sábado, 26 de diciembre de 2015

LA ALTERIDAD FEMENINA Carmen Gallano.


“El amor es lo que permite hacer soportable el encuentro entre dos que no se comprenden y que no se comprenden porque no hablan la misma lengua…El amor es la mediación de lo imaginario entre dos medios decires que no se recubren” (Jaques Lacan)
no es por tanto una unión entre dos , es lo que permite hacer soportable la desunión, permite, hacer mediación para que la desunión sea soportable y agradable.
“La incomprensión mutua es estructural, solo los espejismos del amor, loimaginario del amor en su faz narcisista, puede hacer creer a hombres y mujeres que se comprenden. El amor proyecta la ilusión de que hay relación entre el hombre y la mujer, pero sólo la ilusión".
Libro hermoso y muy complejo, de la excelente psicoanalista Carmen Gallano, de lectura lenta y que en mi caso requiere de relecturas varias.







"45 años" sobre el amor


"45 AÑOS"  


Una película que a mí me gustó mucho. Pero lo más llamativo a mi modo de ver, es la situación de desconcierto que me produjo el hecho de que a varias de las amigas que fueron a verla conmigo, no les gustara y hubieran sentido que es una película muy lenta en la que “no pasa nada” o nada suficientemente conmovedor. Me parece interesante para intentar dilucidar algo del sentido de la misma, partir de esa sensación de desconcierto y sentimiento de insatisfacción que en mayor o menor medida experimentamos todas, porque no me cabe la menor duda de que siguiendo las huellas de la misma, habré de poder arribar a una gran película.
La pareja protagonista cumpliría en el momento que comienza el relato, 45 años de casados y la esposa está realizando todos los preparativos para dar una gran fiesta. Parecen llevar una vida plácida y tener una relación en la que hay compañerismo y cariño. Pero una carta anunciará una noticia inesperada que trastocará la vida y la relación de ambos llevando a la mujer a cuestionarse los cimientos de su relación de amor. La aparición del cadáver de una antigua novia, no solamente hará que la muerta vaya volviéndose poco a poco omnipresente, sino que la supuesta protagonista de la historia se dé cuenta de que en verdad ella nunca ha sido tal en esta historia de amor.
Hay quien dirá que el esposo no habló y la traicionó, que una pareja basada en la ausencia de confianza y en algún secreto no puede nunca llegar a buen puerto. Pero, ¿estaba este hombre realmente en condiciones de hacer otra cosa con lo que le sucedía? Habría que pensar en un duelo nunca elaborado; además, el intento, supuestamente secreto, o más bien no del todo consciente, de construir su vida como supone habría sido con la otra de haber seguido viva, es también una ficción, no menos ficción que la que la que construiría con su esposa de no haber existido la Otra.
Yo me pregunto ¿realmente podemos elaborar alguna vez el duelo de nuestros dos primeros grandes amores, ya sea de su presencia o de su ausencia, podemos separamos tajantemente de ellos alguna vez? Y me contesto que no.
Entonces, ¿qué vida vivimos? ¿Será que solamente a la mujer de esta historia le sucede que un día descubre que ha estado viviendo una vida que no era auténtica; que su marido en vez de estar con ella había estado viviendo 45 años con un fantasma, y ella era tan solo el soporte carnal para poder vivir algo de esa otra vida deseada que supone habría podido ser?
¿Alguien cree que realmente se puede vivir el presente despojado totalmente del pasado, o muchas veces lo que creemos nuestro presente no es sino una repetición del pasado o un intento de hacer vivir lo que creímos que podríamos haber vivido con alguna otra persona? Vida y persona ideales obviamente.
¿Somos un actor que no termina de saber su papel, ni de poder apropiarse nunca del todo del mismo, fingimos ser y dar lo que no damos? Y si es así ¿sabemos en verdad lo que estamos haciendo y siendo? ¿Amamos en función de la persona que tenemos delante o nuestro amor está determinado, limitado ¿o potenciado? por uno o quizás varios amores anteriores frustrados?
En este último sentido, ya Freud dirá que por lo menos para todos es seguro que hay dos amores frustrados que determinarán nuestra elección de pareja y nuestra manera de amar, ya sea para bien o para mal (el amor a nuestro padre y a nuestra madre, por cual de alguna manera todos amamos en cierta medida a un fantasma.Hombres que aman en su mujer a su madre o que “no aman “lo suficiente” a su mujer (de acuerdo a los reclamos de esta obviamente),porque la madre sigue ocupando en su amor el lugar principal, mujeres que aman en su marido lo amado de su padre o no aman a su esposo como este desea ser amado, porque su gran amor sigue siendo su propio padre o quizás un hermano, que también es muy común.
Recordaba ahora otra película preciosa y trágica: “El marido de la peluquera”; donde también el exceso con que el hombre deposita y reclama que su mujer realice ese modelo ideal del fantasma de su amor pre-adolescente, y la pretendida fidelidad con que ella responde a querer ser su amor eterno (sin faltas) termina con la no aceptación de la cuota posible de desencuentro y desilusión que el amor conlleva, llevando a la protagonista a un final trágico.
¿Debemos dejar que los fantasmas del pasado se apropien de nuestro presente y de nuestro futuro en una relación de pareja, pero en la vida en general (estaba pensando en la novela de Laura Castañón que no en vano se llama “Dejar las cosas en sus días”), o no? ¿Acaso podemos evitarlo? Yo creo que no, o no del todo. Pero entonces ¿cómo hacemos, cómo puede hacerse para matar a una muerta -en este caso- que puede llegar a estar más viva que la esposa viva real de carne y hueso? ¿Quién de los dos le otorga mas vida a la muerta? ¿y por qué lo hace cada uno?, ¿qué significado tiene esa Otra mujer para ese hombre y qué preguntas encierra para la esposa que no puede dejarla estar? ¿Es realmente más digno de llamársele Amor a aquel ideal frustrado que a este actual desdibujado por el amor dirigido a la muerta -viva y opacado de cotidianeidad?
Finalmente, creo que es una estupenda película sobre el amor y sobre eso inmedible que hace que una persona ame a otra, sobre las proyecciones que hacemos de vínculos del pasado en los actuales y idealización que eso determina, sobre la idealización que llegamos a hacer de las personas muertas puesto que ya no pueden desilusionarnos (sean muertas reales o simbólicas vinculadas a relaciones frustradas) y que nos impiden a veces valorar, o darle a quien tenemos al lado el lugar “limpio de fantasmas” que este nos reclama(lo cual considero imposible), o que nos impide ocupar en una relación ese lugar que creemos que existe (perfecto, ideal)en la medida en que fantaseamos a una Otra o un Otro que sería o estaría en posesión de aquello que (de haberlo podido tener una o uno) sí nos haría ser merecedores del AMOR del Otro.
Y hay lentitud en la que aparentemente no pasa nada porque el tiempo ha quedado detenido en el pasado, cuesta que se deslice, e inclusive el primer plano de la película muestra un paisaje donde la línea del horizonte está inclinada, ¿pretendía indicarnos con ello el director el declive de la relación?¿ o simplemente el plano quedo así por casualidad o porque no puede quedar de otra manera?
Y entonces sí, si se trata de amor, hay desconcierto e insatisfacción en la protagonista como en todos nosotros, pero hay también la certeza de que es ella la que ha vivido esa relación sea cual sea la misma , ella la que sigue viva, la que puede festejar.
Una película donde desde la sutileza se cuenta la fragilidad de la relación humana y del amor y de que en definitiva nunca amamos a quien creemos amar y quizás en definitiva básicamente nos amamos a nosotros mismos en una relación fantasmagórica con el Otro, y un poco, solamente un poco, al otro.

sábado, 19 de diciembre de 2015

AUNQUE NADIE QUIERA SABER... DE LA OSCURIDAD, ELLA ES.



Retomando las palabras de dos personas amigas de facebook haré algunas reflexiones sobre el duelo o los duelos. Una de ellos me decía que “quien se para muere, la vida es un devenir constante”, y que en el duelo el encontraba una nota discordante, y la otra citando a Ángel González que  “para vivir un año, es necesario morirse muchas veces mucho”.


Y efectivamente, el duelo es o introduce una nota discordante o disonante en el  devenir, quiebra la armonía del flujo del devenir de la vida que nos apetecería que “fuese constantemente” placentera, feliz, y que pudiera discurrir de una cosa a la otra, de un vínculo /lugar etc. al otro, sin  tropiezos ni trabas, sin dolor. Y muchos mensajes, que continuamente encontramos por ejemplo en facebook, van en ese sentido de ir hacia adelante, de  disponerse a intentar ver aún en situaciones difíciles o de franca pérdida, el vaso más bien lleno que vacío, en atesorar las posibilidades o ganancias que  implican los cambios. Hay una tendencia muy marcada en esta  época,  a pretender y aún a  exigir a las personas el que todo lo afronten o gestionen (término que detesto para hablar de la afectividad porque es inapropiado y está sustentando en la idea de un sujeto que pudiera ser dueño completo absoluto de sí mismo, de su querer y de su  libertad, lo cual es inexistente)de manera positiva, con fuerza y optimismo, ya que- retomando el título de la película que hace unos días comentaba- hoy más que nunca  “Nadie quiere la oscuridad”. Es más, muchas veces a las personas que intentan darle un lugar a dicha oscuridad, se las intenta persuadir o incluso conminar  a que la nieguen, a que la dejen de lado. ¿No es eso acaso lo que muchas veces se le propone a alguien que está atravesando un duelo? “No te quedes en casa llorando, sale, diviértete, no te quedes encerrado pensando en eso”,  en definitiva: encuentra otros “objetos -personas que  llenen a toda prisa  el vacío que tanto dolor produce, que impidan el tiempo vacío que es de soledad y encuentro  tortuoso de uno mismo y su ser solo,- que es encuentro con aquel o aquello que ya más nunca estará-,  para evitar pensar en lo perdido. O sea que se impulsa a  hacer precisamente lo opuesto de lo que requiere elaborar y aceptar la pérdida; lo cual q implica “de verdad” haberse vaciado del objeto perdido y del dolor que acompaña a dicho vaciamiento, para estar entonces recién ahí, en condiciones psíquicas de colocar a otro objeto en dicho lugar. Y así velozmente “un clavo saca a otro clavo” como dicen, o sino quizás sirva el alcohol o la droga, o el sexo, o la redes sociales consumidas de manera adictiva, un viaje, las compras, etc., para no sentir el dolor y hasta para seguir riendo, porque dicen que “más vale reír que llorar”.

¿Por qué se aconseja esta pseudo-cura maníaca del dolor que produce el desgarro que es cualquier pérdida para un sujeto?
 Porque ese vacío produce angustia: no ser y no saber ya quien soy sin el “objeto” o /y para el objeto, y quizás también ya “no querer siquiera ser sin él” o no importarle ya la vida debido a esa pérdida donde siempre perdemos una parte de nosotros mismos que nunca del todo fuimos, pero que aún así nos dio consistencia en ser(identificación), mientras pudimos sostener y creer la ficción  que construimos para aferrarnos- a él y a nosotros mismos a través de él ).
Levedad, fatalidad del ser que es no-ser, de la cual precisamente da perfecta cuenta de manera hermosa “Lo fatal” de Rubén Darío:
“ser, y no saber nada, y ser sin rumbo cierto/y el temor de haber sido y un futuro terror…/


 (El  término objeto esta tomado en sentido psicoanalítico, y al lugar de ese objeto que lacan llama objeto a (que en realidad es una falta de objeto, un vacio estructural producido en el sujeto por su encuentro con el lenguaje),  y que puede estar  “llenado en apariencia” por diferentes objetos concretos, personas o ideales.

Sostener la angustia  y poder preguntarse por su porqué no es nada fácil en esta época que no habilita un lugar posible para  la misma, para ser capaz de registrarla y reconocerla como tal (estoy angustiado/a), preguntarse el porqué , o sea el sentido qué esa angustia tiene para el sujeto, concienciar que se debe a la presencia excesiva del objeto(conjunción del sujeto con el objeto) que debería poder perder o separar de mí , y una vez asumido esto, estar en condiciones y disponibilidad de “tirarse”  un tiempo variable en cada caso,  llorando, maldiciendo, culpandose, disculpándose, etc. o sea,  haciendo el duelo por lo perdido, sea lo que sea ese objeto perdido. Y  sin embargo, Lacan mantiene que  la angustia es de todas las señales aquella que no engaña” porque es la  “vía regia” de acceso a aquello que no es simbolizable. Por ser un afecto y no un significante, la angustia opera como señal ante aquello que es irreductible al significante, es por eso mismo que es la señal que no engaña, es señal, dice Lacan, de lo real que se presenta en la experiencia. Y eso real es el objeto a, objeto de goce pulsional perdido, resto de la operación de división subjetiva inaugural de todo sujeto que va a ser reencontrado (como falta de objeto en realidad) en toda pérdida se elabore o no el duelo por la misma.

Angustia  que si se la escucha, dice la verdad del sujeto de goce, le dice algo acerca cual es  su relación con el objeto cuya pérdida no se está pudiendo asumir, ya que la angustia indica la presencia absoluta del objeto, la anulación del sujeto y su deseo por la presencia sin “corte -falta o separación-duelo” del objeto que habría de poder perderse. El taponamiento del vacío con otros objetos por horror al mismo, es la huída del deseo y la presencia de la pulsión de muerte.Por eso para Sartre  la angustia es la que  anuncia la libertad del sujeto cuando está aún no es posible. Porque le señala su atrapamiento, su identificación total al objeto que en este caso es de goce,  y solo separándose psíquicamente del mismo, esto es,  haciendo el duelo, podrá devenir sujeto de deseo (en relación a un objeto aceptado como perdido).Pero antes de poder no solamente crear el devenir (hacer que este devenga) y valorar lo que el mismo depara, es condición previa y sine qua non “morirse muchas veces mucho”   como dice mi amiga Emma a través de Angel González, separarse muchas veces , cortar muchas veces mucho con el objeto perdido para perderlo  psíquicamente. Solo puede crearse, advenir lo nuevo, cuando hay falta,  vacío; si en  el psiquismo la libido aún está adherida o fijada al objeto anterior, no puede dirigirse a ningún otro objeto, o lo hace a medias, como habitualmente se puede observar en algunas parejas que terminan su relación e inmediatamente, o aún antes de separarse físicamente de la otra persona,  comienzan otra , y donde muchas veces la persona está efectivamente a medias,  a medias entre la pareja anterior de la que solamente   se han separado  físicamente, pero  no psíquicamente, pues  no terminan de poder dejar de ocuparse de ella en sus pensamientos y sentimientos ( piensa en ella, comparan a la nueva persona con la otra, desea saber de la vida de la otra persona, siente nostalgia de aquella relación etc.)Esto obviamente puede suceder también con la separación respecto de lugares o situaciones  como pueden ser cambios de lugar de residencia, de casa, de trabajo, etc.

 No entraré en detallar las etapas por las que atraviesa un duelo porque eso puede ser encontrado si interesa saberlo en muchos lugares o sitios de psicología; aunque sí he de decir,  aún no siendo especialmente partidaria de los libros de autoayuda, -que en si  tampoco sé si este que voy a nombrar pretende ser de este tipo-que  considero que   “El camino de las lágrimas” de Jorge Bucay aborda muy bien el tema del duelo, mostrando claramente los distintos momentos y sentimientos por los que atraviesa la persona en el mismo.

 Pero no todos estamos preparados  para poder hacer duelos, porque hacerlo y sobrevivir  requiere antes que nada haber aprendido a detenerse en el dolor, a permitirse experimentarlo y registrar sus efectos y afectos en uno mismo, a pensarse en el mismo y generalmente no educamos para ello, al contrario, es común escuchar ante una pérdida este tipo de frases: “no pasa nada”, “ya pasó”, “te compro otro”, “no llores”,  “es una tontería llorar por eso” , “te compro un heladito y se te pasa(heladito!!!) o un chocolatito, y luego la persona se acostumbró a que si está triste se atiborra a dulces o a comida , o al  te llevo a comprarte un juguete, o nos tomamos una cañita o un vinito y ya nos anestesiamos del dolor, etc.
  Todo esto aleja a las personas de la capacidad de elaborar y superar los duelos, de entrar en el sufrimiento profundo que implica la toma de contacto con el vacío que deja el objeto perdido, objeto que también puede ser aparte de separación de personas, lugares, objetos, separación de aspectos o partes de una parte de una misma, de rasgos de carácter, identificaciones que en algún momento pueden devenir síntomas molestos y que a veces requieren ser abandonados: por ejemplo “ser” excesivamente responsable, ordenado o desordenado, sensible, etc., aspectos que nos cuesta cambiar porque requieren de hacer un trabajo de duelo  que es difícil,  ya que  generalmente esos rasgos que luego nos perjudican fueron fijados en nuestra personalidad en la infancia como respuesta complaciente al deseo del Otro o como respuesta defensiva respecto del mismo: por ejemplo, ante una figura educativa que exigiera mucho orden, el niño puede obedecer y querer ser ordenado para satisfacer al Otro y obtener su amor, o lo contrario, desobedecer y ser desordenado para rebelarse y librarse de su deseo, si el mismo es vivido como  muy dominante y no  le deja ni una brecha de libertad, o ser muy ordenado en algunos aspectos de su vida y desordenado en otros.

Y para finalizar algunas de “mis creaciones” que surgieron en una etapa de mi vida donde tuve que  hacer  un duelo que implica varios duelos al haber emigrado de Uruguay a España, hoy sigo en duelo, y mis caminos en estos momentos no son serenos, pero “Andando caminos serenos” es el resultado de un gran tramo de duelo elaborado respecto de quien yo era en mi país de origen,  y de quien soy o más bien no soy ahora,  pero  ya me encuentro en otro momento del mismo y cobran relevancia otros aspectos o aristas del objeto. La escritura me ayudó y me salvó.



EL ESPEJO ROTO.
¡Y yo que allá antes tenía
un fabuloso espejo mágico!
¿qué va a ser de mi ahora
que acá
me
se  ha roto
y me
se cae a pedazos?

Sin mis oropeles ¿cómo amarme?
Sin mis oropeles ¿quién va a amarme?

Un narciso se ha marchitado en mi mirada y cae.

Afrodita ha envejecido
madre ha sido
y la fuente de Juvencia ha perdido
en la noche
ya no hay sátiros ni íncubos anhelantes
de adorar su desnudez
como antes, cuando ésta era de su cuerpo
su más bella vestidura
cuando sus pechos y glúteos
 exhibían altivos  la firmeza marmórea
de una escultura griega.

¡Y yo que antes tenía
un fabuloso espejo mágico!
¿Qué va a ser de mí ahora
que acá
me
 se ha roto
y me
 se cae a pedazos?

Sin mis oropeles ¿cómo respetarme?
Sin mis oropeles ¿quién va a respetarme?


La flor del pensamiento se ha marchitado  y cae.

Atenea,
otrora victoriosa
sus alas han cortado
en la batalla arrebatándole 
su escudo y su lanza,
la lechuza yace
en su brazo dormida
ya ni el Arte ni la inteligencia ilumina-n

¿Cómo hará Odiseo para continuar su viaje?

Sólo la  flor del deseo podrá alumbrarle.



INSENSATA.
¡Insensata!
eso has sido ¡insensata!
cuanto más te aferraste para no caerte
más abajo caíste,
cuanto más temiste
lo que más temías sucedió,
cuanto más dijiste no querer aquellas penas sufrir 
más contigo ellas se ensañaron,
¡Insensata!
no es que no hubieran señales
¡es que tú todas te las saltaste!
Y te olvidaste de Ulises.

Cuanto más te empeñaste en responder
a lo que querías y creías ser
menos fuiste
y  sin embargo fuiste
donde menos quisiste

como si fuera posible a la mariposa
haber no sido antes gusano de seda,
como si fuese posible a un gusano de seda
 resistirse a devenir mariposa.





YA LO PEOR PASÓ.
Algunos creen que nacer es el principio
algunos creen que nacer es un placer.

Algunos creen que nacer es al principio
que nacer nos da placer.

¡Pero yo, en carne propia sé que antes
se necesita haber muerto para poder nacer!

Ya lo peor pasó
es necesario abortarse para poder nacer

Ya lo peor pasó
es necesario caerse para poder nacer

Ya lo peor pasó
¡ Lázaro, levántate y anda!







AMANECER.
 Hoy ha amanecido un sol radiante
ni una sola nube empaña el horizonte.

Hoy amanecí un sol radiante.

Sin querer me sorprendo
tarareando canciones
 a retazos
tiempo atrás olvidadas
que dicen de soles, cambios,
imprevistas primaveras y bienaventuranzas

es que ahora,
que al fin todo está perdido
y  nada tengo que perder

es que ahora,
que al fin todo lo he perdido
y nada temo ya perder

me he dejado caer
todas las máscaras
ya en ellas no confío
¡yo que de ellas
tiempo atrás
queriendo sin querer me fio!

y es un alivio saber
que sin ellas sobrevivo
¡y es más, río!





¡QUE RISA!


¡Qué risa!
¡Qué risa me da  darme cuenta
que hoy puedo reírme de mi!
¡Qué risa y que alivio saber
que ya no me(la) creo

que puedo empezar otra vez!

¡Qué risa!
ahora que puedo jugar a ser Otra
porque no lo soy

¡Qué risa!
el placer  de haciendo la Otra pillarme
 copiando sus gestos, fingiendo su voz

¡Qué risa y que alivio
saber que es teatro!
que puedo empezar otra vez.


VACÍA PARA AMAR.
Dice “La Negra”:
no pienses que todo
está perdido
yo vengo a ofrecer mi corazón.

Digo yo:
ahora que todo está perdido
yo puedo ofrecer mi corazón.






EN TRÁNSITO.



¡Qué bueno!
¡Qué bueno poder ir en tránsito!
con la certeza de la partida
 y la incertidumbre de la llegada
con la cabeza nunca apurada
vacía de pensamientos y de recuerdos
y las maletas perdidas
entregada solamente
al latir del corazón.













ANDANDO CAMINOS SERENOS.
En estos días en que me he dado cuenta
 que no todos los caminos conducían a Roma
y que andar conmigo quiero


En estos días en que me he dado cuenta
que  se me han desdibujado
todos los caminos
 se me han roto todos los esquemas
y andar conmigo se me ha hecho más liviano

el Mar, brujo cómplice devuelve 
mi imagen serena de sol difusa
en vuelta
en pequeñas olas casi silenciosas…
me acerca a la orilla,
me deslizo sin prisa
suavemente sobre la arena

dejo que mi oído caracol se alegre
con la risa de algunos chiquillos
cuyos pies descalzos
dejan pequeñas huellas…

y el cielo, en silenciosa fijeza azul
suspendido
da a ver incorpóreos garabatos de espuma
que en inédita geometría completarían
un cuadro impresionista que apena no saber pintar.













- Kierkegaard ante Lacan:lo real y lo imposible” ,Laura Arias, virtualia.eol.org.ar 

- Kierkegaard, Sartre y las conductas de mala fe, Eduardo Fernández Villar, “A parte Rei” 45, mayo 2006 revista de Filosofía (esta en internet)












domingo, 13 de diciembre de 2015

“NADIE QUIERE LA NOCHE” o a-cerca de LO REAL.




No, nadie la quiere, pero está ahí para todos, aunque su oscuridad no sea exactamente para todos,  la misma. Pero al final de la película me quedé pensando si de verdad una no la quiere. Y me contesto que sí la quiere, porque forma parte de una misma, de cada uno de nosotros. Y la queramos ver o no, aceptar o no a nivel de nuestra conciencia, inconscientemente sabemos que está  en nosotros, que también somos ella. Y por eso, sin saber bien cómo ni cuándo ni dónde, en algunos momentos  la buscamos sin saberlo, o ella  nos encuentra. Y con ese encuentro podemos hacer… ser o  hacer como si no lo hubiéramos tenido, negando, pasando.

“Nadie quiere la noche” una inmensa e  intensa  metáfora del ser humano, de su partida, de sus partidas a la búsqueda de sus sueños,  ese Polo norte del Ideal, paraíso lejano pero  imaginariamente perfecto: ¿el amor, la grandeza, el reconocimiento, la inmortalidad? Llegar a él  merece estar dispuesto  como lo está la protagonista de la historia, una Josephine Peary magníficamente interpretada por Juliette Binoche (doble noche sí, en esta película), a  correr todos los riesgos. Obstinación y  oídos sordos a advertencias de peligro y locura ante tamaña osadía .Y tropiezo, caída en  la tremendamente gélida, cruda y casi interminable realidad: ese sol que se duerme, esa noche invierno que llega aunque no se la quiera, y aún así, en medio de la desolación, la belleza  grandiosa de la fotografía y del/el  paisaje, que aún en medio de la intemperie de esa noche casi interminable,  no podemos dejar de admirar. Encuentro con lo Otro, supuestamente extranjero: otro paisaje, otra mujer, otra cultura,  “otra realidad” cruda o más cruda (lo real), que la únicamente creída y sentida como propia hasta el momento. Pasaje de la domesticación de la ciudad a la Naturaleza  más salvaje. Y esa otra  voz  que  pregunta: “¿qué buscan?” Y mal supone: “si lo tienen todo” Y para colmo,  lo que se busca no existe… más que en la imaginación, o quizás al final no era… nunca es lo que creíamos que sería. ¿Alguna vez fue? Puede que sí, pero ahora ya no.   Desilusión, asombro, perplejidad, burla,  enfado, congoja, miedo, tristeza, dolor mucho dolor, meandros   del duelo. Búsqueda de la cercanía en la una mujer, de aquello que nos hermane: “yo mujer-¿tu mujer?” para cortar las diferencias y acortar distancias  y permitir el lazo; humildad, confianza, apertura, naturaleza receptiva dispuesta a dejarse domesticar como aquella rosa. Rechazo en la una Otra : “lo extranjero” generador de  asco, aislamiento, impiedad, egoísmo ,altanería, creencia en una supuesta superioridad, maldad .Dualidad, enfrentamiento, batalla que  finalmente deviene derrota …de la parte más altanera …¿de una misma? que adviene al fin triunfo de la hermandad.

Yo te salvo, yo te cuido aunque tú no quieras aceptarme, necesitas acá de mi, en este medio, de esta oscuridad y crudeza nada sabes, yo te ayudo a sobrellevarla, yo te salvo y luego, tu agradecimiento aunque difícil de nacer, hace que quieras salvarme. Y entonces juntas nos salvamos: ya no hay tú ni yo, ni tú o yo, o tú en contra de yo, hay NOSOTRAS  y hay él, el que nace de dos mujeres, fruto, creación que  trasciende nuestra rivalidad por aquel Hombre.

Y ese fruto que lamentablemente se pierde. Aunadas en la pérdida  perdida de límites yotu, naturalezacultura, durezadelicadeza, lo extranjero que ya dejó de serlo.
Y luego otro Hombre que llega y reinstaura  la separación, y ya  no ser capaz de poder ser, de querer ser sobrevivir  la una sin la otra, no poder ya ser  “yo sin mi” sabiendo que una parte de nosotros ha muerto (el bebé)
Y  elegir tu caída y mi salvación, donarme tú, darme la vida, y asumir yo  en mí, tu yo, TU NOCHE QUE ES TAMBIÉN LA MÍA

martes, 24 de noviembre de 2015

LA MUJER:¿UN SER PARA EL OTRO EN LA VÍA DEL AMOR Y DE LA MATERNIDAD.¿Y AÚN MÁS CUANDO HAY VIOLENCIA DE GÉNERO?


Ella vino ese día “destrozada”,  resulta que había ido (acompañada) a la casa del marido del cual se estaba separando por violencia de género, y en la misma, habían objetos que daban cuenta que el susodicho, a pocos meses de ella separarse, ya tenía a otra mujer en la casa. Y además -agregó ella entre sollozos- él había subido ya fotos de él con  la otra a facebook, siendo que hasta hace menos de un mes le insistía a ella para que volviera, cada vez que tenía la oportunidad de cruzar unas palabras con él por algún tema vinculado con su hijito.
Varias preguntas posibles de abren a partir de esta situación: por qué una mujer que ha sido sometida a maltrato tanto psicológico como físico durante muchísimos años, habiendo llegado a la decisión en este caso trabajada y “pensada” durante un tiempo, con ayuda de una psicóloga (otras se separan de manera apresurada a partir de una golpiza),se siente tan afectada y está a la vez tan pendiente -como he podido observar a partir de lo que me va diciendo-, de un ex que la maltrataba,  más específicamente del amor en falta o que le falta de ese  hombre hacia ella. Por qué asimismo, cuando le digo que “ni se le ocurra pensar que  con esta mujer que él tiene ahora va a  ser diferente que con ella(hay más probabilidades de que se comporte de manera violenta  también,  pero puede que no), y  menos que  eso la pueda  llevar quizás  a reconsiderar su decisión, y a querer volver con él”  ,(esto último es  obviamente  una “manera de decir”, ya que ella pude  sentir, pensar y decir, y más en esta situación donde mi lugar es el de escucha, todo lo que quiera).
Se sonríe como diciendo “me pescaste in fraganti”, y me dice que efectivamente sí estaba pensando en eso.

Muchas  mujeres que han sufrido violencia de género se preguntan fundamentalmente  en los primeros momentos tras la separación concreta del maltratador, y de manera angustiosa, si acaso el hombre agresor no era tan terrible como ellas lo concibieron, o llegan incluso  a  suponer que tal vez este no lo era porque sí, sino porque  en realidad  hay algo malo en ellas(o algo mal que ellas hacían) , o algo de lo que ellas carecen  que es necesario tener  para merecer ser amadas , lo cual lleva  a su pareja a comportarse de aquella manera; y  a partir de ello no solamente justifican a veces la conducta del mismo, sino que suponen precisamente, que con otra mujer que cumpliera con determinados requisitos que la hicieran amable o digna de ser amada (que tuvieran aquello –falo-de lo cual ellas carecen),  este hombre sí sería capaz de comportarse de manera respetuosa y cuidadosa y amarlas “de verdad”. Y eso, aun habiendo trabajado mucho para dejar sin efecto tal idea, siendo ellas mismas quienes enumeran y repasan muchas veces “la lista” de aspectos o situaciones en que  ese Otro da cuenta de su desamor o de un amor en el que prevalece el odio, como si tuvieran una y otra vez que  tener presentes “in situ” y de manera permanente los signos de ese desamor para mantener su postura de alejamiento respecto al mismo, so riesgo de caer en una amnesia  que las haría tentarse para volver con él.

En esta suposición, ellas hacen existir a “La mujer “(Lacan), la falta es entonces supuesta como inexistente en una Otra que estuviere por fuera de la castración, una que sí sería perfecta, estaría completa y se adecuaría perfectamente al deseo del Otro, lo cual entonces la haría merecedora o digna del amor del Otro, con ella sí podría darse un Amor sin falta, perfecto y eterno, idealización de la que  el final de los cuentos de hadas da cuenta: y fueron felices para siempre, negando el saber que su propia situación les aporta, de que mutilarse a sí mismas para  el Otro, para ser  todo y como el Otro desea, las anula como sujetos de deseo y que ni aún así logran ese amor que piden , sino que al contrario, cada vez son más exigidas a darse si y a anularse y menos amadas o más odiadas.  Y es  precisamente en el momento en que  quieren recuperar su deseo, que el Otro no lo acepta y  ejerce sobre ellas violencia.  Esta posición de ser para el Otro es una característica predominante en la mujer y en la estructura histérica, estructura que caracteriza fundamentalmente a las mujeres.  Se trata de tratar de entender por qué.

La suposición de que  con esa Otra la relación funcionará o será diferente, se puede apreciar claramente en la típica pregunta: qué tiene ella, la Otra que no tengo yo, que le da ella de especial, para que él pudiera tratarla de otra manera. Cuando digo “ellas”, no solamente me refiero a quienes han sufrido o padecen violencia de género, sino en general las  mujeres, cuya posición determina que estén siempre más o menos pendientes de portar en su ser ese algo (falo) que las haga agradables , queribles y deseables para  el Otro,  pagando para eso muchas veces elevadísimos costos que a veces entran en el orden del sacrificio –que siempre es de sí mismas, y que también  se presenta muchas veces tanto en relación a su ser mujer como a su ser madre- ( operaciones de cirugía estética, cambios de imagen y comportamiento para adaptarlo  a las supuestas necesidades del Otro sea la pareja o los hijos, etc.), intentando vanamente construir-se como falo a medida del deseo de ese Otro, desconociendo la imposibilidad que anida en ello pues habrá algo que falte. El tope a esta dinámica es, o habrá de ser para cada mujer, “la posición femenina” (Lacan), que no es la de la histeria   fálica; posicionarse en la misma implica  darse cuenta de que no se trata de lo que está en más o en menos respecto al falo, de lo que se tiene o no se tiene para cubrir la falta,  sino de hacer-se (con) la falta misma. Goce más allá del falo, comparable al de los místicos, goce  suplementario, sujeto al no-todo. Posición  esta que quedaba en evidencia en una entrevista  a una actriz y cantante muy sexy que vi hace unos días: le preguntaba la entrevistadora si ella siempre estaba así tan arreglada y tan sexy, “si ella era así –siempre-“ , y ella riéndose le contestaba que no, que era una persona “normal”, que lo que sucedía es que a ella le gustaba jugar(entiéndase jugar a ser mujer o  “La Mujer” que como bien dice Lacan, en realidad no existe; pero no es lo mismo jugar a serlo, que creerse que se lo es (psicosis femenina = ser La mujer que falta a los hombres).Hacer “como si” no se estuviera castrada ,  encarnar el falo(parecer ser de la mascarada, el semblante en su función de velar la nada de lo real) implica un: “sé que no soy el falo, que nadie lo es, pero me  presto a  jugar a serlo, a jugar el engaño de que creas que lo soy, y tú te prestas a que te lo crees,  para despertar-nos y jugar el juego del amor y el deseo”., donde como lo dice bellamente Eric Laurent  “el hombre sirve de relevo para que una mujer se convierta en otra de sí misma, como lo es para él”

La verdadera posición femenina “Ser el Otro sexo, el que no se define como Lo Uno, representante de la alteridad radical. Se trata de ser el Otro para un hombre, que no se define por tener un objeto sino por ser el Otro sexo, alteridad que abre las vías de un goce no fálico, que interroga al hombre y divide a una mujer” (Laurent. 1999; 85) Laurent. (2000). “Posiciones femeninas del Ser,  Tres haches Ed.

Estamos obviamente ante la pregunta de esta mujer en el tema de la castración femenina, la que ubica a la mujer en la dinámica  fálica: ser o no ser el falo deseado por el Otro, más que en la de tenerlo o no tenerlo (más propia del hombre). Esta es la que lleva a las mujeres a pensar que cuando no son suficientemente amadas, o son rechazadas directamente  como objeto amoroso o de deseo  es porque hay algo en ellas defectuoso, algo en más o en menos: no ser suficientemente guapa, o cariñosa, o no tener  la boca, el pecho o la edad adecuada, o  lo que sea  que se avenga  a la medida del deseo del Otro, sin llegar a poder darse cuenta , lo cual no es nada fácil y requiere un trabajo personal obviamente, de que todos somos seres en falta tanto hombres como mujeres y que lo que sucede es que simplemente su falta , la falta que ella encarna  no sirve a ese Otro – a otros posiblemente sí-para hacer de ella su síntoma, porque sus agujeros constitutivos ( la castración a que el hombre también está sometido, aunque pueda la misma parecer menos “visible”) “no hacen juego(agujero)”con la del Otro, por decirlo de alguna manera.

Sucede que el acceso al Otro del lado femenino se hace más fácilmente por el amor y encuentra allí las indicaciones de Freud sobre la pérdida del amor como equivalente de la castración en la mujer.

Por esa angustiosa experiencia de la falta,a la mujer le cuesta resignar el amor de ese Otro porque ese amor la completa, la hace sentir completa: insisten en que el hombre aún maltratador les de ese falo –amor que las cubra, que las haga devenir falo amado  a ellas, esto  explica en parte la insistencia casi inquebrantable  en su demanda en ser amadas, aunque el Otro siga demostrando que o bien no las ama, o que su amor las lleva a la destrucción, al odio.
Esta posición las regresa a la madre y a su demanda originaria en relación a ella. En ese sentido, dice Lacan dice que “la mujer también quiere el objeto en tanto que ella no lo tiene. Y que esto es lo que Freud nos explica, que para la mujer esa reivindicación del pene permanecerá hasta el final enlazada esencialmente a la relación con la madre, es decir a la demanda. Es en la dependencia de la demanda que se constituye el objeto a para la mujer. Ella sabe muy bien- me atrevo a decir: algo sabe en ella-que de lo que se trata en el Edipo no es de ser más fuerte, más deseable que la madre-en el fondo se da cuenta bastante pronto de que el tiempo trabaja a su favor-, sino de tener el objeto” (1)
Ahora bien, yo diría que en realidad ambos aspectos están vinculados: solamente si siente que ella tiene el falo en ella misma, o sea si logra serlo, siente que será deseada tanto o más que la madre y otras mujeres sustitutas de aquella, cuando se trata de la posición  fálica.
Esta primera vinculación materna de la niña con su madre, deja huellas con relación a los  destinos de la feminidad y de ahí que Freud dice que muchas mujeres eligen a sus maridos de acuerdo con el modelo del padre o lo colocan en el lugar se éste, pero en el vínculo repiten con la pareja su exclusiva relación con la madre, es decir, que la impronta de la imago materna determina que en la niña el complejo de Edipo sea una formación secundaria, dado que tiene lugar posterior al complejo de castración.
Ese amor que la mujer reclama al hombre es la repetición de un reclamo dirigido a la madre, insatisfecho por estructura.

Esa  demanda de ser el falo vuelve a las mujeres más dependientes de los signos de amor de su objeto amado y hace emerger el matiz erotómano que enfatiza el hacerse amar, a diferencia de la forma fetichista del amor masculino.  Parecería que la mujer es solo si es amada: es amada o no es, ser amada deviene sinónimo de (su) ser.
¿Esta vivencia de la falta, es  quizás más virulenta en la mujer  que en los hombres debido a las diferentes constituciones físicas? Como si la falta, vacío o ausencia de significante para definir lo femenino se aunara con la realidad física de su sexo implica un agujero o abertura, vagina.

Me lo pregunto porque  la representación  que Freud dice que se hace el niño de  la castración  de la a madre como La Medusa por ejemplo, es aterradora, o la imagen de la madre devoradora que metonímicamente puede remitir también a la vagina devoradora (fantasía de vagina dentada)

  En ese sentido, durante la etapa de la vida en que se produce el primer florecimiento de la sexualidad infantil (fase fálica )por más que se le quiera explicar a los niños que a la mujer no le falta nada (de hecho Lacan dice que efectivamente no le falta nada)  como se pretende hoy día, intentando con ello educar en la igualdad, intentando hablarles de que en realidad se trata de que son diferentes: que los niños tienen pene y la niñas vagina, y no de  que ellas no tengan pene  y ellos sí ; los niños igualmente categorizan esa diferencia en base al tener y no tener el falo de lo que resulta que “ellos tienen pene y ellas no” .Y siguen pensando que a ellas se lo cortaron,  como queda claro en un ejemplo donde  un niño de unos cinco años mirando a una  niña desnuda en las duchas de una piscina le dice : “¡Ohh!, a ti te lo cortaron”. Y esto es así porque somos sujetos creados, marcados, castrados de entrada por el lenguaje, esto es lo que determina nuestra categorización del mundo en relaciones parte–Todo,  y en el inconsciente no hay inscripción de la diferencia como tal, solo hay fálico y castado. siempre se piensa que hay una parte que se desprende de un todo, y que hay un Todo que entonces podría llegar a completarse. La diferencia sexual y toda diferencia es procesada en términos fálicos: un x que pertenece a una clase o está excluido de la misma  por la presencia o ausencia en él de un determinado atributo (¿lógica de clases?).
En el inconsciente sólo existe un significante para nombrar la diferencia sexual: el falo. Pero el goce fálico es un goce limitado, es decir que el significante fálico no puede dar cuenta de todo el goce.
“El predominio del falo, como elemento fantasmático imaginario propio de la fase fálica, supone que para el sujeto "dos tipos de seres en el mundo, los seres que tienen el falo y los que no lo tienen, es decir, que están castrados" (2). En la dialéctica simbólica "lo que no se tiene existe tanto como todo lo demás. Simplemente, está marcado con el signo menos. La niña entra pues con el menos, así como el niño entra con el más" (3), siendo el falo lo que está en juego. “

 Esta herida siempre abierta, siempre pronta a desangrarse  que es la castración en la mujer conceptualizada en términos de privación del falo por Lacan ( que yo creo que es lo que lleva a que ellas en general se depriman más que los hombres, y especialmente cuando les viene el período menstrual, la cual de alguna manera reedita inconscientemente la angustia de castración)es lo que nos hace precisamente tan dependientes del amor del Otro: “La particularidad del amor en las mujeres es que en ella predomina el hacerse amar y desear )  y es por lo que no es por lo que pretende ser deseada al mismo tiempo que amada”  dice  Miller en base las enseñanzas de Lacan, “de la falta en ser pasa a la falta en tener (no le es, ni lo tiene), le queda entonces la solución del parecer ser”( la mascarada), y esto  es lo que determina que “el miedo a la pérdida de amor opere en ella como la angustia de castración en el hombre”
Si no ser amada produce una angustia de dimensión mortal, esto va a hacer posible entender la insistencia en  querer ser amadas, en darle a ese Otro  que las daña una oportunidad más, y otra y otra; en realidad es a sí mismas que intentan dársela, ya que  su propio amor a si misma (narcisismo) depende del amor del Otro por esa necesidad suya de cómo dice Miller “ser tenida” (5)

Al hacerse amar, la mujer recibe el falo que le falta a través de la metáfora del amor de su amante, como una de las tres salidas el penisneid (anhelo de pene) femenino.
Y  de este sentido tremendo de la dependencia de la mujer del amor del Otro da cuenta  Miller al decir: “el partenaire-síntoma, es el retorno de la demanda de amor con índice infinito” Lo que determina precisamente el estrago como la otra cara del amor del lado femenino. Estrago que es lo que caracteriza a las relaciones de violencia de género: me amarás hasta la muerte, me amarás… muerte/muerta.

(Estrago es el término introducido por Jacques Lacan para dar cuenta de las consecuencias que el Deseo de la Madre tiene sobre la hija y que de alguna manera siempre está presente, ya que por más buena madre que una madre sea, nunca podrá darle a la hija el “ser mujer” que ella le demanda para constituir una identificación que la libere de la castración (siempre, haga lo que haga la madre, habrá fallado por estructura de lenguaje, ya que no hay ningún significante que diga que es ser una mujer, como hay que ser para ser una mujer realmente de una manera que no genere el dolor de estar en falta en relación al deseo del Otro, cada cual deberá construirse su manera de ser mujer, de hacer-se deseable y amable para el Otro  )  Esta no respuesta de la madre será interpretada por la hija en términos de privación y carencia de amor. Incluso la propia madre ante su propia carencia de respuesta sobre su ser mujer, buscará quizás responderse la misma a través de su hija, intentando moldear la misma, proponiendo o cercenando determinados aspectos identificatorios (por ejemplo, “no quiero que seas como yo en tal aspecto porque ya ves como he sufrido, quiero que seas…”), como si la madre quisiera terminar de construir su propia identificación inconclusa en su propia hija, que le hace de espejo, en el caso de una hija mujer)
 Frente a  esa fijeza de la pulsión en el objeto de amor en la mujer (porque su goce pasa también por el Amor del Otro), el aparentemente rápido desprendimiento en el hombre que ya tiene a otra, como nos dice la mujer que escuchábamos: “es que no saben estar solos, como nosotras, necesitan siempre alguien que les sirva, alguien a  su disposición  para que les limpie, cocine y les brinde sexo” , donde esa  frase amerita dos lecturas posibles: que no saben estar solos , y supuestamente nosotras sí sabemos,  y que nosotras al igual que ellos, tampoco sabemos.

Palabras además estas de las que se desprende una concepción de la mujer ¿tradicional? en la que ésta es un objeto pasivo aparentemente  al servicio de otro (hombre), mujer-objeto que viene a cumplir funciones tanto maternales -domésticas como sexuales, y donde su propio deseo respecto de los quehaceres hogareños, maternales y su propio placer en relación a lo sexual  queda reprimido o negado.
Pero , dónde queda entonces el amor de ese hombre por la mujer, por ellas mismas cuando estaban con él, aún  en aquellos casos en que el hombre no ejerce violencia de género. Si una se ciñe a esas palabras, parecería que amarlas por sí mismas  sin relación a la “utilidad” que como objeto  la misma podría traerle, fuera un imposible  para los hombres.
Ese ser de la mujer como ser para el Otro queda muy  bien retratado en un comentario que hace en su libro “Abiertos al deseo” el psicoanalista Mark Epstein comenta como en una nursery de recién nacidos de un hospital de Estados Unidos mientras en las cunas de ellas decía: ES (nombre), en la de los niños decía: SOY (nombre), lo cual indica ya la posición pasiva en que es ubicada la  mujer por el  Otro social, mientras  ella es nombrada, él parece nombrarse y apropiarse de  sí mismo. Asimismo no es lo mismo tener que ser algo o de una manera determinada para merecer ser amada que ser amado por lo que se tiene.
En la socialización de la mujer el ser para el Otro ya denunciado de manera profusa  por las feministas, cobra dos vías,  una que es la del amor y la sexualidad y otra la de la maternidad, y  se caracteriza porque la misma  siempre o casi siempre considera más importante el otro que ellas, sean los hijos o el esposo  Hay quienes entienden esta modalidad de vínculo en términos de falta de amor propio, lo cual es un contrasentido ya que el amor propio de la mujer  fundamentalmente (aunque  también el del hombre) depende del amor que obtiene del Otro(nadie se ama a sí mismo independiente del Otro ya que como dice Lacan ,el deseo del ser humano, es siempre el deseo del Otro, el narcisismo “pasa por “ y depende del Otro)

Como concebir entonces identificaciones o lugares para la mujer tanto en lo referente a su ser mujer como a su ser esposa y madre,  sin el primado de ese ser para el Otro llevado al límite. Porque es una realidad que si bien hoy ya no se trata de “que sepa cocer, que sepa bordar, ni hacer las medias para un general”, si se trata de otras exigencias que recaen sobre el cuerpo y la imagen  fundamentalmente y sobre otros aspectos quizás también como el profesional y el material que ocupan el lugar del falo. Sin ir muy lejos hace unos días escuchaba en un lugar campestre donde  se hacía una fiesta, a una mujer reclamarle  a su esposo en tono de suave reproche, el para qué, de haberle  insistido en que viniera arreglada y vestida así, siendo que la  demás gente iba vestida de manera informal y algunos hasta desarreglados, otros con looks hippies. Me reí buscando su   complicidad y le dije que lo que sucedía era “que su marido  quería presumir de mujer”,  y agregué en tono de broma: y luego luego dicen que las complicadas somos nosotras, ellos también son difíciles de entender, cuando no ,nos tratan de pesadas que se exceden con el tema y el tiempo del arreglo personal,  son ellos los que insistían en ello, ella se rió, y  “él a medias…”, pero se le subieron los colores a la cara y quedó cortado(castrado).Presumir con su mujer de tener el falo(ella lo es), le permite a la vez  presumir de su propio ser hombre que tiene el falo valioso, y quizás también en algunos casos dar expresión a su ser femenino, ( la identificación femenina en el hombre) que es expresado a través de su mujer.

Parecería que actualmente el cuerpo de la mujer funciona como falo para sí misma y para el hombre, pero también hay hombres que prefieren mujeres donde ellas ostenten otros tipos de falo que no sean solamente el cuerpo (logros materiales y profesionales)
 Eso me lleva a considerar que  si en la economía libidinal femenina estos semblantes del falo sustituyeran totalmente al deseo de hijo, y el hombre tampoco tuviera con el mismo una relación fálica, el ser humano no podría sobrevivir, porque la fragilidad del retoño humano requiere de un Otro que esté dispuesto a anteponer y muy especialmente durante los primeros  tiempos  su ser por el ser del niño, o más bien a con-fundir su ser con el del bebé ,su deseo con el de su hijo ,y eso solo es posible si el ser del adulto que lo cuida deviene el ser del niño, su falo. Pero el ser mujer implica además que el ser de la mujer no se agote en el ser madre.

Para finalizar entonces queda abierta la pregunta de si ¿será posible generar una nueva identificación para la mujer que no implique de manera desmesurada  posicionarse como  un ser objeto para el Otro?

En esa  búsqueda actualmente están embarcadas muchas mujeres, algunas de ellas quizás por haber sufrido uno o varios desengaños amorosos, y reivindicando su lugar proponen  el amarse a sí mismas antes que al otro como forma de lograr  una autoestima   que les permita luego sí amar a otro, o inclusive saber estar solas. Lo que el psicoanálisis sabe es que el deseo del hombre es siempre el deseo del Otro (deseo de ser un objeto de deseo del Otro), no deseo de un objeto sino de ser reconocido por el Otro, y por eso esta pretensión es un  imposible: amarse a sí mismos, tanto para los hombres como para las mujeres, no puede hacerse sin que ese amor sea reflejo claroscuro del amor del Otro, de la primera que nos amó, en todo caso de la madre. No existe un amarse a sí mismo por fuera del Otro, y siempre nuestro amor propio será secundario, respecto de ese amor, y por lo tanto,  nada exclusivamente  propio en definitiva; nos amaremos  según como creímos o no  haber sido amados por ese Otro; por lo cual esta pretensión no deja de generarme preguntas: ¿se tratará como pretenden muchas mujeres hoy en día de convertirse en impermeables a esperar que el Otro las acoja como objetos de amor y de deseo, de constituirse en falo para sí misma sin importar que me quiera El Otro, hasta dónde no  implica un desafío? Desafío en el sentido de yo tengo- soy el falo autosuficiente y no necesito al Otro ni para el deseo ni para el amor. Esta es más bien  bien  una posición defensiva organizada en la lógica fálica, de obturación de la propia falta cerrándose al Otro o situándose como sucede mucho actualmente ellas mismas  como hacían tradicionalmente muchos hombres, tomándolos  a ellos como objetos para su goce fálico. Quizás se trate  más bien de buscar otras soluciones que impliquen de abrirse a un Otro pero con límites.


1-Jaques Lacan, Seminario X. “La angustia”, clase 16 del 27 de marzo de 1963.
2 y 3- Jacques Lacan, Seminario VI "La relación de objeto", Editorial Paidos ,  pág. 124   y 125.
4-  Lacan, J., "La significación del falo" (1958), Escritos. Buenos Aires: Siglo Veintiuno, 1986, p. 674.
5- Miller, J.-A., De la naturaleza de los semblantes (1991-92), Paidós, Buenos Aires, 2002, p. 156.
6- Silvia Elena Tendlarz ; “Las mujeres y el amor, entre semblante y sinthome”, AMP wapol.org.


domingo, 13 de septiembre de 2015

ÉXODO, DESARRAIGO, MUERTE. LA IDENTIFICACIÓN, DEL SER REFUGIO.









Reclinar la cabeza al paso del cortejo
para rendir tributo
 
a los ajusticiados en la noche.

(J.I. González)







Anoche mirando un reportaje sobre el tema de los refugiados  comenté en voz alta lo que sentía y mi hija me contesta: ¡pero mamá!, ¿por qué te pones así , si están refugiados, la palabra lo dice , ¿no?, mientras siguió dibujando en apariencia muy tranquila.

Ella que había estado escuchando quizás distraídamente –porque estaba entretenida dibujando- todo lo que en dicho reportaje se decía, prefirió quizás no escuchar que casi no tenían que comer, que no tenían baños, en fin, las condiciones deplorables del supuesto refugio, ni ver como la gente era perseguida, detenida y hasta tirada al suelo. Ella cree o parece fingir creer que las palabras nombran lo que nombra, negando las evidencias que rompen ojos y oídos de que no es así. Yo simplemente me sonreí y respete su velo.

Me quedé pensando, sin embargo, que ninguna de las definiciones de la palabra refugio coincide con la situación que están viviendo por lo menos en  Hungría en estos momentos las personas: asilo, amparo; lugar adecuado para refugiarse; refugio atómico: espacio habitable protegido contra los efectos inmediatos de las explosiones nucleares y contra los efectos de la radiación posterior.


Y en  nosotras, y en que a pesar de que nuestra vida de inmigrantes acá en España no ha sido para nada fácil (bueno, ella es como acostumbran decir “inmigrante de segunda generación” porque nació acá en realidad), supongo y deseo, -seguramente auto-engañándome porque el agujero está en todos y siempre es agujero, por más que depende de cada uno el como es cavado o rellenado-que la profundidad de su agujero troumatisme, trou (trauma) no sea tan terrible como el que yo estoy suponiendo en todos esos niños que han vivido la guerra , la destrucción de sus  casas y de todo  de su mundo en un santiamén, un amén sin Dios, y que  luego están teniendo que llevar a cabo un éxodo por diferentes lugares,  sin saber en esa Odisea,  ni adónde están siendo llevados, ni si seguirían vivos, ni si  llegarán a algún verdadero refugio.

El traumatismo  no depende solamente de lo terrible de las condiciones exteriores, sino que depende de cómo son imaginararizadas y significadas -simbolizadas , o sea tramitadas mediante la palabra las mismas( y las oportunidades que se generen para eso); puede que lo que para algunos sea una experiencia traumática para otros no,dependiendo ello  también de las experiencias y vivencias anteriores a esta situación actual de esas personas. Aún así, considero que en muchos casos y especialmente en el de los niños, cuyo psiquismo está en formación, las mismas están probablemente siendo de una dimensión tan devastadora como  para que sea posible quedarse sin palabras para poder nombrarlas. Se trata de ser arrancados de raíz y llevados a un éxodo terrible; también exiliados de su lengua, más  en el caso de los niños.

Indudablemente que las condiciones del mundo actual donde el desarraigo y las situaciones de pérdidas son cada vez más frecuentes, producen efectos negativos en la salud mental de las personas porque la posibilidad de crearse identificaciones que brinden una mínima vivencia de existencia, o sentimiento de ser -el cual de por  sí ya es evanescente- o cohesión/integración del yo, como quiera llamársele, requiere de   que ciertas condiciones se mantengan fijas: no es posible indentificarse con personas o situaciones que varían permanentemente, pues la identificación requiere de un objeto que tenga cierta permanencia en el espacio y el tiempo, ya que solamente eso permite que algunas de sus características puedan ser tomadas por quien está siendo socializado o re-socializado en el caso de inmigrantes, y arraigadas en el ser de las mismas.

El continuo cambio, despegue o desapego  de los objetos y lugares de referencia, implican una  estar en stand by, un estar con un pie afuera y otro dentro permanentemente, en estar en  un “si” y un “no” a las identificaciones constante, donde ambos  coexisten impidiendo cualquier afianzamiento identificatorio( y ello se perpetúa y acentúa si no se generan en los lugares donde se recibe  a los refugiados,  las condiciones para su re arraigo. Esto implica el quedar en un estado quasi psicótico, sin referencias, sin apego a nada, no sabiendo quien se es y con una vivencia que puede llegar a ser terrible de inexistencia. 
Basta pensar en lo que sucedería con una planta a la que se arranca de raíz de un lugar y no se la planta para que sus raíces puedan afianzarse en otra tierra, sino que se las deja al aire o se la cambia constantemente de sitio, para imaginarse los efectos que sobre las personas puede implicar el desarraigo sin posibilidad segura de arraigo en otro lugar. 

Para elaborar los duelos por lo perdido se requiere de pisar alguna tierra firme si no todo se vuelve un gran duelo, un gran agujero por el que se cuelan indiferenciadamente  tanto el pasado como el presente y el futuro; para que una experiencia de pérdida se signifique como tal es necesario que la misma sea acotada precisamente al pasado,  y si se está en permanente pérdida ello no es posible. 

Es necesario que los países que recibirán a toda esta gente puedan brindar las condiciones para un auténtico arraigo, no se puede estar en éxodo permanente sin que ello sea la muerte,  lo cual no será posible sin la ayuda de la sociedad civil, pero ese es otro tema que no abordaré en esta oportunidad. Se requiere un  verdadero REFUGIO.

Y para finalizar dos poemas vinculados-vinculantes



ÉXODO.
José Emilio Pacheco

En lo alto del día
eres aquel que vuelve
a borrar de la arena la oquedad de su paso;
el miserable héroe que escapó del combate
y apoyado en su escudo mira arder la derrota;
el náufrago sin nombre que se aferra a otro cuerpo
para que el mar no arroje su cadáver a solas;
el perpetuo exiliado que en el desierto mira
crecer hondas ciudades que en el sol retroceden;
el que clavó sus armas en la piel de un dios muerto
el que escucha en el alba cantar un gallo y otro
porque las profecías se están cumpliendo: atónito
y sin embargo cierto de haber negado todo;
el que abre la mano
y recibe la noche.



 EN HOMENAJE A JOSÉ EMILIO PACHECO
 Juan Ignacio González (“Cuando enero fue pasto de las llamas”)

EN ESTAS CIRCUNSTANCIAS
(A los poetas que vendrán)
Hay que ser implacables
J.E. Pacheco


En estas circunstancias,
urge escribir un verso voraz y militante.
Un verso que socave los cimientos del odio,
que nada deje indemne,
 
que te arrase por dentro,
un verso que descubra el origen del miedo.
O mejor un poema, un poema intangible,
una lluvia infinita de palabras perfectas
ordenadas al ritmo del latido del tiempo,
que describa los ríos, los paisajes,
la cicatriz cosida al corazón del otro,
los rostros que te amaron en silencio
en las noches perpetuas del exilio, en invierno.
Dejar escrito un mundo lejos de las tinieblas
para los semejantes que habrán de sucedernos.
En estas circunstancias propongo un cataclismo.
Hacer un inventario de azares y desdichas
y quemarlas al fuego.
Reclinar la cabeza al paso del cortejo
para rendir tributo
 
a los ajusticiados en la noche.
Procede tener hijos para el crimen
de la desobediencia.
Urge tener un árbol con una sombra dentro
 
y encontrar en los surcos la raíz
de las cosas pequeñas,
y en el bajorrelieve de la dicha
preservar, escondidas, las promesas,
y que paguen los héroes por su eterna victoria
frente a los agraviados de la ausencia.
En estas circunstancias, vivir no es suficiente.
Parece necesario guardar la rebeldía
a prueba de estandartes,
someter el placer a la piedad del beso,
llevar ante los jueces al escriba del frío,
que levantó las actas del oprobio.
Marcar a fuego el día, y guardar muy adentro
los lugares que habitas en secreto.
Que nadie te despierte
si no llama a la puerta con las manos vacías.
Abrir de par en par las cancelas del agua
y dejar que te anegue
en la última oleada que llegue hasta tu puerto,
un mar que desemboque en una fuente,
y nazca en la planicie de tu vientre.