martes, 2 de junio de 2015

DE PARTOS Y PARTIDAS.


Y de los partos a las  partidas y alumbramientos, y ya que siempre estamos de alguna manera partiendo, me da placer compartir esto que escribí hace ya tiempo en un momento en que hube de asumir una partida de mi misma muy dolorosa, porque algunas personas somos emigrantes de un País, pero todas y todos lo somos de países o pequeños países personales, durante toda la vida.

PARTIDA.
¿Has vuelto?
(a tu país
al país de tus padres)
 muchos me preguntan.
¡Cómo voy a volver
si nunca del todo me he ido!
pienso más no lo digo,
es que posiblemente
no entenderían lo que les digo
el sentido,
es que muchas formas de partida
hay en la vida,
ser parida ser part-ida
en la muerte ser flor ida
y por eso es que a veces
se confunden las partidas
con heridas
con caídas
hay partidas no queridas
hay partidas mal partidas,
mal paridas,
arrepentidas,
hay partidas que se quedan
en la vida
redivivas
hay partidas olvidadas
anuladas
postergadas
y las hay muy solicitadas
hay partidas no nacidas
más hay otras renacidas
muy deseadas
¡muy queridas!
y es por eso que se puede
volver sin jamás haberse ido
partir sin aún haber sido
o solo en parte haberse ido
haber sido
sin saber de ello el motivo,
o también haber partido
y aún así, haberse jamás ido
haber jamás sido
que no hay peor fallecido
que aquel que nunca
en la vida ha partido
y así, entre partes
en parte idos
o aun no venidos
yo parto
parte mi vida
hoy bienvenida,
parte hoy mi vida
¡Bienvenida!



LA MADRE DE LOS EMIGRANTES. 

(En homenaje a Gijón, Asturias y su gente y a la "Madre de los Emigrantes, escultura de Ramón Muriedas situada en el Paseo del Rinconín.
y PARA MI MADRE.

De cara al Mar y profundamente sola
azotada por un viento y una lluvia implacables
y por unas olas que amenazan tragársela
Ella
desde su altura inconmensurable
resiste el temporal.
Su mirada triste dirigida al horizonte
a los hijos que parten sostener intenta
hasta el límite en que sus ojos
solo reflejan el vacío de la ausencia,
o tal vez señalan
la expectativa angustiada de guardarlos
aún más allá
traspasando la inmensidad del Mar
que de ellos la separa.
Ella
desde su altura inconmensurable
resiste el temporal.
Su delgada y frágil figura
hacen más heroica si cabe, su hazaña.
Sus delicadas manos,
la una levantadaen dubitativo gesto
debatiéndose entre la detención de la partida
y el adiós de una despedida que a sus hijos impulse
hacia la Mar abierta de la aventura,
y la otra
cayendo 
a lo largo del cuerpo
en callada resignación,
contrastan con la entereza que se perfila en la dureza
de sus rasgos forjados en bronce
y en la fiereza de su mirada
que aunque angustiada
¡ni una lágrima derrama!
Ella,
desde su altura inconmensurable
resiste el temporal.

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