viernes, 18 de diciembre de 2009

ADORMECIMIENTO DEL SUJETO Y RESPONSABILIDAD EXIMIDA II

La incompletud o la falta del sujeto que Freud fue capaz de escuchar en los límites de su saber médico, hoy intenta nuevamente taponarse con ese mismo saber médico, donde el sujeto desaparece.

Es común escuchar que hoy día más que antes, son muchos los consultantes que tienen dificultades, cuando no, franca imposibilidad, de transitar un viaje analítico (ya sea que se trate de sujetos diagnosticados como bordeline, como patologías diversas donde se tiende a la actuación de los impulsos (adicciones de índole diversa, conductas violentas, etc), hecho que no pocas veces sirve a los detractores del psicoanálisis para fundamentar la inaplicabilidad del método psicoanalítico, así como su estado demodé.
 Esta bien, supongamos que eso sea así, e imaginémonos a continuación un mundo en el que tanto los afectos, emociones, sentimientos y conductas de las ¿personas? fueran gestionados por medicamentos administrados en dosis adecuadas según los estados afectivos que este Super Saber creyera más conveniente para los seres en cuestión.
La explicación está en parte en la imposibilidad de estas, que parece ir en aumento, para experimentar el dolor y duda, lo cual lleva a no querer preguntarse nada, ni a querer saber sobre su responsabilidad subjetiva en aquello de lo que sufre, y a querer que sea Otro el que piense y decida por ellos.

¿Qué hace que hoy el dolor sea para los sujetos tan insoportable (imposible de soportar)?, ¿qué es eso de lo cual las personas prefieren no saber y no pensar, y de lo cual procuran parapetarse prefiriendo aceptar más o menos pasivamente un lugar de “víctima” de tal o cual trastorno o de padeciente de tal o cual enfermedad, de la cual aceptarán ser salvadas solamente por el saber de un Amo que las medica, pero que no las hace implicarse como sujetos de deseo? Esto es, que no les pregunta: ¿qué tiene usted que ver en esto, cual es tu responsabilidad en eso de lo que te quejas o de lo que sufres?
Lo insoportable a sostener es la castración, la falta constitutiva del sujeto y la angustia que la misma comporta, lo cual es favorecido por el tratamiento actual de muchos “trastornos” psíquicos, que favorece el adormecimiento (con medicación) del pensamiento y exime a los sujetos de responsabilizarse de sí mismos, de sus sentimientos, de sus conductas, de sus padecimientos.
Es cada vez más común escuchar sobre todo de parte de los padres que ellos no tienen la culpa ni son responsables de tal o cual “trastorno” que padece su hijo, ya que se trata de un problema cerebral, con tal o cual neurotrasmisor o de un problema neurobiológico, etc. Sienten un gran alivio y muchas veces se envalentonan porque “ya nadie puede decirles que lo que les sucede a sus hijos es debido a que los han educado mal, o de tal o cual manera” (esto citado textualmente). ¡Y pobre entonces de quien ose intentar que se cuestionen, o que encuentren alguna relación entre los síntomas del hijo y algunas situaciones familiares o comportamientos parentales en relación al mismo!
Me digo que aunque estos aspectos cerebrales sean efectivamente constatables, ello no justifica la evasión de responsabilidad subjetiva que amenaza a nuestra sociedad actual.

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