viernes, 27 de julio de 2018

"Topología de una página en blanco " de Alejandro Céspedes: "Un.. . Otro...encuentro Poesía- Psicoanálisis"


Leyendo, disfrutando y trabajando en torno a "Topología de una página en blanco" de Alejandro Céspedes.






¿Topología de una página en blanco, topología del "Deseo"?













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Elige una palabra de esta página vete a todos los libros                  
de tus estanterías y busca en cada una de las páginas 
esa misma palabra 
                                                                                         elimínala
quédate con los versos mutilados
y por esa ventana que has abierto 
                                                                                          accede
la gravedad te invita a constatarlo
lo que has eliminado se aleja de tus ojos
                                                                   para intentar volver
por los puentes de Königsberg
                                                                                          aquí
se instala el hueco que aleja lo que aún sigue cruzando
lo que ensaya cruzar hacia otros sitio
será capaz de reformular la ecuación de los regresos

                                               dentro de este espacio topológico.

(página 26) del libro.


(Lacan propone un "grafo del Deseo")




Como dice el poema, ¿ así acaso no  operan "las formaciones del inconsciente" (sueños, lapsus, actos fallidos ) y también   "la formación del síntoma"?

Es porque "el inconsciente está estructurado como un lenguaje"(Lacan)



miércoles, 18 de julio de 2018

“Los enemigos del alma”: “La carne”. AUSCHWITZ “LO REAL”



Algunas cuestiones humanas donde poesía y psicoanálisis se encuentran: una reflexión a partir del diálogo entre una psicoanalista y una poeta.



Estando  advertidos  de  que como dice Freud una vez más:

“el artista le lleva la delantera al psicoanalista ,  y que éste no tiene por qué hacer de psicólogo donde el artista le desbroza el camino”

O como lo dice Lacan:
“Trato de decir que el arte está más allá de lo simbólico. El arte es un saber-hacer, lo simbólico está en el principio del hacer. Creo que hay más verdad en el decir que es el arte que en cualquier bla-bla-bla...” Lacan “seminario 24”, 1976/77


“Al duende hay que despertarlo en las últimas habitaciones de la sangre”

“Con idea, con sonido, o con gesto, el duende gusta de los bordes del pozo en franca lucha con el creador. Ángel y musa se escapan con violín o compás, y el duende hiere, y en la curación de esta herida que no se cierra nunca está lo insólito, lo inventado de la obra de un hombre  (1)               García  Lorca.


A partir de mi anterior reflexión sobre  a-V-ATARES  DE UN ENCUENTRO MARAVILLOSO…CON LA VIDA a partir del diálogo entre la poeta Ana Martín Puigpelat y la psicoanalista Laura Salino, me quedé pensando en lo que allí escribí, y en algunas cuestiones que me siguen invitando  a escribir.

Tomando las palabras de la Ana Martín Puigpelat de  que “La carne”, el cuerpo, es aquello que no solamente la poeta “no sabe bien  cómo abordar” a- bordear en su poesía, como dice en el diálogo referido  (y compartido en ese anterior trabajo al que aludo acá), sino que en tanto REAL es lo imposible de decir… nombrar plenamente para todos los humanos. Carne,   imposible de ser apresada toda en lo simbólico e imaginario,  que cuando se enferma, nos enfrenta  de manera más contundente a la muerte: somos un cuerpo mortal, más allá de toda palabra o imagen bella o no, con que recubramos ese horror de la carne que en definitiva está destinada a la destrucción.
Porque del cuerpo, lo que no sabemos cómo abordar es precisamente su dolor, su descomposición y su destrucción, lo que Lacan denominó goce, aquello que está “Más allá del principio del placer” (1920), cómo asumir, aceptar sin a-penarnos profundamente (melancolía) nuestra propia muerte y la de los otros.

Me preguntaba si lo que enfermó a la poeta fue  de alguna manera su intento de abordar La carne , o si su carne enferma y sufriente la llevó inconscientemente en ese momento a necesitar poetizar sobre ella, a  querer a-bordearla poéticamente, ya que no es algo nuevo que muchos poetas y escritores escriban obras “a partir de”  o basándose en  situaciones donde lo real se hace presente en forma de enfermedades graves o situaciones de muerte de otras personas, sean familiares o no , puesto que siempre, tanto unas situaciones como las otras, requieren un trabajo de duelo, y escribir es la manera singular  de poetas y escritores fundamentalmente de hacer dichos duelos, aunque haya otros tipos de escrituras como puede ser la que se hace en un psicoanálisis: escritura o re-escritura en el habla, o como la que se hace en otras artes , donde lo imaginario puede tener un papel fundamental, pero está soportado por lo simbólico la mayor parte de las veces, como puede ser la pintura, la escultura, la fotografía , el cine, etc.

Me preguntaba si querer o necesitar escribir sobre temas que implican abordar lo real puede enfermar a alguien, ya que la poeta dice que  ella venía abordando temas todos terroríficos: la guerra, los demonios y cuando va a abordar La carne, enferma (la carne , tanta carne, enferma)  y es  como si ya “lo simbólico no diera más de sí” para abordar tanto real, bordear con la palabra durante demasiado tiempo a la muerte, llegara a un límite donde eso ya no es posible y se tocara el hueso de lo real, y ahí entonces, el propio sujeto se diluyera (sumergiera, destruyera) en el agujero del mismo, y por eso enfermara. O si en vez de esta causalidad que supongo, habrá operado la casualidad en que justo en medio de esa batalla creativa la poeta enfermara.

(Y en relación con este planteamiento, me surge una pregunta  respecto a si esta suposición sería de utilidad para pensar  aquellos casos de las personas que enferman cuando están sometidas durante largos períodos de tiempo a situaciones generadoras de estrés, puesto que  el mismo,  consiste en definitiva, en estar en contacto de forma permanente en algunos casos, con diversas formas de la pulsión de muerte: experiencias diferentes pero cuyo común denominador es la vivencia de desamparo, de estar a la intemperie, al borde del precipicio o en el mismo, de inestabilidad e incertidumbre o de-privación   psicológica, y /o socio económica extremas, de estar sometido a situaciones que privan a las personas en exceso de espacios, tiempos y condiciones  diversas(sanitarias, laborales, geográficas o territoriales como el caso de refugiados y migrantes, económicas, etc.), para dar un lugar de mínima estabilidad a su yo, a su subjetividad).

Y  poder separarse del hueso de la muerte o de lo real  cuando se lo palpa, o lo que es lo mismo, salir de la enfermedad del pozo de un abismo, o de la yaga de una herida que caló hasta el hueso, solamente puede hacerse si alguna palabra del Otro, viene como significante S1 en auxilio del suejto, en este caso una poeta , para representarlo ante otro significante para que  el sujeto pueda al menos empezar a balbucear algo de ese horror de la carne mortal.

Dice Ana  Martín Puigpelat, en cuyo saber me estoy apoyando para escribir esto, que se le impuso el pensamiento sin saber porqué (esto es, sin saber consciente acerca de  la conexión representacional o significante que había entre su enfermedad (que no sabemos cuál fue, ni la gravedad de la misma, pero sí que le requirió estar yacente) de que tenía que ir a AUSCHWITZ. De un horror se traslada metonímicamente  a otro, ¿aún peor? 

No sabemos, ni pretendemos  saberlo, porque es un dato de su vida personal, ni necesitamos saberlo tampoco  para el objetivo de esta escritura, porqué ella en su singularidad subjetiva asocia la carne y el sufrimiento de su carne con la enfermedad que padecía, con la masacre horrorosa de cuerpos que fueron  despojados de alma, ese trauma histórico que significa Auschwitz. Pero sí he de hacer notar que muchos poetas y escritores vuelven…, metafóricamente ahí -no necesariamente allí como efectivamente hizo Ana P.- en momentos de “quiebres” (repetición del trauma personal)  donde palpan el agujero de lo real, y  poietizando  sobre  ese trauma social, que parece operar como “modelo universal del trauma” (¿?), para así elaborar un duelo por ese des-nudo=desamparo originario común a todos los humanos. En este caso el desamparo (Hilflosigkeit en Freud), unido en este caso a lo siniestro (el Unheimlich) (2)
Y ahí dice Ana Martín  que  encontró la tercera parte del libro: La carne, y sí,  porque  allí estaba la carne despojada del alma, una carnicería, lugar del  horror del DESAMPARO. Y haciendo poesía con la carne, haciendo decir poéticamente a la carne muerta su horror, le dio vida revistiéndola con belleza (creación poética),  y ella misma en tanto  poeta se rescató a sí misma de la muerte, puesto  que ella se buscaba en las fotos de los muertos, pero no se encontró. “Fue un trabajo duro y costoso”- dice la poeta, como corresponde a  todo trabajo de duelo. Ella hace poesía con su oscuridad, con  su sombra (en su caso, “la sombra del objeto no cae sobre el yo”, como dice Freud que sucede en la melancolía, en “Duelo y melancolía” (1919/1915), puesto que ella no está muerta y se rescata para la vida; prueba de eso son sus “Naranjas robadas”.

La tristeza congénita de que habla la poeta es común a todos los seres humanos desde el origen, por cuanto a la dicha de la vida  nacemos pendientes/pendiendo ya de la muerte, que por tanto ensombrece ya de entrada en mayor o menos medida, esa dicha. Y quizás  la melancolía que caracteriza a los sujetos, muchos  de ellos poetas, obedece a que tienen más conciencia o una conciencia más permanente y sin disfraz imaginario, o con uno más frágil , de esa sombra de la muerte o de lo real, y que por tanto lo palpan más continuamente que otras personas, y el ponerlo al servicio de su creación, es su forma de rescatar y rescatarse del vacío de la  muerte. Así lo dice  Heine citado por Freud en su “Introducción al narcisismo” (1914) : “Estaba enfermo, y ese fue/ de la creación el motivo/ creando convalecí,/ y en ese esfuerzo sané/


(1)    Lorca: Juego y teoría del duende. Obras Completas: tomo III, p. 150.
(2)    Lacan por su parte, en el seminario de La angustia vincula la Hilflosigkeit con el Unheimlich, el desamparo con lo siniestro. Dice que cuando surge la angustia, no obedece a algo nuevo, sino a “lo que ya estaba ahí, mucho más cerca, en la casa, Heim”.
Lacan, Seminario 10: “Hay angustia, cuando surge en este marco lo que ya estaba allí, mucho más cerca en la casa, Heim”… “este huésped desconocido que aparece de forma inopinada tiene que ver, enteramente, con lo que se encuentra en lo unheimlich, pero designarlo así es insuficiente.” P. 86… “Este huésped, en el sentido corriente, no es lo heimlich, no es el habitante de la casa, es lo hostil domesticado, apaciguado, admitido… Lo que es Heim… ha permanecido unheimlich… Es el surgimiento de lo heimlich en el marco lo que constituye el fenómeno de la angustia, y por eso es falso decir que la angustia carece de objeto.” “La angustia es este corte…es este corte que se abre y deja aparecer… lo inesperado, la visita… lo que expresa también el término presentimiento…” que deberá entenderse también “como el pre-sentimiento, lo que está antes del nacimiento de un sentimiento”. (p.87)
 Lo siniestro sería como un ‘huésped’ que se ha vuelto hostil, habría girado hacia lo horrible, hacia lo oscuro y lo inquietante, que aparece según él, tan enmarcado como lo hace la angustia. Al mismo tiempo es algo hogareño, familiar, que habría permanecido siniestro pero domesticado en la casa (del goce) de la pulsión de muerte.

lunes, 16 de julio de 2018

a-V-ATARES DE UN ENCUENTRO MARAVILLOSO…CON LA VIDA.



a-V-ATARES  DE UN ENCUENTRO MARAVILLOSO…CON LA VIDA.


Gracias a Ana Martín Puigpelat especialmente, por su poesía  que también hace sin querer en su hablar, y a Laura Salino por su comprometida y lúcida lectura.

Propongo una lectura psicoanalítica y algunas reflexiones  a partir de   fragmentos del diálogo entre la poeta Ana Martín Puigpelat y la psicoanalista Laura Salino, en  2º Encuentro de Psicoanálisis y Poesía organizado por el Foro Psicoanalítico de Madrid en el Colegio de Psicoanálisis de dicha ciudad, el 11/5/2018.



Existió una naranja
pequeña como el mundo de tus ojos
fui incapaz de comerla
y la devolví al árbol nuevamente 
por no verla morir entre mis manos
     ("Naranjas robadas")                                                                                                                                   

     
Tu infancia es sólo un río detenido/ a las sombras de todos  los naranjos” (“El descanso del viento”)



Dice la poeta : “Naranjas robadas “ sale de una idea sencilla; el libro anterior era terrorífico,  “Los enemigos del alma” donde me meto en cuestiones más duras como la guerra, la guerra, el demonio y la carne, que son las tres partes del libro…coinciden con una situación personal y una vivencia dura como es una enfermedad. Empezamos con la guerra, ese mal que siempre nos queda de la infancia…, es evidente que yo, cualquiera de nosotros hemos vivido con guerras, aunque no hayamos vivido una guerra cercana , en el telediario todos los días hay guerra, y pasamos de ahí a hablar del demonio, de esa imposibilidad de ser feliz, y justo cuando lo acabo y tengo que empezar el tercero que tenía “la carne”, que no sabía muy bien por donde abordarlo, tuve una situación personal que tuve que pasar en cama durante algún tiempo ,y ahí de esas cosas que surgen dije: yo si me levanto de esta cama tengo que ir a Auschwitz, porqué no lo sé, yo creo mucho en la memoria genética  y creo mucho que en que hay muchas personas anteriores, y ahí me buscaba entre las fotos pero no me encontré, pero sí encontré esa tercera parte….

-Te encontraste en las fotos- le dice la psicoanalista que la entrevista, Laura Salino.

-No, no me encontré, me buscaba pero no me encontré, y escribí esa tercera parte, pero a lo que voy es que fue todo muy duro, muy costoso y era como ¡ay! yo quería escribir algo más alegre dentro de mi tristeza natural congénita, y quería algo más fresco, y esto fue tan sencillo como que estaba en Valencia y una persona que conozco me contó la historia de que cuando iba a trabajar un día se paró junto al huerto del tío Moncae? Y robó una naranja y era la más rica que había tomado en su vida y entonces fue a partir de ahí que me vino “Naranjas robadas” y a partir de ahí salió el libro, porque ya metiéndome en cuestiones de creación el título es lo primero.
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Los enemigos del alma que son la guerra, el demonio, la carne, diferentes y no,  por momentos metonímicamente equivalentes, tres partes del libro… de la Vida que nos impiden “ser feliz”: lo Real de la Vida, lo que atenta contra la vida y que solamente es  soportable convirtiéndolo en libros-significantes puesto que al nombrarlos,  el hacer “de” y “con” ellos  poiésis, permite al sujeto poético y a todos los humanos, mantenerlos a distancia. No siempre, ya que la poeta dice haber  sufrido una enfermedad,  signo que hace presente lo indomeñable de la carne y su resistencia al significante. La carne que la poeta dice no saber en ese momento como a-bordarla  a bordear-la. No saber cómo hacerlo la enferma, la pulsión de muerte ganando, provisionalmente al menos, la  guerra entre Eros y Thánatos , guerra que desde  la infancia todos conocemos más allá de las guerras que también… la repiten. Y ahí una especie de ¿promesa al Otro simbólico?, ¿conjuro?  ¿compromiso al pago de alguna deuda? (deuda- deudo- duelo) cuyo porqué el sujeto desconoce: “si yo me levanto de esta cama tengo que ir (deber=deuda moral) a Auschwitz”, porque hay una memoria genética en la que la poeta afirma creer, genética no por los genes, sino por  provenir de las generaciones anteriores: una deuda histórica (que desplaza y reparte la culpa entre todos y que también  hace seguramente enlace con las deudas personales /familiares de cada cual ) con todos aquellos que perdieron las guerras y la vida. ¿Y la culpa por sobrevivir , por estar viva? Una culpa transgeneracional, histórica, que afecta en más o en menos a cada quien. Dice la poeta en relación a este punto: “yo ahí me buscaba en las fotos…. (de los muertos) y no me encontré” No se encontró y sí, no para la muerte, ya que no estaba muerta, aunque ¿lo hubiese creído, esperado por sentirse en deuda, culpable?, y sí para la vida: “ encontré esa tercera parte de La Obra: La carne”, su carne viva. Y al escribir  sobre la carne/cuerpo que regresa de la muerte, o que logró salvarse, o que fue rescatada por sí misma  de la muerte en ese acto, a pesar de lo costoso y duro que dice que fue (no puede ser nunca de otra manera).

 Y dentro de esa tristeza de la muerte atroz, ( tristeza congénita no solamente para la poeta, como ella parece creer, sino para todos los que logramos palpar la melancolía que de la pérdida de la vida , la muerte supone), a ella, y a todos nos gustaría escribir algo alegre, algo más fresco(vivo) que le vino, como viene casi siempre  todo lo que es vital, de forma sencilla, y  de un encuentro  azaroso (*) : una anécdota sobre el robo de una naranja que según la persona que le contó la anécdota  “era la más rica naranja que esa persona había probado en su vida”. Y que mejor referencia al estar vivo que el comer, saborear la naranja de la vida.

Y a partir de ahí, de ese duelo, ese  dejar caer la tristeza, a la poeta le vino “Naranjas robadas” porque cuando se trata de creación el título, el nombre , el significante, sin lugar a dudas es lo primero…para salir  mediante el mismo del agujero o vacío de la nada-muerte.
Y es que a la muerte hace falta muchas veces robarle… las NARANJAS de la vida.
Entonces, se deprende de lo anterior algo aparentemente obvio: que  no puede haber poiésis sin robo.
En este sentido, la psicoanalista dice en este diálogo que ella entró en la obra de Ana Martín Puigpelat  por “Naranjas robadas”, quizás porque ella es desobediente y le gustó el título por esto de una infracción de la ley. Y se me ocurre que justamente para crear hay que infringir la ley, que no es más que ley del lenguaje.

La poeta aborda en su obra también este tema:
“este verso me suena y le pido perdón si tiene dueño” (“Naranjas robadas”) “Tengo un oficio mentiroso, infernal pero me gusta”

 Y  en el diálogo Ana dice: “es que  eso me pasó, según lo estaba escribiendo dije , uff ésto como me suena, no puede ser mío, pero bueno , ya lo he escrito.”… Y cuando me puse a escribir Lyon quería hablar sobre la resistencia y salió eso y tal,  y al cabo del tiempo releo “La suite Francesa” de Nemirovsky y  me di cuenta de que lo que estoy contando ya estaba en “La suite francesa”, que yo había leído pero bueno, en el momento que me pongo no, no estoy…y me da igual, ni le voy a quitar mérito al libro ni muchísimo menos al de N. que es maravilloso. Pero…vuelvo a esa idea de que en mi memoria genética debe de haber ahí, aunque no es tan lejano, eso lo podría haber vivido mi abuelo, aunque solo sea haber ahí el miedo, el  haber leído algo sobre ello”.
Y es que la memoria genética, del génesis, o sea  histórica, hace trasmisión transgeneracional  de los traumas , y hay repetición significante (automatondice Lacan) a la espera de que se lea para que  algo nuevo(poiésis) se haga ahí.

 (*) El azar tyche en psicoanálisis es opuesto al automatom, tyche encuentro fallido con lo real donde en vez de repetir la melancólica tristeza de la pérdida genética=agujero de origen (ya que en el origen siempre está la muerte),  la poeta crea (da vida)  algo nuevo, valga la redundancia: fresco, alegre, colorido, naranja. Ella misma habla de “construcción de la sombra” en otro poema de “Apuntes para un génesis”, y habla de que la sombra es un monstruo que más allá de que pensemos y creamos que viene del Otro (padres etc.) construimos nosotros mismos, y del cual “hay que tener el coraje de defenderse” ¿Cómo?-le pregunta Laura Salino , y dice Ana Martín P.: “crear con la sombra, no hacerte amigo de ella, porque es imposible, pero sí sacar los materiales con los que puedes crear”. .. “que finalmente es una alegría”-concluye Laura Salino… pues como refiere  Laura que dice  el escritor Juan José Saer:

 “mi sombra no me impedirá trabajar”