martes, 8 de diciembre de 2009

La resistencia del Psicoanálisis a la psicología Científica

“Reivindico el espejismo de intentar ser uno mismo….” Luis Eduardo Aute.

Como ven, hablo de la resistencia del Psicoanálisis a la Psicología Científica y no como es lo habitual desde que Freud mismo lo planteara, de la resistencia al Psicoanálisis. Porque en definitiva somos los psicoanalistas los que optamos por resistir en la actualidad frente a los embates de la Psicología, porque encarnamos la resistencia de la subjetividad, de una subjetividad que intenta ser cada vez más amordazada y ordenada en clasificaciones y “trastornos” que se reproducen sin fin, a la par que aquella intenta burlar los cercos que pretenden aprisionarla. Como alguien decía: “¡dentro de poco también soñar, extrañar, angustiarse va a ser un trastorno digno de clasificación y medicación!, o como pregunta Joaquín Sabina: ¿venden pastillas para no soñar?

En mayor o menor medida ya todos saben que el Psicoanálisis ha sido resistido desde sus orígenes al punto de que el mismísimo Freud le dijese a Jung cuando fue invitado a dar unas conferencias sobre psicoanálisis a la Clark University (1909): “no saben que les traemos la peste”, pero a pesar de ello ha resistido. La situación actual parece no ser muy diferente de la de entonces, sobre todo acá en España, y muy especialmente en esta hermosa isla llamada Mallorca en la que vivo desde hace ya unos seis años, situación que queda claramente reflejada en la Universidad .Basta mencionar que en la Licenciatura de Psicología que se imparte en la Universidad de las Islas Baleares, el Psicoanálisis solamente tiene cabida como una materia optativa en el primer ciclo de estudios y se dicta solamente durante 5 meses, lo cual implica que quien no la elige como tal, no tiene contacto con el saber psicoanalítico en toda su carrera universitaria. Pero además, según me ha sido comentado por alguna alumna que cursa allí la misma, algunos profesores parecen adscribirse como misión importante, anterior inclusive a la de impartir los conocimientos de su disciplina, la de disponer el ánimo de los estudiantes en contra del mismo. Obvio que lo hacen “buscando el bien” (!) de los futuros profesionales de la salud mental (y de sus futuros pacientes) algo que ellos consideran fundamental: alejarlos de una disciplina que no es científica.
Y conste que a pesar de cierta ironía que puede leerse en “buscando el bien”, hay también ahí, -como la hay en toda ironía-una verdad, ya que los profesionales formados con esta modalidad de saber, tienen muchísimas más (¿o casi todas?) las oportunidades de acceso al mercado laboral, las cuales son mucho menores en quienes poseemos una formación psicoanalítica.

La llamada Psicología Científica, que pretende basarse en la objetividad y en la medición cuantitativa de los fenómenos mentales, esta asociada a un enfoque médico que nos habla de trastornos mentales, ya que el modelo de diagnóstico actual de los mismos se hace en base al DSM IV Manual Diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales que es un Manual de clasificación de la Psiquiatría (de la Asociación Psiquiátrica Americana), y la Psiquiatría es una disciplina médica. Una consecuencia derivada de este enfoque médico de la Psicología Científica es la tendencia, demasiado tendenciosa (y no comprobable en todos los casos con el tan aclamado método científico) de ubicar la causa de demasiados trastornos mentales en la herencia, en la biología ya sea que sea que se trate de causas genéticas, cerebrales, neurológicas o neurobiológicas, disfunciones cerebrales, carencias de algún/os neuro-trasmisor/es,…

La presencia de cualquiera de las citadas “alteraciones” no es discutible, pero sí que las mismas sean catalogadas como “La causa” de los trastornos mentales , ya que al hacerlo se deja de lado (¿intencionalmente?), la inclusión de otros aspectos que pueden considerarse como formando parte de lo que suele llamarse el medio(sea físico, psicológico, económico, social o relacional) en el que el ser humano es engendrado y criado,-y aún más, en el que los padres engendran – y su incidencia en la conformación del cerebro de ese futuro ser y la funcionalidad del mismo. En este sentido es también llamativo que cuando se hace alusión a “las causas ambientales” que podrían incidir en algún trastorno, se tiende a hacer referencia en forma muy mayoritaria a causas de orden biológico, por ejemplo la incidencia de la nicotina, del alcohol, y nunca en la situaciones de angustia o desasosiego que puede implicar para un feto el que la madre esté sometida a un ambiente económico y emocional desfavorable, porque aún en los casos en que las madres fuesen alcohólicas o fumadoras, ¿qué factores de orden social , psicológico –además de biológico- llevan a alguien a consumir determinadas sustancias?).
Pero además, se deja de lado que el medio ambiente y los cambios que en el se producen tanto físicos como sociales pueden modificar la genética, por lo cual
no puedo evitar seguirme preguntando si tratándose de la psiquis y el comportamiento humano, es válido hablar en términos de causalidad a la modalidad de las Ciencias Fácticas.

Creo que hacer coincidir la causa de la mayoría de los trastornos mentales con causas biológicas no es resultado en muchos casos de conclusiones científicas probadas, sino de posturas ideológicas que bregan por mantener a la disciplina y al saber médico en un lugar de poder (social, económico) hegemónico, que a su vez sirve para legitimar y mantener a los médicos (psiquiatras)y a psicólogos con orientación cognitivo-conductual como los principales agentes del diagnóstico y el tratamiento de dichos trastornos, así como para legitimar como vía preponderante para su solución a la medicación, que como todos sabemos es recomendada cada vez para más trastornos. Conviene en este punto no olvidar que muchos de los médicos psiquiatras investigadores del efecto de dichos medicamentos en los citados trastornos, y promotores de su consumo, son pagados por los mismos laboratorios que crean y venden los mismos.

Otro aspecto que llama mi atención es como la anterior modalidad causa-efecto produce una contundente tendencia a que los psicólogos científicos entiendan determinadas alteraciones psicológicas (problemas de autoestima, “alteraciones en la vida afectiva” ansiedad, sintomatología depresiva etc) como consecuencia directa de un determinado trastorno psicológico, como puede ser por ejemplo en el caso de un diagnóstico de dislexia o del Trastorno por Déficit de atención con Hiperactividad (TDAH).Esto a mi manera de pensar, determina la utilización de un modelo de uni-causalidad (A->B->C) simplificador y propio de los orígenes de una ciencia, en detrimento de uno poli-causal que permite entender a lo que habitualmente catalogan como “alteraciones consecuencia del trastorno”, como formando parte del trastorno( ¿no podría ser que los problemas en la autoestima de esa persona, o sus dificultades afectivas lo llevan a crear un TDHA, en lugar de que sea el TDAH el que produce sus dificultades afectivas? O más bien habría que considerar que la enfermedad es “una” y se manifiesta predominantemente en la esfera psíquica o física o social de la persona precisamente porque contrariamente a lo que habitualmente se afirma, la personalidad no tiene nada de unidad bio-psico-social )

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