioneta? ¿Ni tampoco
responsables los civiles que reciben,
siendo extraños a las pugnas, las heridas?
¿No es convicto el Asaltante de Murallas,
que no trae sino muerte para muchos
sin la carga de una tierra generosa?

¿Cómo se realizan los intercambios en este sistema imperialista en medio de este “choque de civilizaciones” que domina la política global? (Samuel Huntington), este retoma en su tesis el concepto de Toynbee afirmando que los actores políticos principales del siglo XXI serían las civilizaciones y los principales conflictos serían entre ellas (no entre ideologías como durante la mayor parte del siglo XX ni entre estados-nación)
El poeta no dice, negocian los participantes en ella, sin que dice: sólo se negocian los participantes, se negocia si participan o no dependiendo de a quien le sirve según quien, y según lo que cada uno esté dispuesto a intercambiar en este comercio inmoral y delictivo de serpientes insaciables (dípsada), pillos y ruines (belitre)de “ese barrio  de subproletariado de la Antigua Roma” , escenario del delito y la inmoralidad.

 “Recomiendan los vinagres de Belona,       (diosa de la guerra en la mitología  romana )
paladares de granujas,
educados con el másico excelente.
                                 Empieza la guerra
de las Civilizaciones.
Sólo se negocian los participantes.
¿Tú que traes?
Una perra enferma
de la Hircania
y una abrasadora
dípsada de Libia.
¿Qué es lo tuyo?
Un gato belitre
de Suburra
y un gallito albión
de pico agudo.
¿Y el mono?
 Un viejo, descastado
del peñón
de Gilbraltar.
Y ahora las aguas
que niegan la tierra
y el saco de cuero
que roba la vida.


El poeta pone voz al poder tiránico, al asesino impío, éste implora a un dios igualmente impío y en su imploración vemos cómo no le importa la muerte de los otros, puesto que solamente él cree tener derecho a la vida, la cual pide para sí.
 
      Creo en ti, Señor Dios Padre,
fiel cobijo
en discordias y batalla, y en tu Vástago,
el custodio de los cielos
en la tierra,
 el que impulsa los venablos con buen tino
matarife
de la grey anónima del hombre
que desata
con fiereza el aguacero de los dardos,
tú, implacable
segador de niños huérfanos y viudas,
yo te imploro
con espíritu del odio más acerbo:
creo, creo, creo
en la impura comunión de las panoplias
y, también,
en el íntimo perdón de las masacres,
 y en los cuerpos
 triturados y en a la vida inextinguible
junto a ti, Señor Dios padre,
pero a mí,
déjame vivo, vivo, vivo, vivo,
por los siglos de los siglos
Siempre amén.

E implora al dios de la guerra para que favorezca su dominio sobre todo lo existente tanto otros seres humanos, especialmente mujeres que son abusadas sexualmente en las guerras (u otros desencuentros que quepan para cada lector bajo la denominación de coito sangriento), dejando claro el papel que juega en la manipulación el Discurso y el poder de la palabra en el dominio y exterminio de las masas, para el propio imperialismo.
 .
(En el discurso del amo se trata de formar esclavos obedientes que sepan lo que el amo espera de ellos. Ya Hegel explicaba que el esclavo debía saberse esclavo para que el amo pudiera serlo y, en definitiva, ninguno de los dos era nadie sin el otro. El discurso capitalista es la perversión del discurso del amo. El capital se reproduce a sí mismo; capital produce más capital, y esta es la perversión. En el discurso del amo hay que ser alguien para poder tener algo, mientras que en el mal llamado discurso capitalista (porque un discurso hace lazo y el capitalismo lo rompe favoreciendo el goce autista con el objeto de consumo, el plus de gozar) hay que tener algo para poder ser alguien. Se es alguien para un otro.

Hipólito de la guerra, ¿por qué me abandonas?
¿por qué no consumas los coitos sangrientos?
Lo que existe bajo el cielo, todo es mío:
los señores del Acero que comulgan,
mientras duermen, con el ácimo pan de oro
de imperiales ambiciones, y la plebe,
cuya mente manipulan los lacayos,
que me sirven con la pluma y la palabra,
con arengas y discursos que dispone
Propaganda con leprifica saliva.
Y los parias de este mundo, los más pobres,
rebozados con la hiel de su infortunio,
como avanzan mal armados con sus huesos,
azuzados por las moscas que acompañan
a Miseria como un séquito de muerte.  

 Los versos que siguen a continuación están escritos con otro tipo de letra y son una respuesta de rechazo que el anti-héroe Alexis (y esa parte heroica a la cual todos podemos identificarnos) da a quienes encarnan el lugar del poder criminal, rechazo que trae un eco del poemario de Vallejo, “España, aparta de mí este cáliz”, inspirado precisamente en la Guerra Civil española.

 “Traficante de las túnicas mortales,
grato el Dite que gobierna bajo tierra,
por los silos del infierno siempre llenos
tras las bélicas cosechas, Insaciable,
tú que azoras con el hielo de tus ojos
y te cebas en el miedo de los hombres,
de mí aparta de inmediato el cáliz tuyo,
que desborda con el llanto de las viudas,
de los huérfanos y ancianos, y que exuda
con la sangre de tus fraudes criminales.
--------------------------------------

             África convulsa,
como el tórax
de una cabra agonizante,
bajo el cielo de esa piel rugosa y negra,
disimula la gramática ominosa
de su fiera intimidad.
Ya
el machete marca el ritmo
de las horas
Hoy nos toca el apurar
hasta las heces
la vesania de los cálices
amargos.
Aprendimos del colono
la doctrina
de los puros genocidios.
Ahora baila,
come y bebe,
hermano hutu,
sobre pilas de cabezas que, sin ojos,
nos contemplan.
Sol de Rwanda,cegador y enrarecido,
levadura que fermenta
este hervidero
de vileza y putrefacción
                
¿Y quiénes son los verdugos?

Los posibles verdugos, aquellos que desde un lugar de representantes de la han utilizado la autoridad que así les fuera concedida, para establecer desde un abuso de poder, un Orden criminal que ha mandado a la gente, y en esta parte del Poema, a los soldados a embarcarse en guerras en pos del dominio del mundo, siendo víctimas principales de éstas, ellos mismos, las mujeres y los niños.
El poeta pone en voz de un soldado el “mea  culpa” en estos versos , remarcando con algunos de gran belleza  sobre el final, como para cualquier soldado el matar sin el menor reparo, se asienta en la desaparición de  toda empatía, en la  convicción  de  que el otro le es totalmente ajeno , un bastardo, un enigma cuya cuestión hay que pasar por alto porque  no merece al pena,  un resto sin ningún valor (nombre) dado por alguna referencia simbólica, la cual al  ausentarse  lleva  al desconocimiento  de que un hijo es tal en referencia a un padre, de que hay una ley generacional .lugar de lo simbólico que ordena  a los hombres y a la vida y su valor en función de una historia y unos lazos familiares generacionales. Desde esa incapacidad de reconocerse en el otro como un igual simbólicamente, es muy fácil obedecer y matar, aun teniendo que reconocer más tarde o más temprano, que se debaten en un infierno si es que algo de conciencia moral les queda, puesto que en su límpido uniforme prenden la Gran Medalla de su impío Deshonor.
Nuevamente se nos presenta el estatuto del cuerpo como simple carne, privada de humanización, cuerpos para la muerte en las guerras en este caso, para ser muertos matando a otros que también son cuerpos para la muerte. Para quienes ordenan las guerras o genocidios no hay conciencia de ese ser más allá de simple cuerpo, ser humano con sentimientos e historia.

“Potestades criminales y ministros,
los dominios y potencias de la guerra,
por vosotros he asolado todo pueblo,
sometido bajo el yugo de las armas,
y mis ojos no tuvieron compasión.
Potestades criminales y ministros,
 los dominios y potencias de la guerra,
por vosotros he arrasado las ciudades ,
convirtiéndolas en yermos cuyos vientres
desbordaron con los muertos prematuros.
Potestades criminales y ministros,
los dominios y potencias de al guerra
por vosotros reventé contra las peñas
la cabeza de mujeres y de niños
-¡Ay su llanto interrumpido, el golpe seco!-
Potestades criminales y ministros.
los dominios y potencias de la guerra
por vosotros aquel hijo de su padre
me es ajeno, ecurridizo, entero enigma,
pues su nombre no responde a lo que soy.
Por vosotros potestades criminales
y ministros, los dominios y potencias
  de la guerra, me debato en los infiernos
 aunque prendan en mi límpido uniforme
la Medalla de su impío Deshonor.”

Pero también nos pone ante la otra cara del solado, la de su muerte y la de infierno personal que viven los sobrevivientes a las guerras:  son pues pura carne...de cañón -como dice el dicho-. No se da lugar al duelo por su muerte, que se tapa con el orgullo de haberse desmembrado en nombre de una patria demoníaca.

“No se llora a los soldados
mutilados, ciegos, paralíticos,
locos, mudos
para siempre insomnes,
presos en las redes
de su pesadilla,
o en a la inmóvil soledad
de sus cadáveres,
no se vierta
ni una lágrima por ellos,
siente orgullo
porque se
 desmedraron en nombre
de las patrias,
de la patria espantosa,
de la demoníaca,
de una idea que rezuma sangre,
de algún Dios de los ejércitos
celestes,
nunca faltan los imbéciles que elogian
la metafísica del asesinato,
más caen
 y siguen cayendo
perdidos en a la noche del ángel,
hasta que quede el nombre,
hasta que no quede el número,
 hasta el fin de los tiempos,
hasta que no quede aurora
para el hombre 
 
   Cesárea de la espada:
la partera saca de la testa
de la democracia
una libertad flaca y doliente,
toda cal y ceniza.

  Y como resultado de las guerras:

                Ahora el silencio.
Vestigios sin rostros,
su carne fundiéndose,
separando la
piel del músculo hasta le hueso.
Sombras fijas
se pintan en las calles, las fachadas,
la extraña silueta de los muertos.
Todo lo que resta es
polvillo de carbón.
La última frontera es peligrosa.
Terremotos
Huracanes
Tsunamis e inundaciones
¿cuántos de nosotros sobreviviremos?
Cicatrices
como arbustos marchitos.
Las ciudades inundadas,
los países devastados.
¡Haz a América más grande!
Con tanta gente
 sin agua para beber,
 sin nada que llevarse a la boca.
Nunca es suficiente.
¿Con qué orgullo se levanta la ciudad
donde se ha abolido la historia?
La esperanza se puede deslizar
sólo como contrabando.
¿quién arrojó los lodos
contra el frágil espejo?
No nos escuchamos. La
sospecha crece,
esperando que alguien nos diga:
No pasa nada. Sólo es paranoia.
Pero nunca es cierto.
Por eso,
un acto de fuga
contra el cielo vacío de promesas.
Sabemos que nadie pintará el Guernika nuclear.
Imperialismo:
anhelo de
cuerpos
y luego de nada.
El tequel mene ufarsin sangra en los muros.

 Y la lengua está herida de muerte, es prisionera y aprisiona, presa de un narcisismo monologante, y eso tiene efectos sobre la renuncia a las subjetividades y por tanto a las diferencias: no hay yo, ni tú, ni él, y menos nosotros, todos tienen que ser uniformados y unificados bajo la misma imagen globalizadora (blanco-rico- “guapo”-joven- heterosexual. Católico, amante del trabajo... etc.) y hay que leer con qué belleza es capaz de decirlo Pedro Gomila Martorell como podemos leerlo a continuación.

      “La lengua de alambre
nos teje el discurso,
renunciando a la fluencia
de conjugaciones,
presagio inquietante
de un fin inminente.
Arranca de cuajo
la palabra-arbusto
que no le deja ver
el bosque-nombre.
Así no hay deslices
ni remordimientos...
…...........................
La palabra, solo un eco en los oídos,
simulacro apenas, sombra, presa o rehén,
que no compartirá contigo su congoja
porque arrecia un aguacero de amenazas
y una lluvia de silencios nos abate
Hoy mentimos otra luz de pajareras
donde se vive a la orilla del fingir
la pública aquiescencia a los monólogos.
Después de tantos años, desde la caída del Muro,
se trata de abolir de nuevo el desacuerdo,
un acto de violencia sin más rostro
que aquel del miedo atroz que nos domina.
Una y otra vez la voz derrotada,
¿nos urge llave nueva o una ganzúa
para abrir esta puerta sin candado?
Derribemos unidos las paredes
con la ráfaga de aullidos de la tribu,
pero nadie se quita la mordaza,
porque la única y monótona Voz
mantiene la apariencia de una paz
de vasto erial sin límite ni ocaso:
Gran Hermano te dirá como pensar.
Gran Hermano te dirá como te sientes.
Gran Hermano nos hará a todos ricos.
Gran Hermano nos protegerá.
Porque sin supervisión, de alguna manera
o en algún lugar, tú eres culpable.
¿Puedes afirmar sin duda alguna
que nos hablaste con un comunista,
que no hablaste con insurgente,
que no hablaste con un soñador?


 
         Estamos en un tiempo donde las palabras y discursos no clarifican la historia del presente, más bien difuminan la realidad de los hechos cual lo hace la niebla, para impedirnos ver con claridad los abismos que nos acechan y que pretenden ocultarnos, donde sueñan los demonios que están agazapados a la espera de   despertar, como estamos pudiendo comprobar en toda Europa y en el mundo.

No están muertos los demonios de Occidente,
solo duermen mientras sueñan despertares.
Desde el alba primigenia nos observan:
y el presente en una niebla de palabras,
tras las cuales se agazapan los abismos.
Urge el mito, el rito, siempre el holocausto
y el espectro imaginado se hace Carne
que nos deja huella sucia, ensangrentada,
sobre el banco ceniciento de la Historia.
Más habrán de retornar tiempos, oscuros
si nos ciegan como antaño con fulgores
que chamusquen nuestros párpados gentiles.

 Ante este estado del mundo, el poeta recalca la urgencia del mito y del rito como defensa de lo simbólico ante lo real del holocausto, única manera de hacer de la muerte una experiencia subjetiva, civilizada y por lo tanto humana.

 Para que se produzca la función subjetivante en el duelo es preciso que el Otro Social, lo público, sancione la muerte y legitime con los medios que dispone (Sistemas de la Lengua, Jurídico, Político, Religioso...) el lugar del deudo como tal. Esto le permitirá transitar los tiempos del duelo, permitiéndose en lo privado, los amarres y separaciones necesarios con el ser querido muerto para que en lo íntimo éste pueda inscribirse de otra manera. El deudo no será nunca el mismo antes y después de la subjetivación del duelo. De allí que lo público aportará los recursos simbólico - imaginarios para contornear lo real del trauma y traducir - o sea - significar lo que el deudo perdió con su muerto querido. El resultado de este movimiento enlaza a los humanos con el único lazo posible: el lenguaje. Por esto es preciso que cada muerte sea contabilizada, contada (numerada y relatada) para entrar en el lazo social con los semejantes, con el muerto y con la descendencia.

Aunque también en la obra va a estar presente el mito en su función de engaño:

"Mas los nuevos evangelios nos revelan

 que los mitos, solo textos inservibles,
las metáforas no niegan ni apostatan,
multiplican las heridas …”  (“La palabra que arde en la noche”)



 La misma historia del término mito, del modo como se ha utilizado, nos muestra su empleo en, al menos, dos sentidos fundamentales: el mito como «fábula», «ilusión» o «engaño»; y el mito cono relato inserto en una tradición, conservado en la memoria colectiva, y que en lenguaje simbólico expresa determinadas experiencias cruciales de los hombres

En la consideración del mito como mera «ficción» pesa sin duda el racionalismo ilustrado, que valoró los mitos de nuestro pasado civilizatorio como «ilusiones» de una forma primitiva de conciencia que aún no había alcanzado la madurez en el ejercicio crítico de la razón. Se trata de una valoración acertada en cuanto que la pretensión de las narraciones míticas de ser, por ejemplo, explicaciones etiológicas de los hechos de este mundo supone una mentalidad ingenua apegada a concepciones animistas y antropomórficas, que a la vez que parte del sentimiento vital de la continuidad del orden natural en que el hombre está inmerso, pone el fundamento de dicho orden en una realidad distinta, trascendente, en la «Realidad» por excelencia que constituye el ámbito de lo «sagrado». Pero lo que olvida esa visión racionalista es la cara del mito recogida en su otro sentido: la expresión simbólica de experiencias humanas profundas. La concepción racionalista se queda, pues, en la valoración del mito coma. algo «deficitario» respecto del conocimiento lógico-racional, pasando por alto su «alteridad», su diferencia, no porque diga mal una cosa, sino porque dice lo que no puede decirse de otro modo, aquello que desborda los cauces expresivos delimitados por las reglas de la lógica. Es la carga simbólica del mito que se resiste a la horma del pensamiento racional.
Desde una racionalidad que deja atrás el engreimiento racionalista, la tarea respecto a los mitos no es sólo proceder a la desmitificación para anular sus pretensiones etiológicas, explicativas, como discurso inmediato sobre la realidad, sino también llevar a cabo una tarea hermenéutica capaz de rescatar el «verdadero fondo mítico» o, si se quiere, la verdad del mito, la que encierra su simbolismo con su poder significativo y revelador acerca de la propia condición humana. La falla del racionalismo en este punto, correlativa a la unilateral y desmesurada autocomprensión de la razón, es dejar de lado la herencia del pensamiento mítico, y con ello prescindir de los anhelos y esperanzas, y también de las angustias y temores que en él se expresan”. En Mito, ideología y utopía. Posibilidad y necesidad de una utopía no mitificada
José Antonio Pérez Tapias
Departamento de Filosofía. Universidad de Granada (ugr.es, Gaceta de Antropología,1988,6, artículo 04)




Herida está la palabra y herida está la carne por El poder que también mutila las relaciones dejando solas a las personas en su desamparo:

        Mi carne está llagada, rota, lívida,
mi piel una aspereza azul doliente.
Soy blanco de su Rabia porque en vano
intenta doblegarme y sofocar
el fuego de mi impura rebeldía.
Él dice: Yo aniquilo. ¿Quién lo impide?
…........................................................
porque Él consume al recto, a quien es libre.
….............................................................

          Delante de su trono me defiendo,
si yo callara ahora moriría
pues nunca de lo inmundo nace el alba.
Oh, tú que despedazas con tu cólera,
¿será por ti la tierra un camposanto?
Vinieron tus secuaces a prenderme,
lograste que mi hermano se alejara,
cobardes, me acusaron mis amigos
…............................................

¿Y LA jUSTICIA?

“...florece la jurisprudecia del asesinato”
…..................................................................
“¿Quien puso como juez a los demonios?”
-----------------------------------------------
    La justicia que arrancamos,
cual botín, a duras penas,
de las rocas mal talladas
de los cíclopes salvajes,
nos recuerda a cada instante
que una misma y sola recta
se decreta para todos
desde el medio hasta el extremo
que limita las acciones
de los hombres, aunque el Ojo
grande y miope se atribuya
la distancia ventajosa,
diferente, inmoderada,
que deforma la Belleza
de los círculos perfectos.
Unas veces aparece con el rostro
de una vieja entrada
en carnes,
maquillada cual ramera
de al diosa,
que susurra a los oídos
de las leyes,
Se revela, en ocasiones,
con mejillas de alboradas rubicundas,
mas no tiene
más allá de la apariencia
 peso y masa,
sólo habita la negrura
de la sombra 
que no exhorta al corazón
de la justicia.
Al fin otras, se presenta
bajo aspecto
 de una moza flechadora
que et arranca
las entrañas con la boca
de una perra,
que masacra a su camada
cada noche.
….....................................
La migración y más muerte como resultado de esta barbarie:
“Las pateras llegan pronto en primavera
y con ellas el hedor del extranjero.
¿Cómo se atreve a mamar un extraño
de los pechos fecundos de mi Madre
y medrar a su costa
para enraizar en mi lengua un escarmiento
tan rojo como el vino de la muerte?
Las hogueras queman víctimas sin nombre
de color negro azabache,
del color de las arenas del desierto,
con la cólera demente inextinguible
que derrota a la razón.
Tendrás mareos
provocados por a la grasa crepitante
y el aroma de la carne de aquel hombre,
solo grito silenciado sin un rostro.
Los ladridos de los perros no se escuchan
en las noches de barbaries desoladas.
 
            Oriana se rasca
 la musulmasarna,
esa comezón
psicosomática
intensiva del pánico yihad,
y aquella caterva de tirabuzornos,
cofrades del hornero
Judenraus,
que endulza la pasta
de los matzos
con sangre fantasmal
de gamusinos ,
aplasta con su pie
bujarracoles ,
pero nada sacude
la modorra
de
los democratacrápulas
que duermen la borrachera
sobre los cristales rotos
de las viejas urnas.
           ¿De dónde has salido?
Soy senegalés.
Yo pido u trabajo
que tú has rechazado
por ser un burgués.
Aquí un inmigrante,
no tengo papel.
Me paga en saliva
por ser de otra tierra
mi patrono cruel.
Pasó la bonanza,
viraste el timón.
Se ha puesto de moda
golpear con la lengua
al sucio invasor.
Detestas mi aroma,
desprecias mi piel.
Quisieras matar
mi sueño legal
con toda tu ley.
¿A qué tanto enojo?
¿Por qué ese rabiar?
No existe frontera
para esta patera
de allende la mar.


                 Hay un cuerpo negro y roto,
que las olas brizan
amorosamente.
Nadie sabe que en la playa
yace muerto,
olvidado y sin destino,
solo, un hombre.

               Los Atroces merodean por las calles,
semejantes a los perros iracundos
que comparten muladares con las ratas,
 aplastando las cabezas con sus botas.   ......
          Un disparo en la noche
y otro espejo de sangre,
cuerpo oscuro, tiza blanca,
policía rubio. De perfil caucásico.
Haz las maletas y vete.
No te queremos cerca,
negro.
Hueles mal, a podredumbre,
a estiércol de siglos.
Nunca entendiste la filosofía,
negro.
¿Conoces a Heidegger? ¿A Nietszche?
La música de Bach no es para ti.
Tam, tam, danza en la selva.
Por los siglos de los siglos,
negro,
….............................
¡Escucha!
EL Valhalla airado
y
la voz pura de valquirias:
esta tierra no es tu tierra.
Dios bendiga a la América blanca.
Arrodíllate.


Y en otra parte dirá:

“No hay vestigio de inocencia, sólo víctimas,
en los países marcados por la encrucijada
de la venganza, del odio y del dolor
¿Quién entonces se atreverá a mediar'
¿Quién elegirá al villano y a los héroes
de estas tácitas tragedias? La palabra
 que esta huérfana de luz
engendra espanto.
No es posible contemplar el vuelo dócil
de palomas sobre Gaza desangrándose.
Destruyeron el hogar de mi familia,
y mataron a la esposa de mi hermano.
Nuestra tierra era fecunda, rezumaba
con aceite de olivares, los viñedos
 se extendían por doquier, solaz del mosto
que en lugares se vertía...Ahora morimos
 en a la triste oscuridad. Somos los muertos,
pues nacimos del lado equivocado
de la bárbara frontera. Y esa cólera
que triunfa en cualquier tiempo sin espacio.
Somos todo menos dicha y pensamiento.
Alimañas hacinándose entre alambres,
mientras llora, gime y plañe nuestro Abraham.

PARTE 4:  ZELIM O LAMÚSICA SILENCIADA.
“Lo que no somos,
¿todos debiéramos serlo?''
……………………..
¿por qué me niegas?
Sí, has visto mi llanto,
pero no quisiste suspender mi muerte.
……………………
Ésta es, ¡mira!, tu nación, la de los
réprobos. 
Y la furia del azul mientras
tus súbditos
me silencian hasta la última
palabra.
Pero no me conocen
Pero no te conocen,
extraviado por la furia que nos hunde
……………………
Mas, verdugo, no me tejas más
los lienzos
de los mitos sin la luz de las esferas.
……………………………………
¿Hasta cuando
se demora la estación de las
huidas?
……………………………..
    Jóvenes voraces sin leyenda.
Pero ¿existe algún lugar en
este mundo
donde consumar sin noche
 la hermosura
de nuestro ilegítimo florecimiento?

El 6 de agosto de 2017, el cantante Zelim Bakáyev viajó a Grozni para asistir a la boda de su hermana. El 8 de agosto fue supuestamente arrestado por las fuerzas de seguridad de la Unidad Especial de Respuesta Rápida (SOBR), según informaron dos testigos. El teléfono móvil de Bakáyev fue desactivado el mismo día. Su rastro se desvaneció, al igual que su cuenta en Instagram, cerrada sin previa explicación. Familiares y amigos de Zelim temen que el cantante haya sido torturado y asesinado en la “purga  anti-gay” desatada en la república chechena. Todas las sospechas apuntan hacia un final trágico.

        Te mueves agreste luna,
paloma negra
que duele como una daga.
Qué pasa si te dijera que
no desalientes al mundo.
Puedes ser tan cruel y
no
cumplir con la perspectiva.
Lo que no somos,
¿todos debiéramos serlo?
Permite que la naturaleza
siga su curso.
El mundo gira. En torno, el
polvo del nombre.

Los muertos Los salvajes. Los
 malvados sin
confines.
 Mudanza como tocar una rosa.
Sentirse enajenado. Mente.
Nada. Pero, cenitales,
cuántas luces satisfechas.
Vencer.
Tal vez no sea el
auténtico nacimiento
como un desbordamiento de mi llanto.
Aceptar la locura, no
el silencio. Es tu pincel
color de alturas.
Y el tiempo se detiene.
Las palabras
se vuelven ondulantes.
Tu antiguo cielo nuevo.


…...............................
Porque seré la epifanía absoluta,
la cifra profana absolutoria,
una vez purguemos en el fuego
rebeliones,
ardiendo en nuestra luz.

    Los
arcanos de cristal son querubines
que nos gritan,
que aúllan.
Tu lengua, este aguacero,
no limpia la sangraza de mi rostro
Agotado de
 luchar,
Sí, has visto mi llanto,
pero no quisiste suspender mi muerte.

Y el cielo se inflama como gasolina
por decreto de las pútridas
raíces.
réprobos. 
Y la furia del azul mientras
tus súbditos
me silencian hasta la última
palabra.
Pero no me conocen
Pero no te conocen,
extraviado por la furia que nos hunde

la estructura de los huesos
de madera,
mal atados con tendones de alambradas.
A la espera de un momento,
de un respiro,
barros húmedos discretos. ¿Hasta cuando
se demora la estación de las
huidas?

     
          Parpadeo en la distancia
Mientras cerca
Los hechizos lanzan naves contra el ojo
Vigilante
de los odios escarchados por la
sal.
Una noche de sosiego
tras los golpes,
ya no hay gritos de gaviotas ni
serpientes
como madres que alimentan a sus niños
con pedazos de carbón. Sangra la
música.
Mas, verdugo, no me tejas más
los lienzos
de los mitos sin la luz de las esferas.
Tiempo: magma de terribles
pesadumbres,
 dinos cuando se engendró tanta
crueldad,
pero no hables
con tus míseros sofismas,
ni apotegmas
con las máximas que ignoran
nuestra angustia.
Si alcanzara a comprender bajo tu sombra
que es lo bueno y verdadero
para ti
con lenguaje de gamuza, en qué consiste
tu fantasma inaugural de los deleites.

Madre patria que presencia
voz en medio de los rezos,
sus puñales.
No es elegio de la boca
desdentada sin amor
desde el origen
de las crueles   eclosiones,
martilleando
cada una de las uñas indefensas.

No vacilas
Ni siquiera por las súplicas
del viento,
pero labras cicatrices sin que en ti
caiga nieve sobre el alma
y no lo sabes.
Y un agónico latido,
este tormento,
que nos prende el corazón. Las
alas tiemblan
porque, expuestas a la escarcha,
sus cenizas
no perciben ningún lastre, ese silencio
 de cuchillo perforando las
entrañas.
Padecemos por aquello que nos quitas.
Y en la oscura habitación,
por ti escupido. Piel profunda.
Tu promesa
Ensordece el corazón. Espejo
Opaco,
Lentamente me suicidas. La mirada,
sin recurso. ¿No me escuchas? Bebo a mares
en tus cálices los gritos y el
dolor.
Fingirás que ya no existo, pero
sí.
……………………………………….
                   Pero me juzgas
Como a trozo de carne.
Cicatrices
en la pública discordia. Te
deshaces
de mi mismo y de mi lengua
y de mis ojos.
Sólo soy lo que tú quieres,
un vislumbre.
Tu pasado ha subyugado
el porvenir,
aunque siga porfiando en la
derrota.
Son tus manos como pinzas
de alacrán,
más las mías mientras gritan,
laten, ven.
Tus rodillas en mi pecho
y la cabeza
reduciendo su tamaño
al de una aguja
por el ojo de la cual no has
de salvarte.
Si, escapar de tu redil
del pensamiento
que tritura soledades con
la muerte
tiritando junto a mí.
Y esta es mi alma
que desata la bolina
y el dogal.
Porque hallé en la anulación
La herida abierta,
soy un pájaro de fango
a plena luz.

……………….

Me has golpeado con tal fuerza
que no tengo
ya con qué poder tachar
preposiciones
de otra acción irreversible.
Qué tristura
cuando el árbol maltratando cae solo
con el filo de las hachas y un
 silencio
permanece, irreprochable, sin cumplirse.
Hoy tu mano se levanta
una vez más,
todo vuelve a repetirse hasta que surge
la perfecta confusión del desamparo.
El secreto de la impura geometría
se revela una quimera,
seduciendo
transparencias, como río, que no fluyen
sino arriba, hacia el bostezo
de un volcán
que ha soñado hace milenios
con estragos.
Desafío el magma hirviendo de tu
dogma,
de esta furia sin control del pensamiento.
Tu me exiges delaciones,
una vida que naufrague en la marea de tu luna.
Muchos nombres para que otro
 pueda acaso,
no es seguro, guarecer al fin sus letras,
deslizándose en la tinta,
como anhelo
de un océano sin piel de leviatanes.
………………………………………….

Todavía puedo oír como se cierran
las fronteras de aquel mundo.
Policías
acechando tras mi nombre. El roce áspero
de una gota con tumor de conjeturas.
Este espacio de mi yo que nadie colma
si me encuentro en aquel centro
de un aullido
que mis cuerdas no emitieron,
que me arrastra
hacia formas muy antiguas de exclusión.
El amor que nos cincela a contraluz,
distanciándose una brizna de su sombra,
imantado por las otras perspectivas
teme a veces
enfrentarse intempestivo con lo eterno
como oleaje de tinieblas que se eleva
destruyendo continentes
diminutos
de los cuerpos
………………….
   Recupero la estación
De los conciertos
susurrando las canciones
del ayer
que resuenan como abejas
enervadas
que tratan de escapar
del humo arcaico.
Una extraña mariposa
se debate
entre muros de cristal,
mientras escupo,
la hojarasca, entumecido,
 o bien, perplejo.
Sin embargo, el tiempo cae,
el tiempo cae.
Y en el aire flota el miedo
sobre el nombre
que la lengua no pronuncia
porque estorban
tantas uñas como clavos y
alfileres.
Si pudiera renunciar a las
 historias,
recubiertas con el óxido
de siglos,
 y el vacío silencioso del
pasado
se rasgara en las aristas
de las piedras,
 comulgado en nuestro andar
sin gravedades.
Pero pronto apagarán
la luz del mundo,
 tras nosotros ya se eclipsan
las auroras.
Nadie espera entre la hierba.
Incluso un grillo
vivirá unas cuantas horas
 más que
yo.

LA PALABRA QUE ARDE EN LA NOCHE


             Ya se impone la certeza de ser todos
los humanos como islotes extraviados,
cual racimos de archipiélagos en bruma,
azotados por las olas, tan volubles,
de un destino singular, inapelable.
Soledades que nos llevan a entramparnos
en la liga de ilusorios Paraísos
que por  más que perdidos, resultan acogedores,
cultivando en los destinos del destierro
los recuerdos acendrados de las primaveras,
nuestras Arcadias rasadas por los aquilones.
Y fingimos el afán de amar sin llanto
cuando afloran los volcanes de la carne,
sin que demos importancia en qué momento
nos regalan la ocasión de su estallido.
Y los labios se encadenan a otros labios
que regresan a su orilla sin arenas,
ya las manos se entrelazan a otras manos
que se tocan un instante y se consumen
con la pena y la ceniza. Fugas breves
que de nuevo nos arrojan a los fríos
de las crudas intemperies del invierno,
y, encendiendo nuevamente las tristezas,
nos devuelven el estrépito del mundo.
………………………………………
Las alas de mimbre nos llaman, anhelan
clavarse en la espalda del niño que anula
la torre de angustias cuajándose en siglos.
Su peso se eleva ligero de voces ,
Los valles dialogan, se dora la espiga,
Los montes se antojan gigantes benévolos,
los ríos son cintas del héroe que duerme,
y el sol de barbaries no funde la brea
ni quema las plumas de un lienzo tan frágil.
El mar es un hombre que ruge en silencio.
Se expande la vista, sus manos se extienden.
Se amengua la náusea. La vida resiste.
Barrica de roble, me embraga tu aroma
de fruta que suda con sales marinas.
Empieza otra historia. Navego en fragata.
Y escucho el sonido del viento en las lonas.
Se huele en la brisa. La aurora está cerca.


EXISTE OTRA VERDAD, OTRO UNIVERSO,
 DETRÁS DE LA PALABRA QUE OLVIDAMOS.



MUCHAS GRACIAS PEDRO !!!
 y lamento no estar a la altura intelectual que tu obra requiere.