domingo, 15 de mayo de 2016

PREGUNTÁNDO-ME SOBRE LA EXPERIENCIA DE LO REAL.




 “Alimentados en el círculo del hambre por incontables seres a cuyos ojos acuden el mismo miedo y la misma ternura, y soportados por millones de esclavos que han perdido su origen y sus cuentos, ¿qué haremos con la vigilia?”    Chantall Maillard,   La mujer de pie. Galaxia Gutenberg, 2015                                                                                                                       .                                 







“Me llamo desamparo
duermo de pie
como las bestias”                                

 
 

“Cada mañana
junto a las alpargatas
mi vida”



“De esta oscuridad
a otra oscuridad
un camino de piedras”



                                                                                     Par de botas, Van Gogh.    

No es lo  mismo  imaginarse lo que se siente pudiendo estar en sus botas,que no alpargatas, que estarlo)  

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(Sobrevivió una anciana.
Viste la piel de un perro vagabundo.
Sin luces, balbucea.
No tiene descendencia.)


 Desandar lo andado. Aspirar a encontrar un pueblo sabio, un pueblo antiguo, un pueblo elefante, cuya fuera no estuviese al servicio de la agresión, la conquista o el poder, que tan sólo exigiese que se respetará su derecho de paso: el camino sagrado por el que la manada atraviesa los territorios sin dañarlos”.

“Hallar un pueblo sabio. Desear salvar la tierra si tan sólo se hallase uno”.


Todas las citas de poemas: Chantall  Maillard.  (“La herida en la lengua”, Barcelona, Tusquets, 2015)

 
 En “Diarios Indios” Chantall Maillard manifiesta  que el motivo de sus viajes  a  la India fue la búsqueda de sí misma; son por tanto viajes de autodescubrimiento. Y en el inicio de dicho libro nos dice:

“Es difícil llegar a uno mismo, tal vez porque también es difícil hallarse en situaciones desacostumbradas en las que sentirse absolutamente desamparado, ese es el problema, todo se nos ha hecho habitual, previsible, todo está siempre dispuesto, y es que sólo las situaciones digamos aporéticas, aquellas en las que nos encontramos totalmente desprovistos de recursos son las que cerrándonos el mundo exterior nos obligan a franquear los límites de nuestro interior”

Y luego:

“Los lugares nos quitan y nos dan su fuerza, pero cuando alguien logra vislumbrar su propio centro se convierte en lugar para sí mismo y para otros”.

“Las ciudades interiores se edifican alrededor del centro llegando a menudo a ocultarlo por completo. Nos asentamos en ellas y nos dormimos. Las ciudades interiores son ciudades-dormitorio, ciudades-balneario, ciudades-fábrica, ciudades-estante u otras; nos mecen, nos distraen, nos consuelan y siempre, de mil maneras, nos confirman. Su material de construcción es el hábito; reconocer es la consigna. Por eso, para que tiemble el habitante de la ciudad interior, es menester destrozar el paisaje y quebrantar las costumbres, confundirle hasta que el cansancio le derrumbe, se quiebren sus planteamientos más sólidos, sus más estoicas propuestas, se disuelvan sus expectativas, su paciencia se agote, y el ánimo más severo se contraiga hasta la perspectiva de un nuevo combate”.

                                                                                                             


Y se pregunta sobre ese o esos viajes a la India en el intento de que sean un despojamiento de las vestiduras del yo o el mí que para ella son pliegues que desvirtúan el ser como acontecer:

“El mi ese conjunto de pliegues que vengo  reproduciendo desde mi infancia se refuerza con otro plegado...  esa carga ese lastre, si pudiéramos deshacernos de eso”.

“el yo es mi caballo de batalla,tratamos de averiguar que somos por medio de lo que somos, el yo, y eso es  difícil..."

 “¿Qué es el Yo? La persona hecho sujeto, el personaje es uno los problemas. Vamos buscando personajes y autores y no hablamos de los temas".
  

(Extractos de “Conversación con Chantal M. Y Antonio Garmoneda en ocasión de la semana de la poesía de Barcelona, 2010)                                                                                                                                          


“¿Que qué he venido a hacer aquí? ¡La gran pregunta! Ahora yo preguntaría ¿qué estuve haciendo allá? Un año, dos años de quejido, replegada sobre mí como una puerta mal cerrada, viéndome en mi propio quicio, encarando mi reflejo sin cesar, sin tregua. Sin tregua viéndome frente a mí misma en aquel espacio hueco, aquel espacio del yo que siempre, siempre es una ausencia. El yo es una ausencia. Cuanto más cerca estamos del yo más se ensancha la ausencia.
Vienen aquí muchos, como vinimos nosotros, cargados con ese yo, con toda su ausencia a cuestas. Se confunden con ella, con la ausencia. Son huecos andantes, huecos hambrientos, y todo lo que engullen, lo que se llevan, lo que coleccionan, todo se anonada en el hueco, ensanchándolo.
¿Qué vine a hacer aquí? Vine a no saberme, vine a estar. Hago: leo, estudio, escribo, miro, estoy. Estoy en lo que hago, soy lo que hago. Estoy en lo que miro. Soy lo que miro. No estoy. Dejo de estar frente a mí misma.
Sólo el recuerdo de la pregunta; ¿qué vine a hacer aquí? me despierta el otro recuerdo: el de quién preguntaba, al inicio del viaje, por la razón del mismo. Y el espacio que se ha abierto entre quien preguntaba y quien ahora escribe es tanto que me cuesta reconocer la identidad del "mí misma".
Quiero estar aquí. Por eso vine. Simplemente vine para querer estar donde estoy. Sorprendente respuesta, por inesperada. Lo que pensé que sería un adiós definitivo a este lugar resulta ser un encuentro. Un encuentro más allá de lo esperado, más allá de cualquier idea de encuentro o desencuentro.
Vine sin expectativas. Necesaria eliminación del lenguaje que fuerza a las sensaciones. Necesaria limpieza. Necesaria, imprescindible negación. Necesaria, imprescindible des-ilusión. Sólo es posible el encuentro para quien anda desprovisto de esperanza.
El "es" está fuera, no dentro. Dentro es falso. Quien mira adentro con el fin de encontrarse hallará el hueco. Engaños de los falsos místicos, los repetidores de fórmulas. Estamos donde nos proyectamos. Fuera. El error fue establecerse dentro.
O tal vez no fuese un error. Vine aquí con mi hueco. Vine montada en mi ausencia. De repente, el vehículo desapareció. Me encuentro andando con las patas de los búfalos, con la única pierna del tullido, con las tres patas del perro y con su sarna y algo realiza por mí las funciones del cuerpo, sin mí”.


Y  pienso, sí, mucha razón tiene en  lo que dice, y lo que dice por momentos entusiasma, pero también hay que considerar que  una cosa es irse de las “máscaras del yo” sabiendo que aunque lejos te están esperando, y que en cualquier momento puedes volverte y volver a ponértelas aunque requieran de ciertos ajustes -como era su caso al irse a la India, ya que tenía otra vida en espera en España-,  y otra, irse sin poder volver, y sin poder ponerse máscara alguna de las que antes al ser revestían, o con la incertidumbre total del exilado en la cual se encuentran hoy tantísimas personas  en su día a día, también sin refugios(casa, trabajo, identidad) o con algunos muy precarios, aunque no se les denomine estrictamente  refugiadas, aunque obviamente es en dicha condición que también se encuentran las que así son llamadas en esta sociedad, aunque los refugios a que deben su denominación brillen por la ausencia o por las carencias. Hay quienes de verdad  solo viajan con las alpargatas como dice Chantall  y en medio de la incertidumbre  y certeza angustiosas del hasta cuando, del quizás para siempre. Y es difícil e imposible  vivir, hacer frente a la vida  sin por lo menos algo de esa máscara o ese caballo  de batalla que para la poeta es el yo. Ese yo que me da una consistencia aunque la misma sea solamente imaginaria(nombre, profesión u oficio, residencia,  trabajo,  posición socio económica, etc.) y sin la cual en esta sociedad se tiende a valer nada.
  
Quizás a veces es muy difícil, y no para todo el mundo posible reconstruir sus ciudades luego del derrumbe, o volver del exilio,  y muy difícil vivir el acontecer sin creer encontrar  el bienestar- felicidad en todo aquello que son logros del yo, y de ahí la búsqueda de los mismos y  el ansia de repetirnos:


Yo no soy inocente. ¿Lo es usted?
La realidad está aquí,
desplegada. Lo real acontece
en lo abierto. Infinito. Incomparable.
Pero el ansia de repetirnos 
instaura las verdades.
Toda verdad repite lo inefable,
toda idea desmiente lo que ocurre. 
Pero las construimos 
por miedo a contemplar la enorme trama
de aquello que acontece a cada instante:
Todo lo que acontece se desborda
Y no estamos seguros del refugio. 
Bien pensado, es posible que Platón
no sea responsable de la historia:
delegamos con gusto, por miedo o por pereza,
lo que más nos importa.
        
“Matar a Platón” Tusquets, enero 204, Barcelona)


¿Y entonces?, ¿no será por eso que muchos prefieren quedarse en sus refugios y  no querer saber nada de lo que hay más allá donde la rotura de las tramas deja en un agujero, en el  acontecer en presente que puede quizás llegar a idealizarse mientras se forma parte de la trama? Pero luego, estar ahí, valdrá la pena aunque ella nos diga que “sólo es posible el encuentro para quien anda desprovisto de esperanza”. Quizás esa experiencia solo es posible quizás o aconsejable para quienes están en las ciudades refugio demasiado dormidos y aferrados, ya que como ella misma dice:

“Esa  conexión con lo que está pasando que habitualmente no se da, porque hay una separación entre lo que te pasa y tu, esa es la mente la que forma la distancia entre eso y tu, pero cuando conectas con eso la conexión es tan enorme… que no podrías andar por la vida continuamente abierto, son brechas, normalmente hay una mampara que separa,  con esa distancia que forma la mente. (“Conversación con Chantall M. y Antonio Garmoneda”, 28 setiembre 2012, youtube.com)


Obviamente esa mampara que nos separa de lo real es la fórmula que Lacan sostiene para el fantasma: S<>a, protección necesaria porque como bien lo dice estar en contacto permanente con lo real sería la locura o la náusea Sartreana que  me remite  a lo real y a la angustia ante ello que trabaja Lacan y de la cual Chantall  también nos habla en estos términos:
“A veces las cosas se nos aparecen como a Sartre que antes la raíz que tenía en el parque y que le produjo la náusea ..., porque de pronto la vio como ex -istente, ya no era la raíz abstracta, la raíz  palabra, concepto con lo cual el filósofo se siente muy a  gusto , sino una raíz ahí algo que ex –iste , y eso ante eso el vértigo, la náusea, porque el que  el que está en las ideas no está acostumbrado a esa realidad , forcejea con ella, pero en las ideas. Lo que acontece, acontece ahora aquí es una chispa y se desaparece,  ya luego la queremos interpretar y cuando la interpretamos ya la perdemos” (ibídem).

Las verdades ¿no son acaso lo imaginario del fantasma y nuestros mitos individuales de neurótico(novela familiar) o  aquellos colectivos, que intentan explicar y darnos refugio-saber  frente a un sentir-gozar  del cuerpo- real, trasmisión  imperfecta, a medias ,  verdades verdaderas sí, a nivel imaginario-simbólico, pero mentirosas respecto a su función de semblant ante lo real , verdades ficcionales que en realidad dejan siempre sin decir(repiten lo inefable) la verdad sobre lo real del goce –porque este no puede decirse, sino solamente sentirse- pero que nos son necesarias porque  nos protegen del miedo, no del miedo de saber sobre eso que creemos verdaderamente ser- ese es el “yo” construcción imaginaria con el que el ser se confunde-,  sino de saber que no somos eso que creemos ser, que no somos nada, o somos nada… más que cuerpo mortal,  chispa  fugaz, agujero.


Creaciones propias que obedecen a esta pregunta sobre LO REAL.



DEASANUDADA.
Tanto tiempo des anudando
Des-a- nu dada
des nu da
Y ahora ¿cómo a-nudarse de nuevo?
En la neurosis me anudo,
en la psicosis no hay nudo,
y me pregunto qué
 ¿es mejor?
armar desde cero el nudo
o el desanudo
y el trabajo de hacer de nuevo
 ¿el nudo?
 mismo no, Otro.



DESNUDEZ.
Detrás de esa
 desnudez
hay otra
primigenia
entera
aterradora
aniquiladora
potenciadora
desnudez desnuda
detrás de esa desnudez
¿alguien puede
alcanzarme
un ropaje?


                                                                                    Pintura de Myrna Baéz
BORRAR
                  LA HISTORIA.                                           
                                                                                                                      
Se trata sí, de borrar
la historia
pero para poder borrarla
antes tiene que haber sido
escrita
aunque sea mal escrita
mal dita
y  duela.


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