miércoles, 26 de marzo de 2014

LA IMPORTANCIA DE LA PALABRA EN LA CONSTRUCCIÓN DEL PSIQUISMO INFANTIL.


“El goce debe envolverse con palabras, interpelarse con semblantes, distenderse con juegos y deportes, resonar en la música y allí el sujeto elegirá, a partir de qué temática fantasmática, a qué anudarse, con qué sostenerse  sintomáticamente” 
 Hebe Tizio. La educación y los cuerpos de hoy. Texto realizado a partir de la Conferencia en la Universidad de  Deusto el 7 de abril de 2006. “Síntoma, lugar y lazo” Patricia Tassara.


“Rodeamos de lienzos una desnudez sonora, extremosa, lastimada, infantil, que perdura sin expresión en lo  más hondo de nosotros”…Esos lienzos son de tres clases…(…)”lo que canta, lo que suena, lo que habla”.
“Los lienzos son eso (…) que envueleve al niño cuando sale de al noche materna(…)”
“El vínculo entre el niño y la madre, el reconocimiento del uno por la otra y la adquisición de la lengua  materna se forjan en el seno de una incubación sonora (…)”
  Pascal Quignard, “El odio de la música”

El niño es ser biológico, prematuro que necesita del Otro y de la cultura (y especialmente en ella el lenguaje) que este porta para arroparse, humanizarse y devenir sujeto psíquico. No somos un animal que vive en el aquí y ahora instintivo, sino sujetos y las palabras y la historia conforman nuestra psiquis y nos dan existencia subjetiva. Ayudan a la constitución del cuerpo también en la medida en se tiene un cuerpo gracias a los simbólico y este es  más que imaginario y real.
Necesitamos historias para vivir, para explicarnos las cosas, dar un sentido a nuestra vida, un mito sobre el origen, de ahí las teorías sexuales infantiles. Nuestro sentimiento de identidad funciona en relación con una temporalidad pasado-presente-futuro. Más ahora, ¿las hay? ¿Se ha perdido hoy  la necesidad y capacidad de  narrar nuestra vida?, ¿en el futuro la vida será inenarrable, puro presente imaginario-real, como la del   Minotauro en el cuento de “La casa de Asterión” de Borges?

Sin duda, a ello contribuye la tecnología y la actual Psiquiatria y Psicología Cognitiva que no promueve la búsqueda de sentido a la vida y a las dificultades de las personas, sino que al contrario, los excluye ex profeso catalogando a las dificultades vitales de trastornos de personalidad, no considerando lo eminentemente humano que es el lenguaje y lo social como posible causa sobredeterminante(acepción Freudiana del concepto) de las mismas, haciendo recaer la causa enteramente en la persona, y  en sus cerebro(el que sufre algún tipo de dis-función o presencia en más o en menos de alguna sustancia).Ello implica una pérdida de libre albedrío cada vez mayor para las personas, pues la enfermedad no puede entonces ser solucionada o mejorada si no es mediante medicación, y el papel del sujeto se reduce así a cumplir con la prescripción medica del psiquiatra, y en el caso de la psicología Cognitivo Conductual, a cumplir con la programación de técnicas de modificación de conducta,  las cuales son aplicadas  generalmente sin interesarse por el sentido de los síntomas en la historia vital de ese sujeto y en la actualidad de la misma.
 Así, casi todo tiende a pensarse como creado y  causado por factores de orden biológico (disfunciones cerebrales, aumento o carencia de sustancias o neurotrasmisores, etc.), lo cual me hace pensar en el peligro del discurso científico  y la tecnología, pues se le quita todo sentido, significado a las experiencias vitales, el sujeto es como una animal, puro cuerpo instintivo.

( No obstante lo dicho anteriormente he de reconocer que hay un enfoque más reciente dentro de las terapias cogniticas, que es el de las terapias cognitivo-narrativas que dan cuenta de esa necesidad de incluir el lenguaje y la ficción narrativa para la eficacia de los tratamientos, en ese sentido exagerando un poco, yo diría: no somos como el perro de Pavlov ni tampoco un ser todo consciencia, sino seres  de ficción, de palabra y solo mediante la misma podemos acceder a una verdad no toda).

Quizás para algunas personas es más cómodo, por ser menos doloroso a nivel psíquico,dejar enteramente en manos de otros, dueños del saber, la responsabilidad sobre lo que les sucede y el porque les sucede, así como las acciones para mejorarse. Y más cuando esa tendencia es presentada y reforzada con visos de saber verdadero por determinadas disciplinas y saberes dominantes, y más  aún en un momento histórico en que es tanta la incertidumbre que pesa sobre el ser humano, que muchos se aferran a cualquier certeza con tal de sentir algún reaseguro. Y quizás, debido a que las condiciones actuales impiden cada vez más a las personas decidir realmente sobre sus vidas,es menos angustioso  aceptar que los problemas personales o de sus hijos se deben a algo exterior a ellos que alguien les va a resolver en tanto ellos cumplan lo más a rajatabla posible  con "la receta" acordada, pues en cada caso contrario, aumentaría la sensación de angustia y de impotencia, ya que sería asumir que el cambio esta en sí mismo predominantemente pero que la persona no puede hacer lo que debería para modificarlo ( por ejemplo, si una persona asume que puede modificar con terapia su malestar, necesita un terapeuta; todos sabemos que el número de ellos en la atención pública es ínfima, y además los que hay, mayoritariamente adscriben a un modelo de tratamiento de tipo congnitivo-conductual; por lo que, si esa persona quiere un tratamiento donde poder hablar, desplegar sus ser, padecer y saber -inconsciente- sobre el mismo,habrá de poder pagarlo, y todos sabemos que hoy con la situación de desempleo y crisis, seguramente quienes más lo necesitan, no pueden hacerlo).Y así se inocula en las personas la cesión de responsabilidad subjetiva y social y el no pensar (¿para qué pensarse y pensar la realidad, si cada vez se puede incidirse menos en el medio?, ¿para como dicen algunos "hacerse-solamente- la cabeza"?).  El costo derivado de ello es elevado en cuanto a enajenación, y mucho más , ya que si nada depende del sujeto ni de las condiciones sociales, económicas,  ideológicas ni políticas de vida, nada puede cambiarse, nada hay que desear cambiar a nivel del mundo, basta con hacer pequeños cambios que afectan la vida individual y cuando mucho, familiar del sujeto (tomar adecuadamente la medicación, cumplir determinadas rutinas, asistir a la sesión de re-educación emocional correspondiente, etc.)

Para comenzar, diremos que precisamente la importancia que puede otorgársele a la literatura infantil es la de tener una función que podríamos llamar de  sostén o de ayuda a la estructuración el psiquismo infantil. Para poder ir pensando esta función, hemos de tener en cuenta en primer término el lenguaje, que es el medio mediante el cual se cuentan las historias y los cuentos, se recitan las poesías y se cantan las nanas y las canciones infantiles. Ahora bien, desde la concepción  que hace el psicoanálisis con Lacan del lenguaje, el mismo no es resultado de un proceso de aprendizaje ni algo innato, sino que precisamente el sujeto que para el psicoanálisis es el sujeto del inconsciente, es estructurado por el lenguaje, por lo cual éste le precede y el sujeto psíquico nace como tal solamente gracias al mismo. En este sentido nace sujetado al Lenguaje. Y este aspecto es lo que en el nudo borromeo en Lacan constituye lo simbólico.

Luego de esta digresión necesaria, retomo que para pensar este proceso de entrada entonces del niño en lo simbólico, consideremos que tenemos al niño, ser biológico que aunque no habla ni piensa aún, ya viene inmerso en un baño de Lenguaje pues la cultura y el lenguaje preceden a su concepción por lo que ya algunas marcas significantes van a ir “tomando cuerpo” tomando el cuerpo y marcándolo para que devenga cuerpo humano, lo cual solo puede hacerse mediante el lenguaje, lo simbólico,(incluso podríamos decir que marcando la historia de ese proyecto de hijo,  de la concepción, de ese  cigoto que se va a ir convirtiendo paulatinamente en un cuerpo con características que lo definen como humano, primero en un feto y luego en un bebé), tomando ya lo que Lacan llama la materia gozante para que vaya deviniendo  cuerpo erógeno de ese pequeño, cuerpo entonces tomado en las redes del significante, que por ello nunca será  en el ser humano -como sí lo es en los animales- puro cuerpo biológico. Tenemos ahí los primeros esbozos de la constitución de la imagen corporal (lo imaginario) y un real, un resto  que no va a poder ser subsumido en lo imaginario ni atrapado totalmente en las redes del significante. Ese resto del lenguaje que no podrá abordarse por el sentido, se vinculará el goce y a lo que él llama lalangue.

 Por eso es que Lacan habla de que el sujeto es constituido por el lenguaje y por tanto está  tomado por él desde siempre; somos  hablados por el Lenguaje antes (de) que hablamos, y que hablemos, se nos nombra antes de que podamos nombrarnos y esos nombres son las marcas del deseo del Otro que nos subjetiva, marcas por lo tanto imprescindibles para devenir sujetos psíquicos.
 Ese lenguaje ya está presente desde el cuento que se cuentan y que les cuentan a sus allegados los padres, cuentos en relación al deseo por ese hijo aún no concebido, pero ya deseado, imaginado, fantaseado, tal vez ya buscado, ya concebido o que viene en camino. Por lo tanto el cuerpo meramente biológico se empieza a formar ya inmerso, protegido por un baño de lenguaje antes que por el líquido amniótico –aunque en determinadas situaciones que dan lugar a algunas patologías ello no sucede de esta manera-.Y está presente en los pequeños cuentos y/o grandes historias, y mitos familiares que  como los sedimentos de un río  son arrastrados de generación en generación,  fijados unos, filtrados otros-dependiendo del hijo, de su sexo, del lugar que como hijo ocupe en la familia-no se da la misma herencia simbólica a todos los hijos-, de aspectos inconscientes que se juegan en la constitución de esa pareja( en la elección que cada uno hace del otro), de determinadas situaciones que se van dando en la realidad de esa pareja en el momento en que se juega ese deseo y en la concepción del hijo o hija, etc.,  y  que están  ya incluso antes de que el niño haya sido concebido,- cuando ya va siendo deseado por sus padres-

Ya desde el deseo en ciernes de unos  padres por el hijo  se  van trazando senderos, redes significantes que van tejiendo el nido que ofrecerá protección psíquica y por tanto física también (la supervivencia no solamente es cuestión biológica, el bebé necesita también “alimento psicológico” para crecer y nacer)y posibilidad de subjetivación a es bebé apenas naciente en el deseo parental.
 A través  de lo que  dice-y lo que no dice, pero puede que piense o no piense, pero que igualmente  se diga en ella  de manera inconsciente, y también de cómo lo dice(idioma, tono de voz, musicalidad), la madre  “dice” a ese hijo cuando lo tiene en su vientre, dice también  en la música que intenta “hacerle escuchar al feto” –ahora que está tan de moda, buscando para el bebé los beneficios del llamado efecto Mozart, hacerle escuchar música ya en el vientre materno-; aunque la primordial sea antes que cualquier otra,  la de su voz, esencial para que el niño sea aprehendido en la musicalidad  del lenguaje y gracias a ello  en la afectividad  ya que la misma se trasmite mediante la voz materna, lo que  los  lingüistas llaman aspectos prosódicos del lenguaje(cadencia, ritmo, tono, la entonación, las pausas, la velocidad de elocución, la cualidad de la voz), por tanto el  cómo y  también el qué le dice, en los cuentos en que dice acerca de cómo quiere que sea su nacimiento, de quienes estarán o no presentes, en cómo quiere el dormitorio, la ropita, etc. Los padres le hacen y se hacen su propio cuento en relación al hijo que desean, que temen,  etc.

Lacan habla de lalangue refiriéndose precisamente a  esos aspectos producen marcas en el cuerpo y en la psiquis esos aspectos y no lo que la madre dice (el significado) producen efectos en el cuerpo del bebé (desde bienestar a malestar, alergias, problemas digestivos, relajación o exceso de excitación etc.)Si como se ha comprobado, la música provoca que el agua cristalice de determinadas maneras, obviamente que en un cuerpo humano y un psiquismo en ciernes  mucho más sensible  tanto la música en sói pero antes la musicalidad de la voz materna produce sus efectos(afectos).

Y ya cuando el bebé nace, la madre especialmente le habla y le cuenta al niño o niña quién o qué es él o ella  para ella como madre y lo hace mientras se ocupa de sus tareas maternales: “este niño es un comilón ya quiere teta de nuevo,  es un niño que es muy bueno, duerme ya de noche”, pequeñas historias que van enmarcando, sosteniendo al pequeño ser, recubriendo de lenguaje lo biológico, lo pulsional y lo real de la carne, coadyuvando para que a nivel imaginario el niño pueda tener un cuerpo.  Y ahí tienen un lugar muy especial las llamadas nanas o canciones de cuna cuya función es precisamente acunar; a-cunar que a mi entender va más allá del hacer dormir, en todo caso adormecer al bebé respecto de los estímulos de lo real, cubrir una desnudez originaria, aquietar, calmar, organizar el desborde pulsional, hacerlo entrar en los desfiladeros de lo nombrable, y por tanto de lo simbólico y de lo imaginario, las  que muchas veces van acompañadas de movimientos corporales rítmicos que refuerzan ese efecto calmante. Hacer que el bebé pueda digerir la realidad pero no solamente a nivel de la pulsión oral sino de todas las pulsiones, a nivel de la organización de la imagen corporal.  Hay que considerar que en estos momentos el bebé a nivel de significado no entiende las palabras de su madre, pero sí  los efectos prosódicos del lenguaje a que ya hiciéramos referencia, el sonido de la voz, el ritmo, la melodía y la madre va estableciendo sincronías, repeticiones de determinadas nanas , las que a su vez se repiten en relación a determinados momentos e inclusive espacios, maneras en que la lengua primigenia que es la lengua materna, lengua cargada de afecto es lo que Lacan llama Lalangue vaya deviniendo la lengua.
En este sentido somos seres ficcionales y ficcionados por el Otro desde antes de nacer de lo que creo da buena cuenta el comienzo de la mayoría de los cuentos clásicos que comienzan con: “había una vez”  que borra el registro temporal (no se dice una fecha exacta) el inicio de la historia del sujeto psíquico. Todos somos habitantes de alguna ficción y sea cual sea es lo mejor que os puede pasar, como dice Auster refiriéndose a Kafka y la muñeca viajera. Y como decía Lacan “la verdad del sujeto tiene estructura de ficción “, no hay ninguna verdad para el sujeto –debido a que somos sujetos al Lenguaje- que se más  real que la ficción que hemos construido sobre nosotros mismos en el encuentro con el Otro y también sobre ese Otro.



¿Qué sucede actualmente?


En la actualidad el Otro del lenguaje y al cultura  ya no es de forma primordial el de  la madre en casa y los niños cuidados y hablados en exclusividad o principalmente por esa figura esencial para la maduración psico-afectiva durante los primeros años, que estaba muy presente, prácticamente a disposición del llamado de los niños, que les hablaba mucho y en ese hablarles los hablaba, o sea, iba cubriendo su ser  prematuro, su estado indefenso, su dolorosa desnudez originaria durante los primeros años de vida con palabras: con esa nanas, con esos pequeños relatos a que hacíamos referencia, que le contaba cuentos a la hora de dormirse, que servían para ir ordenando, regulando el cuerpo y su desborde pulsional. Ahora el Otro no acompaña con palabras  -aunque a veces tampoco físicamente ya que a veces también  se busca que los niños sean independientes cuanto antes-o la hace insuficientemente  por diversidad de motivos(falta de tiempo, falta de ganas)las acciones que  el niño ha de realizar diariamente  pues  generalmente  tiene prisa en que el niño coma, duerma, se bañe y  se duerma pronto para al otro día vuelta a empezar la rueda de actividades escolares y  extraescolares , y  hablar, cantar, contar cuentos, chistes, adivinanzas mientras se llevan a cabo esas tareas,  requiere de unos padres o figuras de referencia que en primer lugar obviamente estén presentes físicamente  en esos horarios y en segundo lugar que estén dispuestos a disponer de tiempo para ello y que estén emocionalmente presentes - o si no,  un representante de ellos que pueda suplir esas funciones-lo cual requiere además que no estén demasiado cansados ni preocupados, que estén relativamente de buen humor o sino que sean capaces de auto-controlarse para dedicarle atención al niño, y obviamente antes que nada que amen al niño, ya que solo en nombre del amor se puede estar dispuesto a dar ya darse.  Y también que haya un deseo de hablar, que hablar implique un goce, ya que hoy día en muchas familias  hasta parece que hubiera desaparecido el placer de hablar y cada cual prefiere aislarse del otro cercano y “conectarse”- que no es hablar pues no esta en juego al voz y el goce corporal en torno a ella- con otros lejanos  en internet, la televisión, el móvil, o con los cascos para escuchar música. 
 Volviendo al caso del niño, el hecho de que no se hable mientras se hacen una serie de funciones que satisfacen necesidades primarias, de supervivencia, como las antes citadas, no es algo sin importancia, ya que el cuerpo biológico necesita para estructurarse como cuerpo psíquico, como cuerpo erógeno, y por tanto para organizar las pulsiones, del lenguaje, de las palabras, por lo cual  simplemente impulsar el niño a comer o a dormir mecánicamente como si la única necesidad que él tuviera fuera de orden biológico como sí se produce en los  animales, va a hacer que lo pulsional quede desanudado de lo simbólico. En este sentido viene a mi mente algún episodio del programa  la Super Nanny  donde algunos niños tenían problemas para comer y lo que se observaba era que precisamente los padres estaban centrados en que comiera y durante las comidas no hacían más que repetirle al niño: “tienes que comer, come, come”, a lo cual el niño se oponía entonces con mayor brío. Cuando el Otro  se preocupa por la alimentación de aquel cuerpo  solamente, la papilla deviene asfixiante (Lacan considera que el Otro de la anoréxica confunde el don de su amor, con el don de sus cuidados. Lejos de dar lo que no tiene, suministra lo que posee y por ello, la papilla deviene asfixiante. El Otro confunde sus cuidados con el don de su amor, en el lugar de lo que hubiese sido dar lo que no se tiene-lugar del amor- se da la papilla asfixiante de lo que se tiene).
Y precisamente, lo que la psicóloga les recomendó era que cuando estaba comiendo hablaran de algo, de cualquier otra cosa que no fuera la comida, y especialmente que le preguntaran sobre la escuela o el deporte, o sea de alguna manera que se interesaran por él como sujeto, y no como una boca que come  o solo un cuerpo al que hay que hacer comer para hacer vivir (cuerpo máquina). Y obviamente, el niño empezó a comer y ¡a hablar,  ser escuchado y escuchar!                                                                                  Pero además, muchos niños ya desde los  pocos meses son dejados en guarderías infantiles donde por más que les hablen seguramente no puedan hacerlo demasiado ya que las cuidadoras tienen muchos niños de quienes ocuparse y que llevar a cabo multiplicidad de tareas.
Otro fenómeno muy extendido actualmente es que muchas veces  no se toma al niño y se le habla o se le canta  sino que se lo pone delante de pantallas o aparatos que le cantan. Se le ponen aparatos complejos que los mecen y cantan pero se pierde el calor y el movimiento vital del cuerpo humano (el oso con latidos que hizo creer que era mejor que el latido materno, la hamaca “corazón relajante de Fisher Price “con reconfortantes sonidos del útero materno”), se pierde el contacto físico humano, la calidez, el sonido de la voz materna. No me extrañaría que inventaran y en un futuro no tan lejano, un útero artificial así podrían prescindir de los vientres de alquiler  y nacerían bebés por medios aún mas artificiales.
Y esto contrariando lo que ya se sabe, que para el desarrollo  afectivo y por tanto intelectual es fundamental el haber podido establecer un buen vínculo de apego(Bowly) (ver quien es y su teoría del apego)
La sociedad de consumo para favorece que las madres sean trabajadoras y especialmente consumidoras narcinistas (término creado por la psicoanalista Colette Soler,  unión del narcisismo y del cinismo de la sociedad actual) en vez de cuidadoras de sus hijos, para lo cual crea artilugios para sustituir la presencia materna en los bebés, pero son aparatos técnicos, una sexualidad tecnológica y deshumanizada que no me extrañaría que  produjera “nuevos avances”.Y conforme los mayores tienen ya muñecas inflables para el sexo, a los bebés les pondrán a disposición  pechos y madres artificiales  para mamar, sometiéndolos así a un  autismo total.Así, en la sociedad se estaría  generando que las mujeres confíen, y cada vez más, en objetos de consumo para el cuidado y crianza de sus hijos, deponiendo sus funciones  maternas en los mismos, a la vez que la oferta cada vez mayor de objetos tecnológicos  que potencian en todos –y obviamente también en las mujeres - los goces autistas, ayudan a desplazar  y sustituir   el placer que antaño estas encontraban en la maternidad . Así mientras ellas se dedican a otros goces,  los bebés son cuidados por fabulosas máquinas(¡¿identificación con lo muerto, inanimado?!)

La importancia de que al niño se le hable, se debe a que ser hablado, ser nombrado,  es sinónimo de ser deseado y ser amado. por lo cual hasta a un niño sordo, una madre que lo ama le habla además de nombrarlo, y al hablar de él, este sí  escucha ese deseo.

De alguna manera el cuento, la ficción  principal que todo niño quiere escuchar o necesita hacerse remite a su existencia: porqué esta el ahí,  y por tanto al deseo de los padres respecto a él, lo cual puede incluir aspectos como a su sexo: si fue deseado niño, o niña, porqué fue nombrado de esa manera y no de otra, cómo fue el embarazo de la madre cuando lo esperaba, cómo fue el parto, cómo imaginaba el mismo y al bebé, etc.

Escrito por  Anabella Rodríguez.

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