Y voy a compartir fragmentos de uno de de su prosa poética.
¿Por qué
este relato? Porque en el mismo, como en todos los que conforman el libro hay
poesía, (pero alguno había que elegir), porque me sentí identificada y leída, y
por tanto conmovida por el mismo.
"EL MAPA".
Antes que
los libros amé los mapas. Quizás por eso ahora siguen fascinándome. Solo muy recientemente
he caído en la cuenta de la etimología
de la palabra orientación. Nosotros los asturianos decimos nortiar, buscar el
norte, pero orientarse es buscar el oriente. Los mapas medievales (como el magnífico
del Beato de Liébana)nortiaban hacia el oriente, hacia Belén donde había nacido
Cristo. En el cajón de la cocina de Paniceiros se conservaba, junto a las gafas
de la bisabuela Eugenia, un atlas escolar que había sido de mi tío José Manuel
en sus años de estudiante en Courias. Creo que fue el primer mapa que examiné,
el primer mapa que analicé pausadamente. Después de la cena, que se hacía muy
temprano, mientras los mayores jugaban a la brisca o escogían alubias, yo
fatigaba, una y otra vez, aquellas estampas de continentes, océanos y mares que
proponían más que viajes futuros –alguno terminaría realizando con el tiempo-,
viajes interiores en los que aún sigo inmerso. La geografía, para mí, era la
espita de la imaginación. Me acuerdo de la lámina de Guinea Ecuatorial (que aún
era la provincia de la Guinea española en aquel atlas) y de alguna de mis
reflexiones bajo la luz de la bombilla en aquel invierno de 1970. ¿Por qué
Polonia era una tierra tan llana? Los lagos de Finlandia, ¿parecerían sobre la
tierra como en el mapa, lágrimas de una diosa olvidada?
Padrín, el padrino de mi madre y mi bisabuelo, aun no había muerto pero
ya no se sentaba a la mesa, por la enfermedad. Mi abuela me pedía las gafas de
la bisabuela, yo abría el cajón y se las daba. Ella se las ponía, e
inmediatamente, esparcía las alubias sobre la mesa. Mi abuelo, junto a ella, se
ponía a escoger alubias, haciendo montones diferentes con las que tenían una
herida negra y las que eran blancas como la manteca…….”
…. “Mientras
ellos se afanaban en al tarea, con la radio encendida en espera del parte, yo
sacaba el atlas del cajón y lo abría indagando los misterios que proponía”.
Yo quise ser
cartógrafo antes que escritor. No quise ser aventurero sino notario de
aventuras. Mi naturaleza aventurera es así: prefiero soñar a arriesgarme a lo desconocido. Además, desde que está
soñado el asunto, es más fácil concluirlo en la realidad. Si me metí en la boca
del lobo cuántas veces, y el lobo no me devoró, es por la previsión de los
sueños. Creo que uno no se puede afrontar la vida con realismo, sin darle
primero unas vueltas de sueño, en las tardes perdidas. ……..”
….. “En
invierno, a aquellas horas, tenía la luz
enferma de 125 vatios, pero dentro de mí, mecido por el ruido de los platos
entrechocando, crecía un árbol luminoso agitado por el viento del mundo. Una
noche me levanté de la banqueta y con el atlas fui al cuarto donde padrín se
moría despacio. Quería enseñarle el mapa de la “provincia de Oviedo” y en él el
consejo de Tineo y en él la aldea de Paniceiros. Él abrió un arcón y me dio una
naranja, que le había recetado el médico
y que parecía contener el sol de todos los veranos, y se puso a mirar conmigo
la estampa.
–Mira Oviedo, Grao, Tineo, Navelgas, Paniceiros…-le decía yo. Volvió a abrir el
arcón y rebuscó en él. Sacó una lupa, que había traído de la Argentina, y
observó el mapa muy atentamente….
Y el final
es… conmovedor totalmente conmovedor:
“lo que no
veo –dijo- es Casa Manulón. Estaría bien hacerse con un mapa que nos permitiera
vernos por la ventana.Estaría bien ese mapa. Padrín, pero aún no existe. Llevo
toda la vida intentando dibujarlo con tus palabras.
Para empezar
diré que no es la primera vez que escucho a alguien diciendo que durante su
infancia del fascinaba viajar a través
de los mapas con su imaginación, por lo cual este relato me llevó inmediatamente
al recuerdo querido de los mismos, y a la vez
me apena pensar que los niños tanto
en el presente como en el futuro, quizás ya no necesitan hacerlo,(de hecho no lo hacen)
o no de esa manera tan entrañable que
cuenta Xuan Bello, porque la tecnología
y sus nuevos descubrimientos van poco a poco cubriendo con la producción de
objetos reales, la brecha por donde la imaginación sirviéndose de las palabras,
se entretenía y maravillaba antes en dibujarlos.
En ese sentido, hasta la imaginación es
capitalizada en esta sociedad actual, ya no se le permite jugar por jugar. Referido
a este tema hay otro relato en el libro que se llama “Inventos de antes”, en el cual el escritor
plantea la diferencia entre los inventos o los milagros de la ciencia de antes
que a él le producían más asombro, que los de ahora por su carácter como les
llama él de “inventos en el sentido asturiano de la palabra, que es el de cosas
que servir no servían para nada, sino que tenían una intención estética. Y deja
planteada así la diferencia entre ese mundo de antes de la invención y del arte
de los cuales no se pretende obtener ninguna utilidad directa, y el actual donde la Ciencia y la tecnología parecen haber
tomado el mando y rumbean siempre en la búsqueda de una utilidad en la
invención, la búsqueda obsesiva de “lo real” (alude él a los científicos
dedicados a acelerar neutrinos, intentando recrear el big bang en miniatura).
Y
manifiesta que lugar a dudas, llevarán a cabo ese experimento, ya que no habrá nada en
el mundo que lo frene (a mi me vienen a la mente cuando leo esto, todo el tema
de la cuestión ética en relación a la Ciencia y la tecnología, donde
efectivamente parece que el poder hacer del hombre es ilimitado y la ética como
se la ha entendido hasta ahora ya no cuenta) pues, concluye de manera muy bella :“la
Humanidad en ese empeño por descorrer el velo de Isis y ver si detrás hay algo
más que la nada relampagueante es el carácter y el destino de los hombres y las
mujeres. Ese misterio, el de la curiosidad, por lo menos ya está resuelto”.
Efectivamente reencontramos en lo que nos cuenta Xuan Bello “los inventos
de antes”, los de un mundo perdido, el que brindaba esa sensación acogedora , de seguridad y afecto que
trasmite en “El Mapa”, de hogar, de
recogimiento y fuerte unión familiar: la familia de antes donde varias
generaciones convivían todos en la misma
casa y en los mismos espacios y tiempos aún haciendo cosas diferentes y donde
realmente hacían una pausa , un silencio, donde se comunicaban entre sí,
hablaban (hoy cada uno aún en los momentos de ocio o descanso está en
su mundito privado, y más bien acelerado, sobreexcitado muchas veces, con su
propia televisión, móvil o aparato
tecnológico y con los sentidos saturados de imágenes, sonidos o más bien
ruidos, comidas, bebidas en muchas ocasiones del tipo basura, o lo que sea) ,
donde se repetían cada noche acciones muy parecidas que determinaban rituales,
los cuales cumplían una función muy importante que era la de brindar justamente
seguridad y confort ( ya se sabía lo que esperar y cómo se iba a dar lo que se
daba), escucha y comunicación , haciendo posible el abandono, la distención y
contención, en fin, se daba lugar a un tiempo y un espacio donde pudiera encontrar
reposo el guerrero y recobrar las fuerzas necesarias para al otro día enfrentar
las tareas cotidianas de diversa índole.
La manera en
que Xuan Bello lo relata me sumergió de lleno en momentos muy similares vividos
por mí misma en mi infancia, con las diferencias particulares que obviamente cada
caso requiere, especialmente cuando cuenta la tarea de escoger las alubias buenas
y separarlas de las malas. Y a mí que hace años que estoy que estoy lejos de mi
tierra de origen, me trajo el recuerdo entrañable de mis padres afanados en
dicha tarea, y de mí misma que los ayudaba en algunas ocasiones a hacerlo, rituales similares que trascendían fronteras.
Hoy que dicha tarea ya no se lleva a
cabo, se pierde la oportunidad de
ocupar ese “tiempo muerto”(que en sí para nada lo era) para hacer algo tan sencillo,
pero tan necesario para el bienestar personal(aunque la ciencia no pueda medir
y por tanto determinar el valor de su utilidad, y los dandys de la Economía de
Mercado no puedan por eso apropiárselo para lucrar con ello)que es el estar
(que no es simple, cada vez es
más difícil saber hacerlo de veras )los unos con los otros.
Otro aspecto
del relato que me emocionó es el referido al tema de la orientación, al
principio del mismo, Porque en mi país de origen Uruguay, nosotros también decimos nortiar: estar desnortiado es una expresión
muy usual para decir que se está desorientado, y en ese sentido agrego que ya desde que vine a vivir a
Asturias me sorprendió mucho encontrar muchísimas expresiones y palabras que
son utilizadas regularmente allí y que en otros lugares de España no se
utilizan(por lo menos yo nunca las escuché viviendo en otros lugares como Benidorm,
Alicante o Mallorca),como por ejemplo
puede ser paisano, que es la que se me
ocurre en este momento.
He de decir que cuando recién llegué y escuchaba esas
expresiones o palabras que me eran familiares, tuve por primera vez desde que
estoy en España la sensación feliz y tranquilizadora de estar (nuevamente) en casa; de hecho se lo
comenté a varias personas en diferentes oportunidades, lo cual no hace sino
corroborar que efectivamente, nuestra primera y principal morada es el
lenguaje. Mi sorpresa se debió fundamentalmente daba por hecho que la mayor
influencia lingüística que tenía Uruguay provenía de Galicia, ya que el número
de inmigrantes mayoritario allí es de dicha comunidad.

Y más allá de mí, me pregunto cuál es nuestro norte como sociedad en esta época actual, cómo hacer para encontrar un norte que permita a la gran mayoría construir un lugar mínimamente protector para poder realmente vivir.
Gracias
Xuan, gracias Asturias y asturianos/as.
No hay comentarios:
Publicar un comentario